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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>6 de noviembre 2013</U><BR><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Sudáfrica<BR><BR>El único símbolo de
unión para todos<BR></FONT></STRONG><BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Marta Rodríguez, Soweto<BR>El País, Madrid,
6-12-2003<BR><A
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href="http://internacional.elpais.com/">http://internacional.elpais.com/</A></STRONG></DIV>
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title="http://internacional.elpais.com/ CTRL + clic para seguir el vínculo"></STRONG></A></FONT> </DIV><FONT
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<DIV align=justify><BR>¿Y, después de Nelson Mandela, qué? La pregunta tenía
mucha más miga hace unos años, cuando había cierto temor que la desaparición del
primer presidente negro de Sudáfrica devolviera al país a épocas convulsas, de
revanchismo y de enfrentamientos raciales. Su muerte deja a la nación un poco
huérfana, como acertó a decir el actual presidente, Jacob Zuma, al dar la
noticia por televisión. Supone la pérdida de un referente, de un símbolo que ha
sabido aglutinar a una sociedad acostumbrada a vivir segregada por raza: los
blancos con todos los derechos y los negros, indios y mulatos relegados a ser
ciudadanos de segunda o tercera.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Mandela era ya mayor cuando, en 1994, llegó a la
presidencia. Llegaba con casi 76 años y una vida cargada de sufrimiento a su
espalda. Sus cinco años en el cargo supusieron el arranque de un país que había
que intentar reconstruir casi desde cero, permitiendo el perdón y la
reconciliación entre víctimas y verdugos. La tarea era titánica y aún perdura
como una de las grandes asignaturas pendientes de la Sudáfrica actual.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sus compatriotas y el mundo despedirán a Mandela el
domingo 15 en Qunu, la aldea donde creció, donde será enterrado. El presidente
Barak Obama ha confirmado que asistirá. Madiba será homenajeado el 10 en el
estadio de Johanesburgo que acogió la final del Mundial de 2010.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si el país fuera un alumno se podría decir que progresa
adecuadamente y que la muerte del maestro que alentó al pupilo a mirar siempre
hacia adelante no va a hacer que repita curso, sostienen los analistas
políticos. Nada augura que haya riesgo de involucionismo. El sistema democrático
está muy asentado como para que ahora se venga abajo y Sudáfrica se convierta en
un Zimbabue de Robert Mugabe.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Clare Shoebridge, 49 años, blanca de origen británico, ha
acudido a presentar sus respetos al padre de la nación en Soweto, un antiguo
gueto que el apartheid construyó para tener controlados a los negros. "No va a
pasar nada malo", afirma mientras muestra una vela que va a encender justo
delante de la casa de Madiba en la calle Vilakazi, la única del mundo que tiene
el privilegio de haber tenido dos premios Nobel de la Paz como vecinos: Mandela
y su amigo el arzobispo Desmond Tutu.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A Shoerbridge, que puede contar con los dedos de una mano
sus visitas a Soweto, Mandela le parece "el gran hombre" que con mucha
generosidad hizo que esos blancos que se beneficiaron de los privilegios
coloniales y del apartheid "dejaran de sentirse culpables por sus pecados". Para
nada se plantea irse del país porque no teme que la situación en el país
empeore.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como dice una afrikáner con familia "exiliada" en
Australia desde los años noventa por "el temor a un Gobierno de negros", no
existe otro país en el mundo donde los blancos tengan tan buena calidad de vida.
Ni que sea a costa de la de la mayoría negra, que con el 80% del censo solo
representa un 5% de la clase media, inversamente proporcional al de los
compatriotas de origen europeo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Mandela se jubiló de la política hace más de una década y
en todo ese tiempo el país se ha ido acostumbrando a vivir sin su presencia y a
hacerse a la idea de que su muerte no debería suponer un cambio a peor.<BR>No
obstante, no existe nadie con autoridad que pueda coger el testigo de Mandela,
cargarse a la espalda la ilusión y esperanza de un pueblo que carece de
referentes compartidos. Mandela era uno de los pocos símbolos que todos los
sudafricanos al margen de razas y religiones sentían como propio, lo querían y
respetaban.</DIV>
<DIV align=justify><BR>"No vamos a tener un hombre como él nunca, nunca, nunca".
Mientras bailaba a ritmo del toyi toyi, un canto a capela que nació como
protesta y ha ido tornándose señal de duelo, Freda Hlongwane-Molaltol explica
que su padre era de la misma generación que Madiba y que como vecina de la calle
Vilakazi recuerda toparse con el luchador Mandela y reconocerlo como
líder.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Aún es pronto para evaluar el impacto de su muerte en la
política. Ahora es momento de duelo y homenaje a su legado pero seguro que el
Congreso Nacional Africano (ANC, en sus siglas en inglés) añorará la figura de
Mandela como su referente y más ahora que hasta al presidente Zuma lo investiga
la defensora del pueblo por corrupción. Nada más lejos de Mandela que
aprovecharse del país.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El primer test político de la Sudáfrica después de
Mandela será en 2014. El ANC no tendrá problemas para imponerse en las
elecciones generales. Pero tiene que andar con ojo porque ya no puede vivir más
de las rentas que le dejó Mandela.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Otros factores pueden hacer tambalearse la hegemonía del
partido: el electorado negro se está diversificando gracias a la incipiente
clase media y la fortaleza de la Alianza Democrática, que lucha por borrar su
imagen de partido de blancos. De momento, la formación de Zuma ya ha sufrido dos
escisiones, lo que ilustra las luchas de poder en el partido y, por ende, en
Sudáfrica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La doctora Mamphela Ramphele fue la última pareja de
Steve Biko, el activista muerto en 1977 mientras estaba detenido por la policía
del apartheid. Ex directora general del Banco Mundial, Ramphele pretende atraer
con su partido Agang a desencantados con el ANC por el flanco de la justicia
social. Ella se puede llevar los votos de esos negros acomodados que han
prosperado económicamente y que ya no se sienten cómodos con Zuma.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero el auténtico granero de votos está entre los negros
pobres. Y allí se ha ido Julius Malema, expresidente de las juventudes del ANC,
que a pesar de reivindicarse como fiel heredero del espíritu de Mandela de
trabajar por los negros, es el que más se aleja del sueño de igualdad
pacífica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Malema, expulsado del partido, acusado de racista y
pendiente de ser juzgado por corrupción, ha defendido propuestas -de las que
Mandela y el ANC han huido- como la nacionalización de las minas y la
expropiación sin indemnización de la tierra en manos de blancos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero Mandela, reconocido y admirado en el mundo entero,
tampoco ha sido capaz de inculcar a su familia los valores que lo han convertido
en un símbolo de la bondad. El clan pasó los meses en que Madiba estuvo
ingresado en estado crítico y después retirado en su casa peleándose en directo
en los platós de televisión y las primeras páginas de los periódicos. La
situación llegó al límite cuando intervino la justicia para exhumar los
cadáveres de tres de sus hijos para enterrarlos en su tumba original, ya que
habían sido trasladados sin permiso por el nieto y actual jefe del clan,
Nandla.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El hombre se ha ido pero su legado de paz y
reconciliación continúa vigente y vivo. Sudáfrica se despertó ayer con tristeza
por la muerte del que fue el primer presidente negro pero también con cierto
alivio porque por fin el viejo Madiba, de 95 años, puede descansar tras toda una
vida dedicada a luchar por los derechos y las libertades de los demás.</DIV>
<DIV align=justify><BR>"Me he enterado en el autobús de que Madiba se ha
muerto", se lamentaba una mujer de camino a su trabajo en uno de los distritos
acomodados del norte de Johannesburgo. La noticia se conocía cerca de la
medianoche, una hora intempestiva para un país que vive y respira al ritmo de la
luz solar. Muchos sudafricanos se fueron enterando de la noticia al leer las
ediciones especiales de los diarios, que le rindieron homenaje con grandes
fotografías y titulares. "El mundo llora", tituló el popular The Star.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con lágrimas Razia Moosagee, de origen indio, se dice
"consternada". Anima a sus compatriotas a "recordar el enorme sacrificio que
hizo por Sudáfrica, a recordar su contribución al país de libertad que tenemos
ahora" y a tenerlo como "ejemplo de que con odio Sudáfrica irá para
atrás".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las muestras de respeto y de consternación empezaron poco
después de que el presidente Zuma anunciara a la nación la muerte de Mandela.
Decenas de personas se congregaron ante la casa de Madiba para rendirle homenaje
improvisado. Durante los próximos días, las banderas de todo el país ondearán a
media asta y, aunque no se ha decretado ningún día festivo, se facilitará a los
trabajadores permisos especiales para acudir a los servicios religiosos en su
memoria.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Nada ha trascendido sobre cómo serán los actos fúnebres,
que se consensuarán entre la familia Mandela y el Gobierno. El gran acto popular
de despedida será el 10 en el estadio Soccer City, en Soweto, el township
(gueto) donde Mandela vivió los años anteriores a su encarcelamiento y donde se
instaló tras su puesta en libertad, en 1990, y uno de los símbolos de la lucha
contra el apartheid.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El arzobispo emérito de Ciudad del Cabo y amigo de
Mandela, Desmond Tutu, organizó ayer por la mañana una plegaria en Ciudad del
Cabo y no pudo evitar las lágrimas al recordar la figura de su viejo camarada
contra la segregación racial.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tutu, como el día anterior hizo Zuma, pidió a los
sudafricanos que se mantengan unidos en estos momentos, tal y como Mandela les
enseñó aquel 11 de febrero de 1990, nada más ser excarcelado tras pasar 27 años
tras las rejas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>"Madiba ha sido un extraordinario regalo para todo el
mundo", dijo Tutu en la misa. El también Nobel añadió que, a pesar del dolor,
Sudáfrica no puede "regodearse en el dolor de las lágrimas". El arzobispo
aseguró que el mundo "quiere a Mandela por su coraje, convicciones y el cuidado
de la gente".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero donde posiblemente se note más la muerte de Mandela
es en Soweto. Una multitud baila al ritmo de canciones tradicionales africanas
delante de la que fue casa de Madiba, en la calle Vilakasi.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como todos los viernes, ayer Sudáfrica conmemoró el
Viernes de Libertad que anima a los sudafricanos a vestirse con los trajes
tradicionales tribales o lucir las camisetas de las selecciones nacionales
deportivas. Es una iniciativa que trata de crear sentimiento de unidad, de que
todos, negros y blancos, se sientan "orgullosos" de ser ciudadanos de un país
multirracial y multicultural. Se ve mucho amarillo en Soweto, el color del
equipo Bafana Bafana, la selección de fútbol, aunque se confunden con las
camisetas del Congreso Nacional Africano, el partido desde el que Madiba luchó
por las libertades.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La universitaria Deidre Mae tampoco puede esconder su
"profunda tristeza" y asegura que a lo largo del día dejará una vela encendida
en esta calle. La llama de lo que sembró Mandela no debe apagarse.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>