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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>24 de febrero de 2014<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG>Venezuela</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Golpismo gorila y autogolpe
chavista</STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Jorge
Altamira</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial><STRONG>Partido Obrero, Buenos Aires,
21-2-2014</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><A href="http://www.po.org.ar/"><FONT size=2
face=Arial><STRONG>http://www.po.org.ar/</STRONG></FONT></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT size=2 face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2 face=Arial>En menos de diez semanas el chavismo
pasó de la victoria electoral en las elecciones municipales a una crisis
política, cuyo desarrollo lleva inevitablemente un cambio de régimen político;
ni el oficialismo puede seguir gobernando en los términos que lo venía haciendo,
ni la oposición encuentra una metodología que la mantenga unificada. Ocurre que
la desorganización económica ha alcanzado proporciones gigantescas, que borran
en la práctica el alcance de aquellas elecciones, cuando la oposición fracasó en
el propósito de convertirlas en un plebiscito que produjera una caída del
gobierno. Se ha creado un impasse gigantesco en su conjunto. El gobierno
triunfante es incapaz de detener la marcha implacable del derrumbe de la
economía y la irrupción consiguiente de un estallido social, mientras a la
oposición acicateada por este derrumbe social viene de una derrota
político-electoral, que ha acentuado la división en sus filas. El
desabastecimiento alcanza al 30% de la oferta de productos y la industria y las
importaciones se paralizan como consecuencia de una situación cambiaria
terminal, porque el gobierno no puede ofrecer divisas a los tipos de cambio
legales, porque provocaría una hemorragia financiera por la vía del mercado
paralelo.</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>El inmovilismo del gobierno ha sido explotado por el ala
derecha de la oposición, que entiende que no hay margen para esperar a la
convocatoria de un referendo revocatorio del presidente Maduro, en 2016, cuando
lo habilita la Constitución. Esta vieja fracción de derecha de la oposición
gorila, ha desechado la tesis del jefe de la oposición, Henrique Capriles, para
quien no hay posibilidad de inclinar la balanza política en la calle, en tanto
no se produzca una deserción de la masa de la población que sigue respaldando al
chavismo. Las movilizaciones que comenzaron a principios de febrero, a partir
del agravamiento de la inseguridad en los ‘campus’ universitarios donde
prevalece el movimiento estudiantil opositor, le ha dado la razón a todo el
mundo: el inmovilismo del gobierno ha creado una situación explosiva; el ritmo
de la crisis no habilita una posición de espera; la oposición no ha ganado para
su campo a la masa chavista; el gobierno responde con un aparato de represión
legal y paralegal, que muestra el vaciamiento de su base popular.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como ocurre en una posición de ‘zugzwang’, en el ajedrez,
no se puede mover ninguna pieza. De ahí que se ofrezcan salidas bizarras, como
la del teórico del ‘socialismo del siglo XXI’ Hanz Dietrich, que ha llamado a
formar un gobierno de coalición con Capriles, o la propiciar una mediación
internacional. La posibilidad de un golpe gorila está fuera del radar, por más
que la invoquen D’Elia o el ex vicerrector de Schuberoff, Atilio Borón, porque
las armas las tienen las fuerzas armadas controladas por el chavismo y porque
Obama tampoco lo impulsa. Al gobierno norteamericano le interesa, en primer
lugar, que el presidente colombiano Santos sea reelecto y que prosiga la
negociación de paz con las Farc. El triángulo del golpismo gorila está formado
por el ahora detenido Leopoldo López, por el paramilitar colombiano Uribe y por
los fascistas norteamericanos del Tea Party. Se trata de un menú indigesto
incluso para la burguesía mundial y los principales gobiernos imperialistas.
Quienes están obligados a impedir que la situación venezolana degenere son,
especialmente, Cuba, Brasil, Argentina y, en última instancia, Colombia. Raúl
Castro y Dilma Roussef no solamente tienen un punto de encuentro en las
crecientes inversiones brasileñas (constructoras, petroleras) en Cuba sino en
los gobiernos de El Salvador y Nicaragua, que deben bastante a la maquinaria
electoral que Brasil viene usando con éxito en diversos países.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las alternativas que podría negociar el tándem
lulo-castrista son, sin embargo, limitadas. Venezuela enfrenta una crisis
económica y social fuera de lo corriente. El ‘ajuste’ que plantea su
desequilibrio financiero es enorme; Venezuela necesitaría un gran financiamiento
internacional, que estaría condicionado a que su gobierno ponga un freno brutal
al sistema de planes sociales. El ‘ajuste’ se convertiría en un ‘harakiri’ para
el chavismo; sería incompatible con el gobierno y el régimen político vigentes.
Una posibilidad de golpismo oficial retomaría una alternativa ya mentada en la
prensa internacional en el pasado reciente, o sea la de un gobierno transicional
de militares chavistas, encargado de una normalización política. Sería una
especie de golpe de Jaruzelski, el militar polaco ‘comunista’ y ‘prosoviético’,
que presidió, precisamente por eso, la transición de Polonia al capitalismo y a
la Otan. La oposición gorila lo recibiría con un gran repudio, por supuesto,
pero por sobre todo con una aun mayor expectativa, porque un golpe de esa
característica habría minado en forma irreversible la autoridad histórica del
movimiento bolivariano. D’Elia y Borón saludarían con regocijo, en un caso así,
lo que, en su ignorancia, sería el sepulcro del chavismo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La perorata ‘cristinista’ de que “los extremos se
juntan”, podría encontrar en Venezuela una confirmación inédita, pues las
marchas opositoras, con un definido propósito golpista, solamente podrían
materializarse en el caso de que el propio chavismo oficialice un estado de
excepción, o sea de arbitrariedad estatal. Las reivindicaciones estudiantiles
opositoras son justas; es lamentable que no las hayan levantado, en Venezuela,
las juventudes ‘socialistas’, como en Argentina sí las levanta la Fuba – y
priva, de paso, a la derecha de un arma de demagogia popular. Nos referimos a
las movilizaciones contra las violaciones, intentos de secuestros y secuestros
efectivos de universitarias, atropellos criminales que cuentan, en Argentina,
con complicidad policial. Lo mismo vale para la lucha contra el
desabastecimiento y contra la carestía o contra el enriquecimiento descomunal de
los capitalistas amigos y los sobreprecios de obras públicas. Pero, al revés de
lo que ocurre en Argentina, en Venezuela, este movimiento tiene una dirección
política de derecha y definidamente golpista. Esto es lo que importa a la hora
de su caracterización. Al mismo tiempo, la represión criminal por parte de
grupos chavista paralelos, que son designados como “colectivos”, con la
complicidad del poder político, pone al desnudo una tendencia reaccionaria y
fascistizante del oficialismo, cuya implicancia política es apuntalar la
tendencia a la instauración de una dictadura. Las conspiraciones que impulsa la
derecha, valiéndose de una demagogia democrática y popular, deben ser combatidas
en primer lugar con la movilización de masas y, por sobre todo, con el pasaje
del poder político y la estructura social a los trabajadores, a la clase obrera.
Venezuela está gobernada por una camarilla política y económica y por la llamada
‘boliburguesía’.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Fruto de la crisis se están desarrollando movilizaciones
obreras, por ejemplo en la industria automotriz, en este caso encabezadas por la
UNT, dirigida por el chavismo. Los trabajadores exigen la nacionalización de la
industria para asegurar los puestos de trabajo. Se trata, sin embargo, de una
reivindicación insuficiente, esto a partir del fracaso impresionante de las
nacionalizaciones chavistas, que han colaborado con el derrumbe industrial. Lo
que importa es el control y la gestión obrera colectiva de la economía
nacionalizada, lo cual implica un gobierno de trabajadores. Aun con estas
limitaciones, ante las protestas patronales, tanto el poder judicial como la
guardia nacional intervinieron contra los trabajadores. La burocracia sindical
movilizó el domingo pasado a los trabajadores petroleros y automotrices para
apoyar al gobierno. Un sector minoritario encabezado por dirigentes petroleros
clasistas rechazó esta cooptación y convocó a un Encuentro Nacional Sindical y
Popular de Sectores en Lucha para discutir un Plan Económico y Social de
Emergencia y un plan de movilización nacional en defensa de los derechos de los
trabajadores y el pueblo. El problema de la independencia política del
movimiento obrero sigue siendo el problema fundamental de la situación política
venezolana.
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