<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META content="text/html; charset=iso-8859-1" http-equiv=Content-Type>
<META name=GENERATOR content="MSHTML 8.00.6001.19298">
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY background="" bgColor=#ffffff><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>14 de setiembre 2012<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Ecuador</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT size=3>Una izquierda
más allá del progresismo <BR></FONT></STRONG> <BR></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Eduardo Gudynas
</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Brecha, Montevideo,
14-9-2012</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
href="http://www.brecha.com.uy/"><STRONG>http://www.brecha.com.uy/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial>En América del Sur, allí donde
existen gobiernos progresistas, las izquierdas que no participan de esas
administraciones han navegado casi en solitario. Pero poco a poco se están
reorganizando, alimentadas por las contradicciones de esos gobiernos. En Ecuador
ese proceso se está acelerando, y una coordinadora de partidos y grupos de
izquierda logró unificarse para presentar un candidato presidencial único para
las próximas elecciones. Los gobiernos progresistas sudamericanos son un
conjunto muy heterogéneo: van desde la impronta bolivariana de Hugo Chávez en
Venezuela, hasta la moderación institucionalizada uruguaya. Todos ellos se han
presentado como promotores de cambios, en unos casos revolucionarios –de acuerdo
a las versiones de Bolivia, Ecuador y Venezuela–, y en otros más modestos, como
el “protosocialismo” que defienden algunos integrantes del Frente Amplio.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En ese contexto, los grupos de izquierda que no
integraron inicialmente esos gobiernos quedaron muy relegados, con un bajo
perfil y en muchos casos con escasa adhesión electoral. Pero a medida que los
años se sucedieron, acumularon contradicciones, sumaron unas cuantas
desilusiones, y esa izquierda que estaba fuera de los gobiernos comenzó a
reorganizarse. Este viene siendo un proceso lento y trabajoso, por ejemplo en
Argentina y Brasil, pero ha cobrado un fuerte ímpetu en Ecuador.<BR>Tensiones y
desilusiones. Mirando la situación ecuatoriana con ojos uruguayos parecería que
en ese país está en marcha un gobierno mucho más volcado a la izquierda.
<BR></DIV>
<DIV align=justify>El actual gobierno ecuatoriano es liderado por Rafael Correa,
quien asumió inicialmente en 2008 tras un período de profunda crisis política y
económica. Después de la caída de Lucio Gutiérrez, un grupo de líderes políticos
y ciudadanos que durante años venía pujando por una renovación de la política
partidaria conformó el movimiento Patria Altiva i Soberana [sic] (pais), desde
donde catapultaron a Correa. Éste exhibió una gran capacidad para de-sempeñarse
como candidato, con buenas dosis de carisma, complementando su formación como
economista. Ya en el gobierno, logró avances iniciales significativos en varios
frentes: lanzó con éxito la redacción de una nueva Constitución, fortaleció a un
aparato estatal muy debilitado, aumentó su control sobre los recursos
petroleros, redujo la pobreza, instaló programas de asistencia a los más pobres
por medio de pagos mensuales, fortaleció la obra pública, y el país apareció
como un destacado promotor de la integración latinoamericana. La retórica del
gobierno es por momentos muy fuerte, en comparación con las escalas uruguayas,
dados los repetidos llamados a la “revolución ciudadana” o el “socialismo del
siglo xxi”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se hicieron muchas cosas, y en un lapso corto. Pero con
el paso del tiempo la administración de Correa también comenzó a mostrar
tensiones y no pocas contradicciones. Se mantuvieron estructuras económicas
tradicionales, la reducción de la pobreza se enlenteció y se cayó en discutibles
batallas contra el periodismo. El papel del país como exportador de materias
primas se reforzó, y Correa se lanzó a promover la minería a gran escala a cielo
abierto.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Reclamos y protestas ciudadanas comenzaron a volverse más
frecuentes. La respuesta de Correa fue, en unos casos, burlarse de ellas,
tratándolas de infantilismos de izquierda; en otros las criticó duramente, y más
recientemente se enfrascó en judicializarlas y criminalizarlas. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Si se repasan estas y otras particularidades de la
situación ecuatoriana, sin duda hay muchas diferencias con Uruguay, pero también
aparecen unas cuantas similitudes, como el reforzamiento de una economía
exportadora de materias primas o la insistencia en la minería. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Entre esos avances y retrocesos, distintos actores de la
izquierda ecuatoriana que inicialmente fueron apoyos clave para el gobierno
comenzaron a desilusionarse, y poco a poco abandonaron el gobierno, o quedaron
en posiciones contrarias. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Es cierto que este fenómeno de la “desilusión” es una
sombra que está presente en otras izquierdas gobernantes. Ocurre allí donde
muchos actores políticos consideran que la marcha gubernamental no cumple con
las expectativas de lo que podría llamarse un “espíritu de izquierda”. Esto
puede deberse a muy distintos motivos; por ejemplo, que unos esperaban reformas
económicas más profundas, mientras que otros consideran que su propio sueño de
la revolución no se concretó. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Paralelamente, el progresismo gobernante alimenta esta
situación al presentarse a sí mismo como la única opción viable de cambio, como
la verdadera representación de la izquierda, y cerrando prácticamente todas las
puertas al debate y la renovación ideológica. Esto hace que muchos militantes
abandonen las cuestiones políticas.<BR>Ese humor estuvo muy presente, para poner
un caso, en Brasil durante la campaña de reelección de Lula da Silva en 2006, y
es ahora muy claro en Bolivia, frente a la marcha del gobierno de Evo Morales.
En este terreno hay similitudes con Uruguay, donde también se palpa una mezcla
melancólica de desilusión y desinterés de una porción de la izquierda frente al
gobierno de José Mujica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De todos modos, muchos de los que se colocaron por fuera
de los apoyos o participación en estos gobiernos en una primera etapa parecen
evitar el debate público. Para varios de ellos la razón es muy simple: más allá
de sus diferencias con esos gobiernos, entienden que la oposición conservadora
es mucho peor, y no desean que sus cuestionamientos puedan fortalecerla. Esto
sin duda está presente en Bolivia, donde la derecha política defiende ideas muy
conservadoras, sigue añorando las reformas neoliberales y tiene unos cuantos
reflejos autoritarios. En Brasil, en cambio, la situación es mucho más compleja,
ya que parte de esos sectores conservadores son aliados del Partido de los
Trabajadores en la coalición que sostiene al gobierno.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero esas actitudes no duran para siempre. La postura de
muchos desilusionados cambia, regresan sus ánimos militantes, entienden que su
número es cada vez mayor y por lo tanto ven posible el retorno a la militancia,
renace la discusión ideológica, y se tejen nuevas alianzas con los movimientos
sociales. Parecería que en algún momento se cruza un umbral, y muchos de esos
actores desencantados o retraídos comienzan a reorganizarse, reaparece la pasión
y retornan a la arena política. Eso es lo que estaría pasando en Ecuador.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Reorganización</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Los distintos partidos de izquierda y movimientos sociales
que no participan del gobierno de Correa iniciaron un proceso de acercamiento.
Su primera meta fue lograr la unidad, lo que no siempre es sencillo. Ese
esfuerzo fructificó en la Coordinadora Plurinacional por la Unidad de las
Izquierdas, con una composición mixta. Por un lado la integran partidos
consolidados, como el Movimiento Popular Democrático (mpd) o el Pachakutik (que
es la expresión de las organizaciones indígenas), grupos políticos (que
provienen por ejemplo del socialismo), y por otro lado movimientos como
Montecristi Vive.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ante la necesidad de comenzar a prepararse para las
elecciones presidenciales de 2013, esta coordinadora apeló a una práctica
novedosa: seis precandidatos presidenciales recorrieron el país conjuntamente
para presentar sus propuestas. El proceso finalizó el 1 de setiembre, en una
convención con unos 5 mil participantes, donde se eligió a Alberto Acosta como
candidato presidencial. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Acosta es un economista nacido en Quito en 1948 y con más
de tres décadas de militancia junto a los movimientos sociales y las izquierdas
ecuatorianas. En esto se diferencia de Correa, quien es un recién llegado a la
política. Pero a la vez, Acosta estuvo muy cerca de Correa, ya que fue uno de
los ideólogos clave de la conformación inicial del movimiento pais, fue ministro
de Energía y Minas en el primer gobierno del actual jefe de Estado, seguidamente
fue el candidato más votado a la Asamblea Constituyente, de la que fue designado
presidente. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En los trabajos de esa Constituyente, a inicios de 2008,
se acentuaron las contradicciones entre Acosta y Correa, y entre una izquierda
renovada y un progresismo convencional. Mientras que Acosta deseaba profundizar
el esquema de derechos y garantías de la nueva Constitución, Correa buscaba
acelerar las deliberaciones para poder retomar su campaña política. En aquellas
circunstancias, Acosta renunció a la presidencia de la Asamblea Constituyente. A
partir de ese momento se acentuó el perfil de Correa volcado al progresismo
extractivista, calificó a quienes lo critican por izquierda como “infantiles”,
indicó que la nueva Constitución tiene demasiadas garantías, y aplicó medidas de
judicialización contra sus críticos (según algunos análisis hay más de 200
líderes ciudadanos con causas judiciales abiertas).</DIV>
<DIV align=justify><BR>A pesar de sus antecedentes, Acosta no es un político
clásico. Algunos dirían que es casi uruguayo: es sobrio, no canta ni baila en
los actos políticos, algo que otros candidatos han vuelto tan común. Es uno de
los economistas más respetados de Ecuador, ha sido docente universitario pero
también acompañó a los movimientos sociales, por ejemplo aquellos que
denunciaban la deuda externa. Mantiene relaciones estrechas con los movimientos
indígenas, defiende posturas de pluralidad cultural, y es también un defensor de
los derechos de la naturaleza. Estos rasgos son muy difíciles de encontrar en
Uruguay, donde los más encumbrados economistas en el gobierno han dejado de
discutir algunos temas de la izquierda clásica, como el endeudamiento
extranjero, y ahora celebran a las calificadoras de riesgo. Y por cierto, están
muy lejos del ambientalismo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Todo esto hace que la candidatura de Acosta posiblemente
represente uno de los primeros ejemplos de una divergencia entre izquierda y
progresismo. La primera mirada busca una renovación de los compromisos con la
justicia social y ambiental, desde una visión crítica del desarrollo
contemporáneo, mientras que la segunda se mantiene enfocada en lograr el
crecimiento económico y asegurar la inversión extranjera como ingredientes clave
para una justicia muy recostada en la redistribución económica.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>