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<HR>
<STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de información</U><BR><FONT
color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT><BR><U>23 de enero
2013</U><BR><FONT color=#800000><FONT size=5>Colectivo Militante - Agenda
Radical</FONT><BR></FONT>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y suscripciones: <A
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href="mailto:germain5@chasque.net">germain5@chasque.net</A></FONT></STRONG><A
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</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>México</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT size=3>La
“Coca-Colización” de México, la chispa de la obesidad</FONT></STRONG>
</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>México es el país que más refrescos por persona
consume del mundo y Chiapas uno de los lugares donde más se bebe de México y
donde conviven problemas de desnutrición y obesidad. Si no se hace nada, con el
70% de los mexicanos con sobrepeso, el 30% obesos, y la diabetes como primera
causa de muerte, el sistema sanitario mexicano colapsará en 2020, alertan los
expertos. ¿Esperanzas? Que el Congreso apruebe la iniciativa avalada por la ONU
y 47 organizaciones para aumentar los impuestos de las refresqueras y que la
“Cruzada contra el hambre” que inicia ahora el PRI tenga en cuenta el
problema.<BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>María Verza, desde
Chiapas<BR>Periodismo Humano </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
title="http://periodismohumano.com/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://periodismohumano.com/"><STRONG
title="http://periodismohumano.com/ CTRL + clic para seguir el vínculo">http://periodismohumano.com/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV><FONT size=2
face=Arial></FONT>
<DIV align=justify><BR><FONT size=2 face=Arial>Es día de fiesta en los Altos de
Chiapas, la sierra que rodea San Cristóbal de las Casas. La escuela de San Pedro
Chenalhó es el epicentro de las actividades porque tiene un amplio gimnasio que
se reconvierte en salón de usos múltiples. Da igual cuál sea la celebración,
cuál sea el pueblo, la escena se repite invariable. Lo primero que llama la
atención es la cantidad de cajas de Coca-Cola se apilan en la puerta. Son las
diez de la mañana. El público se acomoda con tiempo, para coger buenos sitios y
ver las actuaciones de sus niños. Varios voluntarios van destapando y ofreciendo
el refresco, que en esta zona suele ser de mayor tamaño que en la ciudad.
Cortesía municipal. Todos cogen uno. El único requisito es poder con la botella
de medio litro que, a veces, parece más grande que los niños que la sostienen.
Claro que si no, hay otra opción: las propias mamás se las sostienen o echan su
contenido en los biberones, para que sea más fácil.<BR> <BR>En eso unos
pequeños llegan hasta el centro de la cancha. Su referencia es situarse donde
está dibujada la marca de la refresquera y bailar alrededor del círculo. Si un
extraterrestre llegara en ese momento seguro que pensaría que Coca-cola era algo
terriblemente importante para los terrícolas. Entre actuación y actuación, una
señora ofrece unas galletas para acompañar. Todos están contentos. Los niños lo
están haciendo muy bien y ese día se ahorran el almuerzo, algo importante en una
región donde la pobreza afecta a ocho de cada diez personas y la desnutrición y
el hambre a tres de cada diez.</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>La escuela de San Pedro Chenalhó está en la carretera que
une San Cristóbal de las Casas con Pantelhó (a poco más de 60 km de la ciudad
colonial). Durante el trayecto, los colores blanco y rojo destacan entre el
verde de la sierra. Casi todas las tiendas –cuando no simples casas- están
decoradas en esos tonos porque así les sale gratis la pintura. Coca-Cola Femsa
(la filial mexicana que es la mayor embotelladora de Coca-Cola del mundo, con
2.600 millones de cajas en el año 2011 y da servicio a toda América Latina) sabe
que estas zonas indígenas y empobrecidas son un importante mercado y por eso
opta por anuncios en las lenguas autóctonas y ha convertido los tradiciones
letreros que dan la bienvenida a una localidad en grandes carteles
publicitarios.<BR> <BR>La estrategia viene de lejos. Como explica el
antropólogo social Jaime Page Pliego, en una investigación a punto de publicarse
en la revista Liminar , las refresqueras buscaron a los caciques locales,
indígenas que el PRI había promovido y que se encargaban de la producción de pox
(una especie de aguardiente de la caña de azúcar que se usa para ceremoniales
mayas) y les dieron las concesiones de Coca-Cola o de Pepsi. Pronto se hicieron
ricos. Page Pliego pone el ejemplo de la familia López Tuxum de San Juan Chamula
(un pueblo hoy conocido por su iglesia de gran sincretismo donde frente a los
altares de diferentes vírgenes o santos se hacen ceremonias mayas) a quienes en
1962 les ofrecieron la concesión de ambas refresqueras (luego las dos querían
exclusividad y ganó Coca-Cola). Los López Tuxum se establecieron como usureros,
controlaban los transportes y fueron traspasando el negocio de padres a hijos.
“El prestigio social que dio ofrecer en Chamula Coca-Cola y Pepsi, pero
principalmente el primero, en festejos familiares, fiestas patronales, se
extendió por todos los Altos de Chiapas”, escribe Page.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Estos refrescos se fueron convirtiendo poco a poco en un
eje importante de las comunidades de los Altos. Hoy, no sólo son una bebida,
sino casi una moneda con la que se pagan deudas o dotes y un elemento de
ceremonias prehispánicas y rituales religiosos, en parte porque las iglesias
evangélicas que han proliferado por la zona han alentado a los indígenas a
sustituir el pox (que es una bebida alcohólica) por la Coca-Cola o
similar.<BR> <BR>México es el país que más refrescos consume del mundo (y
los de Coca-Cola-Femsa son los líderes). En algunos pueblos del desierto de
Sonora (norte del país), cuando el calor aprieta, una persona puede llegar a
beber al día cinco litros de Coca-cola, según los datos de Page Pliego. La media
del país, de acuerdo a su investigación, se sitúa en 0,4 litros diarios por
mexicano, una cifra que en Chiapas se multiplica. En los Altos, cada habitante
se bebe 2,25 litros de refresco al día. De ahí que en la zona sean habituales
envases extra-grandes no comercializados en todos los lugares.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La planta de Coca-Cola Femsa de San Cristóbal de las
Casas es, además, una de las dos más grandes de México (la otra está en
Tlaxcala, cercana a la capital), con acceso al agua garantizado pues está
ubicada en las faldas del Huitepec (conocido como el “volcán de agua”). Según
Page Pliego, además del pozo actual (con el que se embotella para suministrar a
todo Chiapas y parte de Oaxaca y Tabasco) se está construyendo otro. Diversas
organizaciones han denunciado acuerdos entre la compañía y las autoridades para
acceder al agua a muy bajo costo, en un estado donde la disposición de este
elemento provoca grandes litigios entre comunidades.<BR> <BR>Chiapas es,
por tanto, el mejor ejemplo de lo que se ha dado en llamar “coca-colización”, la
invasión de los refrescos que, si no es la única causa de lo que los expertos
califican como “nueva guerra del siglo XXI”, la epidemia de obesidad, sí es uno
de los principales motivos de que en México, según los estudios de todos los
expertos, el 70% de la población tenga sobrepeso y el 30 por ciento sean obesos.
<BR>Pero para el relator para la alimentación de Naciones Unidas Olivier de
Schutter el punto de inflexión que marca un cambio en los hábitos alimenticios
mexicanos y, por tanto, un incremento del consumo de azúcares y grasas
procesadas, es la entrada en vigor el 1 de enero de 1994 del Tratado de Libre
Comercio de Norteamérica. La importación de alimentos se multiplicó y, en solo
una década, se duplicó el consumo de Coca-Cola entre niños, según datos de
Schutter.</DIV>
<DIV align=justify><BR></FONT><FONT size=2 face=Arial>En Chiapas, además, se da
una combinación explosiva: alto consumo de refrescos y altos niveles de
desnutrición. “La mayoría de los adultos mexicanos actuales fueron niños
desnutridos con lo que su cuerpo se programa para la escasez y cuando de repente
hay un exceso de azúcar el daño metabólico es terrible”, explica el doctor
Abelardo Ávila, investigador del Instituto Nacional de Salud y Nutrición. Las
consecuencias van de la diabetes a infartos, ceguera, amputaciones, reducción de
la capacidad laboral…</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 la
diabetes es la primera causa de muerte en el país y se estima que afecta a 13
millones de personas aunque solo la mitad están diagnosticadas y en tratamiento.
Este mismo documento considera que el 70% de los hogares manifiestan algún grado
de inseguridad alimentaria.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La nutricionista Marisol Vega sabe qué significa la
combinación de estos elementos. Lleva más de diez años trabajando en varias
comunidades de los Altos de Chiapas en proyectos de universidades u ONGs y ha
visto “cómo se ha ido abandonando la dieta tradicional y se ha sustituido por
refrescos y comida chatarra que es muy barata y exige menos esfuerzo de
preparación”.<BR> <BR>“Por diez pesos (medio euro) compran una botella
grande de refresco para el desayuno y entre toda la familia se la beben, luego
otra para el almuerzo y puede que hasta otra para la cena, porque es barato (más
que el agua embotellada) sacia, sobre todo unido a las tortillas, y, además, da
prestigio social”, añade Vega. La investigadora advierte del peligro que esto
supone en unas comunidades donde existe una desnutrición histórica heredada, se
está abandonando muy pronto la lactancia y el refresco llega incluso a los
bebés. El resultado es que en una misma familia hay niños desnutridos y adultos
obesos y los índices de diabetes se han disparado pero alerta de que los
problemas se multiplicarán en el futuro.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Mas barato y accesible que el agua</STRONG>
</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Muchas escuelas, pero no sólo en Chiapas o Yucatán,
donde el problema es más visible, sino en el Estado de México (la periferia de
la capital) no tienen agua potable y los niños se hidratan con refresco, ese es
un problema terrible”, subraya el doctor Abelardo Ávila. “He visto a madres que
incluso llenan los biberones con Coca-cola”, añade. Además, los centros
escolares se han convertido en un “paraíso de la comida chatarra” aunque su
venta ya se haya prohibido. Y no hay nada más que ir a la puerta de un colegio
para observar que lo que antes se vendía dentro del recinto ahora se vende justo
fuera. “Sí, durante unos meses no pudimos vender –dice la señora Juana mientras
carga su pequeño carrito con golosinas en una céntrica escuela del DF- pero
ahora no hay problema”.<BR> <BR>A juicio de todos los expertos, aunque en
algunos lugares, como la capital, se han puesto en marcha diversos programas
nutricionales y anti-obesidad, en general el Estado no ha hecho lo suficiente
para contrarrestar la epidemia de sobrepeso y las enfermedades asociadas a este
problema que, con la diabetes a la cabeza, han crecido tanto que “de seguir la
tendencia actual para 2020 el daño financiero y de salud para México será
insostenible, una catástrofe”, pronostica el doctor Ávila.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Coca-Cola y el resto de refresqueras han hecho lo que el
gobierno les ha dejado hacer”, denuncia, por su parte, el director de la ONG El
Poder del Consumidor , Alejandro Calvillo. Su colectivo ha denunciado en
diversas ocasiones la excesiva permisividad de las autoridades para la expansión
de las industrias del sector con costes e impuestos muy bajos e incluso con
prácticas desleales. “Pudimos demostrar acuerdos de Coca-cola con directores de
escuelas de Chiapas para que les permitieran la venta en exclusividad en los
recintos escolares y les pagaban en botellas que ellos podían revender para su
beneficio personal”. Calvillo recuerda, además, que la relación de esta compañía
con el poder es muy fuerte. “Basta recordar que hace poco tiempo, de 2000 a
2006, México tuvo un presidente que fue director de Coca Cola (Vicente
Fox)”.<BR> <BR>Las exigencias de las organizaciones civiles y de la propia
ONU para paliar el problema son las mismas desde hace años y van en dos
direcciones: prohibir la publicidad dirigida a menores de refrescos y comida
chatarra y elevar los impuestos a la industria. Pero las compañías del sector,
muy poderosas y con doble moral (algunas, por ejemplo, apoyan programas
nutricionales desarrollados por ONGs), han logrado esquivar las medidas
comprometiéndose a la autorregulación y con el argumento de que el problema no
son los refrescos o ciertas comidas sino los hábitos de nutrición, como explica
Jaime Zabludovsky, presidente de ConMéxico, patronal del sector </DIV>
<DIV align=justify><BR>En el próximo periodo de sesiones, el Congreso Mexicano
volverá a debatir la petición de 47 organizaciones de elevar los impuestos
a las refresqueras e intentar contrarrestar así el consumo de bebidas azucaradas
pero estos colectivos saben que también será necesario invertir en educación
nutricional tanto en las áreas rurales como urbanas y en la recuperación de la
dieta tradicional con productos cultivados en la propia comunidad cuando sea
posible.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El relator de la ONU coincide en este diagnóstico. México
debe “estudiar la posibilidad de imponer impuestos para desalentar las dietas
ricas en energía, en particular el consumo de refrescos”, decía Schutter el
pasado mes de marzo. También debería “conceder subvenciones a las comunidades
pobres para que puedan acceder al agua, la fruta y las verduras” y trabajar para
que sus “políticas agrarias y comerciales” tengan un buen efecto en la dieta de
la población, es decir, apoyen la producción propia en las comunidades rurales
en lugar de las importaciones.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este debería ser uno de los objetivos básicos, coinciden
los expertos, de la “Cruzada contra el Hambre” que justo ahora lanza el gobierno
del priísta Enrique Peña Nieto, con 30.000 millones de pesos (unos 1.800
milllones de euros) y que se centrará en 400 municipios del país de alta
marginación
<HR>
</FONT></DIV></FONT></DIV></BODY></HTML>