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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>27 de marzo 2013<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: <A
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Venezuela</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>El dilema del populismo
plebeyo<BR></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT
size=3></FONT></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT size=3>La muerte del
presidente Chávez evidencia dudas sobre el futuro de un sistema que deberá
decidir si va a profundizar o no el modelo de protagonismo
popular.</FONT></STRONG><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Maristella Svampa
*</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Revista Ñ, Buenos Aires,
20-3-2013</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
title="http://www.revistaenie.clarin.com/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
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size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR><BR>Pese a lo mucho que
se ha escrito, no resulta fácil hablar sobre Hugo Chávez y el proceso
venezolano. Como gran líder carismático que generó hondas transformaciones
sociales y políticas, a la hora de un primer balance, la figura de Chávez
aparece cubierta de numerosas capas, atravesada por múltiples dimensiones, luces
y sombras, que tornan imposible aprehenderla o sintetizarla en una imagen o un
movimiento. Se ha ido uno de los raros políticos latinoamericanos de talla
mundial, capaz de generar fuertes ambivalencias y pasiones encontradas, aun
dentro de las izquierdas. Y, sin embargo, por encima de las críticas que
podríamos hacer, lo insoslayable es que en los últimos catorce años Venezuela,
el pueblo venezolano, las clases subalternas, lograron un inédito empoderamiento
social y político. En razón de ello, para pensar la complejidad que nos propone
el fenómeno, es que aquí quisiéramos recordar el Chávez insoslayable, el de la
democratización plebeya y el del símbolo del antiimperialismo
latinoamericano.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Así, en primer lugar, Venezuela, bajo el liderazgo de
Chávez, conoció un proceso de democratización plebeya que sólo puede ser
comparado al que atravesaron algunos populismos latinoamericanos en los 50. Tal
como sucedió bajo el primer gobierno peronista, el chavismo habilitó el ingreso
de aquellos sectores sociales que estaban tradicionalmente excluidos, logrando
por una vía tensa y contradictoria, un proceso real y efectivo de redistribución
del poder social. Expresión de ello ha sido la reducción de las desigualdades y
de la pobreza, la universalización en el acceso a la educación (Misión
Robinson), el acceso a la salud (Misión Barrios Adentro), la baja de la tasa de
mortalidad infantil, la construcción de viviendas populares, la entrega de
tierras, entre otros aspectos. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Asimismo, Chávez rescató la tradición del antiimperialismo
para América Latina. No sólo tenía el talento o el carisma para expresar
emociones colectivas, recitando, cantando y bailando bajo el frío intenso, sino
también la capacidad retórica y discursiva de dotar y recrear desde sus palabras
una mística latinoamericana que parecía imposible de recuperar, desde los
lejanos tiempos del Che. Es cierto, como dice Pablo Stefanoni que si Chávez fue
socialista, es porque era antiimperialista, y no al revés. Pero ese
antiimperialismo revestido de un utópico y por momentos confuso horizonte
socialista se nutrió de citas y tradiciones latinoamericanas, que iban de
Mariátegui a Martí y Galeano, pasando siempre e inevitablemente por Simón
Rodríguez y Bolívar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En una época en la cual el populismo volvió a actualizar
estilos políticos personalistas, retóricas nacional populares y debates
ideológicos que se creían perimidos, todo ello le valió a Chávez mil epítetos y
demonizaciones. Es que los populismos traen consigo una gran polarización -¡y
vaya si el chavismo la ha traído!- y a la vez, en esa tensión constante y
constitutiva que ofrecen entre la apertura y el cierre de la política, los
populismos traen a la palestra, tarde o temprano, una perturbadora e incisiva
pregunta, en realidad, la pregunta fundamental de la política: qué tipo de
hegemonía se está construyendo, plural u organicista, en su versión nacional
popular o en la ya conocida versión nacional estatal. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En este sentido, cabe añadir que hay algo intrínseco que
diferencia el populismo chavista de otros hoy existentes. En el país caribeño,
la polarización no es meramente discursiva sino que refleja de modo contundente
la confrontación entre clases sociales diferentes. Quiero decir con esto que el
chavismo es un populismo de clases populares que, hasta ahora, ha reflejado la
articulación -rica y compleja, por momentos tensa, casi siempre desigual- entre
líder y clases subalternas. Para hacer una comparación que generará escasa
simpatía entre mis colegas oficialistas: el chavismo se diferencia de otros
regímenes, como el kirchnerismo, por su componente de clase, pues este último no
es otra cosa que un populismo de clases medias que hablan en nombre de las
clases populares (por la que pretenden descalificar a otros sectores de clases
medias). Teniendo en cuenta el legado político organizacional del peronismo -de
varias décadas-, en el marco del kirchnerismo, las clases populares,
asistencializadas, empobrecidas o precarizadas, carcomidas por la inflación, son
cada vez más las convidadas de piedra en un proceso que indica un virulento
conflicto intra clase. Por el contrario, en Venezuela las clases subalternas se
convirtieron en protagonistas centrales, en un contexto de lucha contra los
sectores privilegiados.</DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR>Es por ello que la
dinámica de democratización que vivió Venezuela trajo como correlato la
consolidación de un protagonismo popular que hoy quizá sólo encuentra parangón
con el proceso boliviano. Quien haya estado alguna vez en Caracas, bajo la era
de Chávez, habrá sentido -corporal e intelectualmente- lo que significa el
empoderamiento popular, cuando las voces bajas se transforman en voces altas: me
refiero a la necesidad de expresar opiniones, comunicar digresiones o
desacuerdos, dar cuenta de una visión del mundo, profundamente plebeya, visible
sobre todo en mujeres y jóvenes, logrando niveles potentes de audibilidad y de
presencia interpelante, no sólo en el ámbito de las barriadas populares,
consejos comunales sino también en la calle, en los medios o inclusive en
eventos académicos. Esto es lo que muchas organizaciones sociales denominan
"poder popular". Tampoco hay que engañarse: el protagonismo popular aparece
limitado, pues tal como señaló nuestro colega venezolano Edgardo Lander, la
mayoría de las organizaciones populares fueron creadas desde arriba, dependen
del financiamiento gubernamental y tienen dificultades para posicionarse de
forma independiente. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El chavismo después de Chávez enfrenta numerosos
problemas. El hiperpresidencialismo heredado, una tradición política de notorias
consecuencias negativas en América Latina, es uno de ellos. Otro, no menos
importante, evoca las limitaciones del modelo socioeconómico, histórico en
Venezuela, basado cada vez más en el extractivismo petrolero. Por último, la
dinámica económica ligada al Estado rentista ha generado una burguesía
bolivariana, civil y militar, que bien puede terminar por encaramarse como clase
dirigente. Y ello, sin olvidar el enorme rol que los militares ya tienen. En
suma, hay un Chávez rotundamente latinoamericano, antiimperialista, popular y
plebeyo, que deja una marca indeleble en la historia de nuestras tierras. Pero
hay también un proceso de protagonismo popular, cuyo discurrir, en la era del
poschavismo, es la gran incógnita. Así, si el régimen chavista tiene múltiples
rostros, algunos de ellos insoslayables, en la etapa del poschavismo enfrentará
grandes desafíos: el de profundizar el protagonismo popular, en una dinámica
abierta y plural, o el de consolidar un populismo de clases privilegiadas,
asentado en un núcleo dirigente, como en otros países latinoamericanos.
<BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* Socióloga y escritora argentina.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>