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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>25 de mayo 2012<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo - Uruguay<BR>Redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Egipto</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT size=3>Cómo el Ejército
ha aplastado la revolución egipcia<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
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<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Pierre Puchot, desde El
Cairo</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2
face=Arial><STRONG>Mediapart</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><A href="http://www.mediapart.fr"><FONT size=2
face=Arial><STRONG>http://www.mediapart.fr</STRONG></FONT></A></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Traducción de Faustino
Eguberri </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Viento
Sur</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><A href="http://www.vientosur.info/"><FONT size=2
face=Arial><STRONG>http://www.vientosur.info/</STRONG></FONT></A></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT><BR><FONT size=2
face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial>Algunas mantas sobre tiendas vacías,
como si abrigaran a los fantasmas de los revolucionarios caídos desde el 24 de
febrero de 2011. A lo lejos, una lona desgarrada a merced del viento: esto es
todo lo que queda del gran campamento de la Plaza Tahrir, cuyas imágenes dieron
la vuelta al mundo. En este mes de mayo, la plaza está tranquila, las banderas
egipcias no son ya enarboladas por los manifestantes sino que son vendidas a los
turistas junto a los peluches en las tiendas. En El Cairo, las elecciones
presidenciales se celebran en medio de una gran incertidumbre. La primera vuelta
está organizada durante dos días, el miércoles y el jueves 23 y 24 de mayo. La
segunda vuelta está prevista para los días 16 y 17 de junio.<BR><BR>La comisión
electoral ha “calificado” a trece candidatos. Con 76 años, el antiguo ministro
de asuntos exteriores, Amr Mussa, aparece como uno de los favoritos. Secretario
General de la Liga Árabe hasta julio de 2011, es sin duda el político más
conocido de Egipto, gusta a la burguesía egipcia, y hace campaña desde hace un
año por una segunda república de contornos aún difusos.<BR><BR>Frente a él,
Mohammed Morsi, 60 años, alto responsable de los Hermanos Musulmanes (45% de los
escaños en la Asamblea Nacional), fue diputado de 2000 a 2005. Abdel Moneim Abul
Futuh es por su parte un antiguo cuadro de los Hermanos Musulmanes, que pretende
plantearse como aglutinante entre islamistas y revolucionarios laicos. Entre los
outsiders, Ahmed Shafiq, 70 años, último primer ministro del expresidente
Mubarak, Hamdeen Sabahi, candidato del partido nasserista Karama, o Khaled Ali,
40 años, abogado de los revolucionarios de la plaza Tahrir. Sin casi ninguna
posibilidad de éxito, se encuentra finalmente a Selim Al-Awa, cercano tanto al
ejército como a los Hermanos Musulmanes, Ahmed Khairallah, jubilado de los
servicios secretos egipcios, los antiguos oficiales de policía Mahmud Hossam y
Mohamed Fawzi, y el antiguo diplomático Abdallah Al-Ashaal.<BR><BR>Cualquiera
que sea la elección de los electores egipcios, e incluso si las elecciones se
desarrollan en condiciones de transparencia satisfactorias, chocará con la
gestión del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas (CSFA) que, desde la salida
de Mubarak, organiza de forma caótica el período de transición. Hoy, la
Constitución sigue sin estar elaborada y subsiste la mayor indefinición sobre la
composición misma de la comisión encargada de elaborarla.<BR><BR>Resultado: los
egipcios eligen un presidente sin saber cuales serán sus prerrogativas exactas,
ni cuál será su futuro régimen político (¿parlamentario, presidencial?), igual
que lo han hecho antes para sus diputados.<BR><BR><STRONG>Más de 12.000 procesos
ante los tribunales militares<BR></STRONG><BR>Desde el mes de febrero de 2011,
la confiscación de la revolución por el ejército se ha hecho en la calle, en los
sótanos de las comisarías, de los cuarteles, del célebre Museo de El Cairo donde
tantos manifestantes han sido torturados, luego ante los tribunales militares
que funcionan a tope. Las organizaciones de defensa de los derechos humanos no
pueden ya ni contar los procesos emprendidos por esos tribunales de excepción.
Human Rights Watch, que dispone en El Cairo de una oficina particularmente
atenta, evalúa su número en 12.000 desde el fin del mes de febrero de 2011.
Desde que está al mando, el CSFA ha marginado completamente a la justicia
civil.<BR><BR>Desde el punto de vista de los derechos humanos, el balance de la
gestión de los diez y nueve militares reagrupados en el seno del CSFA, tras la
salida de Hosni Mubarak, es sencillamente aterrador. La violencia utilizada por
el ejército contra los manifestantes, acentuándose a lo largo de los quince
últimos años, se ha concretado en numerosas ocasiones en casos de torturas y de
asesinatos de manifestantes. Particularmente en El Cairo en febrero 2011, el 5
marzo, el 5 de abril, el 21 de junio… Las detenciones y las víctimas de la
represión se cuentan por centenares. Y cuando, en noviembre de 2011, en la plaza
Tahrir, era la policía la que estaba en la vanguardia, las ONGs demuestran
claramente que seguía siendo el ejército, manteniéndose detrás de los
enfrentamientos, quien daba las órdenes.<BR><BR>El 4 de mayo, Human Rights Watch
denunciaba de nuevo las torturas por parte de los militares, tras la detención
en El Cairo de varios centenares de manifestantes, de los que al menos 254
permanecen en detención a día de hoy.<BR><BR>Los observadores han subrayado
además, desde hace un año, la presencia de grupos de civiles armados que, como
este 2 de mayo, han atacado a los manifestantes en el barrio de Abbasiyya en El
Cairo, matando a nueve personas ante los ojos impasibles de los militares. En
numerosas ocasiones, como en marzo de 2011, Human Rights Watch cuenta haber
observado a militares utilizando a las milicias de los barrios para reprimir a
los manifestantes, igual que a bandas armadas, a las que las autoridades
recurrían ya en tiempos de Mubarak.<BR><BR>Pero el ejército no tiene siempre
necesidad de auxiliares para reprimir, habiendo ocurrido lo peor en la
manifestación de los coptos del barrio Maspero, situado a menos de un kilómetro
de Tahrir, el 9 de octubre de 2011. Trece personas encontraron la muerte,
aplastadas por los vehículos militares, y catorce murieron por disparos de
balas. <BR><BR>A pesar de los centenares de casos de torturas, a pesar de la
muerte de manifestantes, jamás el ejército ha procedido a la interpelación de
los responsables militares, salvo en cuatro casos, referidos a tres militares
que aplastaron a los manifestantes de Maspero y al oficial a cargo de los
manifestantes, en marzo de 2011, en el subterráneo del Museo de El Cairo. Dos
procesos fueron organizados por tortura, uso excesivo de la violencia y
homicidio involuntario. El oficial del Museo fue sobreseído, y los tres soldados
de Maspero siguen a la espera de su sentencia.<BR><BR>Otra evolución sensible
desde el fin del año pasado: la prohibición de estancia para ciertos periodistas
y para activistas egipcios y extranjeros. Numerosos blogueros egipcios purgan
actualmente penas de prisión tras haber sido condenados por “insulto al
Ejército” o a la religión. El célebre bloguero tunecino Aziz Amami, detenido el
6 d enero de 2011 por la policía del antiguo presidente Ben Ali, nos contaba a
mediados de mayo en Túnez cómo había sido detenido en el aeropuerto de El Cairo,
y luego golpeado y amenazado por los policías durante su detención en el
aeropuerto.<BR><BR>Heba Morayef dirige la oficina de El Cairo de Human Rights
Watch. En su opinión, “el Ejército utiliza métodos detestables e ilegales para
hacer reinar el orden. La represión se ha convertido en una política de estado.
El CSFA ha logrado enfrentar a los egipcios unos contra otros. No creo que tema
por la permanencia de su poder”. “El ejército no está totalmente desacreditado,
señala por su parte la investigadora egipcia en ciencias políticas Chaymaa
Hassabo. Ha logrado llevar el mensaje a la burguesía de que los manifestantes
eran malhechores, un mensaje que ha penetrado también en las clases
populares”.<BR><BR>Es en este contexto en el que se desarrollan las elecciones
presidenciales, cuyo resultado es imprevisible. Los principales candidatos han
tomado por otra parte mucho cuidado de no pronunciarse públicamente sobre el
futuro del CSFA y el lugar del ejército en el Egipto de
mañana.<BR><BR><STRONG>“Harán falta diez años para ver el final de este período
de transición”<BR></STRONG><BR>Estos últimos meses, todos los analistas han
señalado las negociaciones más o menos avanzadas entre los principales
candidatos y el CSFA del general Tantaui. Este último ha prometido entregar los
poderes a los civiles tras las elecciones, pero no duda ya en proclamarse en la
televisión como hombre de estado, al lado de los representantes oficiales
extranjeros de visita, como este mes, el primer ministro palestino Mahmud
Abbas.<BR><BR>Al mismo tiempo, el CSFA no se considera oficialmente con derecho
a emprender reformas, pero ha realizado una política de endeudamiento masivo
sobre un fondo de crisis presupuestaria. Ninguna política de relanzamiento o de
aumento significativo de los salarios del sector público ha sido emprendida,
hasta el punto de que algunos observadores se preguntan qué ha ocurrido con los
fondos internacionales. Algunos egipcios, como Zeinab Abul-Magd, señalan el
hecho de que los generales hayan organizado la transición de forma que no sea
amenazado su control sobre la economía del país. <BR><BR>Autora de una tesis
sobre los ocho últimos años del régimen de Mubarak y la aparición de movimientos
de protesta, la investigadora egipcia Chaymaa Hassabo estima que “estas
elecciones representan sin embargo algo para los egipcios, que no están aún
hastiados del acto ciudadano que significa el hecho de votar. Se ve en las
discusiones, los cafés, los debates, incluso si nadie sabe muy bien por quien
votar y que el candidato que va a ser elegido será seguramente pro-militar. A
pesar de todo, contrariamente a en tiempos de Mubarak, las condiciones para ser
candidato han sido correctas”. <BR><BR>Para Chaymaa Hassabo, el problema se
sitúa en lo indefinido de los programas de los candidatos, pero también en los
pequeños arreglos del ejército, que ha mantenido en la declaración
constitucional redactada por él mismo en la primavera de 2011, el artículo 28
–idéntico al adoptado bajo Mubarak- que coloca a la comisión electoral al margen
de todo recurso posible. En Egipto, los resultados de la votación, igual que el
papel y las decisiones de los miembros de la comisión no podrán por consiguiente
ser puestos en cuestión.<BR><BR>Este control del CSFA sobre la vida pública no
logra ocultar la liberación de la palabra, de la expresión artística e
intelectual, si se cree a Hana Al-Bayaty. Esta franco-irakí, que participa en la
creación de un centro cinematográfico, en pleno centro de El Cairo, cuya
apertura está prevista para septiembre, vive desde hace siete años en la capital
egipcia: “Por supuesto, está el CSFA, pero no estoy de acuerdo con todos los que
dicen que nada ha cambiado, explica. Subestiman este país y la revolución, no
ven que la capa de plomo que se había abatido sobre los egipcios ha
desaparecido, que nadie puede ya hacerles callar. Mirad la televisión por la
noche, descubriréis una libertad de debate y de tono”.<BR><BR>Más allá de estas
elecciones presidenciales, ¿cómo se organizará Egipto? “Pienso que serán
necesarios al menos diez años para librarse del período de “transición”, juzga
Chaymaa Hassabo. Las fuerzas revolucionarias están dispersas, pero existen, y
los militantes aprenden rápido. La primavera egipcia no está más que en sus
comienzos”.</DIV>
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