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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>12 de mayo 2013</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: <A
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>India</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Manifestaciones contra las
violaciones <BR></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Una movilización inédita y
ambivalente</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV><FONT size=2 face=Arial><STRONG>La autora presenta un agudo análisis de las
recientes manifestaciones contra la violación de mujeres en India, analiza su
carácter "inédito" y muestra como están atravesadas por una profunda
ambivalencia.</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Stéphanie Tawa
Lama-Rewal *</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Viento
Sur</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><A
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face=Arial>http://www.vientosur.info/</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Traducción de Faustino
Eguberri </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><FONT size=3 face=Calibri></FONT><A
title="http://www.vientosur.info/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
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title="http://www.vientosur.info/ CTRL + clic para seguir el vínculo"></STRONG></A></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Calibri></FONT><FONT face=Calibri></FONT><BR><FONT
size=2 face=Arial>La televisión francesa ha mostrado recientemente las imágenes
de manifestantes en Nueva Delhi, que expresaban su cólera frente al calvario de
una niña de cinco años, secuestrada, violada, abandonada como muerta después de
que sus violadores intentaran estrangularla, y finalmente encontrada viva por
sus padres el 17 de abril. No hay duda alguna de que si esas manifestaciones han
suscitado la atención de los medios indios y extranjeros, es porque evocan, como
un eco tardío, las espectaculares manifestaciones que marcaron la capital (pero
también otras metrópolis indias) a finales del año 2012. Manifestaciones
provocadas por la violación colectiva, el 16 de diciembre de 2012, de una
estudiante que murió doce días más tarde a causa de las heridas recibidas, y que
literalmente sacudieron India. En efecto, eran inéditas desde todos los puntos
de vista: por su objeto -pues la violación, y más en general la violencia sexual
contra las mujeres, no había suscitado jamás, hasta entonces una movilización de
una amplitud semejante; por la población movilizada -mixta en términos de género
y de clase, lo que es raro en el contexto indio, y con una fuerte representación
de los jóvenes (de secundaria y de universidad); por la duración de las
manifestaciones (más de tres semanas); y sobre todo, quizás, por su carácter
espontáneo: esas manifestaciones no tenían líder, ni consignas ni enemigo
claramente designado. Han sorprendido tanto a los actores como a los
observadores de la escena política india, y son justamente calificadas por la
jurista feminista Ratna Kapur, de "momento revolucionario" /1. Querría aquí
proponer una lectura retrospectiva de ese momento, identificar algunas de las
razones de esa explosión de cólera mezclada con vergüenza, y subrayar la
profunda ambivalencia de esta movilización /2.<BR></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Las razones de la
cólera</STRONG></FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Cuando la prensa india relata a diario casos de
agresiones sexuales más o menos atroces contra las mujeres, cuando la violencia
sexual es desde hace varios decenios un objetivo destacado de las movilizaciones
feministas, todo esto ante una relativa indiferencia del público, ¿cómo explicar
que la violación cometida el 16 de diciembre haya suscitado repentinamente una
reacción de una amplitud sin precedentes? Las explicaciones posibles remiten a
la vez a las características de este suceso particular, y a un contexto político
y mediático favorable.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En primer lugar, la agresión cometida el 16 de diciembre
era particularmente horrible: la víctima era una estudiante de 23 años que
volvía de una salida a un centro comercial con un amigo. Al no encontrar un
auto-rickshaw (un taxi propio de la zona), se subieron a un autobús privado que
iba en la dirección de su domicilio. El autobús solo tenía 5 pasajeros, además
del chófer. Los seis hombres, armados de una barra de hierro, violaron
sucesivamente a la joven, tras haber golpeado a su amigo que intentaba
defenderla. Clavaron luego la barra de hierro en el vientre de la joven,
desgarrando sus intestinos, luego tiraron a las dos víctimas, desnudas, a la
cuneta, mientras la joven se desangraba. Fueron precisas varias horas antes de
que la policía les encontrara y hospitalizara a la joven.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Porque era particularmente horrible, esta violación fue
particularmente visible: el 18 de diciembre, estuvo en la portada de numerosos
periódicos y diarios televisivos, expresando y propagando una "conmoción moral"
/3 que es indudablemente una de las principales razones de la
movilización.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La emoción provocada revela la gran empatía suscitada por
esta víctima particular -cuyo nombre jamás fue divulgado. Como he dicho, las
agresiones sexuales están lejos de ser raras en India, y otros sucesos de este
tipo habían suscitado anteriormente movilizaciones, pero eran movilizaciones que
se limitaban a las organizaciones feministas, que no encontraron jamás el eco
observado en diciembre de 2012. Sin embargo, la violación de Mathura, joven
tribal violada en un puesto de policía en Maharashtra, había jugado el papel de
desencadenante en el origen de la segunda ola del movimiento indio de mujeres,
en 1974. La violación de Bhanwari Devi, trabajadora social de casta baja,
víctima de una violación colectiva por hombres de casta alta para castigarla por
haberse opuesto a un matrimonio de niños, en Rajasthan, había suscitado una
nueva campaña de lucha contra las violencias sexuales en 1992. Numerosas
feministas indias, en diciembre, subrayaron el contraste entre la indiferencia
que rodea la práctica corriente de la violación de las mujeres dalits
(ex-intocables) por hombres de las castas superiores, en los campos indios, y la
indignación suscitada por la violación del 16 de diciembre. En este último caso,
la víctima ha suscitado una gran identificación, pues encarnaba a una clase
media en expansión a la que la vida urbana ofrece la oportunidad de una
ascensión social y por tanto de una vida radicalmente diferente a la de la
generación precedente. La joven, salida de una familia rural del estado federado
de Uttar Pradesh, adyacente a Delhi, era estudiante de kinesiterapia -se
destinaba por tanto a la profesión médica, a la vez prestigiosa y lucrativa;
volvía de uno de esos centros comerciales que son típicamente un lugar de ocio
de las clases medias; estaba acompañada por un amigo -ni marido, ni novio.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La identificación era igualmente favorecida por el
desarrollo de la historia: la falta de transportes públicos es una realidad
conocida por todos los ciudadanos de las ciudades. Y este grave déficit en
infraestructuras de transportes es identificada desde hace mucho por las
investigadoras feministas como uno de los factores principales de la inseguridad
de las mujeres en la ciudad. La violación del 16 de diciembre ilustra
trágicamente la relación estrecha existente entre movilidad física y movilidad
social para las mujeres: su derecho a la ciudad, es decir a todos los recursos
ofrecidos por la ciudad en términos de educación, de empleo, de ocio, también de
anonimato, sigue siendo teórica mientras el desplazamiento en la ciudad implique
el riesgo de una agresión /4. Ahora bien, los autobuses y el metro están a
menudo atiborrados, lo que favorece el acoso sexual.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El contexto mediático ha jugado también un papel
importante en las movilizaciones de diciembre. Tanto la televisión como la
prensa escrita han cubierto ampliamente el suceso y más tarde las
manifestaciones. Ciertos medios han aprovechado esta ocasión para subrayar el
carácter multiforme y cotidiano de la violencia sexual contra las mujeres. Así,
el periódico de izquierdas The Hindu ha relatado, durante una semana, una
violación en cada página del periódico. La longevidad excepcional de la
cobertura mediática de las manifestaciones tiene que ver en parte con la
sociología de los manifestantes: las clases medias urbanas son el principal
público buscado por la prensa en inglés y por numerosas cadenas de televisión.
Una observación atenta de la cobertura mediática clásica de los manifestantes
sugiere la instalación, muy rápidamente, de una forma de cooperación entre los
manifestantes y los medios. Del lado de los manifestantes, el interés de los
medios (que muestran las imágenes de las manifestaciones, las entrevistas de
manifestantes, pero que dan igualmente la palabra a numerosos "expertos" que
explican, proponen, predicen) es apreciada e impulsada, pues amplifica la
visibilidad de su movilización. Del lado de los medios, las manifestaciones son
un tema de oro: sensacional, fotogénico, y que se presta a arrebatos líricos
sobre la vitalidad de la democracia india. El semanario de derechas India Today
hace así del "ciudadano ultrajado" el hombre del año 2012 y celebra la cólera
como una emoción eminentemente democrática /5. Pero si las manifestaciones de
diciembre marcan un "momento de transformación" en los medios indios, según la
periodista Pamela Philipose /6, es porque al lado de los medios clásicos, los
nuevos medios, es decir los medios sociales (facebook, twitter, etc.) han jugado
un papel importante, incluso mayor. Una gran parte de los manifestantes eran en
efecto jóvenes urbanos, dotados de un teléfono móvil, que se daban cita en uno u
otro de los sitios de las manifestaciones, de forma descentralizada e invisible
a ojos de quienes no estuvieran en la red.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En fin, el contexto político es otro factor de
explicación de esta inesperada agitación. Las manifestaciones de diciembre
evocan desde muchos puntos de vista otra movilización que tuvo lugar en Delhi y
en otras metrópolis indias, bajo la égida del movimiento "India Against
Corruption", en 2011. Este movimiento, contrariamente a las manifestaciones de
2012, tenía ciertamente un líder (Anna Hazare y su equipo) y una reivindicación
precisa: la creación de la figura del defensor del pueblo. Pero constituye un
precedente importante por tres aspectos. En primer lugar el público movilizado:
clases medias urbanas que comparten ampliamente una visión negativa de la
política, que votan poco y se manifiestan aún menos. Luego, el lugar principal
de las manifestaciones: Jantar Mantar, sitio monumental en el corazón de Delhi,
convertido en el lugar privilegiado de los manifestantes y de las protestas de
todo tipo desde que la avenida que lleva al parlamento indio fue prohibida a las
manifestaciones, hace ya varios años. En fin una forma nueva de acción
colectiva: concentraciones repetidas, en un solo lugar, que contrastan con las
procesiones que organizan habitualmente los partidos políticos. En diciembre de
2012, se dieron igualmente marchas silenciosas, conciertos de calle, y muchas
vigilias con velas: los manifestantes se recogían en silencio ante instalaciones
improvisadas hechas de velas, de flores y de pancartas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si es imposible demostrar la relación entre estas dos
series de manifestaciones, pues para ello habría sido preciso sondear una
muestra representativa de las personas movilizadas en cada caso, el fuerte
parecido entre los públicos, los lugares y las formas de acción, pero también el
discurso expresado de forma difusa (por los manifestantes entrevistados por los
medios, las pancartas exhibidas) -discursos de desconfianza hacia los políticos
(partidos, electos, gobierno) -sugieren con fuerza que las manifestaciones de
diciembre se han apoyado en el precedente de 2011. El movimiento contra la
corrupción había sido en efecto, para numerosos participantes, la primera
ocasión de hacer la experiencia de una acción de calle, de probar su potencia
emocional y de verificar su eficacia política: las manifestaciones de 2011
también habían sido muy amplificadas por los medios y condujeron a la adopción
de un proyecto de ley y a la creación de un nuevo partido político.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Una movilización muy ambivalente</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Una de las dificultades del análisis de la significación
y de las implicaciones de las manifestaciones de diciembre tiene que ver con su
gran ambivalencia. De un lado, el discurso expresado de forma difusa, dispersa,
por los manifestantes era extrañamente progresista teniendo en cuenta las
reacciones habituales a la violencia sexual; de otra parte, ese discurso era
conservador, incluso reaccionario.<BR>Comencemos por la dimensión progresista de
la movilización. Para las feministas indias, habituadas a denunciar la violencia
sexual ante un público (políticos, periodistas, ciudadanos) en gran medida
indiferente, varios aspectos de la movilización han constituido una grata
sorpresa. El hecho, en primer lugar, de que los manifestantes fueran tanto
hombres como mujeres era completamente excepcional; la fuerte participación de
jóvenes era igualmente nueva y estimulante.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Luego, las manifestaciones han liberado la palabra de
mujeres que no son militantes feministas: se han multiplicado, en la prensa, los
testimonios de mujeres salidas de la clase media/superior, describiendo una
agresión de la que habían sido víctimas pero de la que jamás habían podido
hablar; o bien mencionando todas las violencias sexuales ordinarias, que pasan
por los gestos, las palabras, las miradas, y que son tanto más penosas en la
medida en que no son generalmente tomadas en serio /7; o también evocando el
miedo con el que viven, desde siempre, a ser agredidas, el miedo que gobierna
cada una de sus decisiones en cuanto deben salir de su casa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando emergía así la terrible banalidad de la violencia
sexual contra las mujeres en el espacio público, se expresaba también un
discurso más complejo que de ordinario sobre las causas y las posibles
soluciones. Al lado de la cólera celebrada por los medios -cólera contra los
agresores y su barbarie, contra la policía y su insensibilidad, contra el
gobierno y su inacción- otra emoción, diferente, mucho más inesperada, era
expresada por los manifestantes: la vergüenza -vergüenza de ser una sociedad que
impone a la mitad de la población vivir en el miedo a la agresión, y que permite
una violencia así. Se asistió entonces a un verdadero cambio radical del uso de
la vergüenza. Mientras que la vergüenza es generalmente algo que cae sobre las
víctimas de la violación, que sufren, además del trauma, el estigma /8 de
aquellas a quien se ha privado de su "honor", aquí la vergüenza cambiaba de
campo de alguna forma, para ser la de una sociedad que se reconoce una
responsabilidad colectiva. Numerosas pancartas expresaban la vergüenza de ser un
hombre, o la vergüenza de ser indio, rechazando así una visión simplista de la
violación para ver en ella el síntoma de un mal profundo, que demanda una puesta
en cuestión de la sociedad por ella misma.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Durante esas semanas de manifestaciones, se ha podido así
tener la impresión de que el discurso feminista sobre la violencia sexual estaba
en vías de mainstreaming. Ese discurso denuncia la prevalencia, bajo múltiples
formas, de la violencia sexual en el espacio público; identifica precisamente lo
que, en la legislación sobre la violencia sexual, contribuye al hecho de que las
violaciones permanezcan en gran medida impunes /9; en fin, y sobre todo quizá,
ese discurso subraya que la respuesta a la violencia no puede limitarse al tema
de la seguridad, es decir que no debe expresarse solo en términos de protección
de las mujeres por la ley y por la policía. Por el contrario, en diciembre,
numerosos manifestantes expresaban la idea de que lo que está en cuestión es la
igualdad de las mujeres al menos tanto como su seguridad. Los carteles
reivindicando el derecho para las mujeres de vestirse como deseen, por ejemplo,
mostraban una toma de conciencia de los efectos perversos de la "ideología de la
honra" /10 según la cual es la respetabilidad de las mujeres la que las protege
de la violencia sexual -lo que implica que las víctimas no son respetables, y
permite que no sean respetadas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El debate público que ha emergido rápidamente alrededor
de las manifestaciones de diciembre ha dado así un lugar importante a las
militantes feministas, que han podido contextualizar la violación, subrayar su
relativa banalidad, recordar que la mayor parte de las violaciones son cometidas
no en el espacio público sino en el seno del círculo familiar, denunciar el
hecho de que las víctimas de violación son estigmatizadas de por vida en una
sociedad que considera la violación, más que cualquier otra agresión, como una
violación irreparable /11, y plantear celebrar a las "supervivientes" más que
apiadarse de las "víctimas" /12.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero al lado de estos aspectos muy progresistas de las
manifestaciones, se han podido observar otros elementos mucho más conservadores,
incluso reaccionarios. En primer lugar, una parte importante de las
reivindicaciones expresadas se limitaban a una demanda de seguridad,
confundiéndose más o menos con una lógica de venganza hacia los violadores:
demanda de aplicación de la pena de muerte (legal en India, pero muy raramente
aplicada hasta estos últimos años); demanda de una justicia expeditiva; y
demanda de castración química de los violadores.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Otra propuesta diferente, la de la instauración de
"patrullas comunitarias" a escala de los barrios, revelaba a la vez una demanda
de protección de las mujeres (por oposición a la demanda de libertad/igualdad) y
una interpretación de la violación del 16 de diciembre en términos de lucha de
clases. Muchos comentadores, profesionales o no, de forma consciente o no, han
subrayado, en efecto, que los agresores de la joven, neourbanos como ella,
formaban parte del lumpen proletariado acantonado, por su pobreza y su bajo
nivel de educación, en los márgenes físicos y sociales de la ciudad, al
contrario que su víctima que, gracias a su educación, había salido de esa
marginalidad. A partir de esta constatación, la violencia inaudita de los
autores de la violación del 16 de diciembre era interpretada como la expresión
de un odio de clase: odio de hombres que se saben excluidos de la prosperidad
prometida por la metrópoli contra una mujer que encarnaba la concreción de esa
promesa. Esta interpretación permite asociar el azote de la violencia sexual
contra las mujeres a esa población de emigrantes pobres, denunciados como
portadores de valores arcaicos. Esboza así una distinción clara entre los
neourbanos legítimos, los que adoptan los comportamientos y los valores de las
clases medias urbanas, y los neourbanos ilegítimos, que son al menos
parcialmente responsables de su exclusión social puesto que sus valores son
incompatibles con la modernidad y que constituyen una amenaza para los demás. No
se trata aquí de negar el hecho de que las tierras de Uttar Pradesh o de Bihar,
de donde provenían los agresores de diciembre y los de abril respectivamente,
estén entre las más conservadoras de India, y que no es agradable ser allí mujer
(ni pertenecer a la casta de los intocables). Pero querría subrayar dos aspectos
de esta visión de las cosas que me parecen reaccionarios. De una parte, esta
interpretación permite a quienes se consideran como "integrados" librarse de la
responsabilidad de la violencia contra las mujeres en el espacio público como si
la "ideología de la respetabilidad" denunciada por las feministas fuera algo
exclusivo de los "excluidos". De otra parte, esta interpretación refuerza una
hostilidad hacia los urbanos pobres que se expresa cada vez más abiertamente, y
de múltiples formas, desde los años 1990: multiplicación de las urbanizaciones
cerradas, destrucción masiva de barriadas de chabolas sin realojar a sus
habitantes, etc. /13.<BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>El tratamiento político de las
manifestaciones</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Los actores políticos fueron pillados de improviso, como
todo el mundo, por las manifestaciones de diciembre. Pero su reacción,
caracterizada por una serie de torpezas, muestra hasta qué punto nadie, ni en el
gobierno ni en la oposición, podía creer que una violación se revelara tan
peligrosa para el orden público.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La reacción del gobierno, en primer lugar, fue tardía y
fuera de lugar. El primer ministro solo hizo una intervención al cabo de cinco
días de manifestaciones; el ministro del interior trató primero a los
manifestantes de "maoístas" antes de cambiar de opinión. La acción
gubernamental, en su conjunto, manifestó un miedo al desorden más que una
tentativa de responder a las causas de ese desorden: el gobierno cerró varias
estaciones de metro en los momentos más fuertes de las manifestaciones; dispersó
a la multitud a golpe de cañones de agua; hizo llevar a la víctima a Singapur
cuando su estado era cada vez más crítico, por miedo a una revuelta si moría en
la capital. Por último, el gobierno hizo que los culpables fueran rápidamente
identificados y detenidos y nombró una comisión ad hoc encargada de proponer una
respuesta legislativa apropiada a la violencia sexual extrema, esperando, sin
duda, mostrar de esta manera que se tomaba en serio el mensaje complejo que
transmitían las manifestaciones.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Varios cargos electos, tanto de la mayoría como de la
oposición, se distinguieron por declaraciones que escandalizaron a numerosos
participantes y simpatizantes de las manifestaciones, por el conservadurismo,
incluso la misoginia que revelaban: Sushma Swaraj, mujer dirigente del Bharatiya
Janata Party (derecha hindú) calificó a la víctima de "cadáver viviente", no
porque luchara contra la muerte en su cama del hospital, sino porque es así como
los tradicionalistas hindúes consideran a las mujeres violadas; un electo del
Partido del Congreso calificó a las manifestantes de "mujeres estropeadas,
marcadas" (dented and painted women); un miembro del gobierno del Madhya Pradesh
aconsejó a las mujeres no franquear la "línea roja" ( lakshman rekha); un electo
de Uttar Pradesh declaró ante las cámaras que la forma en que las mujeres se
visten explica la violencia que sufren; en fin, un dirigente del partido del
Congreso, en el mismo estado, preguntó públicamente porqué las mujeres tenían
necesidad de salir por la noche /14.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Mientras esta reacción de los actores políticos era
ampliamente criticada por su estupidez, una nueva sorpresa estalló el 23 de
febrero: la comisión nombrada por el gobierno para elaborar un proyecto de
cambios legislativos, comisión compuesta por un antiguo presidente del Tribunal
Supremo, J.S.Verma, y otros dos magistrados jubilados, remitió, al cabo de solo
29 días, un informe de seiscientas páginas fundado en una amplia serie de
consultas, cuyas recomendaciones van mucho más lejos de lo previsto por quienes
habían encargado el informe. Este propone una definición ampliada de la
violación; eleva la pena mínima a 10 años en lugar de 7, pero se pronuncia
contra la pena de muerte, proponiendo la cadena perpetua como pena máxima;
destaca la necesidad de reconocer la violación conyugal y de considerar las
violaciones cometidas por el ejército indio en las zonas de insurrección como
violaciones agravadas, entre otras recomendaciones /15. Este informe fue
saludado por las feministas indias como un "momento de triunfo" /16. que sería
sin embargo de corta duración, puesto que el gobierno adoptó el 3 de marzo una
ordenanza que ignora la mayor parte de sus recomendaciones y parece tener por
objetivo esencial mostrar que el poder actúa, en el sentido de las
reivindicaciones más conservadoras expresadas por las manifestaciones: así se
estimula el recurso a la pena de muerte, mientras que no se hace ninguna mención
a la violación conyugal en dicha ordenanza.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Qué queda, entonces, de la movilización de diciembre?
Las manifestaciones que han tenido lugar en este fin de abril alrededor de otro
caso de violación, muestran que los partidos políticos han sacado la lección de
las manifestaciones de diciembre y que la vida política india ha reencontrado su
curso familiar. Las elecciones en Delhi están previstas para noviembre próximo,
y los dos principales partidos de oposición se han puesto a la cabeza de las
manifestaciones, con un mensaje esta vez desprovisto de toda ambigüedad: las
violaciones manifiestan la incuria de la policía, y por tanto, por implicación,
la del gobierno. No es ya cuestión de vergüenza, sino solo de la cólera de los
ciudadanos -una cólera justificada, impulsada, por partidos que buscan de forma
evidente hacer de ella un recurso electoral. Es el Aam Admi Party (AAP), formado
tras el movimiento contra la corrupción, el que toma la cabeza de las
movilizaciones, seguido por el BJP, y los dos partidos parecen hoy soplar sobre
las brasas de las manifestaciones de diciembre, para reanimar su llama en su
beneficio.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las próximas elecciones dirán si estas manifestaciones
marcan, o no, un giro en la vida política india. En noviembre de 2013 serán las
elecciones a la asamblea legislativa de la ciudad-estado de Delhi, ciudad que ya
conoce todo el mundo y que tiene el triste récord en materia de violencia contra
las mujeres. ¿Tendrán los discursos de los partidos políticos un espacio para la
cuestión de la violencia (sexual) contra las mujeres? En caso de ser así,
¿cuáles van a ser las respuestas preconizadas? ¿Retomarán esas respuestas las
recomendaciones del informe Verma? ¿Va a reflejarse en las urnas la movilización
en la calle? O, dicho de otra forma, ¿van a votar las clases medias que tienen
tendencia al abstencionismo? Y, ¿por quién?</DIV>
<DIV align=justify><BR>* Stéphanie Tawa Lama-Rewal es investigadora en el Centro
de Estudios de India y Asia del Sur: <A
title="http://www.contretemps.eu/print/interventions/manifestations-contre-viol-en-inde-%C2%ABmoment-r%C3%A9volutionnaire%C2%BB-grande-ambivalence CTRL + clic para seguir el vínculo"
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</DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3
face=Calibri></FONT><BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR>1/ Ver Ratna Kapur, "The
new sexual security regime", The Hindu, 5 February 2012.<BR>2/ Este artículo se
basa en una serie de discusiones informales con manifestantes y no
manifestantes, en Delhi, en diciembre de 2012; de una observación de la
manifestación en el Jantar Mantar de Delhi el 1 de enero de 2013; y del análisis
de la prensa india en inglés sobre este tema.<BR>3/ El concepto es de James
Jasper.<BR>4/ Ver Stéphanie Tawa Lama-Rewal,"Women's Right to the City: From
Safety to Citizenship?", en Marie - Hélène Zérah, Véronique Dupont and Stéphanie
Tawa Lama-Rewal (Eds) Urban Policies and the Right to the City in India: Rights,
Responsibilities and Citizenship, UNESCO, Delhi, 2011, pp.37-45,
http://unesdoc.unesco.org/images/0021/002146/214602e.pdf<BR>5/ S. Prasannarajan,
"The Angry Indian", India Today, January 7, 2013, pp. 18-22.<BR>6/ Pamela
Philipose, "Anxieties in the Republic. Media metamorphosis and popular protest",
Economic and Political Weekly, February 9, 2013, pp. 20-22.<BR>7/ El acoso
sexual en los espacios públicos es designado con una expresión poética: "vacilar
a Eva" (Eve teasing).<BR>8/ Flavia Agnes, op.cit.<BR>9/ Según el National Crime
Records Bureau, los casos de violación tratados por la justicia llegan a una
condena solo en el 26% de los casos. Ver Ratna Kapur, "The new sexual security
regime", The Hindu, 5 February 2012.<BR>10 / Kalpana Viswanath, S.Mehrotra,
"Safe in the City", Seminar 583, 2008, pp. 21-24.<BR>11/ Esta idea es bien
explicada por la periodista Vidya Subrahmaniam : "[.]rape [.]is treated with
horror not because it is violent but because it is thought to be violative ; it
is thought to shame and dishonour the victim and rob her of her core ", "Charge
of the unenlightened brigade", The Hindu, 29 December 2012.<BR>12/ Ver Flavia
Agnes, "No Shortcuts on Rape. Make the Legal System Work", Economic and
Political Weekly, January 12, 2013, pp. 12-15.<BR>13/ Ver Véronique Dupont, "The
Challenge of Slums and Forced Evictions", in Marie - Hélène Zérah, Véronique
Dupont and Stéphanie Tawa Lama-Rewal (Eds) Urban Policies and the Right to the
City in India: Rights, Responsibilities and Citizenship, UNESCO, Delhi, 2011,
pp.76-97, http://unesdoc.unesco.org/images/0021/002146/214602e.pdf<BR>14/
T.K.Rajalakshmi, "Crimes against Women. Forcing the Issue", Frontline, vol 30,
n°2 (
http://www.frontline.in/the-nation/forcing-the-issue/article4328566.ece)<BR>15/
Para consultar el informe Verma en su versión completa:
http://www.thehindu.com/news/resources/full-text-of-justice-vermas-report-pdf/article4339457.ece
<BR>16/ Kalpana Kannabiran, "A moment of triumph for women ", The Hindu, 25
January 2013.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>