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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>25 de noviembre 2013</U><BR><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: <A
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href="mailto:germain5@chasque.net">germain5@chasque.net</A></FONT></STRONG><A
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Chile<BR><BR>Cartografía
postelectoral<BR></FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Abstención: la verdadera Nueva
Mayoría</FONT></STRONG><BR><BR><BR><STRONG>Alvaro Ramis<BR>Punto Final Nº 794,
Santiago, 22-11-2013</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
title="http://www.puntofinal.cl CTRL + clic para seguir el vínculo"
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title="http://www.puntofinal.cl CTRL + clic para seguir el vínculo">www.puntofinal.cl</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
size=2 face=Arial><FONT size=3 face=Calibri></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR><BR>Como anticipó PF(1)
la abstención obtuvo la primera mayoría, alcanzando un 52%. Mientras en Vitacura
la participación llegó al 70%, en La Pintana no sobrepasó el 40%. En total sólo
votó el 48,8% de los chilenos. De ellos, un 28,32% votó por un candidato
presidencial distinto al de las dos grandes coaliciones. Pero ese amplio
segmento prácticamente no va a tener representación en el nuevo Parlamento,
dominado por las férreas leyes del sistema binominal. Y la voz de las mujeres
seguirá en abierta minoría: se ha pasado de 5 a 7 parlamentarias en el Senado
(13,1 a 18,4%) y de18 a 20 en la Cámara de Diputados (15 a 16,7%).<BR><BR>Chile
es ahora el país con más baja participación electoral en América Latina. Ese
dato es el más determinante de la actual coyuntura. Para los panelistas de
televisión, el abstencionismo no pasa de ser un problema comunicacional de
partidos y candidatos. "No seducen al electorado", afirman, como si todo se
pudiera resolver si cambiaran de perfume o si se vistieran más elegantes. Pero
este año el límite oficial en el gasto de un candidato presidencial ha llegado a
los nueve mil millones de pesos. ¿No es suficiente ese dinero para atraer el
interés de la población? ¿O son tan malos nuestros publicistas que no consiguen
movilizar a la ciudadanía ni con ese dineral? No es un problema de los
candidatos, ni siquiera de los partidos. Con nueve candidaturas presidenciales,
la "oferta" programática ha sido amplísima, y todos los potenciales recursos
simbólicos y discursivos han sido utilizados para atizar la movilización. Pero
ni aún así la participación superó el 50%. Nos guste o nos disguste, la
abstención electoral es una opción racional de la ciudadanía. Es lo que ha
radiografiado el informe Latinobarómetro 2013 al mostrar que Chile es el país
con más bajo interés en la política de toda América Latina, con un índice del
17%, en un continente que promedia un 28%. Esta despolitización no se puede
identificar con la "idiotez", en el sentido griego, que la entendía como aquella
actitud de un ciudadano egoísta que no se preocupa de los asuntos públicos. El
abstencionista puede movilizarse por diversas formas de acción cívica y
colectiva, pero no considera relevante y significativa su expresión por la vía
electoral, ya que analiza que la política, entendida como la acción del conjunto
de los poderes del Estado, es incapaz de responder a sus demandas. Como decía
Norbert Lechner "la política ya no es lo que fue", porque ahora "toda decisión
política se encuentra, por así decir, 'sobredeterminada' por su eventual impacto
económico"(2).<BR><BR>Por eso el abstencionista evalúa que la economía ha
logrado tal nivel de autonomía, que se ha desincrustado de todos los límites y
regulaciones. Interpreta que el mercado se ha convertido en un poder
inmodificable y que el gobierno y el Parlamento son impotentes ante él. Su
abstención es plenamente coherente y por ello, ningún candidato, por más
recursos de seducción que despliegue, va a cambiar su decisión. Algunos
abstencionistas lo argumentan desde un determinismo pasivo: "Total, mañana tengo
que volver a trabajar". Otros como una estrategia política, como lo hizo la
Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces) al tomarse el comando de
Michelle Bachelet: "El cambio no esta en La Moneda sino en las grandes
alamedas". Lo que ambos sectores tienen en común es que no creen en promesas ni
palabras. Sólo podrían movilizarse electoralmente si la dinámica contingente de
los hechos los arrastrara a hacerlo. Ello se aprecia en los países en los que
existe alta participación electoral. Allí el sentido común es el inverso al de
Chile. La política se percibe dotada de potencia, de capacidad de alterar el
curso de las cosas, ya sea para bien o para mal. Por eso es relevante la
participación electoral. Mientras el sistema político no demuestre capacidad de
romper o alterar el "piloto automático" que los grandes grupos económicos han
instalado sobre la sociedad, la apatía seguirá creciendo. ¿Qué pasaría si en la
segunda vuelta Michelle Bachelet es electa con un 40%, o menos, de
participación? Legalmente sería una elección válida, pero su legitimidad
democrática de origen va a sufrir una herida de primer orden, que le acompañará
durante todo su mandato.<BR><BR><STRONG>Cambio de eje en las grandes
coaliciones</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Pero la realidad chilena muestra un carácter paradojal. Junto
a la masiva abstención, también se observan signos contratendenciales de
politización. La extrema indolencia electoral ha estado acompañada de
importantes giros en los centros de gravedad en las grandes coaliciones
políticas, lo que augura un nuevo escenario que puede hacer emerger las
fracturas ideológicas de fondo entre los actores políticos. Por un lado el
desfondamiento de la derecha no se ha producido. Pero se ha sellado el fin del
ciclo hegemónico de la UDI, que se inició en las elecciones parlamentarias de
1997. No sólo por las estratégicas derrotas de Golborne y Zalaquett en Santiago
y la pérdida de 10 diputados. El retiro de la primera línea política de Novoa y
Longueira, el desgaste final de Lavín, y la derrota vergonzante de Matthei dejan
a este partido sin sus figuras articuladoras y referenciales. Incluso muchos de
los cachorros de la UDI se están reagrupando en el grupo liberal Evopoli,
liderados por Felipe Kast. El pivote de la Alianza ahora se ha fijado en la
"nueva derecha", que Ossandón y Allamand han lanzado al vuelo en el discurso de
su triunfo. Piñera en septiembre pasado reveló su interés por disputar el
liderazgo de ese proyecto. Por ello los "nuevos derechistas" seguramente se
ocuparán de terminar la faena de desmonte y desarme del gremialismo, devolviendo
los golpes que la UDI les ha propinado durante los últimos cuatro años, en vista
de sus ambiciones de retornar a La Moneda en 2017. El 10% de Parisi refuerza
esta tendencia. La UDI no es capaz de captar a esos votantes. Sólo una derecha
auténticamente liberal sería capaz de hacerlo. <BR><BR>En la ex Concertación, se
advierte la crisis terminal del fáctico "Mapu-Gutenberg Martínez", reflejado en
la derrota de Soledad Alvear y de Camilo Escalona. Los articuladores del "eje
histórico DC-PS", orientado a las posiciones más conservadoras en sus partidos
se ven ahora muy resentidos. Ignacio Walker deberá responder por el pésimo
resultado electoral de los candidatos afines al sector de "los príncipes", que
han sido particularmente vapuleados en esta elección, mientras que los
candidatos DC más progresistas han obtenido resultados bastante dignos. En el PS
ocurre algo similar, y es previsible que los nuevos "barones" del partido, como
Rabindranath Quinteros y Carlos Montes, le pasen la cuenta al escalonismo. Para
el PC esta elección ha resultado redonda. No sólo ha duplicado su número de
diputados, sino que el peso político de su bancada será superior a su cantidad.
Se trata de victorias resonantes y de alto impacto mediático, por lo que podrá
administrar un poder de legitimación de las decisiones gubernamentales que
podría ser gravitante en el curso del próximo gobierno. Ello corre a la par de
la irrupción de la "bancada de los movimientos sociales", compuesta por Camila
Vallejo, Karol Cariola, Giorgio Jackson, Gabriel Boric e Iván Fuentes, que
entrará al Congreso con un gran respaldo público. Gabriel Boric en Punta Arenas
ha logrado su cupo venciendo al binominal. Giorgio Jackson ha obtenido en
Santiago un 30% más de votos que Bachelet, lo que refleja que su liderazgo es
mucho mayor que el de la Nueva Mayoría. <BR><BR><STRONG>La pregunta pendiente
por la nueva Constitución</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Nueva Mayoría dispone de 68 diputados. Junto a Giorgio
Jackson, Alejandra Sepúlveda, Vlado Mirosevic y Gabriel Boric se completan los
72 parlamentarios que permitirían reformar las leyes de quórum calificado y
modificar las leyes orgánicas constitucionales. Desde el 11 de marzo se estaría
en condiciones de aprobar una reforma tributaria o una reforma a la educación.
Pero como era previsible, no se dispone de los dos tercios necesarios para
realizar una reforma constitucional por la mal llamada "vía institucional". Este
dato obligaría a un acuerdo con la derecha que permita al Congreso, como poder
constituyente instituido, dar origen a una nueva Constitución, tal como se
desprende del programa de Bachelet. Pero este camino depende en un 100% de la
"buena voluntad" de al menos una parte de la derecha. ¿Será eso posible,
deseable y creíble? Por eso en estas elecciones la campaña "Marca tu voto", pese
a las abiertas intimidaciones y amenazas del ministro del Interior, y los
llamados de los más diversos candidatos y dirigentes políticos a no marcar AC en
el voto, consiguió dar una potente señal con el 8,02% de los votos marcados
pidiendo una Asamblea Constituyente. Esta cifra se puede incrementar en la
segunda vuelta, en la medida en que demostró que se trata de un mecanismo válido
y los votos no fueron anulados. Marco Enríquez-Ominami, consolidado como tercera
fuerza política, ha percibido el valor de posicionarse tras esta demanda al
afirmar que en segunda vuelta "mi candidata es la Asamblea Constituyente". Por
eso todo indica que esta campaña se mantendrá en el primer plano de la agenda,
actuando como criterio transversal, capaz de articular sin confusión de roles, a
movimientos sociales y a partidos políticos con vocación transformadora. La
presión por devolver a la ciudadanía su papel como depositaria del poder
constituyente originario sigue su curso.
<BR><BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT> </DIV>
<DIV align=justify>(1) Punto Final 792, 25 oct. 2013. "Bostezo electoral. La
indiferencia, primera mayoría". <BR>(2) Lechner, Norbert. "La política ya no es
lo que fue". Nueva Sociedad Nº 144, jul-ago. 1996. <BR>
<HR>
<BR></DIV></FONT></BODY></HTML>