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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>16 de abril 2013</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: <A
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Haití<BR><BR>Un país maquila que no
tiene qué comer</FONT></STRONG> <BR><BR></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG>Otramérica <BR></STRONG><A
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title="http://otramerica.com/ CTRL + clic para seguir el vínculo">http://otramerica.com/</STRONG></A> </DIV>
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<DIV align=justify></FONT><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial>Hace 30 años, los asesores haitianos
y estadounidenses del dictador Jean-Claude Duvalier compartían la misma visión
del futuro de Haití: el país debería ser el "Taiwán de El Caribe". Es decir: un
gigantesco complejo de maquilas que garantizaría salarios de miseria en las
industrias de textil, electrónica y de fabricación de implementos de béisbol de
Estados Unidos. La 'reconstrucción' del país va por el mismo camino.<BR>Tres
décadas después de esta visión, el gobierno de Michel Martelly, la Comisión
Interina para la Reconstrucción de Haití (CIRH), el Departamento de Estado de
Estados Unidos, el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID), otras instituciones financieras internacionales, George Soros y otros
actores implicados en la 'reconstrucción' de Haití planean lograr que 200 o
quizás 500 mil obreras y obreros haitianos trabajen con salarios de hambre en
las "zonas francas" y en los "parques industriales" (eufemismo para nombrar las
maquilas donde se ensamblan piezas importadas libres de impuestos, que a su vez
serán re-exportadas sin pagar impuestos).</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Hay un problema</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>"Hay un problema en mi país: trabajo en una fábrica hace
25 años y todavía no tengo casa propia", le confió Evelyne Pierre-Paul a Ayiti
Kale Je (AKJ). Evelyn tiene 50 años y tres hijos. Antes del terremoto de enero
de 2010 vivía en un cuarto de alquiler. Veintidós meses después del seísmo, ella
y su familia continúan hacinados en una tienda en uno de los sórdidos campos de
refugiados de Puerto Príncipe. Su salario es de 225 gourdes (4,69 $US) por día.
Esa suma no alcanza para cubrir ni siquiera la mitad de los gastos básicos de
una familia. Por eso, no todos los hijos de Evelyne Pierre-Paul pueden ir a la
escuela. "El día de pago, después de cubrir las deudas no me queda casi nada",
explica Evelyn, que cose vestidos para One World Apparel, una fábrica gigantesca
donde las obreras y obreros cortan y cosen vestidos para K-Mart, Wal-Mart y
algunas compañías que venden uniformes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Según Ayiti Kale Je (AKJ), en 2011, había en las maquilas
haitianas cerca de 29 mil trabajadores, de los cuales el 65% son mujeres, que
cortaban y cosían vestidos para Banana Republic, Gap, Gildan Activewear, Levis y
otras marcas. La agencia haitiana señala que su salario es más bajo que en los
tiempos de la dictadura de "Bebé Doc".</DIV>
<DIV align=justify><BR>El estudio 'Time for a «High-Road» Approach to EPZ
Development in Haiti', de Yasmine Shamsie, señala que el modelo de las zonas
francas donde funcionan las maquilas ha incrementado la concentración de la
riqueza y de las desigualdades entre las regiones en Haití, ha contribuido a
aumentar el precio de la alimentación y la vivienda, y ha impulsado el
crecimiento de cordones de miseria alrededor de las fábricas porque los salarios
excesivamente bajos impiden que las obreras y obreros puedan pagar una vivienda
digna y segura.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>El Parque Industrial Caracol</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En octubre de 2012 el gobierno haitiano y algunas
autoridades de los "países amigos de Haití" vieron su sueño hacerse realidad
durante la inauguración del Parque Industrial Caracol (PIC) que, según ellos,
creará 20 mil -tal vez 65 mil- empleos. El PIC fue presentado como la "joya de
la corona" de la 'reconstrucción' después de la catástrofe de enero del
2010.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El presidente Michel Martelly aprovechó la ocasión para
repetir una vez más que "Haití es un país abierto a los negocios".
Multimillonarios, actores y gobernantes extranjeros aplaudieron al presidente.
Los folletos de promoción de Caracol prometían que el parque haría de Haití un
país "competitivo a nivel mundial, sin comprometer los estándares laborales y
ambientales".</DIV>
<DIV align=justify><BR>El PIC es un proyecto de los gobiernos de Haití, Estados
Unidos y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La agencia haitiana de
información Ayiti Kale Je (AKJ) revela que, un año después de iniciar
operaciones, 1.388 personas trabajan en el Parque Industrial Caracol, entre
estos 26 personas de otros países y 24 agentes de seguridad. La maquila coreana
que emplea el mayor número de personas es S&H Global, una filial de SAE-A
Trading. Esta maquila ensambla ropa para marcas estadounidenses como JC Penny,
WalMart y otras.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Según el New York Times, antes de que se firmara el
acuerdo para que la fábrica coreana se estableciera en Caracol, la AFL-CIO, la
mayor federación de sindicatos de los Estados Unidos, instó a los funcionarios
estadounidenses e internacionales a reconsiderar abrir las puertas de Caracol a
SAE-A Trading y, les envió información detallada sobre la "represión
antisindical atroz" que Sae-A llevó a cabo en Guatemala, que incluyó "actos de
violencia e intimidación". En la información, Homero Fuentes, quien supervisa
las fábricas para los minoristas estadounidenses, clasifica a Sae-A como "uno de
los violadores más importantes de las normas laborales."</DIV>
<DIV align=justify><BR>La advertencia de AFL-CIO fue desoída. Como en la mayoría
de maquilas, en Caracol, S&H Global ha contratado sobre todo a mujeres
jóvenes. A pesar de que el salario mínimo en Haití es de 300 gourdes por día, la
maquila coreana paga 200 gourdes (4,75 $ US). AKJ pudo establecer que una obrera
puede gastar 61 gourdes en transporte y 82 en alimentación. Sólo le restarían 57
gourdes o 1,36 $ US para los gastos de su familia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Una de las obreras entrevistadas por AKJ declaro: "Nos
tratan como a bestias. Nos gritan. Los alimentos que nos venden están mal
preparados, solo nos dan agua caliente, trabajamos sin cubreboca, el polvo nos
entra en la nariz. Los supervisores no nos respetan, no nos consideran como a
seres humanos, nos golpean con los vestidos que estamos cosiendo". A pesar de
que SAE-A asegura respetar el código de trabajo de Haití, se negó a recibir a un
grupo de reporteros de AKJ en su fábrica en Caracol.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Compitiendo con China</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El economista haitiano y profesor de l'Université d'État
de Haïti Frédérick Gérald Chéry explica que el salario pagado en las fábricas de
ensamblaje, con la complicidad del gobierno haitiano, no contribuye al
crecimiento de la economía. "El salario mínimo se debe fijar en términos de la
canasta básica y de los precios de los productos locales. No podemos empujar a
un obrero a comprar maíz importado de Estados Unidos", advierte Chéry.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La exministra de Asuntos Sociales, Josépha Raymond
Gauthier, reconoció en una entrevista que los salarios son bajos, pero se
apresuró a repetir la misma justificación que enarbolan los dueños de las
ensambladoras. "Alguien que trabaja (en una maquila) no va a volverse rico de la
noche a la mañana. Pero el que no trabaja, no tiene ninguna esperanza".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los que trabajan en las maquilas haitianas tampoco pueden
hacerse muchas esperanzas. Todas las compañías que se instalarán en el PIC se
beneficiarán de incentivos fiscales, y las maquilas de ropa tienen privilegios
suplementarios en virtud de la ley HELP (Haiti Economic Lift Program, por sus
siglas en inglés), aprobada después del terremoto por el Congreso de Estados
Unidos. La ley triplica las cuotas de exoneración de aduana para las
exportaciones de ropa fabricada en Haití a los Estados Unidos hasta el año 2020.
Como contrapartida, Haití se comprometió a garantizar que los salarios
permanecerán a un nivel "suficientemente" bajo. De hecho, el informe "Private
Sector Development in Haiti: Opportunities for Investment, Job Creation and
Growth The World", preparado por el Banco Mundial y el BID para el Forum
Económico Mundial de Davos en 2011, señala que para ese año el costo de la mano
de obra en Haití era "perfectamente competitivo con el de China".</DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR><STRONG>Desplazamiento a
cambio de salarios de hambre</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR>Para construir el Parque
Industrial Caracol, el gobierno haitiano y sus socios (BID y el Departamento de
Estado de Estados Unidos) desplazaron a 366 familias que explotaban 250
hectáreas de tierras fértiles. La producción de estas parcelas aseguraba la
sobrevivencia de cerca de 2.500 personas y el trabajo de 750 agricultores. Desde
noviembre de 2011, el espacio que ocupaban los agricultores fue asfaltado con el
fin de construir hangares en donde supuestamente funcionarán las maquilas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las autoridades haitianas han declarado que han
indemnizado a los agricultores y que han encontrado un espacio para reubicarlos
cerca de Glaudine. Pero, después de dos años, los agricultores se muestran
escépticos. Recuerdan que en la zona de Ouanaminthe, donde se construyó el
Parque Industrial CODEVI, en 2003, todavía hay agricultores expulsados que no
han recibido la tierra que les prometieron.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Antes Caracol era el granero del departamento del
Noreste. Pero "en este momento escasean los productos agrícolas, vivimos en la
miseria", señaló a AKJ el agricultor expulsado Breus Wilcien. Vilsaint Joseph,
una de las autoridades de la comunidad, recuerda: "Antes, cuando se recogía la
cosecha, los camiones salían cargados de maíz y frijoles hacia Puerto
Príncipe".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Aunque cualquier persona con tres dedos de frente, el
gobierno de Martelly y los onerosos estudios de las agencias de cooperación y
las Naciones Unidas identifican la producción de alimentos y la seguridad
alimentaria como una de las prioridades del país, la "reconstrucción" financiada
y apoyada por actores extranjeros continúa dando prioridad a la visión de Haití
como "país-maquila" en detrimento del apoyo a los pequeños agricultores.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En una entrevista realizada por el New York Times en
2012, José Agustín Aguerre, director del BID en Haití (entidad que financia el
parque industrial Caracol), reconoció que "crear una industria de maquila de
ropa es una opción que todo el mundo intenta evitar". El muy bien pagado
funcionario Aguerre consideró esta opción "como un último recurso". Pero aseguró
que la maquila es "una buena oportunidad" para Haití, "aunque los salarios son
bajos". Y para finalizar declaró: "Sí, mañana las compañías podrían irse porque
encuentran mejores lugares. Pero todo el mundo piensa que esta apuesta valía la
pena (para Haití)". Aguerre se refería a "todo el mundo" en el BID.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>