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<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>13 de agosto 2013</U></STRONG><BR><STRONG><FONT
color=#800000 size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: <A
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href="mailto:germain5@chasque.net">germain5@chasque.net</A></STRONG></FONT><A
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<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Brasil<BR> <BR>El MST, la reforma
agraria y el neo-desarrollismo</FONT></STRONG><BR> <BR><BR><STRONG>Maria
Orlanda Pinassi y Frederico Daia Firmiano * <BR>Correio da
Cidadania </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
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title="http://www.correiocidadania.com.br/ CTRL + clic para seguir el vínculo">http://www.correiocidadania.com.br/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><STRONG>Traducción de Ernesto Herrera - Correspondencia de
Prensa</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>En cuánto política pública, la Reforma Agraria en Brasil tuvo
un carácter esencialmente antipopular. En los años de plomo, funcionó como una
contrarreforma para combatir la adquisición espontánea de las tierras vírgenes
de la Amazonia por los espoliados de otras regiones del país (1). De 1990 para
acá, la Reforma Agraria, bajo el control del Estado, pasó a ser orientada por el
Banco Mundial y acaba cumpliendo la misma función social. A través de la
intervención del gobierno federal, fue implantado un programa conocido como
"Nuevo Mundo Rural", que estimulaba la compra de tierras para fines de Reforma
Agraria, bajo el argumento de que, de ese modo, se agilizaría la desapropiación
de áreas bajo conflicto y se contemplaría, con algunas inversiones, la formación
de un nuevo concepto de "agricultura familiar". El objetivo del programa era
aproximarse de aquellos pequeños productores familiares de regiones que
presentaban condiciones favorables para su integración en un mercado ya dominado
por el capital transnacional, fundamentalmente, como eje de las cadenas
productivas del agronegocio, sea produciendo materia-prima para las
agroindustrias, sea produciendo alimentos para el mercado interno. Pero la
intención real por detrás de todo eso era transformarlos en trabajadores
flexibles.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>La reforma agraria de los gobiernos
petistas</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Lula da Silva y Dilma Rousseff, por su turno, condujeron
bajo el neo-desarrollismo, un ciclo de expansión del capital apoyado por el
padrón exportador de especialización productiva (2), que elevó el monocultivo
del agronegocio a la máxima potencia, al lado de la minería y de otras formas de
"producción destructiva", que mueven el sector energético y de la construcción
civil, responsables por la formación de la infraestructura necesaria para el
desarrollo de estas ramas de la economía. A través de voluminosos recurso
públicos destinados al capital privado -oriundos principalmente del Fondo de
Amparo al Trabajador y traspasados por el Banco Nacional de Desarrollo Económico
y Social (BANDES)-, el Estado pasó a componerlo orgánicamente, convirtiendo a
las empresas privadas de esos sectores en verdaderos "players" globales. Al
mismo tiempo, intensificó las inversiones en la nueva "agricultura familiar", a
través del Programa Nacional de Fortalecimiento de la Agricultura Familiar
(PRONAF), especialmente entre aquellos considerados más "dinámicos" y con
capacidad de integrarse al mercado. Incluyendo allí algunos asentamientos
rurales, sobre todo en las regiones del Sur y Sudeste, que, juntas, no suman el
20% del total de asentamientos del país, dando forma y colorido al "nuevo mundo
rural" que Fernando Henrique Cardoso apenas diseño. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Los gobiernos petistas no solo redujeron de sobremanera
las inversiones en la creación de nuevos asentamientos -cuyo presupuesto, en
2010, presentó un pasivo de de R$ 800 millones para la obtención de
tierras (IPEA, 2012) -, sino que nada hicieron para revertir el cuadro de
abandono de la mayor parte de estas áreas, sin infraestructura básica mínima.
Conforme a los datos del Sistema de Informaciones de Proyectos de Reforma
Agraria (SIPRA) y del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria
(INCRA), elaborados por IPEA, de los 8.759 asentamientos rurales formados entre
1990 y 2011, 52,6% están en fase inicial de ejecución. Si sumados a los 29,5% de
los asentamientos en fase de ejecución, tenemos 85,7% de los asentamientos
gestionados por el INCRA sin infraestructura productiva y social, más 7.500
asentamientos en situación de precariedad (IPEA, 2012, p. 268), que obliga
a los asentados a someterse a distintas formas de proletarización. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Además de eso, en el último año, volvió a escena el
Programa de Emancipación de los asentamientos que, en 2000, fue elaborado como
política de gobierno de Fernando Henrique Cardoso y financiado por el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID). Esta medida, prevista por el Estatuto de la
Tierra (1964), buscaba dar "autonomía" a los asentados rurales de la Reforma
Agraria, por medio de la concesión del dominio de la tierra para las áreas ya
consolidadas, creadas hace más de 10 años. A pesar de realizar algunas
experiencias, el programa no tuvo aire. Ahora, según relatos de los asentados en
todo el país, los asentados con más de 10 años están recibiendo vales bancarios
para pagar por la tierra y por los beneficios hechos por el Estado para que
"emanciparan", compulsivamente. Al lado de los ya consolidados y "emancipados",
los demás asentamientos, antes incluso de poseer las condiciones mínimas
necesarias para competir con los demás "agricultores familiares", entraron, en
condiciones obviamente inferiores, a la agudísima disputa por espacios en el
mercado agropecuario, hoy ultra-monopolizado por el capital transnacional.
</DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR><STRONG>La
reestructuración del INCRA: fragmentación de las demandas y
desfiguración del asentado</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La Reforma Agraria, institucional y emprendedora,
funciona como el más profundo golpe que se podría dar sobre la Reforma Agraria
popular, un golpe mucho más poderoso de aquel asestado por la dictadura. Por
ejemplo, la reestructuración por la cual pasa el INCRA, o "nuevo INCRA", como
viene siendo llamada la "modernización administrativa" del sector, que irá a
descentralizar las actividades relativas a la Reforma Agraria hacia otros
órganos federales y municipales. Las inversiones en la mayoría de las vías de
acceso al mercado por los asentados para colocar la producción, pasará a ser
responsabilidad de los municipios, que deberán recibir recursos del gobierno
federal por medio del PAC-Equipamientos. La construcción de casas en los lotes
se dará por medio del programa "Mi Casa, Mi Vida", a cargo del Ministerio de las
Ciudades, así como la conexión de luz, que vendrá del programa "Luz Para Todos"
del Ministerio de Minas y Energía; el agua para las familias del semiárido,
deberá ser responsabilidad del Ministerio de Integración Nacional. De modo
general, esa reestructuración política del órgano federal, impactará sobre las
formas de organización y de lucha de los movimientos sociales del campo, una vez
que fragmente su agenda de reivindicaciones y su lucha sindical.
<BR></DIV>
<DIV align=justify>Las medidas dan el tiro de gracia que faltaba a la lucha por
la Reforma Agraria, un paso decisivo en la desfiguración total del "asentado"
que luchó por la tierra para huir de la condición proletaria y, ahora, se ve de
nuevo en un proceso de proletarización, lanzando sus instrumentos de
organización y de lucha a un desafío igualmente nuevo, bajo el riesgo de
volverse anacrónicos. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Delante de este cuadro, hacen coro los detractores de la
Reforma Agraria, en tanto móvil de lucha popular. Figuran allí desde históricos
representantes de la derecha ruralista del país hasta apologetas del
neo-desarrollismo, muchos de los cuales, no sorprendentemente, tienen sus
orígenes ideológicos en el marxismo evolucionista. Todos acaban coincidiendo en
el encerramiento institucional y mercadológico de la Reforma Agraria. Por eso,
condenan las ocupaciones que violen la propiedad productiva, así como juzgan
anacrónica e innecesaria la lucha por la tierra del Movimiento de los
Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), un movimiento que habría cumplido su
ciclo histórico, debiendo entonces replegarse a la función de
gerente/emprendedor de los negocios relativos a los asentamientos existentes.
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>MST, conquistas y contradicciones
internas</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En tres décadas de actuación intensa, el MST acumula
conquistas memorables, cuyas positividades legadas a las nuevas generaciones de
luchadores sociales de Brasil y del mundo son innumerables e incuestionables.
Entre ellas, se destacan primeramente, la determinación de una militancia que se
animó a organizarse todavía en los años finales de la dictadura militar, para
combatir el latifundio improductivo y enfrentar la violencia desmedida de los
latifundistas por todo el país, herencia persistente del pasado colonial y de la
nefasta consecuencia social de la llamada "Revolución Verde". Anclado en la
ideología desarrollista y socialista al mismo tiempo, el MST, junto a la
Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), el Partido de los Trabajadores (PT) y la
Central Única de los Trabajadores (CUT), se disponía a realizar las "tareas en
retraso". En tres década de existencia, rompió el aislamiento moral y real que
el orden impuso a sus difíciles causas y ganó expresividad nacional. A duras
penas, se hizo representar en cada uno de los 23 estados brasileros y en el
Distrito Federal, procurando reorganizar, en nuevas bases, la vida de millares
de familias de trabajadores rurales y urbanos, primero en la ardua disputa por
la tierra, después en el proceso de su ocupación productiva y reproductiva. En
un escenario político y económico particularmente turbulento, el MST se
consolidó como el mayor y más combativo movimiento social del país y,
merecidamente, las acciones que realizó despertaron, más allá del odio de la
burguesía latifundista, el reconocimiento de las más respetables organizaciones
sociales internacionales. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Otro resultado, menos obvio, pero tan o más importante de
que la conquista de la tierra, está en los numerosos instrumentos de formación
educativa y política (3) que el MST creó con el fin de posibilitar que toda su
base, sin excepción, sin discriminación racial, generacional, de género, saliera
de la ignorancia y recobrase la dignidad robada por el mundo del capital. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero, en ese mismo período, el MST viene renovando, en
escala ampliada, la estructura de impenitentes contradicciones internas, pues,
como vimos, su dinámica refleja, para bien o para mal, una complejidad en la
cual se basan expectativas y objetivos sociales contradictorios. El propio
proceso interno del MST viene sufriendo cambios significativos, en función de
sus relaciones con el Estado y con el capital, de su difusa objetividad
desarrollista. La presión que viene sufriendo para "presentar resultados
prácticos" aparta el movimiento de horizonte socialista y lo conduce a la
reproducción de un pragmatismo que tiende a tornarse jerárquico y estructural.
Lo más grave es que genera, a su interior, la semilla de la lucha de clases, ya
que asentados y acampados, así como asentados prósperos y precarios, no poseen
las mismas expectativas, ni la misma pauta de actuación cotidiana. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Una muestra de ese proceso puede ser comprobada en los
números que siguen. Por ejemplo, durante la década de 1990, las ocupaciones de
tierra aumentaron progresivamente, saltando de 50 ocupaciones, en 1990, para 856
en el final de la década, destacándose los años 1997, 1998 y 1999 -trienio pos
masacres de Corumbiara (1995), y Carajás (1996), y luego de la marcha del MST
realizada en 1997, que reunió a más de un millón de trabajadores y trabajadoras.
Entre 2003 y 2004, fueron realizadas 540 y 662 ocupaciones de tierras,
respectivamente, pero desde entonces, ese número no para de caer, al punto que
en 2010, se realizaron apenas 184 ocupaciones de tierras. El número de familias
que participó de las ocupaciones tiene un desempeño similar. O sea, de una
participación creciente que, en 1999, alcanza a 113.909 familias en ocupaciones
de tierras, en el año 2010 se registran solamente 16.936 familias en acciones
similares. <BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Agotamiento del papel emancipatorio y condiciones
para retomarlo</STRONG><BR></DIV>
<DIV align=justify>Ante el cuadro, arriesgamos a afirmar que este movimiento se
aproximó de la fundación de una sociabilidad alternativa, de transición, y de
formación de un nuevo sujeto más consciente de su papel protagonista en la
historia del país. Se aproximó, pero no confirió el resultado revolucionario de
ese direccionamiento. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Observamos que, en el plano político-institucional, con
el agravante de las afinidades ideológicas que preserva con el PT y la CUT, el
MST agotó definitivamente su papel emancipatorio. Eso no quiere decir que no
pueda retomarlo. Por ello, es preciso reconocer la necesidad de retomar e
incluso recrear formas más ofensivas de lucha, algo que ya ocurre, de modo
puntual, por iniciativa de su militancia más combativa. Nos referimos a la lucha
de las mujeres, especialmente, las acciones articuladas y ejecutadas por ellas,
en todo Brasil, a partir del 8 de marzo de 2006. Nos referimos a las luchas de
ocupación que no necesariamente tienen un carácter reivindicativo, pero que
enfrentan y denuncian el aspecto esencialmente destructivo del capital
representado por grandes trasnacionales como a Vale, Aracruz, Monsanto, Stora
Enzo, Cutrale, etc. Infelizmente, tales acciones vienen siendo muy
criticadas por un pragmatismo legalista en el interior del propio
movimiento. </DIV>
<DIV align=justify><BR>De la misma forma, es necesario que el MST retome el
principio de autonomía política, desvinculando lo que serían sus propios
objetivos de los objetivos neo-desarrollistas del petismo o de cualquier otra
forma política de reproducción del capital. Tal paso es fundamental todavía para
que el MST, en cuanto movimiento de organización de masas, consiga enfrentar la
realidad precaria de su base social flexible, proletarizada y precarizada, en
muchos sentidos, porque no consigue reproducirse, ni siquiera como campesino
parcialmente libre, en sus lugares. Eso no puede ser considerado un auto-fracaso
de naturaleza política, sino como el resultado de una gran ofensiva económica
del capital neoliberal en el campo, que somete a todas las demás formas de
producción y de relación social a su propia lógica. <BR></DIV>
<DIV align=justify>En estas condiciones, el movimiento sólo tiene una
alternativa si tuviera la efectiva pretensión de mantenerse en el campo de la
emancipación socialista, una alternativa societaria radical: retomar para sí la
lucha por la tierra contra (y no con) el capital, potencializar la conciencia de
clase de sus propios proletarios, jamás negar, como si fuese un simple desvío
del recorrido, las evidencias de esa condición explosiva de su base social.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>* Maria Orlanda Pinassi es profesora de la FCL/UNESP de
Araraquara; Frederico Daia Firmiano es profesor de la Fundación de Enseñanza
Superior de Passos/Universidade del Estado de Minas Gerais-FESP/UEMG. Este texto
contó con la contribución de Silvia Beatriz Adoue.<BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>(1) Ver al respecto Octávio Ianni. "Colonização e
contra-reforma agrária na Amazônia. Petrópolis", Editora Vozes, 1979. <BR>(2)
Jaime Osorio. América Latina: el nuevo padrón de especialización productiva,
estudio de cinco economías de la región. In: Carla Ferreira; Jaime Osorio;
Mathias Luce (Orgs.). "Padrão de reprodução do capital: contribuições da teoria
marxista da dependencia". São Paulo, Boitempo, 2012. <BR>(3) Cerca de 350 mil
integrantes del MST ya frecuentaron cursos de alfabetización, enseñanza
fundamental, media, superior y cursos técnicos. Por año, hay aproximadamente 28
mil educandos y 2 mil profesores comprometidos en procesos de educación.
Destacamos el papel de la educación agroecológica, en asociación con
universidades públicas (son 5 mil educandos en estas instituciones) y con la
Escuela Nacional Florestan Fernandes que, desde 2005, viene recibiendo
militantes del propio MST y de otros movimientos sociales de Brasil, de América
Latina y del mundo entero.
<HR>
<BR><BR></DIV></FONT></BODY></HTML>