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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>11 de abril 2013</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: <A
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<DIV align=justify><STRONG><FONT
size=3>Capitalismo<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Muerte de Margaret
Thatcher<BR></DIV></STRONG></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Una brutal guerrera de la clase
dominante<BR></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Alex Callinicos
</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Socialist
Worker</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
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title="http://socialistworker.co.uk/ CTRL + clic para seguir el vínculo">http://socialistworker.co.uk/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Traducción de Beatriz Morales
Bastos</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2
face=Arial><STRONG>Rebelión</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
title="http://www.rebelion.org/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://www.rebelion.org/"><STRONG
title="http://www.rebelion.org/ CTRL + clic para seguir el vínculo">http://www.rebelion.org/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><BR><BR>Quienes recuerdan lo que
Thatcher hizo a los mineros (y a muchas otras comunidades de la clase
trabajadora) preferirán inmortalizarla como el poeta Shelley inmortalizó a otro
político conservador, Lord Castlereagh, después de la masacre de Peterloo en
1819: "Encontré el asesinato en el camino/ tenía una máscara como
Castlereagh".</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Y es que a lo que se dedicaba Tatcher era al asesinato. A
veces el asesinato era metafórico (de industrias y comunidades). Con todo,
destruyó vidas humanas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Otras veces el asesinato era real. Supervisó la guerra
sucia que se estaba desarrollando entonces en Irlanda. La crueldad de Tatcher
también se hizo manifiesta cuando condenó a los huelguistas de hambre irlandeses
a la muerte en vez de concederles el reconocimiento como presos políticos por el
que estaban luchando.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los 907 miembros del personal militar argentino y
británico muertos en las Islas Malvinas en 1982 no habrían muerto si Thatcher no
hubiera decidido retomar por la fuerza una absurda anomalía colonial. Su legado
fue que continuara la posesión británica de las Malvinas, lo que sigue
envenenando las relaciones con Argentina.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Thatcher se regodeaba con la guerra. Cuando finalmente su
gobierno decidió prescindir de ella en noviembre de 1990, suplicó permanecer
como primera ministra hasta que terminara la guerra que estaba por llegar contra
el Iraq de Saddam Huseín.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Aunque fue moralmente despreciable, probablemente
Thatcher podía afirmar que fue la última dirigente británica de importancia
histórica mundial. Asumió el cargo en mayo de 1979 en una coyuntura histórica
crítica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En aquella década la economía mundial estaba entrando en
su segunda gran recesión, prueba de que el largo periodo de bonanza de las
décadas de 1950 y 1960 había más que acabado. Por debajo de la crisis económica
hubo un brusco descenso de la tasa de beneficio sobre el capital en comparación
con los años del último periodo de bonanza.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Recuperar la rentabilidad exigía forzar la tasa de
explotación de los trabajadores. Pero, particularmente en Gran Bretaña, la clase
dirigente estaba atrapada entre la espada y la pared. Se enfrentaba a una clase
trabajadora bien organizada y combativa que durante el periodo de bonanza había
construido en los centros de trabajo una poderosa estructura organizativa de
base.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El movimiento de los trabajadores británicos, dirigido
por los mineros y estibadores, había acabado con el predecesor conservador de
Thatcher, Ted Heath, entre 1972 y 1974. La gran revuelta por el jornal de
1978-1979, el "invierno del descontento" que destruyó el Contrato Social
introducido por los laboristas después de Heath, mostró la persistente fuerza de
este movimiento.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Antes de que Thatcher ganara las elecciones generales de
1979, ya se había calificado a sí misma de "Dama de Hierro" para representar una
forma de hacer política de la clase dirigente mucho más dura y combativa de lo
que se había vuelto común en los años del periodo de bonanza. Desenterró las
ortodoxias del libre mercado que habían sido enterradas con la Gran Depresión de
la década de 1930.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Más que cualquier otro prominente político capitalista
Thatcher promovió lo que pronto se conocería como el neoliberalismo. Pronto tuvo
un aliado inmensamente poderoso en el nuevo presidente republicano de derecha de
Estados Unidos, Ronald Reagan.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero Reagan se enfrentaba a un movimiento de los
trabajadores menos poderoso y en la época en la que asumió la presidencia en
enero de 1981 se pudo beneficiar del impacto de la brutal recesión impuesta por
Paul Volcker, director de la Reserva Federal estadounidense, en octubre de
1979.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A Thatcher y a sus aduladores les gustaba elogiar su
valor. De hecho, particularmente en sus primeros años en Downing Street, fue
cautelosa y a menudo hizo todo lo posible para evitar confrontaciones prematuras
que pudieran provocar una respuesta demasiado poderosa de la clase
trabajadora.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Gozó de una enorme ventaja que heredó de sus
predecesores, el primer ministro laborista Harold Wilson y después de él, Jim
Callaghan. El Contrato Social finalmente falló, pero consiguió integrar a una
cada vez más burocratizada capa de prominentes representantes sindicales para
colaborar en la administración y el Estado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esto significó, por ejemplo, que los jefes de la gigante
empresa del automóvil British Leyland podían actuar en contra de uno de los más
poderosos de estos representantes. Derek Robinson, el enlace sindical de la
fábrica Longbridge en Birmingham, se encontró apartado del taller y se consiguió
discriminarle.</DIV><FONT size=3 face=Calibri></FONT>
<DIV align=justify><BR>También significó que a menudo el sectarismo falsificó la
solidaridad. Esto hizo que para Thatcher fuera más fácil aislar la épica huelga
de mineros de 1984-1985.<BR></DIV>
<DIV align=justify>Pero también tuvo suerte. Si los armeros argentinos hubieran
colocado las espoletas adecuadas en sus bombas, la mayoría de los barcos de
guerra británicos habrían acabado en el fondo del Atlántico sur y Thatcher
habría tenido que dimitir en medio de la ignominia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>También fue afortunada con sus enemigos, lo cual fue
cierto respecto a sus oponentes laboristas: primero Michael Foot y después Neil
Kinnock ocultaron una política cada vez más de derecha detrás de un globo de
aire caliente de retórica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por encima de todo esto fue cierto respeto a los
dirigentes sindicales que para su eterna vergüenza permitieron que los hombres y
mujeres de las comunidades mineras lucharan solos durante un año. Escuadrones
militarizados de policía ocuparon pueblos mineros y los compinches de Thatcher
organizaron un sindicato esquirol a medida que la desesperación y las
privaciones minaban la voluntad de lucha de los mineros.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero hubo momentos en los que se la podría haber
derrotado, sobre todo en julio de 1984, cuando una operación organizada de
esquiroles provocó una huelga nacional de estibadores y también ese mismo otoño
cuando los sustitutos de los mineros (supervisores) amenazaron con abandonar el
trabajo. En ambas ocasiones la burocracia sindical acudió a rescatarla.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En el periodo subsiguiente a su victoria Thatcher trató
de radicalizar sus intentos de remodelar Gran Bretaña para el individualismo
posesivo del mercado. Para finales de la década de 1980 ella y su ministro de
Hacienda Nigel Lawson habían maquinado la primera bonanza creada por la burbuja
financiera de la era neoliberal.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero al final Thatcher intentó hacer demasiado.
Jactanciosamente en 1989-1990 impuso el impuesto de capitación [poll tax] por el
cual todo el mundo, fueran millonarios o indigentes, tenía que pagar la misma
cantidad [de impuestos] para financiar el gobierno local.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Llegó una explosión social caída del cielo, los mayores
disturbios que había visto Londres desde la década de 1930 y un movimiento de
masas de 14 millones de personas que se negaban a pagar ese impuesto.
Finalmente, el instinto de supervivencia obligó a los conservadores a echar a
Thatcher de su búnker y a abolir el impuesto.</DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR>Esta es la lección más
importante del mandato de Thatcher. Por suerte ha muerto cuando está entrado en
vigor un ataque aún mayor al estado de bienestar que cualquiera de los que ella
preparó.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La mejor forma de venganza de clase de Thatcher sería
crear un movimiento social aún mayor para acabar con el gobierno de coalición y
sepultar todo lo que ella levantó aún más profundamente que el ataúd en el que
va a yacer.
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV></BODY></HTML>