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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>13 de mayo 2013</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: <A
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Guatemala </FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Lucha contra la
impunidad</STRONG></FONT></DIV>
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<H1 class=titre><FONT size=3 face=Arial>El veredicto a Ríos Montt apunta al
presidente Otto Pérez</FONT></H1>
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class=soustitre></SPAN></FONT></FONT> </DIV>
<DIV class=surlignable><FONT size=2><FONT face=Arial><STRONG><SPAN
class=soustitre>Emma Gascó</SPAN> </STRONG></FONT></FONT></DIV>
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face=Arial><STRONG>Diagonal</STRONG></FONT></DIV>
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<P><FONT size=2 face=Arial>La sala estaba abarrotada: unas 600 personas, según
retransmitían activistas y periodistas a través de las redes sociales, esperaban
el veredicto al exdictador Ríos Montt por genocidio. A este general retirado se
le acusaba de haber ordenado entre 1982 y 1983 la matanza de 1.771 mayas ixiles,
“una minúscula parte de los más de 100.000 muertos posibles durante el periodo”,
según escribía la analista Susana Norman para
Desinformemonos.org.</FONT></P></DIV>
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<P><FONT size=2 face=Arial>Tras horas de retraso, la jueza Jazmín Barrios leía
por fin el veredicto, con la voz a ratos entrecortada, repasaba los peritajes y
las conclusiones hasta llegar al fallo: Ríos Montt era condenado a 50 años de
prisión por genocidio y 30 años por delitos de lesa humanidad. Un clamor
recorrió la sala. Entre los espectadores, unas cien personas ixiles, las mujeres
con huipiles (la blusa tradicional), los hombres con chaquetas rojas y sombreros
de paja, se abrazaban, lloraban, reían. Euforia. Las autoridades indígenas
alzaban sus varas de mando tradicionales en señal de victoria.</FONT></P>
<P><FONT size=2 face=Arial>Mientras los fotógrafos se agolpaban sobre el militar
retirado, la sala empezó a cantar “vivir la vida, no morirla”, relataba la
periodista Xeni Jardin [@xeni], que lleva meses cubriendo el proceso. Luego
empezaron a corear “¡Jazmín, Jazmín, Jazmín!”. “<I>Agradecemos los aplausos,
pero sólo hemos hecho nuestro trabajo</I>”, contestó Barrios. En el pasado, por
no dejarse amedrentar por los militares, esta jueza sufrió amenazas y atentados.
Incluso llegaron a estallar varias granadas en el patio de su casa. Poco faltó
para que se exiliara. Pero no lo hizo.</FONT></P>
<P><FONT size=2 face=Arial>La noche del fallo Ríos Montt durmió en la cárcel.
“<I>Pase lo que pase, esto ya no nos lo pueden quitar</I>”, decía uno de los
testigos. Esa noche hubo fuegos artificiales en la ciudad de Guatemala. El 10 de
mayo de 2013 pasará a la historia como el día en el que el primer jefe de Estado
latinoamericano fue hallado culpable de genocidio. En 2006, fue condenado por
genocidio junto con otros militares Miguel Etchecolatz, responsable de todos los
centros de exterminio de la provincia de Buenos Aires (Argentina), pero no era
jefe de Estado. En 2009, el exdictador peruano de origen japonés Alberto
Fujimori fue condenado a 25 años de prisión por violación de los derechos
humanos, pero no por genocidio.</FONT></P>
<P><FONT size=2 face=Arial>Aunque el veredicto leído por la jueza Barrios
exculpa al exjefe de Inteligencia Militar Mauricio Rodríguez, sí ordena al
fiscal general investigar a todas las otras personas responsables de las
matanzas. Este punto del fallo significa que ahora hay un mandato legal para
iniciar la investigación sobre la responsabilidad en las masacres del actual
presidente Otto Pérez Molina, que fue comandante de la zona con el sobrenombre
de Tito Arias.</FONT></P>
<P><FONT size=2 face=Arial>Claudia Samayoa es directora de la Unidad de
Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos - Guatemala y fue una
de las principales impulsoras del proceso a Ríos Montt. Según explica a
DIAGONAL, en este contexto de genocidio, Otto Pérez Molina llevó una actitud
—cuanto menos— "activa". “<I>Tenemos las filmaciones en donde incluso el señor
está con los masacrados, asesinados, a sus pies, y él explicando la importancia
de lo hecho</I>”, dice Samayoa.</FONT></P>
<P><FONT size=2 face=Arial>En una entrevista tras el veredicto, Pérez Molina
negó su participación en las masacres, para luego decir que “familias enteras”
apoyaban a la guerrilla. Según la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH),
el combate entre Ejército y guerrilla sólo produjo el 10% de las víctimas. El
resto se enmarca en la categoría de crímenes de lesa humanidad, en un conflicto
que ha dejado 200.000 víctimas mortales, 40.000 desaparecidos y un millón y
medio de desplazados internos y externos. Un conflicto de casi 40 años en el que
el 83% de las víctimas era maya y la responsabilidad directa del Ejército casi
total (un 93% según el CEH).</FONT></P>
<P><FONT size=2 face=Arial>“<I>La estrategia de terror que impulsó el Estado era
para que nuestro pueblo ya no hable. Se impuso una cuestión mediática, de que
estos son malos y por lo tanto hay que eliminarlos</I>”, dice a DIAGONAL el
histórico líder maya k’iche’ Domingo Hernández Ixcoy. Aunque oficialmente el
conflicto armado se remonta a 1960, todo empezó realmente en 1954 cuando EE UU
orquestó un golpe de Estado para impedir una reforma agraria que perjudicaría a
la United Fruit Company. A partir de entonces se sucedieron los gobiernos
autoritarios, las desapariciones, las masacres y los ciclos de protestas
periódicamente reprimidos con crueldad.</FONT></P>
<P><FONT size=2 face=Arial>A mediados de los ’80, las guerrillas se encontraban
en un punto de reflujo, muchos líderes estaban en el exilio. Por temor a ser
víctimas de tortura o de desaparición forzada, nadie se atrevía a protestar. O
casi nadie. En esa época empiezan a surgir varios grupos de mujeres, indígenas y
ladinas [mestizas], urbanas y rurales, que denuncian las masacres, lideran
movilizaciones y, según dice Hernández Ixcoy, “rompen el terror en Guatemala”. A
través de las organizaciones creadas —GAM, FAMDEGUA, CONAVIGUA y otras— le
plantan cara a Inteligencia militar.</FONT></P>
<P><FONT size=2 face=Arial>A muchas les costó la vida, pero el trabajo de estas
organizaciones “gana los espacios de libertad” para la entrada de otros
movimientos sociales, explica Claudia Samayoa, y resultaría clave durante los
acuerdos de paz de 1996. Estas organizaciones de víctimas, junto otras que
nacieron para apoyarlas, liderarían los procesos de recuperación de la memoria y
los primeros juicios contra policías y militares por crímenes de
Estado.</FONT></P>
<P><FONT size=2 face=Arial>En 1993 el caso liderado por Helen Mack, hermana de
la antropóloga asesinada Myrna Mack, derivó en la primera condena contra
militares involucrados en ejecuciones extrajudiciales. En 2001, un tribunal
condena a dos militares por el asesinato político de monseñor Juan Gerardi.
Precisamente en ese tribunal estaba la jueza Barrios. Uno de los últimos hitos
de la lucha contra la impunidad fue la sentencia de 2011 por la matanza de la
aldea Dos Erres, en la que el Ejército asesinó y torturó con un sadismo
desenfrenado a 201 personas. Cuatro militares fueron condenados a 6.060 años de
prisión, cada uno.</FONT></P>
<P><FONT size=2 face=Arial>“Guatemala avanza dentro del respeto a los valores
democráticos”, declaró Pérez Molina tras el veredicto a Ríos Montt. Unas semanas
antes el exgeneral, hoy presidente, había impuesto el estado de sitio en los
departamentos de Jalapa y Santa Rosa, que se movilizaban para impedir un
proyecto minero. Había mandado 3.500 efectivos a la zona. El analista Andrés
Cabanas denomina a esta fórmula “neoliberalismo militarista” y expone: “<I>El
modelo de acumulación económica y exclusión política no se sostiene sin
violencia. El modelo de acumulación no se sostiene exclusivamente con
violencia</I>”.</FONT></P>
<P><FONT size=2 face=Arial>El tejido social destruido por el genocidio se está
reparando a través de la lucha por el territorio y los bienes naturales “<I>Que
nos quedemos callados</I>”, decía Domingo Hernández Ixcoy. Pero ya no es
posible. Una joven indígena sostenía una pancarta en una de las concentraciones
durante el juicio: “<I>Prefiero no recibir fertilizante a negar el
genocidio</I>”. Hoy, muchas de las organizaciones sociales guatemaltecas están
de acuerdo en que el tejido social destruido por el genocidio se está reparando
a través de la lucha por el territorio y los bienes naturales. Desde 2005 se han
celebrado 74 consultas de buena fe en las comunidades para impedir el robo de
tierras para monocultivos o la imposición de megaproyectos, minería e
hidroeléctricas principalmente.</FONT></P>
<P><FONT size=2 face=Arial>Las consultas ante el saqueo del territorio, motivo
último del genocidio de los ’80 y de los abusos y asesinatos actuales, han
motivado un cambio “muy profundo”, según explica a DIAGONAL Rosalina Tuyuc,
histórica líder maya kakchikquel. A través de las consultas, se está “superando
el miedo”, explica Samayoa. El 21 de diciembre de 2012, lejos de ser el fin del
mundo, para las comunidades mayas era un cambio de era, el comienzo de otro
ciclo. Con un veredicto como el leído por la jueza Barrios, parece que el nuevo
baktún empieza bien.
<HR>
</FONT>
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