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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>24 de abril 2013</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: <A
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Paraguay<BR><BR>El cambio de gobierno no
trae grandes esperanzas a campesinos movilizados por tierras<BR><BR>Como si
nada</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Andrea Martínez, desde Curuguaty,
Paraguay</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><STRONG>La Diaria, Montevideo,
24-4-2013</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><A
title="http://ladiaria.com.uy/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
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title="http://ladiaria.com.uy/ CTRL + clic para seguir el vínculo">http://ladiaria.com.uy/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><FONT size=3 face=Calibri></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR>Los campesinos de
Curuguaty se dividieron en dos grupos, después del desalojo de una ocupación de
tierras que terminó con 17 muertos el 15 de junio. Si bien al principio esa
división respondía a cuestiones prácticas, parecen crecer las diferencias entre
ambos. Uno de los grupos, la Comisión de Víctimas de Marina Cué, es liderado por
Mariano Castro, padre de Adolfo -muerto durante el desalojo- y de Néstor y
Adalberto -que permanecen en prisión. Con él conversó la diaria, así como con
campesinas del otro sector, que continúa con el reclamo por las tierras. Ellas
aseguraron que si en estos días no tienen una respuesta positiva del gobierno,
volverán a ocupar. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Al preguntarle si está muy desencantado por los eventos
que en los últimos años han sufrido los campesinos, Mariano Castro dice que sí.
A la pregunta de qué pasará si no hay justicia respecto a lo que sucedió en la
localidad de Curuguaty, sigue un silencio de su parte. "Vamos a luchar y vamos a
ocupar otra vez la tierra. Para mí es mejor morir que vivir en un país en esta
situación", responde.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Castro vive hace 20 años en tierras que le cedió el
Estado en Yvy Pytã. En su momento le dijeron a él y a su numerosa familia que se
asentaran allí, que más adelante regularizarían su situación y las tierras
serían suyas. Pero esa regularización nunca llegó. "En cualquier momento nos
pueden desalojar", dice.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La mayor parte de las dos hectáreas que tiene la familia
se destina a la plantación de mandioca, pero además hay decenas de gallinas que
apenas permiten el paso, algunos chanchos, un toro y una vaca. También tiene una
hilera de árboles de unas mandarinas ácidas, riquísimas, que no
comercializa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo que más le sirve para mantenerse es la mandioca. Como
crece debajo de la tierra está más protegida y es muy difícil perder la cosecha,
que después se vende a comercios de la zona y a una fábrica de almidón, que se
puede extraer de la planta. Esa fábrica es de un empresario brasileño, contó
Mariano. Agregó que los productores brasileños tienen una especie de gobierno
paralelo sobre las tierras que poseen, y que en Canindeyú disponen de grupos
armados para evitar que sean ocupadas. Por momentos Mariano parece totalmente
resignado. En especial cuando habla sobre la masacre de Curuguaty, que precedió
al juicio político en el que fue destituido el presidente Fernando Lugo, y en la
que murieron 11 campesinos y seis policías en circunstancias que no están
claras. "La justicia en Paraguay es solamente para los ricos, los pobres no
tienen justicia", "no se está haciendo la investigación clave que nosotros
esperábamos", "están buscando dejar todo en la nada", son algunas de sus frases.
Pero también se muestra firme al decir: "nosotros no nos vamos a entregar,
[Marina Cué] tiene que ser un asentamiento [campesino]. No vamos a entregar esas
tierras". Y hasta optimista: "En estos cinco años [de gobierno del recién electo
presidente Horacio Cartes] el pueblo va a tener que ver qué pasa. Si hay
mejoras, bien; si no, creo que los votantes van a tener que despertarse".
También se mostró contento por algunos hechos puntuales, como que dos mujeres
embarazadas acusadas por la masacre de Curuguaty salieran de prisión preventiva
gracias a una de las últimas huelgas de hambre de los detenidos, en que
participaron sus dos hijos, también en esa situación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Mariano reconoció que entre los líderes campesinos "hay
cansancio" porque en estos últimos cinco años no se han logrado grandes cosas, y
justificó a Lugo al decir que durante su gobierno enfrentó trabas en el
Parlamento a la hora de intentar comprar tierras para destinarlas, a los
campesinos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>"Nosotros, los campesinos, nos sentíamos muy bien bajo el
comando de Lugo, había más tranquilidad", dijo Mariano. Por eso, él apoya al ex
presidente y también lo hacen muchos otros líderes, dijo. Indicó que durante los
gobiernos anteriores al de Lugo no se escuchaban los problemas de los campesinos
ni se ofrecían alternativas. Algo similar prevé respecto al gobierno que
iniciará Cartes en agosto. En su opinión, desde la caída de Lugo volvió "la
época de Stroessner" y los campesinos han sido reprimidos en sus movilizaciones.
"Entre los partidos tradicionales no hay diferencias [.] se preocupan solamente
por sus intereses", aseguró.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin embargo, se mostró esperanzado en que durante los
cinco años de gobierno de Cartes aparezca otra figura progresista que sea capaz
de aglutinar a las fuerzas de izquierda, y deseó que "la gente pobre tome
conciencia y elija a esa persona". "Falta la unión de los pobres; si algún día
se logra, las autoridades van a tener que hacer bien las cosas, porque van a
tener miedo de perder", aseguró, antes de señalar que incluso entre los
campesinos hay divisiones.</DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR><STRONG>Los
otros</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Ariel Cabrera, dueño de la radio comunitaria FM Yvy Pytã
100.7 (la única emisora que se sintoniza en la zona) hizo de guía en la
recorrida de la diaria por la comunidad homónima donde vive Mariano, y el
campamento que los campesinos mantienen frente a Marina Cué, donde ocurrió la
matanza.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Contó que algunos meses atrás, por motivos de practicidad
y para repartir esfuerzos, la comunidad campesina de la zona se dividió en dos
grupos: uno que lucha por los presos y las víctimas (la Comisión de Víctimas,
liderada por Mariano), y otro que se dedica al reclamo de tierras. Este último
grupo mantiene un campamento en la franja que separa las tierras de Marina Cué
de la ruta 10. Las carpas están armadas con palos de madera, algunas lonas de
tonos anaranjados y muchos pedazos de bolsas negras de basura. Adentro de
algunas de ellas hasta se puede ver un colchón tendido sobre el suelo o un
catre. Cuerdas atadas entre los pocos árboles y las carpas sirven para colgar la
ropa, y a algunos metros se ve una red de volley; por donde se mire hay hamacas
paraguayas, donde están sentados varios campesinos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Al llegar, Ariel se acercó a un grupo de hombres que
tomaban tereré a la sombra de unos árboles, al costado de la ruta, y comenzó a
hablar con ellos en guaraní. "Los dirigentes no están, y ellos no quieren
hablar", dijo. Aun así, un grupo de mujeres compartió algunas palabras. La
presencia de hombres y mujeres es casi igualitaria en el campamento, y también
hay varios niños, entre ellos un recién nacido de cinco días y otra de dos
semanas. Los dos nacieron en Asunción.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La conversación que dos de las mujeres, Lourdes y María,
mantuvieron con la diaria reveló una división mayor a la que había pintado
Ariel. "Nosotros somos el grupo pacífico", dijo una de ellas. Ante la consulta
de si eso dejaba al otro grupo como "violento", contestó: "Por algo les mataron
a sus hijos y sus maridos". Ninguna de las dos estaba el 15 de junio, cuando la
Policía irrumpió en las tierras de Marina Cué. Mientras Mariano había asegurado
que contaban con el apoyo de algunas organizaciones y movimientos sociales,
Lourdes dijo que ellos no tienen el respaldo de nadie. "Esta lucha es nuestra y
la llevamos adelante bien solos", dijo. Tampoco en términos políticos hay
acuerdo. Lourdes es colorada y María no apoya a ningún partido: "Son todos
iguales". Ninguna de las dos votó el domingo y consideraron que durante su
gobierno, Lugo "quiso pero no pudo" ayudar a los campesinos. No tienen ilusiones
de que las elecciones y el nuevo gobierno signifiquen un cambio. "Capaz que es
peor todavía", dijo María.<BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>En la tierra</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El reclamo por las tierras de Marina Cué lo mantienen
unas 100 familias, pero en el campamento había una treintena de personas.
Algunas de ellas no tienen casa y se quedan siempre ahí. Otras se van rotando,
pasan unos días en sus viviendas y otros en el campamento. También para
participar en manifestaciones en Asunción van rotando, en parte para que todos
puedan visitar la capital, algunos por primera vez. Tanto María como Lourdes
participaron en el campamento que se estableció en Asunción, frente al Palacio
de la Justicia, del miércoles al viernes de la semana pasada. Consultadas sobre
por qué esa manifestación se levantó y no se mantuvo hasta la jornada electoral,
como estaba previsto, dijeron que el gobierno pidió a los campesinos que se
retiraran y les prometió que esta semana tendrían una respuesta a sus reclamos
sobre la tierra de Marina Cué. Había mucho escepticismo entre los tres
campesinos consultados por la diaria, que no descartaron que el gobierno
quisiera entregarles unas "tierras malas" que hay unos kilómetros más adelante
por la misma ruta. María y Lourdes sostuvieron que el campamento, que está
instalado desde la masacre, no se levantará hasta que no les den "un pedacito de
tierra", aunque dudaban de que el próximo gobierno fuera a escuchar sus
reclamos. Aseguraron que en esta semana, si no reciben una respuesta, comenzarán
a juntarse todas las familias en el campamento, para intentar impedir que esas
tierras se sigan plantando. Actualmente se está iniciando una nueva plantación
de soja, pese a que la Justicia emitió una orden de que allí no se haga nada,
porque todavía no se determinó si las tierras son del Estado o de la familia del
fallecido Blas Riquelme.</DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR>"Si la respuesta no es
la que esperamos, vamos a volver a entrar", aseguró Lourdes. La misma
posibilidad había manejado Mariano un par de horas antes. Hasta ayer no habían
recibido ninguna respuesta. "Seguimos esperando", dijo Lourdes, en comunicación
telefónica con la diaria.
<HR>
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<DIV align=justify></FONT> </DIV></BODY></HTML>