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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>18 de febrero de 2014<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Argentina</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG><FONT size=3>El peronismo en
una nueva encrucijada histórica<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
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<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Si se posa la mirada en el
largo plazo y más allá de los avatares de la coyuntura, surge el interrogante en
torno a si la aguda crisis que atraviesa el kirchnerismo es uno de los últimos
episodios de la decadencia del peronismo o simplemente otra etapa de su
permanencia. <BR></DIV></STRONG></FONT>
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<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Fernando
Rosso</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>El Alfil, Buenos Aires,
17-2-2014</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><A href="http://diarioalfil.com.ar/"><FONT size=2
face=Arial><STRONG>http://diarioalfil.com.ar/</STRONG></FONT></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial>Si se posa la mirada en el largo
plazo y más allá de los avatares de la coyuntura, surge el interrogante en torno
a si la aguda crisis que atraviesa el kirchnerismo es uno de los últimos
episodios de la decadencia del peronismo o simplemente otra etapa de su
permanencia. Y, en consecuencia, luego del hundimiento del radicalismo en el
2001, la apertura de un periodo de fuerte crisis de representación de las
grandes coaliciones políticas tradicionales.</FONT></DIV><FONT size=2
face=Arial>
<DIV align=justify><BR>El final del peronismo, su condena a un estado de
“cadáver insepulto”, fue anunciado infinidad de veces en los últimos setenta
años de historia nacional.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Muchos intelectuales peronistas se regocijaron ante el
fracaso de estas profecías, al constatar su obstinada persistencia en el
escenario político de la Argentina contemporánea. Atribuyeron el hecho a un
estado de naturaleza de la conciencia colectiva de las clases obreras y
populares que tenían en el peronismo su representación lógica. Una metafísica de
la identidad ideológica y política, donde el origen social -obrero o popular-
era traducible en el terreno político solo en el peronismo. Para sostener este
mito, tuvieron que borrar medio siglo de historia política o en mejor de los
casos reinterpretarla como fisonomías no desarrolladas, confusas, que
evolucionaron y encontraron su madurez y su punto más alto en el peronismo. El
estadio último del desarrollo del espíritu absoluto de nuestro ser
nacional.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Jactancias intelectuales y facilismo político que evadían
la trabajosa tarea de pensar la compleja trama de marchas y contramarchas, de
relaciones de fuerzas, de los pasajes laberínticos que recorrió el conflicto de
clases sobre el suelo de esa peculiar formación social de nuestro país.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde este punto de vista, la persistencia del peronismo
tuvo más que ver con las imposibilidades de la clase obrera y “las izquierdas”
que intentaron conducirla o representarla, para conquistar un grado máximo de
independencia. Oscilaron pendularmente entre la subordinación por una u otra vía
al peronismo, o a las oposiciones “gorilas” que lo enfrentaban.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero además, la permanencia del peronismo estuvo ligada a
victorias y derrotas de luchas políticas y sociales que bloquearon una
experiencia con su verdadera esencia.<BR>El golpe de la Libertadora de 1955
derrocó a Perón y salvó al peronismo. Cuando se terminó el ciclo de expansión y
el “viento de cola” que también existió en aquel tiempo, su “relato” comenzó a
desmoronarse. Del aguinaldo, las vacaciones y la sindicalización estatalizada
-una medida que otorgaba organización y obturaba autonomía-, se pasaba al
“Congreso Nacional de la Productividad”, el fin del “nunca menos” y sus
correspondientes acuerdos con los capitales internacionales (los “Chevrón-Vaca
Muerta” de aquellos años). Las primeras revueltas obreras en Francia, casi en
los orígenes del movimiento, se levantaban al grito de “vivir trabajando o morir
combatiendo”. En su fin de ciclo, Perón invertía el lema: “es mejor morir
produciendo que vivir combatiendo”. En palabras suyas al diario La Prensa
afirmaba: “Nadie ha combatido más que yo a los patrones abusivos y explotadores.
Yo veo, sin embargo, que ellos están en tren de colaboración. No están ya en
tren de explotadores. Es decir, que ellos están en el mismo orden social y
justiciero que nosotros. ¿Entonces, por qué los vamos a seguir combatiendo?”.
Comenzaba una experiencia que el fracaso del Congreso de la Productividad
cristalizaba institucionalmente como un momento o como una fotografía. El golpe
le ahorró la tarea del ajuste, bloqueó esa experiencia y la película siguió por
caminos sinuosos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El otro intento de Pacto Social, nuevamente con el
peronismo en el poder, se da en el periodo del 1973-1976. Cuando Perón volvió a
prestar sus últimos servicios al orden nacional, es decir, cuando se convirtió
en el último recurso, en el “hecho bendito del país burgués”. La experiencia fue
más profunda y radicalizada. La muerte de líder y nuevamente un golpe militar
que volteó al gobierno de Isabel, permitieron la supervivencia del mito ya más
debilitado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Vinieron las transformaciones, “del partido sindical al
partido clientelista”, como lo definió un académico norteamericano. El peronismo
neoliberal expresado en el menemismo en tiempos de derrota nacional y mundial.
Esos cambios no fueron el producto de una capacidad adaptativa que lograba
reinventar al peronismo con la fortaleza de sus orígenes. Sino las distintas
manifestaciones de su senilidad como representación política de los sectores
populares.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Luego de una década, puede decirse hoy que el
kirchnerismo no fue lo suficientemente fuerte para crear una nueva identidad y
una renovada cultura política que trascienda al peronismo, y su giro tardío de
retorno hacia el mismo tampoco fue suficiente para revivir o reactualizar los
lazos de los sectores populares con el movimiento creado por Perón.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin partido militar con capacidad de acción (por lo menos
en lo inmediato), pasadas varias generaciones en estos setenta años, y con una
coalición peronista-kirchnerista que se dispuso en este último tiempo hacer el
“trabajo sucio”, a no tercerizar la tarea, jugada a la imposición hasta el final
de un “pacto social” que, como siempre, traducido al criollo significa ajuste
(hoy expresado en devaluación, inflación, “tope” a los salarios,
endeudamiento).</DIV>
<DIV align=justify><BR>La pregunta que surge es si el kirchnerismo en su etapa
superior, será el agente que dinamitará no solo a su gobierno, sino junto con él
contribuirá a la liquidación del debilitado peronismo histórico.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Junto con el radicalismo fueron los dos partidos que más
se parecieron a representaciones “orgánicas” de grandes sectores de clase. Uno
se hundió en el 2001, ¿pasará el kirchnerismo a la historia por dilapidar al
otro? No justamente por haber construido un movimiento que lo trascienda, sino
por haber permitido una experiencia completa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En todo caso esto no es una posibilidad que solo estribe
en su propia dinámica “endógena”, depende también de la experiencia y las
posibilidades de la emergencia de una representación política nueva e
independiente de la clase trabajadora y los sectores populares, un desafío que
las crisis de hegemonía o representación de las fuerzas políticas tradicionales
(el peronismo y el radicalismo), dejan planteado, aunque no resuelven. Esa tarea
es parte de los combates del presente y del futuro y en la que el Frente de
Izquierda comenzó a dar los primeros pasos.
<HR>
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