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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>30 de setiembre 2013<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: <A
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Guantánamo<BR><BR>Obama puede cerrar la
cárcel de Guantánamo hoy si en verdad quiere</FONT></STRONG><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Thomas Wilner
*</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>La Jornada, México,
29-9-2013</STRONG></FONT></DIV>
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title="http://www.jornada.unam.mx/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
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<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>La prisión de Guantánamo continúa siendo una carga para la
política exterior estadunidense, que socava nuestra credibilidad y brinda una
excusa a cualquier dictador extranjero que abuse de los derechos humanos. Como
ha dicho el presidente Obama: Guantánamo se ha vuelto un símbolo en todo el
mundo de un Estados Unidos que desdeña el estado de derecho. También ha
expresado con exactitud lo que se debe hacer: Tenemos que cerrarla...Es cara, es
ineficiente, lesiona nuestra posición internacional. Reduce la cooperación con
nuestros aliados en esfuerzos de contraterrorismo. Es un instrumento de
reclutamiento para extremistas. Es necesario cerrarla. Grandiosas palabras...
pero muy poca acción.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Circula un mito de que, como el presidente dice que
quiere cerrar Guantánamo, lo haría si pudiera, pero no puede porque el Congreso
lo ha detenido. No es cierto: el presidente tiene autoridad, conforme a la
legislación existente, para lograr ese resultado transfiriendo a los detenidos a
otra parte. Cierto, el Congreso reformó la Ley Nacional de Autorización de
Defensa para prohibir que se asignen fondos para la transferencia de cualquier
detenido de Guantánamo a Estados Unidos. También prohibió financiar las
transferencias a otros países, a menos que el secretario de la Defensa en
persona certificara que el detenido en cuestión jamás se involucraría en
actividad terrorista. Como nadie puede garantizar tal cosa, esa medida bloqueaba
las transferencias. Pero luego el Congreso enmendó la ley para permitir al
secretario superar la prohibición y transferir detenidos a otros países si a su
juicio (1) el país receptor daba pasos para mitigar sustancialmente el riesgo de
que el detenido se involucrara en actividad terrorista, y (2) la transferencia
servía a la seguridad nacional estadunidense.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Son condiciones bastante factibles. Ya el presidente ha
declarado que conviene a la seguridad nacional estadunidense transferir a los
detenidos en Guantánamo. Además, muchos países han expresado voluntad de aceptar
detenidos y se han ofrecido a dar los pasos necesarios para mitigar
sustancialmente el riesgo de que lleguen a participar en actos terroristas. Como
ha señalado Carl Levin, presidente del Comité de Servicios Armados del Senado,
esa norma reformada proporciona una ruta clara para la transferencia de
detenidos a terceros países. El anuncio hecho esta semana de que se transferirán
a dos prisioneros de Guantánamo a Argelia es buena noticia y demuestra la
afirmación de Levin: se puede hacer. El presidente tiene también otra ruta a su
disposición. La ley permite al gobierno transferir detenidos en cumplimiento de
una orden judicial. Con sólo obedecer órdenes de tribunales para liberar, por
ejemplo, a detenidos que ya hayan sido exculpados, el Departamento de Justicia
podría autorizar su transferencia, libre de las restricciones legislativas. Sin
embargo, jamás lo ha hecho.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta inacción representa un gran costo. El Pentágono
reportó en fecha reciente que la prisión de Guantánamo cuesta a los
contribuyentes casi 500 mil millones de dólares al año: la increíble cantidad de
más de 3 millones por prisionero al año, unas 40 veces el costo de una prisión
de máxima seguridad en el país. Y seguimos pagando pese a que hace más de tres
años y medio un equipo especial formado por altos funcionarios de seguridad y
aplicación de la ley determinó que la mayoría de esos hombres -84 de los 164
detenidos- no tienen relación con actos terroristas. Sin embargo, permanecen en
prisión, y nosotros continuamos pagando. ¿Por qué?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Más allá del gasto y del daño que causa a nuestro
prestigio y seguridad, Guantánamo es una terrible tragedia humana. Durante mis
visitas he tenido que informar a prisioneros que uno de sus padres o abuelos, o
un hermano o hermana, han muerto, y los observo llorar, sabiendo que han perdido
su última oportunidad de decir adiós. Hasta al peor convicto preso en Estados
Unidos se le permiten visitas familiares. A esos hombres no. Y jamás han sido
condenados, o siquiera juzgados, y la mayoría han sido exculpados.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El hecho es que sólo un pequeño número de los detenidos
en Guantánamo son considerados posibles amenazas. La mayoría fueron levantados
poco después del 11-S en Afganistán y sus alrededores y vendidos como cautivos
por tribus locales a cambio de recompensas. No eran los líderes, que escaparon,
sino cuando mucho soldados de a pie, así como muchos inocentes capturados por
error. Ya en el verano de 2004 era un hecho generalmente aceptado que ninguno de
los detenidos que estaban entonces en Guantánamo era un agente de importancia.
Una nota del 21 de junio pasado en The New York Times lo informó así: En
entrevistas, docenas de militares de alto nivel y funcionarios de inteligencia y
aplicación de la ley de Estados Unidos, Europa y Medio Oriente señalaron que,
contra las repetidas afirmaciones de altos funcionarios del gobierno, ninguno de
los detenidos en la base naval de Guantánamo tenía un alto rango operativo en Al
Qaeda.</DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR>Sólo después del verano
de 2004 el gobierno de George Bush comenzó a enviar detenidos de alto valor,
como se les llamó, a Guantánamo desde sitios negros alejados del conflicto en
Afganistán. Diez fueron enviados en septiembre de 2004; 14 más -incluido KSM- en
septiembre de 2006, y cinco más en 2007-08. En total, 29 prisioneros fueron
transferidos a Guantánamo después de agosto de 2004. Algunos han sido liberados.
Uno fue condenado en un tribunal estadunidense y está encarcelado aquí. De los
que quedan en Guantánamo, 26 al parecer son considerados amenazas potenciales.
Deben ser juzgados y, si se les condena, encarcelados legalmente. Los demás
deben ser transferidos al extranjero.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El presidente debe hacer esto de inmediato, ejerciendo su
autoridad vigente para transferir a los 84 hombres que ya han sido exculpados, y
luego continuar con la mayoría de los demás. Desde luego, siempre existe el
riesgo de que un prisionero liberado haga algo malo. Todo juez y gobernador
enfrenta ese riesgo al liberar a un prisionero. Y, si ello ocurre, la persona o
partido político que autorizó la liberación bien puede enfrentar críticas. Pero
el miedo a las críticas no debe impedirnos hacer lo correcto. ¿Cómo explicar a
los 84 exculpados que deben permanecer en prisión porque es políticamente
inconveniente dejarlos salir? ¿Cómo explicar al mundo que debemos mantener
abierta la prisión de Guantánamo, aunque manche nuestra reputación y comprometa
nuestra habilidad de combatir al terrorismo, porque tememos las críticas
políticas? El presidente debe tener el valor de respaldar sus palabras con
hechos. Más retraso no es tolerable.</DIV>
<DIV align=justify><BR>* Thomas Wilner representó a los detenidos de Guantánamo
en el juicio que estableció su derecho a ser asistidos por un abogado, y en las
dos decisiones de la Suprema Corte que confirman su derecho al habeas corpus.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>