<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META content="text/html; charset=unicode" http-equiv=Content-Type>
<META name=GENERATOR content="MSHTML 8.00.7600.16385"></HEAD>
<BODY style="PADDING-LEFT: 10px; PADDING-RIGHT: 10px; PADDING-TOP: 15px"
id=MailContainerBody leftMargin=0 topMargin=0 CanvasTabStop="true"
name="Compose message area"><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>14 de abril 2013</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: <A
title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="mailto:germain5@chasque.net">germain5@chasque.net</A></FONT></STRONG><A
title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
size=4></FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Uruguay<BR><BR>Empleadas
domésticas<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT size=3>Las más
vulnerables</FONT></STRONG><BR><BR></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Daniela Bluth <BR>El País,
Montevideo, 14-4-2013</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><A
title="http://www.elpais.com.uy/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://www.elpais.com.uy/"><STRONG>http://www.elpais.com.uy/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV> </DIV><BR></FONT><FONT size=2 face=Arial>Isabel Medina (53) se crió
en lo que en aquel entonces se llamaba Consejo del Niño y hoy se conoce como
INAU. A los ocho años un grupo de monjas argentinas la adoptó y le ofreció
educación en un colegio religioso de San José. Después la llevaron a Buenos
Aires, donde hizo hasta segundo de liceo. "Me acuerdo que me llevé matemáticas y
literatura. Pero las salvé en verano. Era muy aplicada, buena estudiante", dice.
Cuando los militares dieron el golpe de Estado en el país vecino, Isabel tuvo
que cruzar el charco. "Fue un tema de papeles...". Tenía 17 años y ningún
familiar a quien pedirle ayuda. Volvió a golpear las puertas de la institución
de menores, que le consiguió su primer trabajo: empleada doméstica, con cama, en
la casa de un "matrimonio mayor". La solución estaba bastante lejos de su sueño,
que era estudiar, tener un oficio, quizás algún día llegar a ser enfermera. Pero
no tuvo opción.<BR><BR>"Tuve una experiencia muy dura", recuerda. Fue víctima de
malos tratos y pasó hambre. "La heladera estaba cerrada las 24 horas del día, le
ponían una cadena y un candado". Con su primer sueldo -cien pesos por mes- se
compró dos conjuntos de ropa nueva y fue al cine. En esa casa trabajó algunos
meses, hasta que alguien le recomendó ir a una agencia de colocaciones, donde
podía conseguir "algo mejor remunerado". Aunque tuvo otros trabajos -desde en
una fábrica de tapados de piel hasta en la zafra de recolección de limones-
cuando le preguntan su profesión no duda en responder: "empleada
doméstica".</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Isabel no está sola. Junto a ella está Zulma, Matilde,
Nora, Adriana... Porque ella es una de las 86.433 personas que trabajan en el
servicio doméstico en Uruguay, según un estudio del Centro de Investigaciones en
Economía Aplicada de la Universidad de Montevideo (UM) al que accedió Domingo.
Con el objetivo de lograr una radiografía del sector, la investigación utilizó
datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), elaboró hipótesis y realizó
análisis.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La gran conclusión es que uno de cada diez hogares
(11,2%) tiene servicio doméstico. En su amplia mayoría está a cargo de una mujer
(99,2%) que pertenece a uno de los sectores más vulnerables de la sociedad,
donde la tasa de pobreza (19%) es mayor a la media del país y el nivel de
educación no alcanza al Ciclo Básico (7,8 años en promedio). Además, la mitad
(53%) trabaja en la informalidad. "Son las mujeres que están en más situación de
pobreza, que viven en más asentamientos y que tienen menos educación. Les toca
todo lo peor... Algo no está funcionando bien, hay que ayudarlas, tanto a que se
puedan formar un poco más como a que puedan dignificar su profesión", opina el
economista Alejandro Cid, coordinador del estudio, en el que trabajaron Gonzalo
Arrieta y Marianne Bernatzky.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>El cambio</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Isabel estrenó trabajo nuevo a fines de febrero. Está
contenta con el cambio, dejó atrás tres años en una empresa de limpieza. "Me
cansé de que me negrearan, y así clarito lo puse en la carta de renuncia". Ahora
hace "todas las tareas" para una familia en Punta Carretas, en un régimen de
ocho horas, de lunes a viernes. "Desde el principio nos tratamos de tú, se
terminó el `sí, señora`, eso de no mirarse a los ojos. Me siento realizada
porque soy tratada de igual a igual, eso no se ve siempre. Ella es tan señora
como yo. ¿O somos diferentes porque yo lavo los pisos y ella no?",
reflexiona.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La situación de las empleadas domésticas comenzó a
cambiar a partir de 2005. En el correr de tres años se creó el Sindicato Único
de las Trabajadoras Domésticas (SUTD), por primera vez en la historia el sector
participó en instancias de negociación colectiva -como los Consejos de
Salarios-, y se aprobó la ley N° 18.065, que igualó sus condiciones laborales a
las del resto de los trabajadores. Se estableció una jornada de ocho horas, un
régimen de descanso, cobertura social plena, derecho al seguro de paro y de
enfermedad, entre otras conquistas. Además, en junio de 2012 Uruguay se
convirtió en el primer país que ratificó el Convenio 189 de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) sobre trabajo decente para trabajadores
domésticos. Sin embargo, son los cambios de mentalidad los que todavía
cuestan.<BR><BR>Para el subsecretario del Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social (MTSS), Nelson Loustaunau, las malas condiciones laborales, tan
arraigadas en el sector doméstico, están estrechamente ligadas al origen de la
actividad. "Es un trabajo que durante siglos hacían los esclavos", recuerda.
"Hasta no hace mucho había una rémora, y todavía queda, de esa concepción del
trabajador como objeto en lugar de sujeto". Incluso el término "servicio
doméstico" tiene una carga simbólica fuerte. "Nosotros abogamos por decirles
trabajadores del hogar", dice.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Según el estudio de la UM, en 2011 un 11,2% de los
hogares del país declaraba tener servicio doméstico: 10,8% contaba con empleada
con retiro y 0,4% con cama. De esos hogares, la mayor parte son casas (alrededor
de 65%). En Montevideo, los barrios con más demanda son Punta Carretas (33,4%),
Carrasco (16,8%) y Pocitos (14,9%).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Además, 5% de los hogares de Uruguay recibía ayuda de
"otros familiares", que no integraban el hogar, para limpiar, cuidar niños o
ancianos o hacer alguna tarea doméstica, sin mediar pago.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Contrariamente a lo que podría pensarse, alrededor de 67%
del personal doméstico trabaja en el interior del país. Los departamentos que
más emplean son Montevideo (33%) y Canelones (18%), seguidos por Maldonado (7%)
y Rivera (3,7%).</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>En el debe</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Matilde Castillo (56), Adriana Fernández (47) y Nora Pacheco
(66) son exintegrantes del SUTD. Por desavenencias con algunos dirigentes
abandonaron el gremio, pero no las ganas de difundir y defender los derechos de
las mujeres que, como ellas, se desempeñan como empleadas domésticas. Desde hace
un año, a través de la Agrupación María Goretti, hacen volanteadas por distintos
barrios de Montevideo y apuestan a llegar al interior. También tienen un espacio
en CX22 Radio Universal.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Aunque con historias diferentes, las tres llegaron al
trabajo doméstico como última alternativa. Matilde y Nora lo hicieron luego de
perder su trabajo en una fábrica; Adriana tras la crisis de 2002, cuando tuvo
que cerrar el negocio de comida que tenía en su casa. "Hice de tripas corazón,
porque no sabía cómo hacer ni cómo actuar", dice Nora, hoy jubilada. "Era muy
diferente trabajar con 1.500 compañeros en una fábrica que en una casa de
familia. Tenés que ser muy reservada y marcar la diferencia. El patrón es el
patrón y yo soy la trabajadora, no soy amiga de nadie", dice.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Todas recuerdan alguna "mala experiencia" y aunque
reconocen que se ha avanzado bastante, aún hay mucho para hacer. "Antes éramos
completamente invisibles. Con la aprobación de la ley logramos torcer un poco la
historia", opina Matilde. "Puertas adentro (de los hogares) hubo mucha
resistencia. Hacíamos asambleas, llamábamos a los canales y al día siguiente
teníamos compañeras despedidas", agrega Nora.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Según las trabajadoras consultadas, la mayor conquista es
el respeto por la extensión de la jornada laboral y la hora de descanso. "Antes
no podías ni ir al ginecólogo, ahora si en tu hora libre querés ir a sentarte al
banco de la plaza, podés", dice Isabel.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De acuerdo a datos del INE, el personal doméstico
trabaja, en promedio, 24 horas por semana. El problema, advierte Cid, es que se
llega a esa cifra porque "una proporción no despreciable de empleadas" está en
actividad más de 50 horas semanales. "Ese es otro síntoma de vulnerabilidad. Hay
unas mil mujeres que trabajan más de 60 horas en la semana", agrega. Según el
informe, las empleadas "con cama" trabajan en promedio 33,8 horas
semanales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Una de las cuentas pendientes son los aún altos índices
de informalidad. Según el informe, 53% trabaja informalmente, porcentaje que ha
disminuido en los últimos años, "pero sólo levemente".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Del estudio también se desprende que el ingreso mensual
promedio que recibe una doméstica es de $ 5.560 y de $ 58 cuando es por hora.
Luego de marchas y contramarchas, esta semana se firmó el nuevo convenio laboral
del sector, que fijó el salario mínimo en $ 9.544 (por 44 horas semanales y 25
jornales al mes) y la hora laboral en $ 50,21 (ver recuadro).<BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Educar más</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Para Cid, el precio de la hora de trabajo está estrechamente
ligado a uno de los aspectos más preocupantes que arrojó la investigación: el
bajo nivel educativo de este sector de la población y el escaso número de
domésticas que está estudiando actualmente (2%). "Si estuviéramos en la crisis
de 2002 todavía, pero Uruguay viene creciendo desde hace siete años. Sin
embargo, este grupo de mujeres está estancado en número y en formación",
señala.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cid plantea las preguntas, pero no tiene las respuestas.
"No sé por qué es así, capaz que es falta de información... No hay que
imponerles que sean economistas, pero tienen que poder ser lo que ellas
quieran".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Nenucha, quinta generación de la Agencia Manolo, la más
antigua del mercado, nota que los años de estudio de las mujeres que llegan
hasta su local de la avenida Uruguay son cada vez menos. "El nivel cultural bajó
mucho. Algunas chicas hacen el liceo o la facultad de noche, pero son las
menos", dice. Sin embargo, explica que en este rubro el estudio "ya no cuenta",
lo principal es la honradez y las referencias.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El estudio de la UM señala que el personal doméstico
tiene en promedio sólo 7,8 años de educación, o sea, no logra finalizar el Ciclo
Básico. Además, en 2011 sólo 2,26% de estos trabajadores asistía a un centro de
enseñanza.</DIV>
<DIV align=justify><BR>"La población que se dedica al servicio doméstico viene
del contexto más difícil", dice Nenucha mientras atiende consultas por otras dos
líneas telefónicas. "Las mujeres tienen un pasado de maltrato familiar, están
separadas, con niños para mantener.", comenta.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Justamente, otra de las conclusiones del informe, señala
Cid, es que respecto a la población total de Uruguay, las empleadas domésticas
tienen más problemas de estructura familiar: 21% está divorciada y 19% separada
de unión libre. "Toda la experiencia empírica indica que el mejor entorno para
la mujer es vivir con una pareja estable y sus hijos biológicos", dice el
economista. Junto a las repercusiones económicas, Cid estima que este panorama
de mujeres jefas de hogar también incide en su incapacidad para seguir
estudiando. "Son madres que no se pueden educar porque terminan de trabajar y
tienen que ir a cuidar a sus hijos, cocinar y limpiar... porque están
solas".</DIV>
<DIV align=justify><BR>La mayoría de estas mujeres tiene entre 36 y 55 años, 91%
es de ascendencia blanca y casi 26% nació en Montevideo. De las que viven en la
capital, 6,5% lo hace en Casavalle, 4,4% en La Paloma (Tomkinson) y 4,1% en
Casabó, todos barrios humildes al Norte de la ciudad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A Isabel le lleva dos ómnibus y casi dos horas llegar
hasta su casa en Paso de la Arena. Lo mismo le pasa a Matilde para ir desde
Carrasco hasta el barrio Ituzaingó. O a Adriana, que vive en Belvedere. En el
trayecto aprovechan para conversar con alguna compañera, hablar de la nueva
familia con la que están trabajando o informarse sobre el último convenio
salarial. Es fuente de información y espacio de catarsis. Aunque no todas
reconocen vocación de servicio, coinciden en que es un trabajo digno y
necesario. "Yo puedo vivir sin las señoras, me puedo desenvolver haciendo otras
cosas, pero si le pido a la señora que planche una camisa o haga una masa de
pascualina no lo sabe hacer. Yo puedo vivir sin ellas, pero ellas no pueden
vivir sin la empleada doméstica", dice una de las entrevistadas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta mujer, que no terminó el liceo, sabe de lo que
habla. Una y otra vez los números demuestran que el servicio doméstico es cada
vez más necesario. "Antes se consideraba el lujo de los pudientes, pero eso no
es más así. Hoy es la necesidad de la clase media que sale a trabajar o de un
viejito que le paga a alguien para que lo ayude con una modesta jubilación",
señala Loustaunau. Y concluye: "Pasó de ser un lujo a ser parte de la vida
moderna".</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Mejoraron condiciones y salarios; nuevo convenio
hasta 2015</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde 2009 cada 19 de agosto se celebra el Día de la
Empleada Doméstica, que para las trabajadoras del sector es feriado. Lo curioso
es que la fecha no conmemora el nacimiento o la muerte de un trabajador, sino
una conquista mucho más terrenal: el 19 de agosto de 2008 representantes del
Sindicato Único de las Trabajadoras Domésticas participaron por primera vez en
la historia uruguaya en una instancia negociación colectiva. "Eso demuestra la
importancia que ese momento tenía para ese grupo de trabajadores", señala Nelson
Loustaunau, subsecretario del MTSS. A ese mojón -que trajo como consecuencia su
participación en los Consejos de Salarios-, se sumó la aprobación de la ley N°
18.065, que marcó un salto cualitativo en materia de derechos. "Junto con los
trabajadores rurales, este sector estaba totalmente excluido del sistema",
recuerda el jerarca. Del otro lado de la mesa, en representación de los
patrones, se ubica desde entonces la Liga de Amas de Casa, presidida por Mabel
Lorenzo. "Siempre se ha actuado de buena fe. Y los logros han sido muchos. Es
importante saber que es una relación de dependencia pero con algunos resortes
totalmente distintos a cualquier otra actividad", explica. En la Liga funciona,
dos veces por semana, un consultorio jurídico laboral gratuito para atender todo
tipo de preguntas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El miércoles 10, tras varios meses de marchas y
contramarchas, se firmó el nuevo convenio laboral para el sector, que fijó el
salario mínimo nominal ($ 9.544,43) y los ajustes salariales anuales hasta
diciembre de 2015. El convenio estableció tres franjas salariales, con aumentos
del 11,84%, 10,83% y 9,66% según el salario bruto que perciba la trabajadora.
"Este es uno de los grupos que ha tenido mayor crecimiento del salario real,
pero partía de bases muy bajas", dice el jerarca del ministerio. Para
Loustaunau, actualmente el servicio doméstico compite con otro sectores, como el
de la industria de la vestimenta, justamente porque ofrece mejores
sueldos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>"Hay casos en que el ingreso de las mujeres al servicio
doméstico no es sólo por falta de formación, sino porque tienen mejor
remuneración que en otras tareas", concluyó.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Las cifras</STRONG></DIV><FONT size=3
face=Calibri></FONT>
<DIV align=justify><BR>11,2% de los hogares del país tenía servicio doméstico en
2011. Además 5% recibía ayuda de familiares que no viven en la casa.<BR></DIV>
<DIV align=justify>19% de las trabajadoras domésticas están debajo de la línea
de pobreza, casi el doble que en el total del país (10,8%).<BR></DIV>
<DIV align=justify>7,8 son los años de educación que, en promedio, alcanza el
servicio doméstico; equivale a no terminar el Ciclo Básico.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>