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<HR>
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<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>19 de agosto 2013</U><BR><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: <A
title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="mailto:germain5@chasque.net">germain5@chasque.net</A></STRONG></FONT><A
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Egipto<BR><BR>El día de la vergüenza en
Egipto</FONT></STRONG><BR><BR><BR><STRONG>Esam Al-Amin *<BR>CounterPunch<BR><A
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href="http://www.counterpunch.org/">http://www.counterpunch.org/</A></STRONG><A
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title="http://www.counterpunch.org/ CTRL + clic para seguir el vínculo"></STRONG></A></FONT></DIV><FONT
size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><STRONG>Traducción de Sinfo
Fernández<BR>Rebelión<BR></STRONG><A
title="http://www.rebelion.org/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://www.rebelion.org/"><STRONG
title="http://www.rebelion.org/ CTRL + clic para seguir el vínculo">http://www.rebelion.org/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR><BR>En junio de 1967, las fuerzas israelíes
necesitaron solo seis horas para derrotar al ejército egipcio y devastar sus
fuerzas aéreas, infligiendo la más humillante de las derrotas al mundo árabe del
último medio siglo. En la guerra de octubre de 1973, el ejército egipcio mató a
2.600 soldados israelíes en veinte días de combates. Casi cuarenta años después,
el ejército egipcio vuelve sus armas contra sus propios ciudadanos provocando
una inmensa devastación: el 14 de agosto, las fuerzas combinadas del ejército y
la policía egipcios tardaron solo doce horas en dispersar a decenas de miles de
pacíficos manifestantes desarmados que llevaban a cabo dos sentadas en las zonas
este y oeste de los suburbios de El Cairo. Tras el golpe de Estado del 3 de
julio, sus autores estaban decididos no solo a derrotar a sus oponentes
políticos sino también a golpear de forma decisiva la democracia y el imperio de
la ley en Egipto y en todo el mundo árabe. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde el 28 de junio, los islamistas dirigidos por la
Hermandad Musulmana (HM), estaban acampados en esos dos lugares, inicialmente
como muestra de apoyo al Presidente Mohammad Mursi cuando era cuestionado por la
oposición; pero desde su destitución el 3 de julio, los manifestantes estaban
exigiendo su vuelta, la restauración de la suspendida constitución y el
restablecimiento del disuelto parlamento. A lo largo de 48 días, las acampadas y
manifestaciones por todo Egipto atrajeron a millones de seguidores de Mursi así
como a grupos a favor de la democracia, que protestaban del hecho de que el
golpe hubiera anulado sus votos presidenciales y parlamentarios, así como su
ratificación del referéndum sobre la nueva constitución. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Un ejército obstinado habilitado por las fuerzas
laicas y liberales y las potencias occidentales</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>Durante seis semanas de compás de espera, los gobernantes
militares del país, con el líder del golpe al frente, el general Abdelfatah
Sisi, insistieron en que los HM debían reconocer de forma total el statu quo y
someterse a la hoja de ruta política determinada por Sisi el 3 de julio. En
diversas ocasiones, Sisi declaró que no pensaba ceder un ápice ni permitir un
rumbo que obstaculizara la senda del país hacia la democracia y la legitimidad
constitucional, ignorando la voluntad del electorado expresada en las urnas en
más de seis ocasiones a lo largo de los últimos dieciocho meses. Aunque los
egipcios eligieron a Mursi como Presidente por una clara mayoría en junio de
2012 en unas elecciones libres y justas, también votaron en una proporción de
casi dos a uno cuando ratificaron la nueva constitución seis meses después. El
artículo 226 de la constitución afirmaba que el mandato del actual presidente
(Mursi) "terminaría cuatro años después de su elección", es decir, en junio de
2016. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La realidad es que, un mes después del golpe, la opinión
pública egipcia se ha vuelto de forma decidida contra el mismo. El 6 de agosto,
el respetable Centro Egipcio para Estudios de los Medios y Opinión Pública
publicó una encuesta que mostraba que el 69% del pueblo egipcio rechazaba el
golpe militar, que un 25% lo apoyaba y que un 6% no quería expresar su opinión.
De los que lo rechazaban, solo el 19% se identificaban a sí mismos como
seguidores de los HM, el 39% pertenecía a otros partidos islamistas, mientras
que el 35% no tenían afiliación política pero sentían que sus votos habían
quedado invalidados con el golpe. De los que lo apoyan, el 55% en la encuesta se
consideran ex leales al régimen de Mubarak, mientras que el 17% se identifica
como cristianos coptos que se oponen al gobierno islamista. Además, el 91% de
los que se negaron a responder pertenecen al Partido salafí pro-saudí Al-Nur,
que apoyó inicialmente el golpe antes de retirarse y abandonar la hoja de ruta
de Sisi. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Como expliqué en un artículo anterior, poco después del
golpe, el ejército y sus facilitadores, en gran medida laicos y liberales,
sentaron las bases para excluir a los grupos islamistas, especialmente los HM y
su afiliado político, el Partido por la Libertad y la Justicia, arrestando o
emitiendo órdenes de busca y captura de sus dirigentes, congelando sus cuentas,
incautando sus activos, prohibiendo sus medios y orquestando una elaborada
campaña de satanización contra ellos. Este discurso traía a la memoria las
tácticas de la era Mubarak, utilizadas contra el grupo durante décadas por el
infame aparato de seguridad estatal, que fue reconstituido poco después del
golpe. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En la última semana de julio, la oferta hecha por el
ejército a los HM se limitaba a que aceptaran el golpe y todas sus consecuencias
a cambio de unirse a un manipulado proceso político. Los HM rechazaron
firmemente la oferta, que les negaba todos sus logros y solo les permitía
conseguir no más del 20% de los escaños parlamentarios, excluyéndoles además de
cualquier cargo en el ejecutivo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Al principio, la mayoría de las potencias occidentales
miraron para otro lado respecto al golpe militar, consintiendo básicamente sus
consecuencias. Pero como las manifestaciones a favor de Mursi persistían y se
ampliaban durante días y semanas, se hizo evidente que no podían ignorar la
situación política. Las apuestas eran demasiado altas no sólo para la
estabilidad de Egipto sino para toda la región. Por tanto, se iniciaron
seriamente todo un conjunto de negociaciones políticas, dirigidas por EEUU y la
UE, entre las partes antagonistas. Aunque los HM y sus seguidores querían
negociar sobre la base de la constitución y la legitimidad democrática, el
ejército y sus aliados querían que los HM aceptaran una solución política basada
en el golpe y en la nueva realidad. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Durante una semana, el enviado de la UE, Bernardino León,
y el Secretario Adjunto de Estado de EEUU, Williams Burns, intentaron negociar
un acuerdo. Inicialmente, los interlocutores insistieron en que los HM se
unieran al nuevo proceso político a cambio de la liberación de sus dirigentes.
Finalmente, los negociadores acordaron incorporar diversos elementos de una
iniciativa elaborada por una comisión de más de cincuenta intelectuales,
académicos y personalidades públicas egipcias. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El plan permitía un mecanismo constitucional que habría
restaurado al Presidente Mursi durante un breve período de tiempo, después del
cual se nombraría por consenso un primer ministro y un gabinete de tecnócratas.
Después presentaría su dimisión. El nuevo gabinete supervisaría después las
elecciones parlamentarias que se celebrarían en un plazo de sesenta días. Los
mediadores occidentales consiguieron además que los HM aceptaran este resultado
político y obtuvieron una inmensa concesión por su parte: mantener al mismo
primer ministro nombrado por el golpe. Según el Enviado Bernardino León: "Había
un plan político que estaba sobre la mesa, que la otra parte (los HM) había
aceptado", pero que fue finalmente rechazado por el ejército. <BR></DIV>
<DIV align=justify>Cuando las negociaciones estaban en marcha, la campaña de los
medios dirigida por los leales de Mubarak, los oligarcas corruptos y el "estado
profundo" alcanzaron niveles y tonos febriles. Jehan Soliman, presentadora de la
televisión estatal, y en absoluto partidaria de los HM, se enfureció ante la
campaña de demonización dirigida por las autoridades del estado, logrando que
finalmente denunciara esa campaña ante la gente. Además, las principales fuerzas
laicas y liberales exigieron al ejército que no negociara ni llegara a un
acuerdo con los musulmanes sino que aplicara más mano dura a los manifestantes.
Mientras tanto, según el ministro del interior, el general Mohammad Ibrahim,
mientras las negociaciones estaban en marcha, las fuerzas de seguridad se
preparaban para atacar a los manifestantes, limpiar los campamentos y arrestar a
los líderes. Era evidente que los líderes del golpe estaban decididos a poner de
rodillas como fuera a los HM y a sus aliados islamistas, bien políticamente o
por la fuerza. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Para justificar la brutal represión final sobre
manifestantes pacíficos, el ejército y la policía exigieron que el complaciente
fiscal general emitiera una orden que pudieran utilizar de cobertura legal.
Aunque las protestas pacíficas están constitucionalmente protegidas, el fiscal
emitió prestamente la orden bajo un pretexto falso, a saber, que los
manifestantes estaban armados (falso) o que se habían convertido en una molestia
para quienes residían allí (lo que fue abrumadoramente rechazado por los
vecinos). En cambio, no se emitieron nunca órdenes para desalojar a las docenas
de grupos laicos de la Plaza Tahrir durante buena parte del pasado año, aunque
sus protestas hicieron que las agencias gubernamentales estuvieran cerradas
durante días y, en algunas ocasiones, semanas. <BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Neofascismo en acción: Asesinatos a sangre fría,
enormes mentiras y feos engaños</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>Hay momentos en la historia de una nación que quedan
grabados en piedra. Como por ejemplo, la Nakba palestina, las bombas atómicas
arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki y los ataques del 11 de septiembre. Los
horrores desplegados el 14 de agosto pasarán a la historia de Egipto como
acontecimientos trascendentales. Cientos de miles de personas habían estado
acampadas durante 48 días en la Plaza Nahda cercana a la Universidad de El
Cairo, en la zona occidental de la capital, y alrededor de la mezquita de Rabaa
Al-Adawiyya, en la zona oriental. Los congregados acababan de celebrar el final
del sagrado mes del Ramadán hacía pocos días. Estaban decididos a afirmar
pacíficamente su voluntad, así como a seguir defendiendo con firmeza la
constitución y el proceso democrático expresado en las urnas. Rechazaban el
golpe y detestaban la vuelta del estado de seguridad. Buscaban restaurar la
democracia y al Presidente Mursi, que había sido ilegalmente detenido y llevaba
semanas en situación de aislamiento. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Acababan de rezar sus oraciones matinales y la gente se
hallaba en ambas plazas escuchando las invocaciones espirituales mientras
reafirmaban su compromiso para mantener su protesta de forma pacífica cuando los
acontecimientos se precipitaron. A las 06,30 horas de ese fatídico día, tanques
del ejército, vehículos blindados y buldóceres descendieron sobre los
manifestantes desde diferentes direcciones. Iban seguidos de fuerzas especiales
del ejército, policía y matones vestidos con ropas civiles y protegidos por los
responsables de la seguridad del Estado. La escena era escalofriantemente
similar a la del levantamiento de los primeros días de enero de 2011 que derrocó
a Mubarak. Había francotiradores situados en lo alto de los tejados,
especialmente de los edificios militares, incluida la sede de la Inteligencia
Militar. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Según el relato oficial ofrecido por el General Ibrahim
en una conferencia de prensa, la policía empezó primero a advertirle a la gente
que se dispersara a través de altavoces. Dijo que la policía ofreció después a
los manifestantes un pasaje seguro para que se marcharan con la promesa de que
no iban a arrestarles. Poco después, la policía roció a los manifestantes con
cañones de agua. Cuando los manifestantes se negaron a marcharse, la policía
utilizó entonces gases lacrimógenos; en ese momento, según él, los manifestantes
utilizaron armas automáticas contra la policía. El general Ibrahim acusó a los
HM de tener francotiradores en los tejados que disparaban contra la policía,
provocando la muerte de 43 agentes. Sin embargo, no hay pruebas de esas muertes,
ni sus nombres, ni fotos, ni videos, nada. Solo entonces, afirmó el Ministro, la
policía utilizó fuego real, matando a 149 personas por todo Egipto. También
afirmó que los manifestantes no eran pacíficos y que se les incautaron alijos de
armas, incluyendo nueve rifles automáticos y miles de municiones. Ni que decir
tiene que nada de este cuento urdido no es ni remotamente cierto. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Según muchas informaciones internacionales, incluyendo
una información de la CNN, los manifestantes eran pacíficos y estaban
desarmados. Un informe del Guardian afirmaba: "Los manifestantes
eran pacíficos y entre ellos había muchas mujeres y niños". Los medios de
televisión egipcios a favor del golpe, empotrados entre el ejército, difundieron
imágenes de varios alijos de armas para mostrar que los manifestantes no eran
pacíficos, solo para acabar revelando que esas armas las había llevado la
policía a fin de que las "descubrieran". </DIV>
<DIV align=justify><BR>Contrariamente a las afirmaciones del general Ibrahim, la
policía nunca utilizó altavoces o cañones de agua. Empezaron a disparar de
inmediato sobre los desarmados manifestantes con fuego real. El observador
europeo de los derechos humanos Ahmad Mufreh, ofreció su vívido testimonio en
directo por televisión, asegurando que la policía empezó a disparar a matar
contra la gente. De hecho, la policía nunca tuvo intención de ofrecer un paso
seguro, quienes intentaban escapar a través de él fueron brutalmente golpeados e
inmediatamente arrestados. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Al mediodía, el ejército y la policía habían roto las
defensas de la Plaza Nahda y dispersaban brutalmente a sus manifestantes. Sin
embargo, no fue hasta las 18,00 horas cuando pudieron hacerse con el control
total sobre la mezquita de Rabaa Al-Adawiyya. Los agentes de seguridad quitaron
entonces los carteles y pancartas de los manifestantes y quemaron sus tiendas de
campaña, incluso con cadáveres en su interior. El Dr. Ahmad Muhammad, un
cirujano que operaba en el hospital de campo de Rabaa, dijo a Mubasher Misr de
Al-Jazeera, que a él y a otros doctores se les ordenó de inmediato que se
marcharan o les dispararían, obligándole a abandonar al paciente que estaba
operando y dejándole morir. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Otro de los testigos, Sameh Al-Barghy, contrario a los HM
y licenciado por la Universidad Americana de El Cairo, dijo a Al-Jazeera que
aunque no había estado en la protesta y se oponía a ella por principios, había
corrido a ayudar poco después de escuchar la noticias de la represión. Con la
voz quebrada, dijo que había presenciado una horrenda masacre cuando un grupo de
manifestantes que se escondía en un edificio en construcción fue cazado y sacado
por las fuerzas de seguridad. Dijo que la policía había entrado en el edificio
disparando a quemarropa contra los que se escondían en los dos primeros pisos
antes de arrestar al resto. Otro testigo dijo que había visto frente a sus ojos
cómo la policía disparaba contra dos viandantes sin que mediara provocación
alguna. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Otro doctor del hospital de campo en la mezquita de Rabaa
dijo a Al-Jazeera que contó más de 2.600 cuerpos, incluidos 65 niños. Asmaa
El-Beltagy, la hija mayor de 17 años del líder de los HM Mohammad El-Beltagy,
estaba entre las víctimas. Más tarde, por la noche, el portavoz de los HM, Ahmad
Arif, proclamó que ese día, por todo Egipto, había habido más de 3.000 personas
asesinadas y alrededor de 10.000 heridas, muchas de ellas de gravedad. La
brutalidad y la crueldad de la represión del ejército pueden verse en las
imágenes capturadas en los vínculos anteriores, que se difundieron por todo el
mundo. Fueron también asesinados al menos media docena de periodistas, entre
ellos el cámara de Sky News Mick Deane, y la periodista de Gulf News Habiba
Abdelaziz. Según múltiples testigos, una vez que se hicieron con el control, las
fuerzas de seguridad quemaron el hospital de campo, el centro de los medios y
las tiendas de campaña donde yacían los cadáveres de los manifestantes a fin de
ocultar los crímenes del ejército. <BR>Y para añadir algo más de sal a la
herida, el gobierno se ha negado a entregar los cuerpos de los asesinados hasta
que sus familias firmen un documento afirmando que la causa de la muerte era
"natural". En muchos de los casos, el juez dejó en blanco la causa de la muerte.
Muchas familias se han negado a aceptar tan inmoral exigencia dejando sin
reclamar muchos cuerpos y en peligro de descomposición. Mientras las
organizaciones por los derechos humanos y las libertades civiles de todo el
mundo, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch condenaban con firmeza
la masacre de Egipto, la Organización Árabe por los Derechos Humanos, dominada
por elites laicas y liberales culparon, lo que resulta bastante sorprendente, a
los HM del baño de sangre. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Qué vendrá a continuación? Volviendo a la
revolución </STRONG></DIV><FONT size=3 face=Calibri></FONT>
<DIV align=justify><BR>Es inconcebible que el general Sisi, el general Ibrahim,
sus facilitadores civiles, sus patrocinadores occidentales y los autores de
estos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad no conocieran o
anticiparan el nivel de la carnicería que iba a producirse. Al embarcarse en el
golpe, sus dirigentes estaban decididos a asestar un ataque fatal a los
islamistas, especialmente a los HM. Cada uno tenía sus propios motivos. Los
liberales laicos reconocieron que no podían ganar en unas elecciones libres y
justas contra los islamistas en futuras elecciones tras sus sucesivas derrotas
en las urnas durante los pasados dos años. Por tanto, excluir o debilitar a los
islamistas daría a los partidos liberales y nacionalistas el espacio necesario
para ocupar la escena política en un previsible futuro. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Los leales a Mubarak y los elementos del estado profundo
estaban ansiosos por vengarse de los HM, sus acérrimos enemigos históricos
durante las últimas tres décadas, por haberles echado del poder en el
levantamiento de 2011. No solo podían marginar y someter a sus opositores sino
también emprender un regreso exitoso por derecho propio. Irónicamente, en 30
meses, los contrarrevolucionarios se han convertido en el rostro de la
revolución. Confían en que el 30 de junio, el día de su regreso, sustituya al 25
de enero, el día de su destitución. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El ejército se considera como el defensor de la nación y
de sus instituciones y quiere retener sus privilegios económicos y sociales. No
quiere someterse a ningún control civil significativo. El precedente fijado por
el levantamiento de enero de 2011, razonaron, podría un día debilitar al
ejército o incluso obligarle a ceder a la sociedad su privilegiado estatus, como
finalmente tuvieron que hacer sus homólogos turcos. Los generales esperaron el
momento pertinente para golpear y poner fin al devaneo del pueblo con la
democracia para retrasar, si no totalmente el final, al menos la llegada del
temible día en que tuvieran que rendir cuentas ante el pueblo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Muchos grupos de jóvenes se sentían desilusionados y
frustrados de todos los partidos. Pudieron deshacerse del rostro del régimen
corrupto y represor de Mubarak. Pero dada su decepción e impaciencia por el
lento progreso, pensaban que podían librarse igual de fácilmente de lo que
percibían como la arrogancia o incompetencia de los HM. Y de paso, no sólo
devolvieron el control a los militares sino también hicieron que el sueño de
establecer un sistema democrático auténtico basado en el imperio de la ley se
alejara un poco más. El ejército nombró a un primer ministro-títere de 77 años y
a un gabinete compuesto mayoritariamente de leales e Mubarak. De 25 gobernadores
provinciales, el ejército designó a 19 generales, incluidos muchos oficiales de
la era Mubarak. Para el ejército, reprimir y controlar a la población era su
prioridad más importante. En eso quedó la promesa de empoderar a los jóvenes.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Liberales como Muhamad ElBaradei se convencieron a sí
mismos de que podían aliarse con los militares a expensas de sus enemigos
ideológicos, los islamistas, en vez de competir democráticamente en las urnas.
ElBaradei tuvo que despertar pronto a la dura realidad de que la fuerza bruta y
la violencia es la herramienta favorita del ejército para solucionar disputas,
no los desagradables compromisos de la democracia. El laureado con el Premio
Nobel de la Paz tuvo que dimitir en desgracia. A su compañero de Premio, Barak
Obama, no le fue mejor. También fracasó en la prueba de fuego de la democracia
al no condenar el golpe cuando éste se anunció y no decantarse con firmeza por
la democracia y el imperio de la ley. Sin embargo, el día posterior el baño de
sangre, Obama condenó la violencia, de la que dijo eran responsables el gobierno
interino y las fuerzas de seguridad. La afirmación fue un paso en la buena
dirección, aunque no fue lo suficientemente decidido, ya que fue muy ambiguo en
su apoyo a la restauración de la constitución y del presidente depuesto
democráticamente elegido. </DIV>
<DIV align=justify><BR>A las potencias extranjeras les preocupa muy poco Egipto
o su pueblo. Una y otra vez, Occidente ha demostrado que su retórica de elevados
valores ideales se sacrifica fácilmente en el altar de los intereses a corto
plazo. Históricamente, EEUU ha estado más preocupado por la seguridad de Israel
que por servir a sus propios intereses a largo plazo. Israel había considerado a
Mubarak como un activo estratégico a lo largo de tres décadas. Fue la razón
principal de que EEUU tuviera que apoyarle en vez de ayudar a construir
instituciones democráticas en el país. Si Israel o sus partidarios en EEUU
favorecían a Sisi temiendo el ascenso de los islamistas, probablemente EEUU
favorecería al ejército por encima de la voluntad democrática del pueblo egipcio
sin mirar las consecuencias, que finalmente podrían poner en peligro los
intereses a largo plazo en la región de la seguridad nacional estadounidense.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tanto el Secretario de Estado, John Kerry, como la Jefe
de la diplomacia de la UE, Catherine Aston, habían expresado reservas acerca de
la intervención del jefe del ejército egipcio. Pero cuando más importaba,
aceptaron sus consecuencias. Cuando el gobierno adoptó duras medidas utilizando
tácticas sangrientas comparables a Gadafi en Libia o Asad en Siria, los
gobiernos occidentales contuvieron sus críticas. Cuando el gobierno pro golpe
declaró un estado de emergencia tras el golpe, en vez de rechazarlo en el acto,
Occidente lo aceptó vergonzosamente confiando en que "pronto sería levantado".
Para que sea creíble, el llamamiento al Consejo de Seguridad de la ONU de varios
países occidentales debe incluir el traslado de los líderes del golpe en Egipto
al Tribunal Penal Internacional para enfrentar la acusación de crímenes contra
la humanidad. Hay amplias pruebas reunidas ya en Internet y numerosos testigos
para probar este monstruoso crimen. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La crueldad del golpe y la brutalidad de la represión han
reafirmado a los ojos de los islamistas y de muchos egipcios que quieren la
democracia, los inmensos desafíos a que se enfrentan. El levantamiento del 25 de
enero no fue una revolución total. Los socios revolucionarios se la entregaron
al ejército, que finalmente pudo reunir las piezas que necesitaba para restaurar
la vieja coalición del ejército y el estado profundo a expensas de los
verdaderos objetivos de la revolución. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin duda alguna, el golpe del ejército ha desviado a
Egipto de la senda de la democracia. La forma más eficaz de volver a ella para
los egipcios normales y corrientes de todas las tendencias políticas es bajar de
nuevo a la calle por millones para desafiar el autoritarismo y la brutalidad del
Estado. Los egipcios deben recuperar su celo revolucionario. Deben también
aspirar a reconquistar su unidad: musulmanes y cristianos, hombres y mujeres,
jóvenes y viejos. El factor determinante debería ser un compromiso verdadero y
auténtico con los principios democráticos y el imperio de la ley. Eso significa
un rechazo absoluto del golpe militar y de la intervención del ejército en la
política, así como la purga de todos los elementos corruptos del Estado
profundo. Eso implica el repudio absoluto de cualquier conflicto sectario. La
quema de iglesias coptas no solo debe condenarse, sino que las iglesias deberían
estar protegidas por los musulmanes como cualquier venerada mezquita. Baste con
recordar que fueron el aparato de seguridad de Mubarak y el ministro del
interior Habib Adly los responsables reales de los atentados de la Iglesia de
los Santos en Alejandría un mes antes de la revolución de 2011, a fin de acusar
a los islamistas y extender la sospecha y acritud. De igual forma, la identidad
y naturaleza de la sociedad egipcia no debería ser objeto de debates sectarios;
Egipto ha demostrado a lo largo de los siglos que puede tener una cultura de
base islámica que sea tolerante y armoniosa. <BR><BR>Como si el régimen a favor
del golpe no fuera ya suficientemente ilegítimo, la sangrienta masacre le ha
desnudado completamente de cualquier indicio de legitimidad. Una campaña
internacional de boicot-desinversión-sanciones y un movimiento de protesta
global debería de ponerse en marcha de inmediato mientras dentro del país se
extiende un movimiento de desobediencia civil masiva hasta que el régimen
criminal sea derrocado y sus elementos asesinos llevados ante la justicia. Según
el jurista internacional y experto legal en derechos humanos, el Profesor Cherif
Basiuni, es posible que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU inicie un
proceso para investigar la sangrienta masacre y finalmente presentar las
acusaciones ante el Tribunal Penal Internacional. <BR><BR>Mientras los egipcios
toman las calles en los próximos días, semanas y meses, hay tres factores que
pueden influir individual o colectivamente en el futuro curso de la inacabada
revolución de Egipto: la disolución y derrota del estado de seguridad, la salida
del ejército de la vida política de Egipto y su sometimiento al control civil, y
una posición de principios e inflexible por parte de la comunidad internacional
contra el golpe en apoyo de la democracia y el imperio de la ley. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Max Weber razonaba que una condición necesaria para que
una entidad sea Estado es que conserve su reclamación sobre el monopolio de la
violencia para reforzar el orden. Pero cuando ese monopolio de la violencia se
utiliza contra los ciudadanos de un Estado civilizado para desbaratar su
voluntad, no podrá ser nunca legítimo, tan sólo un Estado gobernado por la ley
de la jungla. <BR><BR>* Esam Al-Amin es un escritor y periodista independiente
experto en temas de Oriente Medio y de política exterior estadounidense que
colabora en diversas páginas de Internet. Puede contactarse con él en
alamin1919@gmail.com. Su último libro es The Arab Awakening Unveiled:
Understanding Transformations and Revolutions in the Middle East.
<HR>
<BR><BR></FONT></DIV></BODY></HTML>