<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META content=text/html;charset=iso-8859-1 http-equiv=Content-Type>
<META name=GENERATOR content="MSHTML 8.00.7600.16385"></HEAD>
<BODY style="PADDING-LEFT: 10px; PADDING-RIGHT: 10px; PADDING-TOP: 15px"
id=MailContainerBody leftMargin=0 topMargin=0 CanvasTabStop="true"
name="Compose message area"><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>20 de julio 2012</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: <A
title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="mailto:germain5@chasque.net">germain5@chasque.net</A></FONT></STRONG><A
title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
size=4></FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Colombia<BR><BR>Indígenas por la
paz<BR><BR></FONT></STRONG><BR><STRONG>Diego Jaramillo Salgado *<BR>Corporación
Nuevo Arco Iris<BR><A
title="http://www.arcoiris.com.co/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://www.arcoiris.com.co/">http://www.arcoiris.com.co/</A></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><A
title="http://www.arcoiris.com.co/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://www.arcoiris.com.co/"></A></STRONG><A
title="http://www.arcoiris.com.co/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://www.arcoiris.com.co/"><STRONG
title="http://www.arcoiris.com.co/ CTRL + clic para seguir el vínculo"></STRONG></A><BR><BR></FONT><FONT
size=2 face=Arial>Un programa de una cadena nacional de radio de Colombia
calificó de exótica la movilización de los indígenas del norte del Cauca. No son
pocos los que argumentan que dicha acción no hace más que ayudarle a la propia
guerrilla. Algunos llegan incluso a calificarla como un acto circense. Miembros
del gobierno nacional dejan escapar valoraciones que se ubican en algunas de las
anteriores afirmaciones. Todas ellas situadas en la superficie de un conflicto
que solo se analiza por los efectos inmediatos que invaden los titulares de los
medios de comunicación. Más no por la identificación de lo que acontece en el
devenir histórico de dichas comunidades.</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Atrás quedan acciones que otrora fueran reconocidas por
su capacidad de organización y de movilización. El rescate de un misionero suizo
en 2003, en Caldono, que había sido secuestrado por la guerrilla. La caminata de
cientos de indígenas hacia las montañas del Caquetá para presionar la liberación
del alcalde de Toribio, Arquímedes Vitonás, retenido por las FARC en 2004. La
audacia de un alcalde indígena de Silvia quien después de una larga jornada
nocturna con sus guerrilleros captores, logra hablarles en su lengua a niños que
los rodearon pidiéndoles que avisaran a la comunidad de que estaba secuestrado.
Acción que al instante motivo el levantamiento de los indígenas de la vereda en
que se encontraba y la obligación de su liberación por parte de la guerrilla. En
fin, son innumerables los hechos en esta dirección.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El CRIC fue fundado en febrero de 1971 y a la defensa de
los principios de unidad, tierra y cultura fue necesario agregarle la protección
de sus vidas tras las acciones de pájaros, matones a sueldo, y no pocas veces
por miembros de la policía o el ejército. En la medida en que las FARC fueron
ocupando su territorio reclamaban para sí su control. Desconociendo las
autoridades propias de las comunidades indígenas. Desde inicios de la década del
ochenta efectuaron asesinatos de algunos de sus activistas. La formación del
grupo armado Quintín Lame, que operó durante la década del ochenta, hasta su
desmovilización, por medio de acuerdos de paz, en la Constituyente de 1991, fue
más un movimiento armado de autodefensa que una organización como los otros
grupos de orientación marxista que le fueron coetáneos. La larga lista de
dirigentes y activistas que han sido asesinados en ese corto periodo de 41 años
de la organización justifica con creces su permanente preocupación por la paz en
sus territorios. Argumento que sería mucho más fuerte si lo asociáramos a siglos
de resistencia para garantizar que hoy tengan la organización y la fuerza que
han demostrado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La resistencia contra la guerra que está en curso en el
norte del Cauca tiene ya una larga tradición y responde a una concepción de la
vida y el territorio por parte de los indígenas y no a una estrategia de las
Farc como se ha dicho.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si bien en sus congresos y asambleas identifican
problemas básicos como los de tierras, educación, el impacto que les ocasionará
el TLC los efectos de los megaproyectos y la minería; el del conflicto armado ha
devenido en uno de los que más dificultades han traído para la realización de
sus planes de vida en sus territorios. Por una circunstancia inscrita en la
lógica de la guerra; pero también por la confrontación de dos formas de ver el
mundo, la vida y la transformación social.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Históricamente, las FARC surgieron en el nororiente del
departamento del Cauca. Lo cual conlleva que muchos de sus militantes hayan
nacido en esta región y conozcan como la palma de la mano sus ríos y montañas,
caminos y senderos. Sumémosle a esto que el desencadenamiento de la guerra ubica
este territorio como uno de los más estratégicos para acceder a la zona
agroindustrial del Valle del Cauca y transitar por los caminos que facilitan el
control del Pacífico. A la vez, posibilita el paso hacia la Amazonia y los
Llanos Orientales. Por eso, varios analistas ven como inevitable que cualquier
solución del conflicto, sea militar o negociada, tenga en estos territorios sus
últimos escenarios.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo que queda de proyecto político de las FARC sigue
inscrito en un esquema no muy bien definido de una sociedad socialista. Durante
más de dos largas décadas su estrategia militarista ha conducido a desconocer
dinámicas propias de movimientos y organizaciones sociales que, desde su propia
historia y condiciones de vida, también se sitúan en el horizonte de la
transformación social. Más no dentro de las jerarquías que impone una estructura
militar ni tampoco vertiendo sobre sus prácticas organizativas las tácticas
leninistas y estalinistas que aun operan en la estructura de esta guerrilla.
Estas dos direcciones entran en confrontación en los territorios. No de una
manera ideológica o discursiva sino de forma práctica. Pues a la ancestral
autoridad y forma de gobierno ejercida a través de largos años de resistencia, y
respaldad por la constitución actual, se le opone la autoridad de una
insurgencia armada que las desconoce. Y no de cualquier manera, pues no son
pocas las denuncias de las organizaciones indígenas de asesinatos de sus
miembros cometidos por la guerrilla. Hasta la declaratoria, incluso, de
objetivos militares, por parte de uno de sus frentes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esto, precisamente, condujo a la organización indígena a
dirigirse al nuevo comandante de esa guerrilla, Timoleón Jiménez, para
plantearle si esa amenaza era solo de un frente y si era respaldado por el
secretariado. En ella le exigen una consecuencia sobre sus expresas intenciones
de lograr la paz. Sobre todo, porque consideran que avanzar hacia ella no será
ahora posible si se produce entre su cúpula y el gobierno, con la ausencia de
las comunidades que padecen los efectos de la guerra. La respuesta ha sido una
mayor ampliación de la embestida militar en sus territorios, la pérdida de vidas
de muchos de sus miembros, el desarraigo temporal de su relación con la madre
tierra por los desplazamientos que han debido realizar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De igual manera, parten de la afirmación de que la guerra
se produce con la contraparte de la guerrilla; en este caso el gobierno
nacional, a través del ejército, la policía y sus organismos de seguridad.
Establecen que su presencia en sus territorios no ha garantizado la paz y la
tranquilidad para realizar sus planes de vida; más bien, contribuyen a agudizar
el conflicto en sus territorios. No es que desconozcan la unidad de la nación y
el monopolio de la fuerza por parte del Estado. Es la aceptación de que la forma
particular en que opera el conflicto en sus poblaciones no ha conducido a la
recuperación de las condiciones que les permitan avanzar hacia el buen vivir. De
allí que los identifican también como actores de la guerra.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Una política gubernamental como el Plan de consolidación,
en tanto es operado por los organismos militares que toman control de las zonas,
no cumple el propósito para el que fue diseñado si no son los gobiernos
municipales y las organizaciones de sus comunidades las que lo implementan. En
regiones como la del Cauca no hace más que exponer a la población a la reacción
cruenta de la guerrilla, como está sucediendo. Por lo cual, esas son las razones
para que se sostengan en que tanto guerrillas, como policía y ejército, deben
salir de sus territorios. Eje central de la discusión. Pues desde el gobierno
nacional se asume que es un mandato constitucional mantener el monopolio
legítimo de la fuerza. Desde las organizaciones guerrilleras, su levantamiento
en armas como movimiento insurgente lo asumen como una alternativa al estado que
quieren suplantar. A las organizaciones de la sociedad no les queda más que
participar o aliarse a dicho proyecto o someterse a sus decisiones.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Qué margen de acción les queda a comunidades como estas
que persisten en este tipo de iniciativas de paz? Si se mira la crudeza del
conflicto, y su degradación, podría concluirse que poca. Si se tiene en cuenta
su tradición de lucha y de resistencia y su capacidad de organización y
movilización, mucha. Asumiendo que con sus propias autoridades y su guardia
indígena pueden ejercer autoridad, justicia y control de los conflictos que se
producen en ellos. Han dado muestras de ello a lo largo de su vida organizativa
y de los cientos de años de resistencia. Porque es de los pocos espacios que la
sociedad colombiana registra en esta última década como alternativa al
autoritarismo y a la barbarie.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En 1999 logran un acuerdo con el gobierno nacional de la
designación de un territorio denominado de paz y convivencia; situado en la
María Piendamó. Allí donde Aída Quilcué, consejera mayor del CRIC en ese
momento, y las comunidades obligaron al presidente Uribe a que los escuchara en
su propio territorio y bajo sus condiciones. En 2004 realizan una movilización,
bajo la hermosa denominación "caminando la palabra" cuyo punto de llegada y de
asamblea fue el Coliseo del Pueblo de Cali. La opinión pública la identificó
como la marcha de la dignidad que ya incluía como una de sus demandas no ser
carne de cañón de los actores de la guerra y la necesidad de optar por una
solución política negociada del conflicto armado. Proceso que se amplió
sucesivamente en marchas hasta Bogotá; ya no solo de indígenas sino con
diferentes organizaciones populares, bajo la denominación de La Minga Social y
Comunitaria. Su resultado fue el Congreso de los Pueblos y diferentes
iniciativas que se desprenden de sus mandatos. En todas ellas con la apuesta por
la paz como una de sus reivindicaciones centrales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La destrucción de las trincheras de la policía y del
ejército, y la presión hasta sacar la guerrilla de algunos de sus territorios en
varios municipios del norte del Cauca, no son más que la expresión de
comunidades y pueblo organizados. Nunca la convivencia con la guerrilla. Nadie
puede evitar que haya indígenas en sus filas. Así como en el ejército y la
policía frecuentemente enjuician a muchos de sus miembros comprometidos con el
narcotráfico, la corrupción o tráfico de armas. Dejarlos a su propia suerte no
sería nada diferente de dar la espalda a espacios de dignidad tan maltrechos y
menospreciados en nuestro país. Ignorar el significado de su voluntad y
propuesta de paz menospreciaría un proyecto que nace desde la raíz misma del
pueblo y alienta las esperanzas de que su multiplicación se produzca y con ello
caminos reales de salir del conflicto armado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>* Diego Jaramillo Salgado es Doctor en Estudios
Latinoamericanos, UNAM. Profesor jubilado Universidad del Cauca. Orientador de
proyectos de investigación de la Universidad Autónoma Indígena Intercultural
(UAIIN). Miembro del Espacio Regional de Paz de Organizaciones sociales del
Cauca.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>