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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>6 de noviembre de 2013<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Uruguay</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Leña al
fuego<BR></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La muerte del joven Sergio Lemos
debido a disparos de policías hizo estallar tensión acumulada en Santa Catalina.
</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Para muchos uruguayos
debe de ser difícil imaginar un barrio sin policías. La situación de ayer en el
barrio Santa Catalina era peor. No había policías porque, según denunciaban los
vecinos, hasta la noche del lunes habían sido sus peores enemigos, especialmente
de los jóvenes.</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=2 face=Arial></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=2 face=Arial>La Diaria, Montevideo,
6-11-2013</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=2 face=Arial></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial>La muerte de Sergio Lemos, de 19
años, en manos de efectivos policiales el lunes de noche derivó en una fuerte y
anárquica protesta que abarcó todo Santa Catalina. La Policía justificó el
accionar contra el joven argumentando que había participado en un asalto a un
almacén del barrio y había disparado a los agentes que estaban en la zona. Pero
esa versión resultó totalmente inverosímil para los vecinos que conocían a
Lemos, quienes destacaron que era un joven “trabajador”.</FONT></DIV><FONT
size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Dicen que la noche “estuvo brava”, que “se pudrió todo”,
y algunas huellas de eso se podían ver en las calles del lugar: rastros de
llantas quemadas y pintadas en los muros que decían “fuera la represión
policial” o “policías asesinos”. La furia era tal que muchos no querían saber
nada ni con la Policía ni con la prensa. A eso de las 19.00, en la entrada este
del barrio (Camino Burdeos y Camino Santa Catalina) se habían colocado ramas de
árboles que impedían la circulación de los vehículos. El otro corte de tránsito
se había hecho en Santa Catalina y Rubén Darío, donde una muchedumbre de jóvenes
habían prendido fuego varias llantas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En la plaza ubicada entre las calles Las Rosas, Dallas y
Rubén Darío, el recientemente procesado por la asonada en la Suprema Corte de
Justicia Jorge Zabalza tenía estacionado su auto y conversaba con algunos
vecinos. En un principio se iba a hacer allí una marcha en silencio y con velas,
pero luego la concentración se trasladó a la esquina de la línea del
fuego.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Algunos de los manifestantes mantenían una actitud hostil
hacia la prensa. “Rajen de acá o les damos cascotazos”, gritaban algunos
muchachos que se encargaban de que el fuego no se apagara. Otros querían hablar
de la situación y aprovechaban la ocasión para expresarse. Luego la tensión se
apaciguó y se acostumbraron a la presencia de los periodistas, aunque los
camarógrafos no prendían sus cámaras y los fotógrafos no trabajaban con
comodidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Quienes estaban allí intentaban explicar la situación. La
Policía había sido muy dura con el barrio, decían. “Vienen a experimentar acá”,
sostuvo una señora. Otra enumeró los hechos ocurridos este año: primero, las
detenciones sin motivo de varios jóvenes en la madrugada del 3 de setiembre;
después, la disconformidad con la instalación de la planta regasificadora; por
último, la muerte de Sergio Lemos. Un hombre explicó que después de las
detenciones del 3 de setiembre los vecinos empezaron a comentar entre ellos
varios abusos policiales. Dijeron que son muchos y constantes, y que todo
comenzó este año. También sostuvieron que Santa Catalina es un barrio tranquilo,
en el que no hay muchos ladrones y los que hay no roban allí. “Cuando roban, es
gente de afuera”, explicaron.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con respecto a Sergio, todos estaban seguros de que no
había tenido nada que ver con el asalto, que era una persona trabajadora y
buena, que simplemente estaba andando en moto por la vuelta cuando ocurrió el
hecho. “Hubo testigos de que los policías dijeron que si encontraban un arma
estaban salvados”, comentaron.<BR><BR><STRONG>Contradictorias</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>De mañana, el titular del Ministerio del Interior (MI),
Eduardo Bonomi, fue consultado por este caso y manifestó a la prensa que su
cartera lo estaba investigando. No obstante, manejando solamente la versión
policial, sostuvo que el joven muerto le había disparado primero al efectivo,
que estaba recabando información sobre la rapiña, por lo que éste se
defendió.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero en la tarde el MI rectificó la información. Mediante
un comunicado informó que “a través de los partes policiales, declaraciones
vertidas por los policías intervinientes y testimonios de vecinos y personas que
estuvieron cercanos a los hechos, se han recolectado elementos -algunos
contradictorios- sustantivos a la investigación”, y comunicó que los cuatro
policías involucrados en el hecho, que pertenecían a la Guardia Republicana,
según indicó una fuente del MI, “quedaron preventivamente retirados de sus
funciones y detenidos a disposición de la Justicia” en la tarde. Ayer los
efectivos fueron conducidos ante la jueza María Helena Mainard, que estudia el
caso, y hoy volverán a declarar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La abogada de la familia de Sergio, Mariel Fagián,
desmintió tajantemente que él estuviera involucrado en el asalto y explicó que
cuando el policía le dio la orden de mando Sergio detuvo la moto pero siguió en
movimiento para salir de un charco de agua. “Cuando le empezaron a disparar
arrancó”, dijo. Las versiones señalan que recibió balazos por la espalda, entre
tres y nueve. Fagián informó además que la dueña del almacén asaltado aportó los
videos que registran lo ocurrido, y que según personas que los habían visto
“queda claro que no está involucrado”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El comunicado del MI reconocía la “honda tristeza y
congoja” que se vive en “una populosa zona de Montevideo”, pero hacía un
“llamado a la mesura y ponderación de todos para depositar la confianza en la
Justicia y permitir el rápido esclarecimiento de los hechos”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Un mensaje similar transmitió el subsecretario Jorge
Vázquez a los vecinos de Santa Catalina con quienes se reunió cerca de las
19.00. En el encuentro participó también el director nacional de Policía, Julio
Guarteche. Luego de la reunión, en conferencia de prensa, Vázquez expresó que
están “todos enormemente preocupados” por el caso y “con la intención de obtener
la mayor cantidad de información posible para pasársela a la Justicia”. Hizo
nuevamente un llamado a “restablecer la calma” en el barrio: “Sentimos
profundamente el dolor de los padres y la familia, pero creemos que esto debe
resolverse en un clima de paz”, dijo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría
del Pueblo (INDDHH) elevó un pedido de información al MI por este caso. La
presidenta interina de la institución, Mariana González Guyer, dijo ayer a
Montevideo Portal que el barrio Santa Catalina “aparece como una zona complicada
por la cantidad de denuncias de abuso policial”.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Arde Troya</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>A eso de las 19.30 era claro que no iba a haber oratoria
ni marcha con velas. La mayoría de los vecinos miraba con indignación a una
minoría de jóvenes que instalaba otra línea de fuego a la altura de Santa
Catalina, entre Mochuelo y Lisa. Poco antes de que fueran a encenderlo, Zabalza
se acercó a los muchachos acompañado de otros vecinos y, según dijo, los invitó
a “reflexionar” sobre lo que estaban haciendo. Finalmente logró evitar un nuevo
fuego, aunque a esa altura ya ardía una comisaría móvil ubicada un poco más al
norte, en la misma calle Santa Catalina, junto con algunos pastizales. “Esto ya
no lo controla nadie”, dijo una señora.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por entonces ya se corría la voz de que la Justicia había
procesado a cuatro policías y que había liberado a quienes habían sido detenidos
por desacato el lunes de noche. Uno de ellos llegó en auto al barrio, pero
declinó hacer declaraciones a la prensa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El ambiente se había tranquilizado. Algunos jóvenes
comentaban que habían personas infiltradas que “no eran del barrio” y que
“venían a dar manija por la regasificadora, mezclando las cosas”. También
sostenían que la mayoría de los que prendían llantas “no conocían a Sergio”.
Pero caía la noche y las ramas que impedían el ingreso por Santa Catalina y
Burdeos ya ardían. De un lado, la televisión transmitía en vivo; del otro, los
vecinos se aglomeraban en la entrada al barrio. En un momento llegaron Laura
Texeira y Geraldine, dos vecinas que habían estado reunidas con el
subsecretario. Dijeron que les comentó que las cosas “se estaban encaminando”,
que la Justicia estaba tratando de resolver y “tenía pruebas”, que había cuatro
policías detenidos y que, si bien habían rumores de que le habían “plantado” un
arma a Sergio Lemos, las autoridades lo desmintieron.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Aseguraron que quieren que la Policía no ingrese más al
barrio a golpear a menores, y si bien sostuvieron que Vázquez sostuvo que no
está de acuerdo con los excesos policiales, también les dijo que él “no está en
todos lados”. “Sé que se equivocan los gurises acá, cometen locuras, pero
queremos respuestas de las autoridades y justicia para Sergio”, afirmó Laura,
que confirmó las versiones de los dichos de los policías sobre la importancia de
encontrar un arma para “salvarse”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando estas vecinas cruzaron la línea de fuego e
ingresaron al barrio se formó una suerte de asamblea espontánea en la que
discutían las medidas a tomar. El grueso de los vecinos estaba pendiente de la
discusión, pero algunos se cubrieron los rostros e incluso uno de ellos apareció
con una máscara de gas y otro con una bomba molotov.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En la asamblea la disconformidad con el accionar policial
en el barrio era unánime, pero mientras una mujer llamaba a bajar los decibeles
y decía que se había logrado lo máximo a lo que se podía aspirar (se habían
reunido con el subsecretario, los detenidos en la noche del lunes habían sido
liberados y los policías responsables estaban detenidos), otros se quejaban de
que el actual gobierno no se diferenciaba de los anteriores. “Acá muchos tienen
que hacer una autocrítica de lo que votaron antes”, señaló un joven. Otro
también cuestionó al gobierno: “Ésta es la forma en que nos tratan a los
trabajadores explotados”.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>