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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>27 de febrero de 2014<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT
size=3>Ucrania</FONT></STRONG></FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Terremoto
político</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Sean Larson / Alan Maass</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Socialist Worker<BR></STRONG><A
href="http://socialistworker.org/"><STRONG>http://socialistworker.org/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Traducción de Viento Sur</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://vientosur.info/"><STRONG>http://vientosur.info/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Tres meses de lucha</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La ocupación de Maidán comenzó en noviembre cuando el
gobierno de Yanukóvich anunció que rechazaba el “acuerdo de asociación”
propuesto con la UE, por lo visto con el fin de adherirse a la Unión Aduanera
Eurasiática, encabezada por la Rusia de Vladímir Putin. Los partidos de centro
derecha que controlaban la tribuna de oradores en la plaza siguieron
reivindicándose de Europa, y el extendido deseo de romper con Rusia ha sido un
factor importante en todo el proceso. Sin embargo, pronto ganaron terreno otras
cuestiones: desde la pobreza de la mayoría de la población, en contraste con la
increíble riqueza de los oligarcas, hasta la corrupción del régimen de
Yanukóvich y demandas de democracia frente a la dura represión estatal.
Yanukóvich trató que mantenerse a flote entre promesas de cambio y amenazas de
cárcel y peores cosas para los manifestantes, al tiempo que trataba de
asegurarse el apoyo de los ricos. Pero cada vez que ordenaba un ataque
represivo, la policía antidisturbios era repelida, aunque al coste de numerosas
muertes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El conflicto se puso de nuevo al rojo vivo el martes, 18
de febrero, tras el anuncio de la reanudación de la ayuda de Rusia a Ucrania. El
gobierno desencadenó la ofensiva represiva más violenta contra los
manifestantes. Después de 36 horas de intensas batallas que dejaron más de dos
docenas de personas muertas y centenares de heridas, el miércoles por la noche
se anunció una tregua. Sin embargo, los acontecimientos ya habían escapado al
control del régimen. Proliferó la toma de edificios gubernamentales en la parte
occidental de Ucrania, mientras que algunos diputados del Partido de las
Regiones, el partido gobernante de Yanukóvich, empezaron a desertar de sus filas
junto con el alcalde de Kiev. La tregua se rompió a la mañana siguiente, y el
ministro del Interior en funciones, Vitaliy Sajarchenko, anunció que había
autorizado a la policía dotarse de fusiles Kaláshnikov y desplegar
francotiradores. Las fuerzas de seguridad y las unidades de autodefensa armadas
de Maidán libraron cruentas batallas, en parte con fuego real. En los reportajes
televisivos se podía ver el centro de Kiev transformado en zona de guerra.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En esta situación, Yanukóvich, después de anunciar otro
“acuerdo” con los partidos de la oposición, huyó de la capital hacia el este del
país, cerca de la frontera con Rusia, donde tiene su base de apoyo político.
Otros cargos políticos le imitaron y huyeron también o se pasaron al bando de la
oposición. Las fuerzas de seguridad abandonaron la lucha en Kiev y la afluencia
de personas a la gran plaza comenzó a crecer, exigiendo el enjuiciamiento de los
jefes de policía responsables de las muertes de manifestantes. Gracias a las
deserciones del Partido de las Regiones, el trío de partidos conservadores y de
extrema derecha de la oposición alcanzaron la mayoría en el parlamento y votaron
por unanimidad restablecer la constitución de 2004, que otorga mayores poderes
al parlamento. Durante el fin de semana se celebraron votaciones para destituir
a Yanukóvich y entregar sus poderes al presidente del parlamento, Aleksandr
Turchínov, quien es ahora jefe del Estado en funciones.<BR>Lo que va a ocurrir
en el futuro no está nada claro, pero existe una posibilidad real de que Ucrania
se divida. El levantamiento de la semana pasada ha acelerado el proceso en las
ciudades y regiones occidentales, comenzando por la ciudad de Lviv, que se ha
zafado del control por parte del gobierno central. Mientras, en la ciudad
oriental de Járkiv, un congreso de las regiones meridionales y orientales del
país decidió el pasado sábado rechazar la autoridad del parlamento de Kiev,
actualmente controlado por la oposición.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Los nuevos gobernantes</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Las fuerzas políticas que se disponen a tomar el mando de
Ucrania tras la caída de Yanukóvich no representan en modo alguno los intereses
de los trabajadores. Como explica con toda claridad el Sindicato Autónomo de
Trabajadores, de tendencia anarquista, “aparte de los fascistas, antiguos y
experimentados políticos de la oposición tratarán asimismo de hacerse con el
poder. Muchos de ellos ya tienen alguna experiencia de gobierno y no son ajenos
a la corrupción, el favoritismo y el uso de fondos públicos para sus fines
personales.” El anticapitalista ruso Ilyá Budraitskis explicó en una entrevista
con la revista alemana Marx21 que la elite acomodada “no solo influye en la
economía y la sociedad, sino que también controla directamente a uno o varios
partidos políticos. Así, un oligarca puede traducir su capital financiero en
poder político directo.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>Yulia Timoshenko es una criatura de este sistema. Tuvo un
papel destacado en la “Revolución Naranja” ucraniana de 2004, cuando una
protesta masiva contra un fraude electoral logró invertir el resultado.
Timoshenko fue nombrada primera ministra por el presidente Víktor Yúshchenko,
considerado por muchos un reformador prooccidental. Sin embargo, Yúshchenko no
logró reducir la desigualdad económica ni democratizar el sistema político. El
desencanto de la población permitió a Yanukóvich y su partido recuperar el poder
seis años después. Antes de 2004, Timoshenko se había dado a conocer como
directora de una empresa energética tras el hundimiento de la URSS en 1991 y la
declaración de independencia de Ucrania: ahí demostró su habilidad para
manejarse en la nueva era de privatización y “reforma” de mercado. Ella y los
demás líderes de los partidos que ahora tienen el control en Kiev ya no están
preocupados por las necesidades económicas y sociales del común de los
ucranianos, y sus negociaciones con la UE se han centrado hasta ahora en la
apertura del mercado ucraniano a las empresas europeas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Un gobierno dirigido por el Partido de la Patria de
Timoshenko no hará sino profundizar en las medidas de corte neoliberal, aunque
esta vez con conexiones internacionales con la UE y el Fondo Monetario
Internacional en vez de la Rusia de Putin. En efecto, algunos militantes de
izquierda ya califican esta perspectiva de “Segunda Revolución Naranja”,
reconociendo que está abocada a decepcionar a amplios sectores de la población
que ha aupado a Timoshenko y congéneres al poder.<BR>La extrema derecha</DIV>
<DIV align=justify><BR>Otra amenaza para los trabajadores en Ucrania proviene de
la extrema derecha. La influencia y respetabilidad adquiridas por la derecha en
el movimiento de Maidán ha de entenderse en su contexto político e histórico. El
socialismo no existe como fuerza política independiente en Ucrania, donde el
escenario lo ocupan varios partidos populistas conservadores de diferentes
matices. En la página web LeftEast, Ovidiu Tichindeleanu explica que “en toda
Europa oriental han estallado movimientos populares [en los últimos tres años] y
todos han expresado un descontento antisistema”. Sin embargo, debido a que estos
movimientos “no han sido capaces de presentar una perspectiva constitucional
común”, señala Tichindeleanu, muchos de ellos, “tanto en Ucrania como en
Rumanía, han sido capitalizados o adulterados por nacionalistas y la extrema
derecha”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El peso y la influencia de las fuerzas fascistas en el
movimiento de Maidán son temibles. Por ejemplo, miembros de Acción Antifascista
Ucrania afirman que los nacionalistas de extrema derecha representaban el 30 %
de los manifestantes. Entre las fuerzas que defendieron la plaza contra la
represión –y que ahora custodian el parlamento en lugar de la policía estatal–,
el Sector Derecha, con su organización bien coordinada y su estructura de mando
disciplinada, mantienen un control férreo, incluso impidiendo los intentos de la
izquierda de organizar grupos de defensa. El Sector Derecha ha estado cada vez
más en la primera línea de los enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales,
pero sus propósitos no son en absoluto contradictorios con quienes detentan el
poder real en Ucrania. En medio de las batallas más intensas de la semana
pasada, por ejemplo, el Sector Derecha publicó un llamamiento a los oligarcas
que apoyaban a Yanukóvich a que apoyaran las protestas y la formación de un
gobierno dirigido por tecnócratas. Los fascistas siempre han buscado el apoyo
del gran capital para llegar al poder, y su llamamiento debe entenderse como una
propuesta de entablar relaciones con la clase dominante.</DIV>
<DIV align=justify><BR>No debe subestimarse la amenaza que supone la extrema
derecha en Ucrania, pero sería un error descalificar al conjunto del movimiento
de protesta a causa de su presencia. No se podrá parar los pies a los fascistas
reforzando el aparato represivo del Estado en torno a los oligarcas. Al
contrario, el Estado capitalista suele aprovechar esas oportunidades para
limitar los derechos democráticos de la gente corriente, y en particular para
intensificar la represión contra la izquierda, creando de este modo unas
condiciones aún más favorables para el crecimiento de la extrema derecha. Para
hacer frente a la amenaza del fascismo habrá que llevar a cabo un arduo trabajo
de base con organizaciones obreras independientes, sindicatos y una izquierda
reforzada para crear una atmósfera de solidaridad en Maidán, en la que el
mensaje tóxico del odio no pueda prosperar.<BR></DIV><STRONG></STRONG>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>La izquierda radical</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Según ciertas informaciones, antes de la ofensiva
represiva del 18 de febrero, la izquierda radical, aunque pequeña y poco
organizada, se estaba haciendo oír en Maidán. De acuerdo con Zajar Popóvich,
miembro de la Oposición de Izquierda, se repartieron miles de ejemplares del
folleto “Diez tesis de la Oposición de Izquierda de Ucrania”, que fueron objeto
de debate entre los manifestantes. Por desgracia, cualquier avance que hubiera
podido hacer la izquierda quedó diluido en gran medida a raíz de la ofensiva
policial. La izquierda en Ucrania sigue siendo muy pequeña, como señala un
informe de antes de la ofensiva represiva, carente de “una organización capaz de
llevar a cabo actividades estratégicas planificadas, de recursos mediáticos para
comunicar sus posiciones al público, y de capacidad de investigación suficiente
para analizar de modo competente las actividades.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>Al mismo tiempo, sin embargo, el desarrollo del
movimiento de Maidán estaba conduciendo a un cambio de composición de clase de
las manifestaciones. Un miembro del Sindicato Autónomo de Trabajadores informó
antes de la ofensiva represiva que al principio “los manifestantes eran
principalmente estudiantes y ‘clases medias’ urbanas: pequeña burguesía,
círculos bohemios, oficinistas. En estos momentos, la composición de clase ha
cambiado definitivamente y se ha tornado más universal. Desconozco las
proporciones exactas, pero no cabe duda de que las protestas se han vuelto más
‘proletarias’, a pesar de que el porcentaje de trabajadores sigue siendo bajo, y
cuando están presentes acuden como ‘ucranianos’ o ‘ciudadanos’, no como
‘obreros’.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>En la plaza de Maidán, los líderes de los partidos de
centro-derecha dominan la tribuna de oradores y la extrema derecha controla sus
unidades de autodefensa. Sin embargo, una gran mayoría de manifestantes tienen
motivos de protesta legítimos: contra los efectos del capitalismo neoliberal,
contra la represión estatal y la falta de representación política, contra la
corrupción endémica que en última instancia sirve para que los oligarcas amasen
todavía más riqueza, motivos que están en contradicción con los objetivos de la
derecha y la extrema derecha. Sobre la base de estas demandas y alrededor del
principio de solidaridad existe la posibilidad de enfrentarse tanto a los planes
del nuevo gobierno dirigido por los principales partidos conservadores como a la
amenaza de una mayor influencia de la extrema derecha, además de crear las
condiciones para el surgimiento de un futuro movimiento revolucionario.</DIV>
<DIV align=justify>
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