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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa</FONT><BR><U>11 de enero 2014</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: <A
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<HR>
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<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Ecuador<BR><BR>Sigue el engaño de la
minería responsable</FONT></STRONG><BR><BR><BR><STRONG>Carlos Zorrilla, William
Sacher y Alberto Acosta *</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Rebelión</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><A
title="http://www.rebelion.org/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
href="http://www.rebelion.org/"><STRONG
title="http://www.rebelion.org/ CTRL + clic para seguir el vínculo">http://www.rebelion.org/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><FONT size=3
face=Calibri></FONT><BR><BR>Saben cuánto va a utilizar el proyecto, el agua del
río (en Quinsacocha)? Uno por ciento, porque se saca el agua y se la recicla,
esa es la minería moderna. Presidente Rafael Correa. [2] <BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial>Cuando se trata de vender la idea de
que la minería a gran escala no causará mayores impactos ambientales y sociales,
los empresarios mineros y el Gobierno recurren a los mitos de la "minería
responsable". Este discurso ha sido diseñado por las grandes transnacionales
mineras, en el marco de la Iniciativa Minera Global (Global Mining Initiative),
hace más de 10 años. Es un paquete publicitario que incluye la noción de que
todos los problemas que la gran minería genera son estrictamente técnicos, y que
se pueden resolver con "tecnología de punta". Asimismo, se quiere vender la idea
de que la gran minería moderna -con sus pretendidos altos estándares- rompe con
las taras de la minería de "antaño" (y las de la pequeña minería) en cuanto a
sus impactos sociales y ambientales. </FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Tanto las empresas como nuestros gobiernos invierten
millones de dólares en vídeos, spots televisivos, publicidad impresa, foros,
entre otros, para promover esta visión de la "minería responsable". A esta se
asocian los imperativos del "progreso" y del "desarrollo", cuyas aplicaciones
han hecho tanto daño a los pueblos del Sur global, particularmente en América
Latina. Con esta narrativa, se quiere convencer al público de que la gran
minería no impactará a las comunidades ni al medio ambiente de forma
significativa. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En el Ecuador, estamos bombardeados por estos discursos.
El Gobierno del presidente Rafael Correa, mucho más que en los gobiernos
neoliberales, ha sido de los más dedicados a difundir los mitos de la "minería
responsable". El mismo presidente, afirmó por ejemplo que "con la minería
responsable se puede recuperar el 95% de los impactos". [3] La empresa minera
transnacional ECSA y altos funcionarios del Ministerio de Recursos No
Renovables, llegaron incluso a afirmar que el agua usada para extraer el cobre
de la mina a cielo abierto del proyecto Mirador será devuelta al medio ambiente
"en mejores o iguales condiciones que fue captada" [4] . Desde su portal de
internet, la empresa minera estatal, la ENAMI, irónicamente se compromete por su
lado a promover "la minería para el buen vivir", caminando "juntos por una
minería responsable" [5] . </DIV>
<DIV align=justify><BR>El mito de la minería "responsable" se basa -entre otras
características- sobre la premisa que la técnica moderna y la ciencia actual son
capaces de diagnosticar, prever y controlar todos los impactos que la minería a
gran escala puede provocar. La creencia ciega en la capacidad de la ciencia y la
tecnología están muy arraigadas en el imaginario moderno. </DIV>
<DIV align=justify><BR>A esta creencia ingenua, basta oponer la historia
reciente de la megaminería en el mundo, que demuestra hasta la saciedad cuáles
son sus enormes y nocivas huellas. Una amplia documentación que circula a nivel
internacional evidencia los múltiples impactos sociales, ambientales, económicos
y políticos que provocan las grandes empresas mineras: contaminaciones crónicas
y accidentales de las aguas, del suelo y aire; destrucción irreversible del
paisaje; afectaciones graves a la salud pública; pérdida de soberanía
alimentaria; destrucción de economías basadas en actividades productivas
sustentables; despojos y militarización de territorios; violencias físicas y
simbólicas; tráficos ilícitos y explotación de seres humanos; asesinatos;
evasión fiscal y violaciones de leyes, derechos humanos y constitucionales;
debilitamiento de la democracia; ataques a la soberanía nacional, entre otros.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>La minería a cielo abierto, como la que se quiere
implantar en Ecuador en la zona de Íntag o en la Cordillera del Cóndor, supone
la excavación de un tajo de cientos de metros de profundidad y varios kilómetros
de diámetro. Esta intervención destruye de forma permanente la capa vegetal, no
solamente del área de la mina en sí, sino también de miles de hectáreas
alrededor, las cuales muchas veces son utilizadas como botaderos de desechos
sólidos, piscinas de relave y para otras instalaciones sin las cuales las minas
no pudieran funcionar. El simple hecho de traer rocas sulfurosas que contienen
metales pesados desde el subsuelo hasta la superficie donde están expuestas al
aire y las aguas de lluvia, desencadena procesos de contaminación ambiental que
perduran siglos. Hay evidencias, por ejemplo, de minas operadas en el tiempo del
imperio romano que siguen contaminando fuentes de agua. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Una minería social y ambientalmente
"responsable"?</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>Si es que algún día existiera una verdadera
responsabilidad, esta debería partir por respetar ciertos principios
fundamentales, como el derecho de las comunidades y gobiernos locales a decidir
sobre la instrumentación de cualquier actividad que represente un riesgo para su
bienestar presente o futuro. Sin el respeto de este derecho, simplemente no hay
minería responsable. La "consulta" tal como la suelen manejar los gobiernos
dedicados a la promoción de la megaminería, no tiene mucho sentido. Las
decisiones de las comunidades nunca son vinculantes. Es, lastimosamente, en
estas condiciones que se realizaron las consultas en los territorios afectados
por los proyectos mineros en el Ecuador. Vale recordar la parodia que fueron las
recientes consultas realizadas en la Amazonía Sur del Ecuador en el marco de la
Décimo Primera Ronda Petrolera. [6] En lugar de estas mascaradas, y como lo
exige el convenio 169 de la OIT (ratificado por Ecuador en el 1998), se debería
exigir el consentimiento previo libre e informado de las comunidades. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Por otra parte, una minería realmente responsable debería
reconocer, en ciertas situaciones y áreas, que la extracción no puede
representar el mejor uso del suelo o de emprendimiento económico. Sobre todo en
territorios sensibles como son: </DIV>
<DIV align=justify><BR>- el bosque nublado y páramos que protegen las cuencas
hidrográficas y almacenan agua; <BR>- las lagunas y ríos, así como manglares y
humedales; <BR>- donde exista un excepcional potencial turístico, agropecuario,
o riqueza arqueológica; <BR>- que albergan especies en peligro de extinción;
<BR>- donde exista grandes riesgos sísmicos; <BR>- de alta pluviosidad (lo que
exacerba los riesgos de contaminación del agua); <BR>- donde la roca tiene altas
concentraciones en compuestos sulfurosos (que generan contaminación por drenaje
ácido de mina), entre otras. <BR></DIV>
<DIV align=justify>Preguntamos: ¿qué sentido tiene destruir el patrimonio
cultural milenario, impactar a las actividades económicas auténticamente
sustentables, contaminar de manera irreversible el agua, el aire y la tierra,
así como transformar el clima que le da vida a miles de campesinos, pueblos
ancestrales, pescadores y recolectores de mariscos, para sustentar una actividad
minera altamente destructiva y cuya duración es de apenas un par de décadas?
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Además, una minería "responsable" con el ambiente
reconocería que antes de iniciar actividades con tan fuerte impacto ambiental,
es absolutamente indispensable contar con largas series de datos históricos (al
menos décadas) confiables sobre la hidrometeorología y la sismicidad del área a
ser intervenida. En Ecuador, con muy pocas excepciones, estos datos no existen.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por último, la minería "responsable" es imposible si no
existen instituciones públicas sólidas e independientes del sector minero,
capaces de evaluar y monitorear la actividad. Por ejemplo, no se puede hablar de
minería responsable si la gestión minera está a cargo de instituciones que
aprueban Estudios de Impacto Ambiental que carecen de rigor científico, como
muchos de los que se han elaborado y aprobado en el Ecuador. No se puede hablar
de minería responsable cuando una mayoría de las empresas transnacionales
presentes en el país usan paraísos fiscales y bancarios como Las Islas Vírgenes,
Bermuda, Barbados, Panamá, entre otros, lo que presumiblemente les permite
evadir sus obligaciones en términos fiscales en el Ecuador. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La minería que se está desarrollando en la actualidad en
el país no cumple con todas las características que acabamos de mencionar cuando
de responsabilidad se habla, más bien da paso a la peor actividad productiva
posible, en los lugares lo menos apropiados, como son las Cordilleras del Toisán
y del Cóndor, e incluso en los páramos como en la zona de las lagunas de
Quimsacocha. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Es así como podemos anticipar que en Ecuador, dadas las
condiciones políticas, ambientales y geológicas del país, la minería
"responsable" y la recuperación del medio ambiente en las proporciones
anunciadas en los discursos oficiales nunca se llevarán a cabo. Menos aún en un
país donde no se cumple con la Constitución y tampoco con el Mandato Minero,
aprobado en abril de 2008 en la Asamblea Constituyente de Montecristi, con el
que se pretendía al menos normar la situación de caos en la minería a gran
escala, heredada del modelo neoliberal. [7] </DIV>
<DIV align=justify><BR>En síntesis, ¿es posible creer en una minería bien hecha
y responsable, que no ocasione severos impactos ambientales y sociales y que,
además, se constituya en la senda para el Buen Vivir? </DIV>
<DIV align=justify><BR>Por supuesto que no. La realidad contradice esta
afirmación, que no pasa de ser una burda manipulación. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La explotación minera industrial moderna implica la
extracción masiva -y en un tiempo muy corto-, de la mayor cantidad posible de
recursos minerales; recursos que se han formado en procesos de muy larga
duración, a escalas tectónicas. En la actualidad, los sitios de alta
concentración mineral se van agotando, sin embargo, los elevados precios del
mercado mundial permiten que la explotación minera sea rentable aún en los
yacimientos en donde el mineral es escaso. Para hacer producir estos
yacimientos, es necesario aplicar una minería industrial de gran escala, con uso
masivo de químicos a veces sumamenteóxicos, el consumo abundante de agua y la
acumulación de grandes cantidades de desechos. El examen de la minería
industrial alrededor del planeta evidencia un sinnúmero de daños y destrucciones
múltiples e irreversibles de la Naturaleza. Por igual son incontables las
tragedias humanas, tanto como la destrucción de las potencialidades y riquezas
culturales de muchos pueblos. En el ámbito económico la situación tampoco es
mejor. Los países de América Latina, África y Asia, cuyas economías dependen
fundamentalmente de recursos minerales o petroleros, nunca saldrán de la
pobreza. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El capital global, en contubernio con gobiernos liberales
y "progresistas", una vez más está ganando la partida, y la única forma de parar
es con el fortalecimiento de la resistencia pacífica a nivel local y generando
alianzas para que cada vez más gente sea conciente de la realidad de la minería
y de sus terribles consecuencias.-<BR><BR><BR>* Carlos Zorrilla: Activista.
Cofundador de la DECOIN, de la Asociación de Caficultores de Íntag y de la Red
Nacional de Bosques Privados. Residente de la zona de Íntag desde 1978.
Autodidacta en impactos de la minería a gran escala. William Sacher: PhD en
ciencias atmosféricas y oceánicas. Candidato a doctor en economía en la
FLACSO-Ecuador. Alberto Acosta: Profesor e investigador de la
FLACSO-Ecuador. Exministro de Energía y Minas. Expresidente de la Asamblea
Constituyente. Excandidato a la Presidencia de la República.
<BR><BR><STRONG><U>Notas</U><BR></STRONG><BR>[2] Sabatina, 29.10.2011. <BR>[3]
El Ciudadano , 9.12.2011. <BR>[4] Declaración de Federico Auquilla, viceministro
de Recursos Naturales No Renovables en el Enlace Ciudadano número 249,
10.12.2011. <BR>[5] http://www.enamiep.gob.ec/ <BR>[6] Véase, por ejemplo el
documental "La consulta inconsulta" de Tania Laurini y Julián Larrea Arias,
2013.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>