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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>15 de agosto 2012<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Capitalismo</FONT></STRONG></DIV>
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size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV class=cabeza align=justify><STRONG><FONT size=3>El mundo de la obesidad en
el capitalismo tardío</FONT></STRONG></DIV>
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<DIV class=credito-articulo align=justify><STRONG>Alejandro Nadal</STRONG></DIV>
<DIV class=credito-articulo align=justify><STRONG>La Jornada, México,
15-8-2012</STRONG></DIV>
<DIV class=credito-articulo align=justify><A
href="http://www.jornada.unam.mx/"><STRONG>http://www.jornada.unam.mx/</STRONG></A></DIV>
<DIV class=credito-articulo align=justify> </DIV>
<DIV class="col col1" align=justify>
<DIV class=inicial> </DIV>
<DIV class=inicial>Hay dos cosas que las economías capitalistas saben hacer, y
lo hacen muy bien. Una de ellas es alcanzar economías de escala para abatir
costos unitarios, algo que se logra mejor a través de procesos de
industrialización. La otra es obtener subsidios, algo que se optimiza cuando se
tiene más poder. Estas dos cosas se han combinado para producir la crisis de
obesidad en Estados Unidos.</DIV>
<P>En 2011 más de dos terceras partes de la población de Estados Unidos sufría
problemas de sobrepeso o de obesidad. En la actualidad ese país tiene la mayor
tasa de obesidad en el mundo. Datos oficiales revelan que el porcentaje de
personas adultas con problemas de obesidad pasó de 13 por ciento en 1962 a 36
por ciento en 2010. De mantenerse esta tendencia en 2030 el 42 por ciento de la
población adulta sufrirá problemas de obesidad (y 11 por ciento con obesidad
severa, más de 45 kilos de sobrepeso). La tasa de obesidad en niños ya alcanza
un alarmante 18 por ciento. Diversos estudios muestran que los niños con
obesidad tienen mayor propensión a conservar dicha obesidad en la edad
adulta.</P>
<P>Por supuesto, este exceso de peso conlleva graves efectos sobre la salud. Los
estudios clínicos revelan que la obesidad aumenta el riesgo de diabetes tipo 2,
enfermedades del corazón, síndrome de apnea durante el sueño, hipertensión,
riesgo de cáncer de muchos tipos y varias enfermedades crónicas. El balance
final es una expectativa de vida significativamente menor a la de la población
sin obesidad. A todo esto hay que añadir el desconsuelo por pérdida de
autoestima y la lacra de la discriminación social.</P>
<P>¿De dónde viene este problema? El primer indicador es que la relación entre
pobreza y obesidad es muy estrecha. La población más pobre está más expuesta a
la obesidad. En Estados Unidos nueve de los 10 estados con mayores tasas de
obesidad están entre los estados más pobres. Existen distritos pobres en
ciudades como Filadelfia o Nueva York, donde 88 por ciento de los adultos tiene
sobre peso o sufre de obesidad (50 por ciento de la población infantil). Hay
condados en California en los que un niño nacido en 2000 tiene 30 por ciento de
probabilidad de desarrollar diabetes (esa probabilidad se dispara a 50 por
ciento para niños afro-americanos y latinos).</P>
<P>En proporción una persona gasta menos en alimentos hoy en día que hace 30
años. Pero eso se debe fundamentalmente al proceso de industrialización que ha
reducido los costos unitarios en la industria alimentaria. Eso no requirió
grandes innovaciones tecnológicas, sino un incesante proceso de concentración de
la producción y de transformación del paisaje rural en Estados Unidos. La
necesidad que tienen cadenas como MacDonalds o Burger King de mantener una
homogeneidad casi absoluta en el tipo de productos que ofrecen ha cambiado la
manera en que se producen casi todos los productos cárnicos, así como muchos
productos agrícolas. La producción de carne de res, de cerdos y de pollo, por
ejemplo, ha requerido grandes concentraciones de animales en condiciones
insalubres y con graves consecuencias para el medio ambiente y la salud humana.
Entre paréntesis, no hay que olvidar que esa industria es la que mayor impacto
tiene en la transformación del sistema alimentario en el mundo.</P></DIV>
<P class="col col2" align=justify>La reducción de precios también se debe a los
subsidios que recibe la industria alimentaria, en especial a través de los
canalizados para la producción de maíz y soya, productos que sirven de insumos
en 90 por ciento de los alimentos procesados que se ofrecen en un supermercado.
Finalmente, los precios bajos son artificiales porque no incluyen el costo en
salud que alguien tiene que pagar al pasar los años: a la salida del MacDonalds
están esperando las farmacéuticas con sus garras bien afiladas.</P>
<P class="col col2" align=justify>La clase de comida ingerida en Estados Unidos
no es la más saludable, pero sí la más rentable para las empresas. Esto es
cierto a lo largo de toda la industria alimentaria y, en especial, para las
cadenas como MacDonalds, Burger King, Taco Bell, KFC, así como para todas las
empresas refresqueras y de comida chatarra. Sus <Q>alimentos</Q> son vehículos
repletos de calorías, sal y grasas, con un componente minúsculo de nutrientes
saludables. En muchos casos tienen ingredientes adictivos. Es normal pues se
trata de dietas especialmente diseñadas para mantener la tasa de ganancias, no
para alimentar al cliente. Ya se ha dicho: desde el punto de vista de las
ganancias de la industria alimentaria, la obesidad es la mejor señal de
éxito.</P>
<P class="col col2" align=justify>La industria alimentaria en Estados Unidos ha
convertido el tracto digestivo de la población en un espacio de rentabilidad. La
colonización de la alimentación por el capital no es, por supuesto, un caso
aislado. En el capitalismo todo puede ser un nicho para obtener ganancias.</P>
<P class="col col2" align=justify>Hoy el capitalismo atraviesa lo que se
convertirá en la peor crisis de su historia. Las referencias a una mítica
recuperación pretenden ignorar la realidad: la normalidad antes de la crisis ya
se llamaba pesadilla.
<HR>
</P></FONT></BODY></HTML>