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name="Compose message area"><FONT size=2><FONT face=Arial>
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<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>13 de junio 2013<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: <A
href="mailto:germain5@chasque.net">germain5@chasque.net</A></STRONG></FONT><A
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size=3>Turquía<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT></FONT>
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<DIV align=justify><FONT size=2><FONT size=3 face=Arial><STRONG>Crónica sobre
"la comuna de Gezi"<BR></DIV></STRONG></FONT></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Uraz Aydin <BR>Viento
Sur<BR><A
href="http://www.vientosur.info/">http://www.vientosur.info/</A></STRONG></FONT><A
href="http://www.vientosur.info/"><FONT
title="http://www.vientosur.info/ CTRL + clic para seguir el vínculo" size=2
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title="http://www.vientosur.info/ CTRL + clic para seguir el vínculo"></STRONG></FONT></A><BR></DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT size=2 face=Arial>Estupefacción. Hace más de una
semana que la gente tiene ocupada la plaza Taksim y que decenas de miles de
personas se manifiestan todos los días por todo el país a pesar de la brutal
intervención policial. Más allá de la indignación y la esperanza, el principal
sentimiento compartido por quienes protagonizan el movimiento y, en particular,
por la extrema izquierda, es el de estupefacción ante estas movilizaciones
masivas.</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Efectivamente. A pesar de la ofensiva neoliberal y de las
antidemocráticas y conservadoras políticas de orden público puestas en pie por
el gobierno, Turquía parecía ser uno de los raros países al que no le afectaba
la radicalización de masas que suponían las revoluciones árabes y el movimiento
de los indignados en la costa mediterránea. Pero al final , un proyecto
gubernamental que quiere reconstruir un viejo cuartel de artillería, así como
construir un centro comercial y una residencia de lujo destruyendo un parque
público en pleno centro de Estambul, ha desencadenado un revuelta espontánea,
totalmente inesperada y, también, "mágica" que discurre delante de nuestros
ojos.<BR></DIV>
<DIV align=justify>Cogido por sorpresa, el asombro del gobierno fue mayúsculo.
Sabiendo que, más allá de la acumulación de descontentos diversos a lo largo de
estos años, lo que ha provocado la revuelta masiva es, sobre todo, el
autoritarismo y la arrogancia del Primer Ministro, Erdogan, y aprovechando que
éste estaba de viaje en África del Norte, el vice-primer ministro Bulent Arinç y
el presidente de la República, Abdullah Gül, trataron de mostrarse más
conciliadores, excusándose por la brutalidad policial y organizando una reunión
con los representantes de la iniciativa "Solidaridad con Taksim".</DIV>
<DIV align=justify><BR>No obstante, frente a las exigencias del movimiento de
anular el proyecto para salvaguardar el parque, de que dimitan los responsables
de la violencia policial y se garantice el derecho a manifestarse en las plazas
públicas, el Primer Ministro, aún cuando parece haber dado marcha atrás en
relación a la construcción del centro comercial y de la residencia, se reafirma
en su decisión de reconstruir el cuartel de artillería en Taksim.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La estrategia del gobierno para calmar el movimiento es
jugar la carta de la división a varios niveles. Por una parte, trata de aislar
Taksim mediante violentas intervenciones de la policía (a veces acompañados de
policías de civil armados con palos) en las manifestaciones que se desarrollan
en otras ciudades (principalmente en Ankara). Al mismo tiempo, intenta crear
división entre quienes considera "sinceramente ecologistas", con inquietudes
medioambientales, y los "alborotadores que sólo piensan en destruir y quemar" lo
que encuentran por delante. Además, y esto es muy grave, Erdogan, en cada
ocasión que se le presenta, recuerda que su base social también está dispuesta a
movilizarse si continúan las manifestaciones. Todo ello sin ocultar su
satisfacción por el eslogan "déjanos ir, vamos a arrasar Taksim" que corean
miles de sus simpatizantes.</DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR><STRONG>Potencialidades
y dificultades del movimiento</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Rodeados y protegidos por más de una decena de
barricadas, la plaza Taksim y el parque Gezi se han convertido en verdaderos
lugares de encuentros políticos y sindicales, de actividades lúdicas y festivas,
regidas por lo que el historiador marxista E.P. Thompson denominada "la economía
moral": prohibiendo cualquier intercambio comercial en el interior del parque,
que fue bautizado como "la comuna de Gezi"; la alimentación, la bebida y los
servicios sanitarios son gratuitos; para cocinar se utiliza la energía solar,
existe una biblioteca pública a base de donaciones; la realización de las
distintas tareas se basa en el principio de voluntariedad y existe un
sentimiento irreductible de solidaridad y de responsabilidad hacia el otro pero,
también y sobre todo, hacia la naturaleza.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero también hay que hablar de la tibieza de las
confederaciones sindicales a la hora de movilizarse (más allá de algunas huelgas
simbólicas), de la ausencia de formas de auto-organización y autogestión en la
comuna y de debates estratégicos en torno al porvenir del movimiento</DIV>
<DIV align=justify><BR>La heterogeneidad del movimiento plantea algunas
dificultades. La sensibilidad nacionalista y, a veces, militarista (simbolizada
por la profusión de banderas turcas y eslóganes como "Somos los soldados de
Mustafá Kemal") que destila la componente republicano-kemalista del movimiento,
crea reticencias entre los kurdos a la hora de incorporarse al mismo; a pesar de
los llamamientos de las organizaciones kurdas para que se movilicen. Esto da la
oportunidad al gobierno y a sus intelectuales orgánicos para estigmatizar el
movimiento como "golpista" y, de ese modo, consolidar su base.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por el momento, es difícil prever el desenlace de la
situación. Puede que esta semana sea decisiva, dado que el gobierno no puede
permitirse el lujo de que esta crisis se perpetúe y que los resistentes se
niegan a volver a sus casas mientras no sean satisfechas sus reivindicaciones.
En cualquier caso, una nueva generación le ha tomado el gusto a la libertad, ha
experimentado la lucha colectiva y ha comprendido la necesidad de resistir. Un
eslogan escrito en la plaza de Taksim resume bien la importancia de esta
resistencia para la transformación de las conciencias: "Hemos resistido y hemos
hecho abortar al ciudadano muerto que habitaba en nosotros".
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>