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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>22 de febrero de 2014<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT
size=3>Uruguay/Montevideo</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La dura vida del artista
callejero<BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>El arte
expulsado<BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG><FONT
size=2></FONT></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG><FONT size=2>Los inspectores de la
Intendencia de Montevideo persiguen a artistas, artesanos y vendedores que se
instalan sin permiso en la Ciudad Vieja. Ni la estatua viviente se
salva.<BR></DIV></FONT></STRONG></FONT>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Sebastián Cabrera<BR>Que
Pasa, Montevideo, 23-2-2014<BR></STRONG></FONT><A
href="http://www.elpais.com.uy/"><FONT size=2
face=Arial><STRONG>http://www.elpais.com.uy/</STRONG></FONT></A></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT><BR><FONT size=2
face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial>Mónica Rodríguez se mira en un
pequeño espejo redondo y, con un pincel, retoca la piel de su cara, que ya tiene
un tono dorado. Sus ojos y dientes, bien blancos, resaltan desde lejos. Sobre
una mesa de cármica hay un frasquito con ese polvo color oro, el mismo color del
vestido que se pondrá en un rato y del turbante que lleva en la
cabeza.</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Se prepara en el estar de su apartamento en la calle
Bartolomé Mitre, a unos pasos de la peatonal Sarandí, su lugar de trabajo. De
fondo suena algo de jazz y en la cocina una amiga prepara el almuerzo. Hoy es un
día más de trabajo, pero —ya sabe— no será fácil.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hace tres años que Mónica Rodríguez hace de estatua
viviente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los problemas empezaron hace poco. En diciembre se fue a
hacer la temporada al este y, cuando volvió la semana pasada, algunos colegas le
avisaron que la cosa se había complicado. Los inspectores de la Intendencia de
Montevideo estaban echando a todo aquel que se pusiera en la peatonal, ya sea
artista callejero, artesano o vendedor informal. Antes solo hacían acciones
puntuales. Pero con una estatua viviente no se van a meter, pensó ella. Y pensó
mal.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Al rato de haberse instalado en la peatonal, ya la habían
sacado. Otro día le hicieron "la papeleta" y le dijeron que la vez siguiente le
cobrarían una multa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sucede que la intendencia ha aumentado el número de
inspectores y también los controles: la orden es no permitir que nadie haga un
trabajo de este tipo en la calle sin la habilitación oficial. Una habilitación
que, sin embargo, es difícil de conseguir. No es la única medida: en diciembre
la junta departamental aprobó un decreto para regular la actividad de artistas y
vendedores en los ómnibus. Dentro de poco solo podrán subir a las unidades
quienes tengan una tarjeta magnética que los habilite.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Vestirse, y sobre todo pintarse, lleva un buen rato. Unos
40 minutos al menos. Rodríguez termina de transformarse en Oxum, una entidad
afroumbandista, "una especie de santa". Antes se vestía de gitana. Sale del
apartamento y baja en el ascensor, rumbo a la calle. Se preparó para la ocasión:
lleva un cartel que dice: "Los artistas queremos trabajar sin que nos echen".
También lleva el cajón sobre el que se para, una tela y un jarrón donde la gente
deja dinero.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Mientras camina por Bartolomé Mitre, dice a Qué Pasa que
el día anterior estuvo en el Parque Rodó y le agradeció a los inspectores que,
aunque la vieron, la dejaron trabajar. Pero en la Ciudad Vieja está más bravo.
Llega a la peatonal y saluda a unos amigos artesanos que están tirados en la
vereda justo en la esquina con Bacacay. Arriba de las mantas, hay collares,
pulseras y otras artesanías, de esas que se suelen ver en los balnearios
rochenses.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Diego Blanco es artesano desde hace unos 15 años. Hace
dos meses regresó del exterior y se encontró con esta situación. Dice que el
récord fue a fin de año cuando lo sacaron ocho veces, y que a veces lo tratan
con prepotencia. "Yo no soy ningún pichi ni un hippie, soy artesano", dice, como
si "ser hippie" o "ser pichi" fuera algo malo. A su lado aparece Nancy Muñoz,
una argentina que está en Uruguay desde agosto y vende placas para mascotas.
"Pero siempre escapando", dice, con un tono aporteñado. A ella le gustaría poder
pagar un canon y trabajar tranquila. Pero eso no es posible. Ahí cerca un colega
de rastas toma un vaso de cerveza, manso.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Unos metros más hacia Bartolomé Mitre están los puestos
oficialmente habilitados. Se nota la diferencia, primero porque los productos se
venden arriba de mesas y segundo porque hay cosas distintas (y más caras), como
mates, cerámicas y diferentes adornos de recuerdo de Uruguay. A veces hay
tensiones entre los artesanos habilitados y los que no lo están; los segundos
dicen que los primeros los denuncian a la intendencia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Un par de policías que hacen la guardia en la peatonal
charlan con un vendedor de flores y comentan lo insólito de que se reprima a los
artistas. El vendedor dice que las estatuas vivientes son un atractivo en los
cascos antiguos de todas las ciudades. "Ni yo entiendo esto de la intendencia",
responde uno de los policías. Entonces dice que ellos están ahí para perseguir a
los delincuentes, no para controlar a los vendedores. Sí lo hacen los
inspectores, que llegan acompañados por otros policías, de custodia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde la intendencia, el director de la Inspección
General, Diego Vanisi, dice que si los artistas callejeros consiguen el permiso
(en teoría se tramita en la oficina de gestión comercial), no hay "ningún
problema en dejarlos trabajar". Pero, admite después, debe haber un orden y
nadie puede ponerse donde quiera. "Sino mañana se llena de malabaristas la Plaza
Matriz", dice.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Rodríguez, la estatua viviente, fue hace unos días a la
intendencia. Rebotó de una oficina a la otra, nadie le sabía decir qué permiso
debía sacar una estatua. Hasta que en una oficina en el piso 24 le ofrecieron
que pague un monotributo y 140 pesos de "derecho al piso"; a cambio le daban
permiso para instalarse en la calle Yacaré, cerca del puerto, hasta abril. Pero
solo podía estar los días que hay cruceros. Eso no le sirve: no quiere trabajar
solo con los cruceristas. Y, junto a otros artistas, le interesa ocupar el
espacio en el callejón Policía Vieja, hoy abandonado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>También le dijeron que por ahora no hay un período de
regularización para trabajar en la peatonal Sarandí. Hace tiempo que no se abren
inscripciones.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ella dice que se está quedando sin plata, que han
afectado su medio de trabajo. "Sentís que estás robando, es horrible, da
impotencia", se queja Rodríguez, quien tiene 26 años y además es
bailarina.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Ahí viene el inspector</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Sus amigos artesanos le cuentan que hoy los inspectores
pasaron más temprano, así que hay un rato para trabajar tranquilos. Igual, cada
vez que los echan, ellos vuelven al rato. Salvo que les requisen la mercadería,
algo que ha pasado alguna vez.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ella se instala cerca de la puerta de la Ciudadela. Pone
el cajón y lo recubre de una tela negra. El cartel lo deja en el piso y lo tapa
con piedras para que no se vuele, hay mucho viento. Se para, cierra los ojos y
queda ahí dura. Congelada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hasta que alguien pase, deje una moneda o un billete y
ella cambie de movimiento. Y sonría. A veces tira un beso y da un papelito con
una frase. Una niña, por ejemplo, recibió una cita del poeta Yalal ad-Din Rumi:
"La inspiración que buscas ya está dentro de ti. Quedate en silencio y escucha".
A otra nena le pintó la cara con un pincel. En esto del arte callejero es
fundamental el contagio: si se para una persona, se paran 10. Hay rachas: por
momentos no hay nadie, por momentos se llena. Y hay dos actitudes distintas. Los
uruguayos pasan rápido, tiran una moneda y siguen. Los turistas se quedan, sacan
fotos, filman, se ríen, aplauden.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En 15 minutos la estatua hizo unos 70 pesos; en un día
bueno puede hacer 1.000 pesos por cuatro horas de trabajo. Hoy piensa quedarse
un rato más. O hasta que aparezca un inspector. De hecho, eso sucederá una hora
más tarde, cuando Qué Pasa ya no está en el lugar. Y otra vez al día siguiente.
Porque los días de Mónica Rodríguez son así: regala su arte hasta que llega un
funcionario municipal. Ahí la estatua agarra sus cosas y se marcha, triste.
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Los que andan vigilando</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Los funcionarios de la intendencia recorren a diario la
Ciudad Vieja, en busca de irregularidades. Pero la Inspección General, que tiene
unos 150 inspectores, abarca no solo el control de la venta y demás actividades
en espacios públicos; también los espectáculos deportivos, bailes, salones de
fiestas, hoteles, pensiones y hasta prostíbulos. Es la policía municipal. Y ha
habido un fuerte incremento en el número de inspectores. En los últimos dos años
hubo varios llamados y prácticamente se duplicó la cantidad, dice el director
Diego Vanisi. Respecto a los controles, Vanisi explica: "Cualquier cosa que
ocupa la vía pública sin permiso, vamos y decimos: `¿señor, usted tiene el
permiso para hacer esta actividad?` Si la persona no presenta un permiso, no
puede trabajar".</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>El cambio en los ómnibus</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El proyecto había sido presentado por el edil del MPP
Jorge Meroni en el período anterior y no tuvo apoyo. Pero en este período tuvo
respaldo de toda la junta departamental, salvo un edil blanco y otro colorado.
Así, el 12 de diciembre se aprobó el decreto que regula la actividad de los
vendedores ambulantes y artistas callejeros que suben a los ómnibus. La
disposición, que ahora es reglamentada por la intendencia, entrará en vigencia
en dos meses: para poder subir a las unidades, artistas y vendedores deberán
estar incluidos en un registro y tener una tarjeta magnética expedida por la
intendencia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Meroni dice que se evitará que los choferes decidan en
forma discrecional quién sube y quién no. Una de las condiciones es presentar
"aseo personal e higiene evidente".</DIV>
<DIV align=justify><BR>No se permitirá el ascenso de menores de 16 años ni
tampoco gente que suba "a pedir", salvo los representantes de ONG que venden
bonos colaboración.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La intendencia estudiará, en acuerdo con los actores
involucrados, si se exige que hagan aportes al BPS, algo que muchos artistas
callejeros resisten. Meroni dice que hay aportes sociales de 300 pesos por mes,
con derecho a asistencia médica.Uruguay</FONT>
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