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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR></FONT><U>2 de marzo de 2014<BR></U><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Montevideo -
Uruguay<BR>Redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT
size=3>Egipto/Siria</FONT></STRONG></FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Entrevista a Gilbert Achcar
*<BR></FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>La llama de la revolución sigue
ardiendo<BR></DIV></FONT></STRONG>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Eric Ruder<BR></STRONG><A
href="http://badiltawri.wordpress.com/"><STRONG>http://badiltawri.wordpress.com/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Tradución de Viento Sur</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://vientosur.info/"><STRONG>http://vientosur.info/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>-Eric Ruder: Al comienzo del año 2011, las revueltas
árabes suscitaron una inmensa esperanza. Sin embargo, hoy parece que se han
transformado en su opuesto . una inmensa desesperación-bajo el peso de los
recientes acontecimientos en Siria, en Egipto, en Túnez, etc. ¿Cómo podemos
interpretar las revueltas árabes tres años después de haberse
iniciado?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Gilbert Achcar: Creo que la euforia suscitada a
principios de 2011, de hecho estaba injustificada, lo mismo que la visión
lúgubre que se puede encontrar más tarde. Se trata, más bien, de reacciones
impresionistas ante los acontecimientos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El movimiento inicial del levantamiento de masas con
inmensas movilizaciones en varios países suscitó, sin duda, muchas esperanzas.
Es comprensible. Pero era y sigue siendo importante reconocer que lo que está en
juego es algo más que cambiar la forma del régimen político, lo que se llama una
transición democrática. Últimamente, estas revueltas se enfrentan al desafío de
cómo lograr cambios más radicales frente al núcleo duro del Estado que está
formado por las fuerzas armadas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es una coraza mucho más difícil de romper que el retrato
de Mubarak en Egipto o Ben Ali en Túnez durante las primeras semanas de la
insurrección. Las movilizaciones de masas llegaron a derrocar a los dirigentes
de esos dos países pero el “Estado profundo”-la columna vertebral del antiguo
régimen, sigue ahí, lo que significa que el antiguo régimen sigue bien asentado
y que hay más continuidad que cambios entre las condiciones que existen hoy y
las que existían antes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En un país como Siria, en el que las fuerzas armadas
están vinculadas orgánicamente a la familia reinante, incluso esta etapa inicial
de derrocamiento del régimen no puede llevarse a cabo sin deshacer el núcleo
duro del Estado; de esta manera, en Siria, hemos visto evolucionar los
acontecimientos inexorablemente hacia una guerra civil después de varios meses
de represión cada vez más sanguinaria contra una insurrección desarmada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En estos tres países, las dificultades son inmensas. En
ninguno de ellos se trataría de un proceso breve -menos aún de una “primavera”-
que acabaría con la organización de elecciones libres como en el caso de Egipto
y Túnez.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El elemento clave que hay que tener en cuenta es que en
2011, se inició un proceso revolucionario a largo plazo, que tiene su origen en
decenios de estrangulamiento económico debido a la naturaleza del régimen social
imperante. En realidad, nos encontramos en las primeras etapas de este proceso
revolucionario. Se prolongará durante muchos años, si no son decenios.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin duda, sigue habiendo espacio para la esperanza
mientras la determinación del movimiento de masas perdure en su voluntad de
conseguir los principales objetivos sociales que, al inicio, movieron a la
mayoría de las personas que participaron en las revueltas. Pero debiera ser una
esperanza realista, junto con la auténtica compresión de las dificultades de la
tarea.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>-¿Nos puedes decir algo más sobre los desafíos de
Egipto?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo que se produjo en Egipto en 2011 era un cambio
superficial. Solo se cortó la punta del iceberg: la familia de Mubarak y sus
acólitos más próximos. Eso fue todo. No debiéramos olvidar que Mubarak fue
derrocado por un levantamiento de masas pero combinado con un golpe
militar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo que se produjo el 11 de febrero de 2011quizás pueda
ser calificado mejor como un golpe, parecido al que vimos el 3 de julio de 2013,
en el sentido de que el ejército apartó a Mubarak del poder para tomarlo
directamente en sus manos. El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) tomó
el poder como junta militar; por tanto, era un golpe militar en su sentido más
clásico, ejecutado con el telón de fondo de una inmensa movilización de
masas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Incluso antes del golpe, en el momento álgido, puse en
guardia de una vez por todas contra las esperanzas en el ejército, porque es la
verdadera columna vertebral del Estado egipcio desde hace varios decenios. La
idea de que la situación contra la que se levantaba el pueblo egipcio cambiaría
por la mera retirada de Mubarak era una ilusión falsa; más aún debido al hecho
de que fue derrocado por miembros de la columna vertebral de su régimen.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En realidad, el derrocamiento de Murabak estaba destinado
a preservar la continuidad del Estado. Se trataba, pues de un golpe conservador.
En el caso egipcio, intentar salvar el régimen sacrificando su cabezaera posible
por la relativamente acentuada institucionalización del Estado. En otras
palabras: la institución es más importante que su dirigente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El propio dirigente no era más que un producto de la
institución, es decir, el ejército. Esta característica del Estado egipcio se
puede aplicar igualmente al Estado tunecino. Sin embargo, en la mayoría de los
estados de la zona, como las monarquías petroleras o las monarquías que ellas
mismas se denominan “repúblicas” como la de Libia o la de Siria o en su caso, el
Irak de Sadam Hussein antes de que el régimen fuera derrocado por Estados
Unidos, esta característica no existe.</DIV>
<DIV align=justify><BR>No obstante, en Egipto era obvio que el golpe no pondría
fin a la agitación. En efecto, después de un breve periodo de euforia, el pueblo
tuvo que hacer frente a la dura realidad de la continuidad del régimen. Se alzó
contra esto una vez más, y asistimos a múltiples movilizaciones a partir de
finales de 2011.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De nuevo, la situación era muy tensa en Egipto. Luego se
produjo la elección de los Hermanos Musulmanes y de Mohamed Morsi como
presidente. Morsi fue el ganador en la segunda vuelta de las presidenciales
porque los electores querían impedir que el antiguo régimen se impusiera de
nuevo (con su candidato Ahmed Chafik). Morsi contó con muchos electores que no
habían votado por él en la primera vuelta. En la segunda vuelta era la opción
por defecto.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para estos últimos, lo mismo que para la mayor parte de
lo que le votaron en la primera vuelta con la esperanza de que los Hermanos
Musulmanes resolvieran los problemas clave del país, en especial en el ámbito
social y económico, Morsi suscitó una considerable decepción.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Además, los Hermanos Musulmanes se comportaron con tal
arrogancia, que todo el mundo acabó por estar convencido de que intentaban
apoderarse del control de todas las instituciones del Estado. Esto suscitó
grandes temores en las otras fuerzas: los hermanos Musulmanes incluso llegaron a
enajenar otras corrientes islamistas fundamentalistas como los salafistas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La cólera contra Morsi volvió a activar ell movimiento de
masas, tanto las huelgas obreras como, en general, otras luchas y conflictos
sociales. Todo ello culminó en la más grande manifestación vista nunca en
Egipto, la del 30 de junio de 2013. Una vez más se repite el escenario
desarrollado en febrero de 2011. El ejército interviene para derrocar al
presidente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El hecho de que Morsi haya sido elegido en unas
elecciones libres, a diferencia de Mubarak, no cambia que en los dos casos, se
trate de un golpe. Este hecho no se modifica porque Morsi perdiera su
legitimidad tras haber sido elegido en unas elecciones relativamente libres y
equitativas. Fue elegido en circunstancias revolucionarias con un mandato del
pueblo y traicionó este mandato. En consecuencia, el pueblo deseaba deshacerse
de él. En este sentido, era el resultado de un movimiento de masas que ejercía
el derecho profundamente democrático de revocar a alguien elegido
oficialmente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El problema actual en Egipto es que solo hay dos fuerzas
importantes organizadas. La primera, sin duda, es el ejército, columna vertebral
del antiguo régimen que al mismo tiempo es una fuerza social y política, no
únicamentesolo una institución militar. La segunda, que se opone al antiguo
régimen, está formada por los Hermanos Musulmanes con su inmensa maquinaria
organizativa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los jóvenes del movimiento Tamarod (Rebelión) lograron
iniciar una movilización gigantesca pero no tenían capacidad organizativa para
derrocar a Morsi que era apoyado por el considerable aparato político de los
Hermanos Musulmanes. A semejanza de lo ocurrido en 2011, el movimiento popular
se apoyó en el ejército para derrocar al presidente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por supuesto, el ejército utilizaba el movimiento de
masas contra Morsi como una posibilidad para deshacerse de él, porque
consideraba que el intento de los Hermanos Musulmanes de alcanzar el control
sobre el Estado era una amenaza mayor; del mismo modo, la influencia de la
Cofradía en los mecanismos de poder era sentida como una amenaza por los
liberales y por el conjunto de la izquierda.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El problema mayor es que de ahí en adelante, más que en
2011, una parte significativa de la población se hace ilusiones respecto al
ejército como si, de alguna manera, fuera una institución al servicio del pueblo
que interviene para ejecutar su voluntad. Sin duda, es una idea aberrante. El
ejército no es exactamente un instrumento del pueblo. El ejército, en muchos
sentidos, es una herramienta del antiguo régimen pero, también, defiende ante
todo sus propios intereses.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como institución, el ejército controla una inmensa parte
de la economía: se estima que cerca de un tercio del PIB. Está muy comprometido
en la defensa del conjunto de prerrogativas y privilegios de los que ha
disfrutado a lo largo de los decenios precedentes. Esto lo hemos visto de forma
muy clara en las recientes discusiones sobre la Constitución, en las que el
ejército se ha implicado al máximo para garantizar sus privilegios, así como un
elevado estatus que le garantice que ninguna otra institución -sea el
presidente, el parlamento o cualquier otra- pueda inmiscuirse en lo que él
considera sus propios asuntos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para volver a tu primera pregunta, la euforia de 2011 se
ha transformado en decepción hasta tal punto que muchos han empezado a publicar
esquelas de la revolución egipcia; incluso aseguran que no hubo revolución. Pero
la idea de que lo que se inició en 2010, más tarde terminó y de que hemos vuelto
al punto de partida, o a algo peor, es completamente errónea.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las principales cuestiones en Egipto son de índole social
y económica. Tienen una gran carga explosiva. Sin embargo, los militares no
tienen una orientación sobre la manera de hacer frente a estas reivindicaciones
que no sea reprimirlas. De modo que aunque hay muchas ilusiones en el general
Abdel Fattah Al-Sissi, jefe del ejército, la creencia de que esta percepción
durará es una muestra de miopía política.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es obvio que las tensiones volverán. Ya ha habido una
reanudación de las luchas sociales, de las huelgas y de las luchas obreras así
como crecientes conflictos entre la amplia coalición que se opuso a los Hermanos
Musulmanes. Muchos de los que se movilizaron en la calle contra Morsi el 30 de
junio son contrarios a lo que el ejército intenta imponer.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>-Como has indicado, algunos observadores sobre
Oriente Medio aseguraron que no hubo ninguna revolución en Egipto -ni en la
región- porque no hubo transferencia del poder político de una clase a otra.
¿Qué responderías?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El término “revolución” se aplica a diferentes formas de
transición pero las revoluciones comparten características comunes en lo que
implican de participación de mucha gente en el derrocamiento de las formas
políticas institucionalizadas del momento.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Una revolución adquiere el carácter de insurrección, que
a veces conduce a un cambio profundo y radical e implica el cambio de la clase
social que detenta el poder político dominante. Pero si colocamos el listón tan
alto, solo se puede aplicar a un número muy reducido de episodios
históricos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si una movilización de masas expulsa a un presidente,
incluso si se combina con un golpe, la percepción de quienes están implicados de
que participan en una revolución es cierta El orgullo de haberse implicado en
una revolución es incontestable. El elemento esencial en lo que respecta a los
acontecimientos de la región árabe es que, efectivamente, se trata de un largo
proceso revolucionario.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La mayoría de las revoluciones históricas son procesos
muy largos, más aún cuando el proceso afecta a toda una zona geopolítica. Pero
incluso si se centra en un solo país, es evidente que las revoluciones no se
desarrollan en unos días o semanas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La Revolución francesa o la Revolución inglesa se
desarrollaron durante varios años o decenios según cuando se considere el final.
Es importante abarcar el conjunto del proceso histórico y, aún cuando, más o
menos, se pueda determinar la fecha de inicio queda un largo proceso de
cambio.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si el problema central de Egipto consiste en que el
desarrollo está bloqueado por una estructura sociopolítica especial, es obvio
que no hay otra manera de desbloquear esta situación más que derribando esta
estructura. Sustituir esta estructura por un poder sociopolítico progresista, no
desembocará necesariamente en una transformación socialista aunque esta pueda
estar en el horizonte histórico. Si el derrocamiento del capitalismo egipcio de
los “compinches” lleva, por ejemplo, a la aparición de un orden político que
posea algunas semejanzas con el chavismo de Venezuela, sería ya un cambio
importante de la estructura sociopolítica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por ahora, lo que está en juego es el derrocamiento de la
estructura sociopolítica que está actualmente en el poder y su sustitución por
otra diferente. Para que esto se produzca, es necesario tener claro que es
necesario cambiar. La estructura sociopolítica dominante, lo mismo que todo el
poder social, está sostenido por el ejército. Para apartar este obstáculo, el
movimiento de masas, debe de estar en condiciones de convencer a los soldados
para no ser utilizados en la defensa del antiguo régimen.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para conseguir este objetivo, es indispensable actuar a
favor de un movimiento de masas que tenga un cierto grado de organización, de
coordinación y de claridad estratégica. En este momento no existe este tipo de
fuerza organizada. Y no se conseguirá en semanas o meses. Esa es la razón por la
que las revoluciones son procesos largos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Históricamente, la experiencia rusa de 1917 -donde
existía un partido revolucionario como el partido bolchevique desde antes de la
crisis revolucionaria que fue capaz de crecer muy rápidamente y alcanzar la toma
del poder- es más una excepción que la regla. En los países árabes, hoy no nos
encontramos en esa situación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La fuerza organizada a favor de un cambio progresista
está por construir. Quizás solo hay un país de la región árabe en el que
semejante fuerza ya existe hasta un cierto punto. Se trata de Túnez. El
movimiento obrero tunecino está organizado y es muy potente. Por el contrario,
lo que falta es claridad estratégica en la izquierda.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>-El desafío revolucionario al régimen sirio
parece enfrentarse a circunstancias todavía más difíciles. ¿Cómo se puede
entender esto? </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Siria es una ilustración trágica de una de las
características compartidas por las revueltas árabes en general, es decir, el
desafío de múltiples y sucesivas contrarrevoluciones. Es una exigencia de lo
movimientos revolucionarios hacer frente al desafío contrarrevolucionario del
antiguo régimen pero en esta región solo se está al inicio.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Además de la contrarrevolución organizada por el Estado,
hay que añadir el papel regional jugado por las monarquías petroleras del Golfo
árabe-iraní. Por añadidura, existe una contrarrevolución internacional,
representada en la región, sobre todo, por Estados Unidos. Pero en el caso de
Siria, están también Rusia e Irán, que son los principales valedores del régimen
sirio.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A esta combinación de fuerzas contrarrevolucionarias
locales, regionales e internacionales, hay que añadir algo aún más pernicioso:
el hecho de que una parte de las fuerzas – que emergen en el curso del
levantamiento popular y que aparecen como participantes en la revolución- tienen
un programa reaccionario. Hablo de las fuerzas islamistas fundamentalistas. Se
trata o de Hermanos Musulmanes o de salafistas o de algunos elementos
yihadistas, fuerzas que han proliferado en la región desde los años 70 y 80 del
siglo pasado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Han llegado a aprovecharse de una parte importante del
resentimiento popular debido a la decadencia de las fuerzas de izquierda: los
nacionalistas de izquierda, los comunistas y otros. Este vacío ha sido ocupado
por las corrientes fundamentalistas que, en realidad, son fuerzas reaccionarias
y no progresistas. En el caso de que se opongan a los regímenes existentes, no
lo hacen con un programa progresista sino con un programa reaccionario basado en
la religión lo que se traduce en una ideología socialmente reaccionaria.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde le comienzo de las revueltas, Estados Unidos se ha
enfrentado al espinoso problema de saber cómo responder, especialmente cuando el
objetivo de las revueltas eran aliados suyos, como el régimen de Mubarak en
Egipto. De forma general, Washington ha intentado renovar el tipo de relación
que tuvo en el pasado, entre 1950 y 1980 cuando estas dos entidades se asociaron
en su oposición a cualquier fuerza considerada de izquierdas o progresista en la
región, con los Hermanos Musulmanes.<BR>En 2011, Estados Unidos apostó
fundamentalmente por que estas fuerzas conservadoras estuvieran en condiciones
de actuar como aliadas en el esfuerzo por minar la dinámica revolucionaria desde
dentro, en la medida en que los regímenes locales fracasaran en parar el
movimiento revolucionario por medio de la represión, de las reformas, de la
cooptación o de alguna combinación de todo estos elementos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En el caso de Siria, Estados Unidos ha desplegado la
misma estrategia que en Egipto y en todos lados. Consistía en impedir que el
movimiento revolucionario se hiciera demasiado radical, de intentar mantenerlo
dentro de los límites establecidos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Bajo esta perspectiva, hacen una llamada a las lecciones
de Irak. En Irak, la opción rechazada por la administración Bush era la correcta
si se consideran los objetivos del imperialismo americano; y es lo que
Washington considera hoy acertado. Esta opción era el “saddamismo”, sin Saddam,
en otras palabras, el mantenimiento del estado de Baas y de diversas estructuras
del antiguo régimen pero sin Saddam Hussein al frente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se trata del mismo plan de Estados Unidos para Siria hoy:
assadismo sin Assad. De hecho, es lo que contempla para todos los países de la
región en los que las revueltas alcanzan un punto que no permite la continuidad
del antiguo régimen.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Eso es lo fundamental que ha intentado conseguir en
Egipto y ya vemos todas las contradicciones que eso implica. De hecho, es lo que
hace en Yemen, a través del acuerdo negociado con los saudíes, que implica el
fracaso de las aspiraciones fundamentales de los jóvenes, de las masas y de los
trabajadores que participaron en el levantamiento yemení. Es la razón que
explica que la movilización de masas continua, erre que erre, en este
país.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En Siria, su perspectiva preferida es la de imponer una
especie de acuerdo que preserve las estructuras clave del régimen pero, con el
fin de preservar alguna credibilidad, la condición mínima es que Bachar el Assad
se retire; como se hizo en Yemen. Seamos claros: todo esto no tiene nada que ver
con la “democracia”.<BR>Lo que se ve en Siria es una convergencia de intereses
del régimen y de las monarquías petroleras que, conjuntamente, buscan desviar o
diluir el carácter democrático de las revueltas y sepultarlas bajo la dominación
de las fuerzas islámicas fundamentalistas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para las monarquías del Golfo, un levantamiento
democrático y progresista en Siria- o en cualquier sitio que pueda ocurrir- es
extremadamente peligroso. De modo que, si pueden oponerse a semejante
levantamiento apoyando al régimen, como en Egipto y, por supuesto, en Barhein
(donde incluso han intervenido militarmente para defender la monarquía), lo
hacen.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero en las situaciones en las que no pueden sostener al
régimen, la otra opción, la mejor, consiste en intentar controlar el movimiento
y desactivar el potencial progresista. Las fuerzas islámicas fundamentalistas
coinciden bien con este objetivo porque no representan ninguna amenaza -al menos
ideológica- para las monarquías petroleras en especial para los saudíes cuya
ideología oficial se basa en la interpretación fundamentalista más reaccionaria
del islam.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El régimen sirio deseaba también que esas fuerzas
dominasen la revuelta porque constituyen su enemigo preferido: son las mejores
para disuadir a una fracción importante de la población, así como a las
potencias occidentales, de apoyar el levantamiento. Esto explica por qué el
régimen sirio ha sacado de la cárcel a 1 000 yihadistas algunos meses después el
inicio del levantamiento, en 2011. La intención del régimen era permitir que las
corrientes islámicas fundamentalistas se convirtieran en la mayor fuerza de las
revueltas para desacreditarlas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Así pues, incluso si el régimen sirio y las monarquías
del Golfo tienen objetivos diferentes, convergen en la estrategia. Y el
resultado es el mismo. Los dos tienen un cierto interés en ver a tales fuerzas
volverse dominantes en las revueltas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Además, para el régimen sirio, era una manera de disuadir
a Estados Unidos de apoyar el levantamiento. Esta estrategia era eficaz en el
sentido de que permite ver hasta qué punto Washington ha mostrado su débil
inclinación a suministrar cualquier apoyo real al levantamiento más allá de
vagas declaraciones y de medios materiales muy limitados.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Más que nada, Washington teme una mayor radicalización de
la situación y la desestabilización potencial del Golfo donde radican los
mayores intereses de Estados Unidos, debido evidentemente al petróleo. Por esta
razón, Estados Unidos está completamente satisfechos de ver que el régimen sirio
sigue.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>-¿Qué puede cambiar esta dinámica en
Siria?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin duda, la situación en Siria es muy trágica. La
población siria está totalmente agotada. Además de las 200 000 personas muertas
y del enorme número de mutiladas, hay millones de personas desplazadas y
refugiadas que viven en condiciones horribles. Todo esto se ha convertido en una
tragedia humanitaria de proporciones inmensas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los progresistas en Siria están más bien aislados
mientras que las otras fuerzas disponen de diversos padrinos: el régimen tiene
un fuerte apoyo de Rusia e Irán, las fuerzas fundamentalistas reciben fondos y
apoyos de la parte del Golf. Asistimos a una evolución de la situación que , sin
duda, es preocupante y cuya sombría evaluación parece legítima.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero incluso en Siria, es fundamental pensar más allá del
momento presente. No deberíamos olvidar que la inversión de la situación militar
es relativamente reciente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hasta hace algunos meses, el régimen perdía terreno en
tal proporción que llevó a Irán a intervenir masivamente para ayudarlo. Esto
incluía el envío de millares de combatientes del Hizbulla libanés y de Irak para
combatir al lado del régimen. Esto permitió al régimen darle la vuelta a la
dinámica en el frente militar y lanzar una contraofensiva que estaba acompañada
de una visibilidad creciente, si no hegemónica, de las fuerzas islámicas en el
seno de la oposición armada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Siempre existe un potencial para que un movimiento
progresista y democrático se vuelva a manifestar otra vez como lo hizo a lo
largo del primer año y más allá del levantamiento. Este movimiento sigue ahí
siempre. La población siria no ha sido seducida, de ninguna manera, por las
órdenes y disposiciones de las fuerzas fundamentalistas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Mientras haya un conflicto armado quienes tienen los
medios dominarán sobre el terreno. Pero en un cierto momento, la lucha armada
cesará y la crisis social y económica se reafirmará así como las aspiraciones
sociales de quienes se levantaron al comienzo. Este potencial en Siria -el
potencial progresista , el potencial democrático- es más bien fuerte, de la
misma forma que lo es en toda la región.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En definitiva, no son otra cosa que las fases en un
proceso revolucionario de larga duración . Desde ese punto de vista, creo que el
elemento clave es que en 2011 prendimos fuego al conjunto del orden despótico y
reaccionario que reinó en la región durante decenios y que parecía que se
quedaría para toda la eternidad. Las llamas del cambio revolucionario se
expandieron y no será fácil apagarlas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero también se liberaron distintas fuerzas reaccionarias
y, desgraciadamente, no hay ninguna certeza de que todo acabe en la victoria de
una perspectivas progresistas en toda la región. También puede haber derrotas
mayores y retrocesos reaccionarios, si no regresiones históricas. No obstante,
el elemento clave es que el proceso se ha desencadenado y que es una época para
la acción, para la organización, así como para la clarificación política y
estratégica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De esta manera, muchos observadores alejados de la zona,
simplemente traducen los acontecimientos más recientes y hablan de ellos como si
representasen el desenlace del proceso. Es esencial rechazar esa tendencia e
insertarse en el proceso tal como se desarrolla así como luchar para orientarlo
hacia un resultado progresista. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>*<STRONG> Nota de Correspondencia de Prensa: </STRONG>Nacido
en Líbano. Profesor en la School of Oriental and African Studies de la
Universidad de Londres y activista en la solidaridad con las luchas de los
movimietos sociales y la izquierda anticapitalista de los países árabes. Autor
de numerosos libros sobre el tema, su más reciente obra es <STRONG>Le peuple
veut. Une exploration radicale du soulevement arabe </STRONG>(El pueblo puede.
Una exploración radical del levantamiento árabe), Sindbad-Actes Sud, París,
2013. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>