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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>16 de febrero 2013</U><BR><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: <A
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Iglesia Católica<BR><BR>Las verdaderas
razones de la renuncia del Papa Benedicto XVI <BR><BR>Corrupción, lavado de
dinero y las internas más feroces<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT size=3>Un informe
elaborado por tres cardenales lo terminó de convencer de que era imposible
limpiar el Vaticano, donde hasta la Cosa Nostra guarda sus fondos. La abdicación
como manera de sacudir el tablero en la
Iglesia.</FONT></STRONG><BR><BR></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Eduardo Febbro, desde
París<BR>Página/12, Buenos Aires, 16-2-2013</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG
title="http://www.pagina12.com.ar/diario/ CTRL + clic para seguir el vínculo"><A
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href="http://www.pagina12.com.ar/">http://www.pagina12.com.ar/</A></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=2 face=Arial></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>Los expertos vaticanistas alegan
que el papa Benedicto XVI decidió renunciar en marzo del año pasado, después de
regresar de su viaje a México y a Cuba. En ese entonces, el Papa que encarna lo
que el especialista y universitario francés Philippe Portier llama "una
continuidad pesada" con su predecesor, Juan Pablo II, descubrió la primera parte
de un informe elaborado por los cardenales Julián Herranz, Jozef Tomko y
Salvatore De Giorgi. Allí estaban resumidos los abismos nada espirituales en los
que había caído la Iglesia: corrupción, finanzas oscuras, guerras fratricidas
por el poder, robo masivo de documentos secretos, pugna entre facciones y lavado
de dinero. El resumen final era la "resistencia en la curia al cambio y muchos
obstáculos a las acciones pedidas por el Papa para promover la
transparencia".</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR>El Vaticano era un nido de hienas
enardecidas, un pugilato sin límites ni moral alguna donde la curia hambrienta
de poder fomentaba delaciones, traiciones, zancadillas, lavado de dinero,
operaciones de Inteligencia para mantener sus prerrogativas y privilegios al
frente de las instituciones religiosas y financieras. Muy lejos del cielo y muy
cerca de los pecados terrestres. Bajo el mandato de Benedicto XVI, el Vaticano
fue uno de los Estados más oscuros del planeta. Josef Ratzinger tuvo el mérito
de destapar el inmenso agujero negro de los curas pedófilos, pero no el de
modernizar la Iglesia y dar vuelta la página del legado de asuntos turbios que
dejó su predecesor, Juan Pablo II.</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Ese primer informe de los tres cardenales desembocó, en
agosto del año pasado, en el nombramiento del suizo René Brülhart, un
especialista en lavado de dinero que dirigió durante ocho años la Financial
Intelligence Unit (FIU) du Liechtenstein, o sea, la agencia nacional encargada
de analizar las operaciones financieras sospechosas. Brülhart tenía como misión
poner al Banco del Vaticano en sintonía con las normas europeas dictadas por el
GAFI, el grupo de acción financiera. Desde luego, no pudo hacerlo. El pasado
turbio le cerró el paso.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Benedicto XVI fue, como lo señala Philippe Portier, un
continuador de la obra de Juan Pablo II: "Desde 1981 siguió el reino de su
predecesor acompañando varios textos importantes que él mismo redactó a veces,
como la Condena de las teologías de la liberación de los años 1984-1986, el
Evangelium Vitae de 1995, a propósito de la doctrina de la Iglesia sobre temas
de la vida, o Splendor Veritas, un texto fundamental redactado a cuatro manos
con Wojtyla". Estos dos textos citados por el experto francés son un compendio
práctico de la visión reaccionaria de la Iglesia sobre las cuestiones políticas,
sociales y científicas del mundo moderno.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La segunda parte del informe de los tres cardenales le
fue presentada al Papa en diciembre. Desde entonces, la renuncia se planteó de
forma irrevocable. En pleno marasmo y con un montón de pasillos que conducían al
infierno, la curia romana actuó como lo haría cualquier Estado. Buscó imponer
una verdad oficial con métodos modernos. Para ello contrató al periodista
norteamericano Greg Burke, miembro del Opus Dei y ex miembro de la agencia
Reuters, la revista Time y la cadena Fox. Burke tenía por misión mejorar la
deteriorada imagen de la Iglesia. "Mi idea es aportar claridad", dijo Burke al
asumir el puesto. Demasiado tarde. Nada hay de claro en la cima de la Iglesia
Católica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La divulgación de los documentos secretos del Vaticano
orquestada por el mayordomo del papa, Paolo Gabriele, y muchas otras manos
invisibles fue una operación sabiamente montada cuyos resortes siguen siendo
misteriosos: operación contra el poderoso secretario de Estado, Tarcisio
Bertone, conspiración para empujar a Benedicto XVI a la renuncia y poner a un
italiano en su lugar, o intento de frenar la purga interna en curso y la
avalancha de secretos, los vatileaks sumergieron la tarea limpiadora de Burke.
Un infierno de paredes pintadas con ángeles no es fácil de rediseñar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Benedicto XVI se hizo aplastar por las contradicciones
que él mismo suscitó. Estas son tales que, una vez que hizo pública su renuncia,
los tradicionalistas de la Fraternidad de San Pío X fundada por monseñor
Lefebvre saludaron la figura del Papa. No es para menos: una de las primeras
misiones que emprendió Ratzinger consistió en suprimir las sanciones canónicas
adoptadas contra los partidarios fascistoides y ultrarreaccionarios de monseñor
Lefebvre y, por consiguiente, legitimizar en el seno de la Iglesia esa corriente
retrógrada que, de Pinochet a Videla, supo apoyar a casi todas las dictaduras de
ultraderecha del mundo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Philippe Portier señala al respecto que el Papa "se dejó
sobrepasar por la opacidad que se instaló bajo su reino". Y la primera de ellas
no es doctrinal, sino financiera. El Vaticano es un tenebroso gestor de dinero y
muchas de las querellas que se destaparon en el último año tienen que ver con
las finanzas, las cuentas maquilladas y las operaciones ilícitas. Esta es la
herencia financiera que dejó Juan Pablo II y que para muchos especialistas
explica la crisis actual. El Instituto para las Obras de Religión, es decir el
banco del Vaticano, fundado en 1942 por Pío XII, funciona con una oscuridad
tormentosa. En enero, a pedido del organismo europeo de lucha contra el blanqueo
de dinero, Moneyval, el Banco de Italia bloqueó el uso de las cartas de crédito
dentro del Vaticano debido a la falta de transparencia y a las fallas
manifiestas en el control de lavado de dinero. En 2011, los cinco millones de
turistas que visitaron la Santa Sede dejaron 93,5 millones de euros en las cajas
del Vaticano, ahora deberán pagar al contado. El IOR gestiona más de 33.000
cuentas por las que circulan más de seis mil millones de euros. Su opacidad es
tal que no figura en la "lista blanca" de los Estados que participan en el
combate contra las transacciones ilícitas.<BR></DIV>
<DIV align=justify>En septiembre de 2009, Ratzinger nombró al banquero Ettore
Gotti Tedeschi al frente del Banco del Vaticano. Cercano al Opus Dei,
representante del Banco de Santander en Italia desde 1992, GottiTedeschi
participó en la preparación de la encíclica social y económica Caritas in
veritate, publicada por el Papa en julio. La encíclica exige más justicia social
y plantea reglas más transparentes para el sistema financiero mundial. Tedeschi
tuvo como objetivo ordenar las turbias aguas de las finanzas vaticanas. Las
cuentas de la Santa Sede son un laberinto de corrupción y lavado de dinero cuyos
orígenes más conocidos se remontan a finales de los años '80, cuando la Justicia
italiana emitió una orden de detención contra el arzobispo norteamericano Paul
Marcinkus, el llamado "banquero de Dios", presidente del Instituto para las
Obras de la Religión y máximo responsable de las inversiones vaticanas de la
época.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Marcinkus era un adepto a los paraísos fiscales y muy
amigo de las mafias. Juan Pablo II usó el argumento de la soberanía territorial
para evitar la detención y salvarlo de la cárcel. No extraña, le debía mucho, ya
que en los años '70 y '80 Marcinkus había utilizado el Banco del Vaticano para
financiar secretamente al hijo predilecto de Juan Pablo II, el sindicato polaco
Solidaridad, algo que Wojtyla no olvidó jamás. Marcinkus terminó sus días
jugando al golf en Arizona y en el medio quedó un gigantesco agujero negro de
pérdidas (3,5 mil millones de dólares), inversiones mafiosas y también varios
cadáveres.</DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR>El 18 de junio de 1982
apareció un cadáver ahorcado en el puente londinense de Blackfriars. El cuerpo
pertenecía a Roberto Calvi, presidente del Banco Ambrosiano y principal socio
del IOR. Su aparente suicidio corrió el telón de una inmensa trama de corrupción
que incluía, además del Banco Ambrosiano, la logia masónica Propaganda 2 (más
conocida como P-2), dirigida por Licio Gelli, y el mismo Banco del Vaticano
dirigido por Marcinkus. Gelli se refugió un tiempo en la Argentina, donde ya
había operado en los tiempos del general Lanusse mediante un operativo llamado
"Gianoglio" para facilitar el retorno de Perón.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A Gotti Tedeschi se le encomendó una misión casi
imposible y sólo permaneció tres años al frente del Instituto para las Obras de
Religión. Fue despedido de forma fulminante en 2012 por supuestas
"irregularidades en su gestión". Entre otras irregularidades, la fiscalía de
Roma descubrió un giro sospechoso de 30 millones de dólares entre el Banco del
Vaticano y el Credito Artigiano. La transferencia se hizo desde una cuenta
abierta en el Credito Artigiano pero bloqueada por la Justicia a causa de su
falta de transferencia. Tedeschi salió del banco pocas horas después de que se
detuviera al mayordomo del Papa y justo cuando el Vaticano estaba siendo
investigado por supuesta violación de las normas contra el blanqueo de
capitales. En realidad, su expulsión constituye otro episodio de la guerra entre
facciones. En cuanto se hizo cargo del puesto, Tedeschi empezó a elaborar un
informe secreto donde consignó lo que fue descubriendo: cuentas cifradas donde
se escondía dinero sucio de "políticos, intermediarios, constructores y altos
funcionarios del Estado". Hasta Matteo Messina Denaro, el nuevo jefe de la Cosa
Nostra, tenía su dinero en el IOR. Allí empezó el infortunio de Tedeschi.
Quienes conocen bien el Vaticano alegan que el banquero amigo del Papa fue
víctima de un complot armado por consejeros del banco con el respaldo del
secretario de Estado, monseñor Bertone, un enemigo personal de Tedeschi y
responsable de la comisión cardenalicia que vigila el funcionamiento del banco.
Su destitución vino acompañada por la difusión de un "documento" que lo
vinculaba con la fuga de documentos robados al Papa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Más que las querellas teológicas, es el dinero y las
sucias cuentas del Banco del Vaticano lo que parecen componer la trama de la
inédita renuncia del Papa. Un nido de cuervos pedófilos, complotistas
reaccionarios y ladrones, sedientos de poder, impunes y capaces de todo con tal
de defender su facción, la jerarquía católica ha dejado una imagen terrible de
su proceso de descomposición moral. Nada muy distinto al mundo en el que
vivimos: corrupción, capitalismo suicida, protección de los privilegiados,
circuitos de poder que se autoalimentan y protegen, el Vaticano no es más que un
reflejo puntual de la propia decadencia del sistema.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>