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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>11 de enero 2013</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: <A
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<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>México</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT size=3>Muxes, las
reinas gays de las comunidades
zapatecas <BR></FONT></STRONG> <BR></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Pablo Pérez Álvarez, desde
Juchitán</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Semanario Brecha, Montevideo,
11-1-2013</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
title="http://www.brecha.com.uy/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
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title="http://www.brecha.com.uy/ CTRL + clic para seguir el vínculo">http://www.brecha.com.uy/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR> <BR>En la localidad
mexicana de Juchitán, de la etnia indígena zapoteca, persisten costumbres como
el "rapto de las novias" por parte de los jóvenes para forzar a sus padres a
casarlas. Sin embargo, Juchitán también es conocida por el respeto y hasta el
reconocimiento de que gozan tradicionalmente los homosexuales.</FONT></DIV><FONT
size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>"Muxe" es la palabra con que se designa en las
comunidades zapatecas mexicanas a aquellos hombres con preferencias sexuales
distintas a la heterosexual, y no hace distingos entre gays, transexuales o
transgénero. Lejos de tener que esconderse en el clóset, como muchos otros en un
país con una muy extendida homofobia, los y las muxes tienen su lugar en la
sociedad juchiteca sin necesidad de disimularse. Algunos de ellos visten incluso
el traje tradicional de la mujer zapoteca, con su huipil (la colorida camisa
indígena) de flores, su enagua y su refajo, sin temor a sufrir la burla y el
rechazo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>"Acá en el istmo nos dejan vivir en paz con nuestro
trabajo, nadie nos señala, nadie nos discrimina, mientras que en otros lugares
si no te hacen a un lado, te insultan", dice a Brecha Armando López, un muxe
juchiteco que trabaja como maestro de educación primaria. "Los muxes, si no se
dedican al trabajo doméstico, logran tener una profesión: son maestros,
ingenieros, contadores y hasta comerciantes o empresarios", agrega.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La expresión más visible de esta rara "tolerancia" son
las "velas muxes". Las "velas" son fiestas populares -con música y comilonas-
típicas de la zona del istmo de Tehuantepec (la parte más estrecha del país,
entre el Pacífico y el Golfo de México), que abarca el estado de Oaxaca, donde
está Juchitán. Hay velas muxes todos los meses del año, pues cada congregación
religiosa y algunos gremios organizan la suya. El día anterior a la fiesta hacen
la "regada", un desfile con carrozas en el que reparten pequeños obsequios a los
vecinos, y en la mañana del día de la vela pagan una misa en honor de su santo.
Las primeras velas muxes remontan a 37 años atrás.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Un grupo de muxes, las Auténticas Intrépidas Buscadoras
del Peligro, comenzó en 1975 a organizar sus reuniones, primero más íntimas y
después multitudinarias. En la actualidad acuden miles de personas, muchas de
ellas llegadas de otros estados del país e incluso del extranjero, atraídas por
el curioso fenómeno social de los muxes.<BR> <BR><STRONG>Buscadoras de
peligro</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Esta particular situación también ha despertado el interés de
antropólogos. Algunos han hablado de la aceptación de los homosexuales como un
tercer sexo, a medio camino entre la masculinidad y la feminidad, producto de
una cosmovisión de la etnia zapoteca presente desde tiempos
ancestrales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Elí Bartolo, pedagogo y estudioso del tema, coincide en
que en la zona del istmo, en tanto el hombre tiene como ámbitos "el campo, la
política y la cantina", y las mujeres "la fiesta, la casa y el mercado (como
vendedoras)", el o la muxe "circula en todos ellos".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero no todos los zapotecas aceptan de igual gana la
homosexualidad masculina. "Los zapotecas de la sierra, de los valles, son
menos abiertos en relación con esta cuestión", afirma Bartolo, quien admite no
haber encontrado todavía una explicación a este comportamiento social.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tampoco la tolerancia es total. La regidora de Derechos
Humanos y Diversidad Sexual de Juchitán, Rogelia González, explica que "existen
aún actitudes homofóbicas, discriminatorias hacia el sector de los muxes". "Se
han dado incluso asesinatos", dice, que atribuye a influencias "occidentales" y
de la Iglesia Católica, pese a que algunos sacerdotes de la zona, donde la
teología de la liberación ha calado hondo, respetan la homosexualidad masculina,
aunque mucho menos la femenina. En el istmo, las lesbianas, que reciben el
nombre de "nguiu", sufren una marcada discriminación, observa la regidora.</DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR><STRONG>Benditos
sean</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify> "Yo sostengo que la aceptación empieza a partir de la
aportación económica que tienen los/las muxes a la familia. Generalmente después
de la pubertad, de la adolescencia, antes no. Y si es un homosexual que no
aporta, no es apreciado", afirma Bartolo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En Juchitán se dice que las familias consideran una
bendición tener un hijo muxe, porque a diferencia de sus hermanos, que se
casarán y abandonarán el hogar paterno, el hijo homosexual se quedará y cuidará
a sus progenitores en su vejez. Aunque, claro, no siempre es así, ya que hay
padres que no llegan a aceptar al hijo "diferente". "Raramente es el caso de la
madre. Una madre acepta a su hijo como llega al mundo. Aquí la mamá, lejos de
discriminar, de rechazar, acepta al hijo y lo viste como es. Si se siente mujer,
de mujer. Por el contario, el papá dice: 'Ve al huerto, ve a ordeñar o a
cosechar'. El muxe va, pero afeminadamente, muy delicadamente y regresa todo
lastimado, por el trabajo abrupto."</DIV>
<DIV align=justify><BR>Algunas muxes, sin embargo, sufren o han sufrido
discriminación en sus familias por su condición sexual. Nayeli Sicarú, una joven
de 21 años que conduce un programa cultural en la televisión local, dice que
cuando quería pintarse la cara para identificarse como muxe, su padre
reaccionaba violentamente. "Me rompía los maquillajes, los tiraba, me quemaba mi
ropa, los pantalones ajustados que usaba. También muchas compañeras me
rechazaban diciéndome que no podía realizar el trabajo que ellas siendo mujeres
sí, porque mi imagen no iba. Pero pude lograrlo gracias a mis jefes, que me
reconocieron por mi trabajo. Y hoy mi papá comienza a admitir que tiene un hijo
muxe", agrega.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Nayeli fue a la última vela muxe de las Auténticas
Intrépidas Buscadoras del Peligro. Y es que esta fiesta, que tiene lugar todos
los noviembres, es ansiada por las muxes travestis pues es la ocasión del año en
que visten sus mejores galas: unos atrevidos y ajustados vestidos de noche. En
la velada se corona una reina muxe, y travestis y transexuales venidos de todo
México desfilan por las calles. Los ostentosos y coloridos trajes regionales son
dejados para la "lavada de ollas", una fiesta que tiene lugar el día siguiente,
más pequeña y tranquila. Ambos eventos son una auténtica celebración de la
diversidad sexual: heteros, homos, travestis y trans conviven y bailan en
parejas de todo tipo tanto canciones modernas como bailes tradicionales, como la
sandunga.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pese a que la vela de las Intrépidas atrae a muchos
activistas de los colectivos homosexuales y transexuales de todos los rincones
de México e incluso del extranjero, la agenda de los y las muxes por la defensa
de sus derechos tiene acento propio. "La cultura zapoteca no es dicotómica.
Podríamos decir que es de tres vías (hombre, mujer y muxe). Al haber esta
posibilidad de una tercera opción, que permite el flujo entre los géneros, no se
produce el conflicto que hay en otras partes", sostiene Gloria Hazel Davenport,
activista transexual y periodista.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por ejemplo, las muxes travestis o transexuales no
manifiestan interés en cambiar su nombre por uno de mujer, porque en la práctica
son conocidas con los nombres que ellas mismas escogen, algunos tan exóticos
como Felina o Venus, según dice la "intrépida" Binnizáa Carrillo, coordinadora
del programa de prevención contra el sida en el ayuntamiento de Juchitán.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tampoco muestran un particular interés en el derecho a
adoptar, pues muchos de ellos y de ellas tienen hijos biológicos de relaciones
esporádicas con mujeres o cuidan como propios a hijos de hermanos u otros
familiares. "Las personas trans debemos mantenernos al margen y no debemos
politizar ni manipular la experiencia muxe. Tenemos que darnos cuenta de que
nuestra lucha desesperada por conseguir derechos no justifica atropellar o
contaminar una de las riquezas culturales que tenemos en este país", advierte
Davenport.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Del grupo original de las Intrépidas surgieron varias
escisiones y ahora hay cinco velas en Juchitán y algunas otras en pueblos de
alrededor. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Las reivindicaciones muxes van en el mismo sentido que
las de las mujeres del istmo. Aunque los antropólogos han hablado de la
existencia de un matriarcado en la zona, sobre todo por el papel que juegan las
mujeres en el mercado (son ellas las que venden la producción familiar y tienen
por lo tanto buena parte del control de los ingresos familiares), han estado
tradicionalmente excluidas de la política y están intentando ganar terreno en
ese aspecto. En 2003 una muxe, Amaranta Gómez, se presentó como candidata a
diputada federal. No fue electa, pero el hecho constituyó una mini revolución.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>