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<DIV align=center><FONT size=3 face=Calibri><STRONG><FONT size=4
face=Arial><U>boletín solidario de información</U><BR><FONT color=#800000
size=5>Correspondencia de Prensa</FONT><BR><U>30 de octubre 2012</U><BR><FONT
color=#800000 size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: <A
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href="mailto:germain5@chasque.net">germain5@chasque.net</A></FONT></STRONG><A
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Mujeres</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3><BR>La modernidad no visitó el
continente africano</FONT><BR><BR>La escritora y filósofa marfileña Tanella Boni
cuestiona el concepto de "conocimiento" que guían, desde hace décadas, los
intentos de Occidente por paliar las iniquidades que sufren las mujeres del
continente africano. Internet, dice, "nos permite soñar, pero no transforma la
realidad".<BR><BR><BR>Eva Tolot<BR>Revista Ñ, Buenos Aires, 29-10-2012<BR><A
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title="http://www.revistaenie.clarin.com/ CTRL + clic para seguir el vínculo"></STRONG></FONT></A></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Calibri></FONT><BR><BR><FONT size=2
face=Arial>Tanella Boni nació en Abiyán, antigua capital de Costa de Marfil,
situada entre las ricas plantaciones de cacao y el ancho mar. Su madre, "que
tenía conciencia de la fragilidad de todas las cosas", no se imaginaba que podía
llegar otro bebé a su familia: "Estaba en la flor de la edad, pero creía que era
menopáusica". Su padre tenía un inalterable buen humor. Siguiendo sus cambios de
destino, la familia vivió por décadas viajando. Tanella Boni recorrió de norte a
sur su país: de la sabana a los campos sembrados y de allí a la selva tupida.
Aprendió a escuchar a las mujeres marfileñas hablando en decenas de lenguas
diferentes. En cuanto a sus padecimientos, las mujeres africanas eran entonces
-y siguen siendo hoy en estos días- prácticamente iguales. "Tuve la suerte
-afirma- de vivir en el corazón de un fascinante crisol de culturas y lenguas
que por mucho tiempo forjaron la riqueza de mi país. Años después, no puedo
comprender cómo una parte de la Costa de Marfil ha llegado a desgarrarse de su
propio seno". Es que a Tanella Boni le tocó atravesar la rica geografía
marfileña cuando el país, a partir de 1960, recién declarada la independencia de
la metrópoli colonial -aunque sin romper del todo algunos lazos con la comunidad
francesa- se veía a sí mismo como la joven promesa del continente africano. Las
sucesivas crisis políticas y económicas; la fractura social tras la irrupción
-desde el norte- de grupos islámicos, en tensión con los cultos tradicionales y
con la población cristiana; el estallido de la guerra civil hace poco más de una
década: todo ello terminó por fragmentar al país, postergando sus expectativas
de desarrollo humano. Actualmente, según datos de la UNESCO, se calcula que un
cincuenta por ciento de los veinte millones de habitantes de Costa de Marfil
está alfabetizado. Las analfabetas son, en un sesenta por ciento,
mujeres.<BR><BR>Tanella Boni emigró a Francia para realizar sus estudios en
filosofía: primero en Toulouse, luego en París, en la Sorbona (Paris IV), donde
recibió su doctorado. Durante 25 años enseñó filosofía en la Universidad de
Cocody, en Abiyán (incluso fue vicedecana de la Facultad de Filosofía y Letras
entre 1993 y 1997). Pero esa casa de estudios estuvo cerrada a causa de la
violencia política que se desató, inicialmente como resabios de la guerra civil
iniciada en el año 2002, luego por la nueva crisis que estalló tras la
resistencia del ex presidente Laurent Gbagbo a dejar el poder, a pesar de su
derrota en las urnas. <BR><BR>Recién el mes pasado la Universidad de Cocody
comenzó a reabrir sus puertas. En ese marco, las investigaciones de Tanella Boni
se concentraron en temas de diversidad cultural, derechos humanos (sobre todo,
la situación de mujeres y niñas en el territorio africano), y en las mutaciones
del continente a la luz de la globalización. <BR><BR>La suya ha sido una voz
crítica de las formas en que Occidente aborda el problema de la servidumbre
femenina en Africa. Y sobre todo del modo en que la cultura europea y
norteamericana digiere la intervención de las propias intelectuales africanas en
ese asunto. En su ensayo Que vivent les femmes d'Afrique? (que podría traducirse
como ¿Vivan las mujeres de Africa?), escribió: "La intelectual africana es
aceptada en el círculo de los iniciados siempre y cuando ella se adapte al
discurso dominante y lo profundice. Partiendo del primer cuestionamiento, por
inaplicabilidad a la cuestión de las mujeres, le llueven las críticas: pecado
grave de feminismo, mitos de persecución, falta de rigor y de objetividad
científicas, mimetización y occidentalización, fortalecimiento de la percepción
racista de Occidente, negación de la cultura y pérdida de la identidad africana
(...). En todos los casos, si las mujeres son oprimidas no es sino por ellas
mismas (...). Su marginación queda anclada en las representaciones mentales
incluso cuando ellas pueden llevar a cabo las mismas tareas que los hombres y
aspirar a sus mismos derechos".<BR><BR>En ese ensayo también desarrolla la idea
de que la sola alfabetización no permitirá resolver la humillación de las
mujeres del continente. "Al revés de lo que se suele creer, en Africa, la lucha
contra la ignorancia y el analfabetismo no pueden resolver los problemas
cruciales de la vida cotidiana ni la discriminación de género, que no han
desaparecido tampoco en la cumbre de la pirámide social, entre la población más
educada. Allí también las mujeres siguen trabajando más que los hombres y donde
su aptitud para la autonomía no ha sido asumida en su justa
medida".<BR><BR><STRONG>-Usted ha insistido en que la alfabetización, aunque
necesaria, no es suficiente para la emancipación de sus mujeres. Ciertas
tradiciones socio-culturales -afirma- tienen raíces mucho más profundas y
continúan sojuzgándolas a la autoridad de los hombres. En este marco: ¿cómo
definiría hoy "conocimiento"?, ¿cuál podría ser el sentido "emancipatorio" del
conocimiento para las mujeres de Africa?</STRONG></FONT></DIV><FONT size=2
face=Arial>
<DIV align=justify><BR>-Existen muchas formas de educación. La educación formal
(es decir, la que se lleva a cabo en la escuela y que denominamos instrucción)
no reemplaza las otras formas de educación informales que se llevan a cabo en el
hogar: la educación de la madre, de las hermanas, de muchos otros factores que
ocurren en la calle o alrededor de uno. Lo que quiero decir es que los
conocimientos aprehendidos en la escuela pueden coexistir con los de las
tradiciones socioculturales. En el ensayo Que vivent les femmes d'Afrique? yo
hablaba de la alfabetización que muchas ONG y muchos organismos internacionales
proponen como solución para la emancipación de las mujeres. Pero la
alfabetización no nos provee efectivamente de conocimientos sólidos. Las mujeres
sin duda aprenden a leer y a escribir, incluso quizás a descifrar determinados
conceptos. Esto puede servir, tal vez, para desarrollar las actividades
económicas o para la conversación. Pero hay que ir más allá de la
alfabetización: lograr una auténtica instrucción. Yo no digo que ella deba pasar
forzosamente por la escuela, ya que existen mujeres que tienen el espíritu muy
abierto, que conocen muchas de las cosas que conciernen al mundo moderno, las
leyes de la globalización, la vida política, etc. y que no fueron jamás a la
escuela. Cada mujer debe ser consciente de la importancia de todas las formas de
conocimiento y debe ser capaz de entender la diferencia entre los saberes que
son provechosos para su expansión personal y los que la mantienen en la
obediencia y la sumisión masculina. Es sobre todo la experiencia de la vida, las
pruebas a las que cada una de ellas logra sobreponerse -por ejemplo, en
poblaciones en las cuales las condiciones de vida son muy difíciles-, la que les
permite emanciparse. Por lo tanto, a mi juicio, la mejor manera de emanciparse
es la de ser consciente de los propios intereses. Pero no se aprende a ser
conscientes de los propios intereses ni en la escuela ni a través de la
tradición, sino más bien por medio de las pruebas a las que la vida nos somete.
Es por esta razón que cuanto más se las quiere someter, más conscientes son
ellas de que deben emanciparse. Yo agregaría también que tener modelos de
mujeres emancipadas en la propia familia o a nuestro alrededor es la mejor
manera de aprender a liberarse de la tutela de los hombres.
<BR><BR><STRONG>-¿Cree que las nuevas tecnologías en comunicación contribuyen a
modificar las creencias y experiencias socio-culturales sobre las cuales se
asienta la sumisión de las mujeres en Africa?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>-En las ciudades, una gran cantidad de mujeres jóvenes y
de niñas se conectan a Internet. Las redes sociales como Facebook también son
muy populares. Tal vez estos son los sitios de encuentro que les interesan, y
pasan mucho tiempo buscando al hombre ideal en estos sitios. Para muchas
asociaciones de mujeres, Internet es el medio privilegiado para dar a conocer
sus objetivos y actividades. Y esto es algo muy positivo. Navegando en la Web,
ellas pueden estar al tanto de lo que ocurre en el mundo. Se informan. Se
cultivan. Es algo que puede abrirles los ojos. Pero a la vez, las hace soñar. No
nos olvidemos de que en la Web hay cosas buenas y malas. Quizás, a algunas de
ellas les haga mal proyectarse en algunas de estas cosas. Por otra parte, no son
solamente las mujeres las que creen que pueden decir cualquier cosa o mirar
cualquier cosa en la Web. Los hombres también pasan mucho tiempo en Internet.
Esto puede cambiar su manera de comportarse. Pero no hay que olvidar que las
creencias socio-culturales pueden convivir con ideas traídas de afuera. Vivimos
entre dos o más culturas a la vez, e incluso existen quienes son completamente
"aculturados", pero son casos más bien raros. En definitiva: Internet permite
soñar de vez en cuando, pero no transforma efectivamente la
realidad.<BR><BR><STRONG>-¿Cuáles son las herramientas que pueden contribuir a
modificar las ideas tradicionales acerca de la sumisión de las mujeres en un
contexto africano, sin vaciarlo de sus valores históricos y
culturales?</STRONG><BR></DIV>
<DIV align=justify>-Me parece que las leyes en favor de la igualdad de los sexos
pueden permitir una lucha contra la servidumbre de las mujeres. Leyes locales;
pero sobre todo la aplicación en cada ámbito local de los instrumentos jurídicos
internacionales contra la discriminación y las violencias que se cometen contra
las mujeres.<BR><BR><STRONG>-En su novela "Les nègres n'iront jamais au paradis"
("Los negros nunca irán al paraíso", traducida al castellano) traza una pintura
muy compleja e interesante sobre el modo en el cual los africanos educados y
profesionalizados (y sus descendientes) tratan de sobrevivir en un mundo
globalizado. ¿Cree que este género literario permite profundizar su abordaje
filosófico y sociológico de la cuestión africana?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>-La novela permite abordar libremente cuestiones muy
complejas, que no podrían ser tomados en cuenta en una formulación y en un
tratamiento filosófico. En la novela se puede contar una historia, describir
situaciones, poner personajes en escena. Desde este punto de vista, la novela me
ha permitido pronunciarme sobre problemas difíciles y profundizar de alguna otra
manera la reflexión filosófica.<BR><BR><STRONG>-Usted estudió y ha seguido
enseñando filosofía durante muchos años: ¿en qué sentido la filosofía -y, desde
luego, su enseñanza- pueden llegar a ser un conocimiento emancipatorio?
</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>-La filosofía no es una disciplina como las otras. Se
aprende no solamente a razonar sino también a tener un espíritu crítico. Se
aprende que existen muchas maneras de filosofar y también que filosofar no es
solo una actividad puramente teórica sino una forma de vida, como creían muchos
filósofos de la Antigüedad greco-latina. A través de ella es posible comprender
mejor lo que ocurre en política y en economía, se ve cuán complejo es el mundo.
En rigor, la filosofía nunca nos da soluciones ya digeridas a los problemas del
mundo. Con ella se aprende más bien a cuestionarlo todo y en cualquier
situación. Con ella se aprende a desconfiar de las evidencias y a ser menos
ingenuo en la vida. Se aprende, además, que no todo es bello y bueno en el
universo y que el mal existe en todas partes; que el hombre es capaz de hacer el
mal a sus semejantes. Por supuesto que no hace falta filosofar para entender
esto, pero la filosofía nos permite ver que existen maneras de pensar que son
las mismas en todas partes del planeta y en todos los tiempos; y que no existe
más que una sola humanidad, aunque las culturas y los valores sean relativos. A
mi entender, esto último es lo más importante. Por otra parte, la filosofía no
nos permite comprender todo y por completo: ella deja muchas preguntas en
suspenso. Por esa razón escribo también poesía y novelas.
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