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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>14 de marzo 2013</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: <A
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href="mailto:germain5@chasque.net">germain5@chasque.net</A></FONT></STRONG><A
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title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Venezuela<BR><BR>Una columna
frustrada en Página/12</FONT></STRONG></DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3><FONT size=2>Pese a que Santiago O'Donnell y otros
periodistas propusieron publicar la nota de Pablo Stefanoni, después de los
varios "disparen contra O'Donnell" por su columna "No estuvo bien"
(ver más abajo), la dirección de Página/12 consideró que no era publicable.
</FONT></DIV>
<DIV align=justify><BR>Chavismo, Guerra Fría y visiones
"campistas"</FONT></STRONG><BR> <BR><STRONG>Pablo Stefanoni
*</STRONG><BR><BR><BR>Sin duda, la comparación de Hugo Chávez con el comunismo
genera muchos equívocos a la hora de captar las diferentes y a menudo
contradictorias dimensiones del chavismo, un fenómenos complejo si los hay, e
incómodo para las izquierdas. Una parte minoritaria de ellas (la más dogmáticas)
simplemente lo rechaza por nacionalismo burgués; una versión socialdemócrata lo
desaprueba por tensar hasta el límite las instituciones; y finalmente una gran
parte de las izquierdas radicales y nacional-populares lo reivindican como quien
después de la caída del muro de Berlín -cuyos cascotes estuvieron lejos de
limitarse a golpear a las izquierdas estalinistas- sacó al socialismo y el
latinoamericanismo del baúl de los trastos viejos y oxidados y le insufló una
nueva vida. Cómo captar la mezcla entre movilización popular y regimentación
estatal, voluntarismo socialista y pervivencia de culturas "miamescas",
disminución de las desigualdades y sedimentación de una nueva "boliburguesía", y
un larguísimo etcétera de luces y sombras, es una tarea compleja que requiere,
además, de información empírica. <BR><BR>De todos modos, a riesgo de interpretar
mal, es posible leer la columna de Santiago O'Donnel del domingo ("No estuvo
bien") -que estos días generó revuelo en Página/12- no como una pretensión de
explicar todas esos pliegues y complejidades del chavismo, sino como un gesto
reactivo; como una queja en voz alta hacia una escenificación y un relato que,
tras la muerte de Chávez, se volvió crecientemente agobiante en los espacios de
izquierda. Al punto que, para apoyar al chavismo, terminamos teniendo que
comprar una teoría de la conspiración (la posibilidad de magnicidio) que se
resolvería con una comisión de expertos cuyo trabajo, intuyo desde la
ignorancia, sería más fácil si se hiciera antes de embalsamar el cuerpo. Pero la
que propuso Maduro parece seguir el timing electoral rumbo al 14 de
abril.<BR><BR>Es cierto, también, que en muchos análisis antipopulistas, como ha
señalado acertadamente la respuesta de Ernesto Semán ("Muertos más, muertos
menos") son tributarios de la Guerra Fría y que el secretismo no es monopolio de
los socialismos reales o los populismos; EEUU y sus poderes conspirativos es un
buen ejemplo de ello. Ahora bien, el problema es que el propio relato chavista
-y de sus seguidores- no es menos tributario de las visiones "campistas",
pasadas además por el filtro del socialismo nacionalista en su versión cubana
(construido, si los hay, bajo el signo de la contienda entre los "dos mundos" e
influyente ideológica y materialmente en Venezuela). El apoyo de Chávez a las
dictaduras árabes contra las revoluciones populares es solo una expresión de
eso. Pero hay más. <BR><BR>No hace falta apelar a las teorías del totalitarismo
para plantear algunas prevenciones respecto a expresiones como "exijo lealtad
absoluta, no soy un hombre soy un pueblo". Si Jorge Eliécer Gaitán se
consideraba "un pueblo" en su lucha contra la oligarquía colombiana (por lo que
fue asesinado), Chávez lo hace desde el poder (con mucho poder). Todo ello más
allá del embalsamamiento -que ahora podría frustrarse-, las comparaciones con
Lenin o Mao, y las aspiraciones a declarar a Chávez una suerte de "presidente
eterno". Nadejda Kroupskaïa, esposa de Lenin, ya había prevenido sobre la
inconveniencia "la reverencia externa a su persona". como sabemos, no fue
escuchada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Plantear algunas dudas sobre las tendencias organicistas
y antipluralistas de lo gobiernos nacional-populares (y el de Chávez era un caso
emblemático) no significa comprar la vulgata liberal ni el antipopulismo
machacón de El País. Menos aún dejar de reconocer la revolución política y
simbólica que Chávez llevó adelante en Venezuela. Es suficiente retomar el
análisis sobre las ambivalencias entre lo nacional-popular y lo nacional-estatal
que de Ípola y Portantiero plantearan ya en su clásico artículo de 1981 ("Lo
nacional-popular y los populismos realmente existentes"). También es necesario
matizar: es cierto que "todos mienten", pero en este caso, hay que convenir, se
trató de una situación extrema, en donde el presidente venezolano debió dejar de
gobernar. Delante de toda la biblioteca que pone en cuestión las teorías del
totalitarismo, podemos decir, no obstante, que no está mal cumplir, no ya con
las viejas "Constituciones moribundas" sino con las aprobadas en esta nueva
etapa, en Asambleas Constituyentes que fueron un buen ejemplo de la posibilidad
de lograr transformaciones profundas con amplia participación popular.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>* <U>Nota de Correspondencia de
Prensa</U></STRONG> Pablo Stefanoni es economista y
periodista. Jefe de redacción de la revista Nueva Sociedad, director
de Le Monde Diplomatique (edición boliviana), y corresponsal de Brecha de
Uruguay. Autor de "La revolución de Evo Morales" (2006, con Hervé Do
Alto), "Bolivia. Memoria, insurgencia y movimientos sociales" (2007, con
Maristella Svampa); y "Debatir Bolivia" (2010, con Maristella Svampa y Bruno
Fornillo). <BR>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR><STRONG><FONT size=3>No
estuvo bien</FONT></STRONG><BR><BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Santiago O'Donnell<BR>Página/12, Buenos Aires,
10-3-2013<BR><A
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href="http://www.pagina12.com.ar/"><STRONG
title="http://www.pagina12.com.ar/ CTRL + clic para seguir el vínculo"></STRONG></A><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>La muerte de Chávez estuvo mal. No digo la muerte en sí,
todos vamos a morir, pero cómo se manejó desde el poder, ocultando la verdad a
toda esa gente que se preocupaba por él y que salió a la calle a llorarlo cuando
finalmente le dijeron que Chávez había muerto. Esa gente, ese pueblo, se merecía
la verdad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Yo entiendo que en la política no conviene mostrar
debilidad. Entiendo que la construcción del mito sirve para afianzar a los
herederos políticos del comandante. Entiendo que se quiera preservar todo lo que
hizo Chávez por la inclusión social en Venezuela y por la unidad
latinoamericana. Pero lo que hicieron me sigue pareciendo una falta de
respeto.</DIV>
<DIV align=justify><BR>No soy un experto, pero me parece que una persona que es
operada de cáncer al menos cuatro veces en menos de un año y medio tiene un
cáncer galopante y no está en condiciones de gobernar. Ya en la campaña para las
elecciones de noviembre se lo vio a Chávez todo hinchado de cortisona y él mismo
reconoció que tenía que tomar poderosos calmantes para controlar el dolor.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Después estuvo tres meses en Cuba prácticamente sin dar
señales de vida, encerrado en un hospital de un país que depende económicamente
de lo que decida el enfermo o su eventual sucesor, sin que puedan verlo los
presidentes extranjeros que viajaron a visitarlo, ni nadie que no pertenezca al
círculo íntimo de Chávez y tenga el visto bueno de los hermanos Castro. Los
cubanos manejaron la comunicación desde la isla como lo vienen haciendo desde
que triunfó la revolución, hace ya muchas décadas: siguiendo a rajatabla el
modelo totalitario propagandístico de las dictaduras china y soviética.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Salvo en Corea del Norte, Irán, Cuba y países por el
estilo, cuando una persona importante se enferma, ni hablar el presidente, se
estila que el médico que lo trata o el jefe del equipo médico informe
periódicamente sobre el estado de salud del paciente. Alguien que se haga
responsable desde el punto de vista médico y diga qué enfermedad tiene el
paciente, en qué consisten las operaciones que se le realizan, qué órganos están
afectados y cuál es el tratamiento que se le practica. Información básica. No
hace falta entrar en detalles ni hacer un reality. Tampoco se puede negar lo
evidente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En el caso de Chávez, todavía no sabemos qué tipo de
cáncer sufrió, ni qué le removieron en las intervenciones quirúrgicas, ni de
dónde se lo removieron; nunca se supo si lo conectaron o no a un respirador
artificial, pese a que se dijo muchas veces desde el gobierno que Chávez padecía
una infección pulmonar; no se sabe si estaba bajo el efecto de la morfina y ni
siquiera se sabe si en algún momento estuvo inconsciente durante los tres meses
que estuvo en Cuba, según los chavistas, gobernando Venezuela.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Entonces, me parece, es lógico que mucha gente empiece a
poner en duda la información fragmentaria e incompleta que dieron Maduro y un
par de ministros, convertidos en portavoces de médicos que ni siquiera se sabe
quiénes son.</DIV>
<DIV align=justify><BR>No hace falta odiar a Chávez, ni tener amigos en el
exilio de Miami, ni ser golpista para desconfiar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Anoche, un médico legista me dijo que preparar un cuerpo
para ser exhibido durante diez días sin descomponerse lleva días, no horas. Pero
Chávez empezó a ser mostrado pocas horas después del anuncio de su muerte y
según los testigos estaba rozagante. Las fotos con las hijas y con la tapa del
Granma de ese día, al mejor estilo Fidel; el tweet anunciando que estaba
contento de volver a Venezuela; la limpia y vigorosa firma estampada en el único
decreto que supuestamente firmó durante su última convalecencia en Cuba; la
ausencia de familiares y funcionarios en el Hospital Militar, después de su
vuelta, mientras supuestamente se estaba curando, tras aterrizar sin que nadie
lo vea; la supuestas discusiones de gabinete y enérgicas órdenes que les daba a
sus ministros, cuando después resulta que no podía hablar porque le habían
practicado una traqueotomía... en fin, un montón de cosas que pueden ser verdad.
Pero cuando un gobierno oculta información básica, si somos honestos, creo,
vamos a sospechar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Y qué importa si hubo ocultamientos y aun mentiras si
todo se hizo en función de un bien común, el de preservar los grandes logros de
la Revolución Bolivariana? Bueno, está bien. Ignoremos eso y también el fracaso
económico, el dólar en negro, la inflación record, la criminalidad record, la
corrupción, las valijas, la patotas armadas que fungen de milicias chavistas, la
Corte Suprema de mayoría automática, el odio hacia Estados Unidos cuando le
vende todo su petróleo a Estados Unidos, el enfrentamiento con las
organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos, ignoremos que
no hubo dictador en el mundo que Chávez no abrazara. Hagamos de cuenta que hay
golpes de Estado buenos, como el que dio Chávez, y golpes de Estado malos, como
el que le hicieron a Chávez. Pasemos por alto estos detalles y vayamos al día en
que anuncian su muerte.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Me parece que para anunciar un complot internacional,
sobre todo en un día de tanta sensibilidad para los venezolanos, hay que ser un
poquito más serios, quizás hasta se podría mencionar alguna prueba. Y decir que
le inocularon el cáncer, justo en ese momento, ¿no es jugar con los sentimientos
de la gente?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Así llegamos a la Constitución. Y sí, voy a decir lo
mismo que dice Capriles, ese rival tan odiado por el chavismo. No lo digo porque
lo dijo Capriles, sino porque leí la Constitución. Mi impresión es que no la
están cumpliendo. Más bien, que el gobierno venezolano está manipulando la Carta
Magna chavista para afianzar el liderazgo de Maduro en defensa del modelo
carismático cesarista plebiscitario que moldeó el comandante.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La Constitución venezolana dice que si la ausencia del
presidente se produce antes de la jura, tiene que asumir el presidente de la
asamblea, que no es Maduro sino Diosdado Cabello. Lo dice muy claro. También
dice que el presidente tiene que asumir el 10 de enero y no cuando pueda, en
otra fecha. También dice que ni el vicepresidente ni miembros del gabinete
pueden ser candidatos en una elección para reemplazar al presidente. También
dice que el vicepresidente debe ser nombrado por decreto presidencial, ya que no
es un cargo electivo. Pero por suerte para los chavistas, con sucesivas
ampliaciones Chávez se aseguró una mayoría automática en el Tribunal Superior de
Justicia (TSJ), órgano de 32 miembros con el que reemplazó a la vieja Corte
Suprema de siete jueces a partir de la Constitución de 1999.</DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR>En sucesivos fallos
hechos a medida de Maduro, el TSJ falló que Maduro podía ser el "vicepresidente
ejecutivo" aunque Chávez no había firmado ningún papel nombrando a Maduro
vicepresidente, por el solo hecho de que Maduro había sido vicepresidente en el
período anterior; después falló que Chávez podía jurar cuando y donde quisiera,
sin que por eso se pusiera en duda que estaba al mando y en control del país,
cuando era evidente que no estaba en condiciones de hacerlo, sólo para sostener
a Maduro; después habilitó la candidatura de Maduro para las próximas elecciones
al inventar el cargo de "presidente encargado". O sea, para que se entienda, la
Constitución prohíbe al vice y los ministros ser candidatos, pero no al
"presidente encargado", pero porque ese cargo no existe, no figura en la
Constitución. Mejor dicho, no existía. La maniobra se consumó el viernes en una
juramentación que, lejos de los treinta y pico mandatarios que asistieron al
funeral de Chávez, apenas contó con la presencia de Correa, los presidentes
destituidos de Honduras y Paraguay y una ex senadora colombiana expulsada del
Congreso de su país, todos ellas personas muy repetables, pero con un peso
simbólico relativo a la hora de la legitimación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ese es el problema que yo le veo a esta situación.
Entiendo que Lula, Dilma, Insulza y los estadounidenses estén preocupados porque
la transición es un momento delicado en un país tan polarizado como Venezuela, y
nadie quiere problemas. Entiendo que los Castro estén preocupados por el
petróleo regalado, porque medio siglo de experimento comunista no les alcanzó
para darse cuenta de que así la economía no funciona.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero toda esta manipulación que se hace para fortalecer a
Maduro, a la larga o a la corta, podría debilitarlo. Porque podemos pasarnos
días enteros hablando de las falencias y las debilidades de las democracias
formalistas y neoliberales que colapsaron en Venezuela y otros países de región.
De cómo esas democracias fracasadas fueron interpeladas y reemplazadas por la
camada de caudillos personalistas que lideró Chávez.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero algunas formalidades parecen necesarias. Decir la
verdad aunque duela, por ejemplo, o respetar la Constitución cuando no me
conviene. No para retroceder, ni para entregar el país, ni para bajar las
banderas, sino para estar mejor. Para progresar a partir de lo que ya fue, más
allá de lo malo y de lo bueno.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>