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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>1º de setiembre de 2013<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Siria</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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size=3>La intervención soñada</FONT></STRONG><BR><BR><BR><STRONG>Santiago
Alba Rico<BR>Cuarto Poder</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
href="http://www.cuartopoder.es/"><STRONG>http://www.cuartopoder.es/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR><BR>En relación con la más que probable “intervención”
militar del gobierno de EEUU en Siria, hay dos posiciones igualmente
absurdas:<BR><BR>La de los que pretenden que Bachar Al-Assad no ha usado armas
químicas. Un asesino que bombardea y lanza misiles a su propia población, que
tortura sistemáticamente a su pueblo y degüella a mujeres y niños, es sin duda
capaz de arrojar gas sarín o cualquier otra sustancia letal sobre sus
ciudadanos. <BR><BR>La de los que pretenden que EEUU no miente sobre el uso de
armas químicas en Siria. Una potencia capaz de invadir Iraq tras inventarse
pruebas y falsificar documentos, que mantiene abierto Guantánamo y que practica
rutinariamente ejecuciones extrajudiciales fuera de sus fronteras y desde el
aire, es perfectamente capaz de mentir también en el caso de Siria, como tantas
veces antes.<BR><BR>Desde el punto de vista del derecho y la justicia, es
imperativo investigar y determinar si y quién ha utilizado armas químicas en
Siria y tratar de juzgar y condenar a los culpables, quienes quiera que sean.
Pero un análisis político serio, no “ideológico” y no sectario, debe partir más
bien de los únicos hechos demostrables. Son dos. El primero es que, con
independencia de que haya usado o no armas químicas contra su propio pueblo, el
régimen dictatorial de la dinastía Assad es el responsable primero y directo de
la destrucción de Siria, del sufrimiento de su población y de todas las
consecuencias, humanas, políticas y regionales que se deriven de ahí. En virtud
de una dolorosa paradoja (dolorosa al menos para quien escribe estas líneas)
algunos de los que vociferan hoy “contra la guerra”, como si no hubiera ya una
desde hace dos años, han venido guardando silencio sobre los crímenes del
régimen sirio o, peor aún, han venido `practicando el más abyecto negacionismo.
A juzgar por sus arrebatadas denuncias, vibrantes de autoridad moral, el
ejército de EEUU estaría a punto de bombardear un país próspero y en calma,
dirigido por un gobierno muy popular cuyo único crimen sería el de “resistir”
las insidiosas agresiones de Israel. Esta “indignación moral” de algunos
anti-imperialistas -debo confesarlo- suena en mis oídos tan odiosamente
hipócrita como las invocaciones de la “democracia” y el “humanitarismo” por
parte de los imperialistas.<BR><BR>El segundo hecho irrefutable es que, con
independencia de que haya mentido o no sobre el uso de armas químicas en Siria,
el gobierno de EEUU no tiene el menor interés en la democracia ni en la
protección de los civiles ni en la cuestión “moral” de las armas químicas. Está
pensando únicamente en sus intereses, como siempre, intereses que nunca
coinciden con los de los pueblos a los que dicen querer ayudar y a los que
históricamente han abandonado, sometido, bombardeado y asesinado. Esta verdad
banal (que algunos sirios desesperados querrían a su vez negar) es perfectamente
compatible con la anterior, porque lo cierto es que en el mundo caben muchas
fuerzas criminales y relativamente autónomas entre sí, sin que nadie pueda
obligarnos a aplicar los principios de la lógica a los dilemas éticos y
políticos. A la declaración de un personaje que sostenía ante él que “no es
posible estar en dos sitios diferentes al mismo tiempo”, respondía Groucho Marx
con alegre contundencia: “Eso no es verdad. Nueva York y Washington están en dos
sitios diferentes al mismo tiempo”. En la historia, en la batalla, en la
revolución, en este mundo terrible es perfectamente posible que Bachar Al-Assad
haya usado armas químicas y que al mismo tiempo Obama mienta sobre el uso de
armas químicas por parte de Bachar Al-Assad.<BR><BR>Una vez asumidos estos dos
hechos probados, y ante la inminencia del ataque estadounidense, es sin duda
imperativo “condenarlo” (como si fuera algo más que un ejercicio retórico y un
salvoconducto para adquirir el derecho de hablar y de ser escuchado en ciertos
medios), pero es más imperativo comprender. Los que condenamos (condenamos
condenamos condenamos) el ataque estadounidense, podemos escoger entre uno de
estos dos “relatos”:<BR><BR>1. EEUU (así, una Unidad Ominosa, tan monolítica y
a-histórica como un “régimen”) lleva en su seno, desde sus orígenes, un plan de
dominación mundial concebido in illo tempore y aplicado sistemáticamente; un
plan providente y omnipotente que incluía desde el principio de los tiempos, y
con independencia de las relaciones de fuerzas y los cambiantes avatares en la
zona, el derrocamiento del gobierno nacionalista, resistente y socialista del
partido Baaz en Siria; plan que montó o al menos utilizó una pseudorrevolución
popular para, tras armar hasta los dientes a los llamados “rebeldes”, buscar
durante dos años años un pretexto que justificara atacar e invadir el país; plan
obstruido por Rusia, Irán y China y que ahora, a través de una mentira
amplificada por los medios de comunicación mercenarios del imperialismo, está
por fin a punto de materializarse.<BR><BR>2. EEUU (una Unidad de Sentido
trabajada por muchas contradicciones, como todo en este mundo) a veces no tiene
un plan sino varios y muchas dudas; Siria es su enemigo en el contexto de su
enfrentamiento con Irán y de su defensa a ultranza de Israel, pero molesta poco
y garantiza, en alguna medida, el statu quo en la región; cuando en la ola de
las llamada “primaveras árabes” el pueblo sirio trata de sacudirse el yugo de 40
años de dictadura, el gobierno Obama apoya retóricamente su causa, preocupado en
todo caso por la deriva armada, en la que van ganando terreno (de manera muy
leninista) los grupos islamistas más radicales, por lo que conjuga el apoyo
formal a la revolución siria con la mayor cautela a la hora de entregar armas a
los rebeldes; desde el principio trata por todos los medios de no involucrarse
militarmente en un berenjenal del que sabe que no puede obtener nada y que,
además, puede perjudicar a Israel; a partir de un cierto momento apuesta
claramente por una solución política, llega a un acuerdo con Rusia, se siente
más amenazado por Al-Qaeda que por Bachar Al-Assad; pero ha hablado mucho, ha
fijado una línea roja y necesita ahora, porque es débil, hacer una demostración
de fuerza que, como ha explicado en The New York Times Edward Luttwak, del
Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, concilie la necesidad de
hacer algo que no quiere hacer, y de alcance “limitado y casi propagandístico”
(lo que no depende sólo de ellos), con sus verdaderos intereses; es decir, no
con con el derrocamiento de Al-Assad y el establecimiento de la democracia sino
con la prolongación de la guerra siria el mayor tiempo posible a fin de evitar
que venza ninguno de los dos contendientes (ni Assad ni los rebeldes),
peligrosísimos los dos para el plan de dominio regional estadounidense (con un
gran cinismo Luttwak afirma que EEUU debe entregar armas a los rebeldes cada vez
que vayan cediendo terreno y cerrar el grifo cada vez que vayan
ganando).<BR><BR>El primer relato tiene un defecto; es coherente como un mito.
El segundo relato tiene una virtud; es incierto como la realidad misma. El
primer relato -además de hacer publicidad gratis de la omnipotencia del
imperialismo estadounidense en sus horas más bajas y apetecer la intervención
militar- implica despreciar a los pueblos que luchan en la zona, desdeñar su
dolor, justificar a sus verdugos. El segundo relato nos sitúa en un avispero
complejo, lleno de dilemas éticos y políticos, donde nada es seguro, pero donde
también -ahora o más adelante- los pueblos pueden ganar algo, aunque no sea
todo, y donde pueden también perderlo todo, pero no la dignidad. <BR><BR>Condeno
condeno condeno la intervención militar estadounidense por todas las buenas
razones que explica Yassin Swehat en un excelente texto reciente (<A
href="http://traduccionsiria.blogspot.com.es/2013/08/lecturas-sobre-el-golpe-estadounidense.html">http://traduccionsiria.blogspot.com.es/2013/08/lecturas-sobre-el-golpe-estadounidense.html</A>)
: porque no sería legal, porque sólo va agravar el sufrimiento de la población,
porque es el pueblo sirio el que debe librarse del dictador, porque la
solidaridad internacional puede ser mucho más eficaz de otras maneras, porque
esa intervención no pretende ayudar al pueblo sirio y porque sus consecuencias,
incluso si quisiera y lograse derrocar el régimen (lo que es una hipótesis
extravagante), serían siempre contrarias a la revolución que él y tantos sirios
han defendido desde el comienzo.<BR><BR>Elijamos un relato. Y carguemos con las
consecuencias.</DIV>
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