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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000
size=6>Correspondencia de Prensa<BR></FONT>boletín informativo - 22 de marzo
2014<BR></FONT></STRONG><A href="germain5@chasque.net"><A
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color=#800000 size=6>A l'encontre - La Breche<BR></FONT></STRONG><A
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<DIV align=justify><STRONG>Siria<BR><BR>Siria y la "lucha anti-terrorista"
<BR></STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG>Santiago Alba Rico * </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>cuartopoder</STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT size=2 face=Arial>El pasado sábado, una cadena de
televisión tunecina, Ettunisia, entrevistó a un yihadista retornado de Siria
que, horas más tarde, sería detenido por la policía. Abou Qussay, enmascarado
tras un pasamontañas y un nombre falso, contó al periodista Naouferl Ourfani su
experiencia en las trincheras sirias como voluntario del Frente Nusra, la
milicia islamista que hace unos meses se desmarcó de Al-Qaeda para acabar
combatiendo al ISIS (Estado Islámico de Iraq y Siria). Su relato hay que tomarlo
con muchas precauciones, sobre todo en lo que se refiere al número y papel de
los tunecinos y la presencia de mujeres extranjeras mitad combatientes mitad
prostitutas. Lo más importante, a mi juicio, es el hecho de que los tunecinos,
junto a otros voluntarios yihadistas, están volviendo a sus países de origen. Y
ello como consecuencia -según el testimonio de Abou Qussay- de las luchas
internas y del retroceso del islamismo radical en Siria.</FONT></DIV><FONT
size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Este retorno preocupa mucho al gobierno tunecino y a los
gobiernos vecinos (Argelia y Libia) y entraña graves riesgos para todos. El
mayor no es el aumento del terrorismo mismo, no desdeñable, sino la creciente
atención -obsesiva y prioritaria- que estos gobiernos prestan a la "lucha contra
el terrorismo", mantra muy familiar que ha justificado décadas de dictadura
local en el mundo árabe, de retrocesos del Estado de Derecho en los países
europeos y de intervenciones imperialistas a nivel global. En Túnez, por
ejemplo, tanto la partida como ahora el regreso de voluntarios de Siria fue y es
una cuestión de política interna y la propia entrevista a Abou Qussay en
Ettunisia conviene interpretarla en esa clave. En la operación exitosa de acoso
y derribo contra el gobierno de Ennahda, el "terrorismo" jugó un papel
fundamental. A juicio de la beligerante oposición, Ali Laraidh y sus ministros
eran responsables, activos o pasivos, de todos los atentados y todas las
violencias (y, por supuesto, del flujo yihadista a Siria). Desde que el gobierno
"tecnócrata" de Mehdi Jumaa asumió las riendas el pasado mes de enero se han
producido nuevos atentados, algunos muy graves (como la reciente emboscada en
Jendouba en un falso control de falsos policías), pero el "terrorismo" ha
asumido una consistencia objetiva, casi natural, que concita el consenso de
todos los partidos. Todos cierran filas con el nuevo gobierno mientras Ennahda,
un poco asustada por el empujón egipcio y la deriva regional y también
oportunista, guarda silencio y se prepara para las elecciones. El apoyo de unos
y el silencio de otros permite a Jumaa firmar acuerdos con la UE sobre política
migratoria, pactar con el FMI, acelerar la renaturalización de los fulul del
antiguo régimen y visitar Arabia Saudí sin que ni partidos ni medios de
comunicación -tan belicosos contra el "islamismo" de Ennahda- levanten la
voz.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero el retorno de Abou Qussay es un indicio esperanzador
para Siria. Cuando se cumplen tres años de revolución y dos años y medio de
guerra, conviene recordar que, en el terreno militar, la reorganización de las
milicias rebeldes, por presiones externas e internas, ha logrado expulsar al
ISIS (el grupo de Al-Qaeda) de numerosas zonas donde se había hecho fuerte. Esto
es una buena noticia para la revolución y una mala noticia para el régimen.
Porque, como bien saben todos los que conocen la realidad siria, Al-Qaeda se ha
limitado a aprovechar una "ventana de oportunidad" propiciada por la política de
destrucción total de Al-Assad, pero no ha sido ni es una "baza americana" sino
más bien una baza del propio régimen. Mientras las conversaciones de Ginebra se
hunden en el abismo, tocadas también de muerte por la crisis ucraniana, y el
ejército assadiano recupera la ventaja militar, el retroceso de este fascismo
siamés -el del yihadismo funcional al fascismo de la dictadura- refresca de
algún modo el impulso original o, al menos, demuestra el carácter advenedizo y
forzado de una "yihadización" que una buena parte del pueblo sirio considera no
menos "contrarrevolucionaria" que al propio Al-Assad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tres marzos después, en cualquier caso, conviene evitar
dos ilusiones: la de que no ha pasado nada desde las primeras manifestaciones
pacíficas y la de que ya no hay otra cosa que una "guerra sectaria" en Siria.
Creo que, para conjurar estas dos tentaciones, es muy bueno escuchar a los
sirios que quedan vivos y, entre ellos, al admirable Yassin Al-Haj Saleh, un
intelectual marxista del que puede leerse una reciente entrevista en traducción
al castellano. Yassin Al-Haj Saleh fue encarcelado por Hafez Al-Assad por
pertenecer al disidente Partido Comunista-Buró Político de Riad Aturki y estuvo
16 años en prisión. Cuando comienza la revolución en marzo de 2011 tiene que
esconderse y pasa más de dos años en la clandestinidad, en Damasco y Raqqa,
participando en la organización de las Coordinadoras Locales y tratando de hacer
llegar la voz de la revolución democrática fuera del país a través de denuncias
y análisis indispensables para comprender la legitimidad y el curso de lo que,
todavía hoy, él sigue llamando, sin ninguna duda, "revolución".</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Qué ha pasado en estos tres años? Resumo breve y
libremente el relato de Al-Haj-Saleh, que comparto en su totalidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ha pasado que la dictadura ha matado, encarcelado,
torturado, desaparecido y/o expulsado del país a decenas de miles de líderes y
militantes democráticos -mientras liberaba o dejaba tranquilos a los feroces
yihadistas que decía combatir y gracias a cuya existencia trataba de legitimarse
en el exterior-.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ha pasado que la política de destrucción sistemática,
brutal, total, aplicada por el régimen -con bombardeos aéreos de población
civil, hambrunas inducidas, torturas y empleo más que probable de armas
químicas- ha facilitado el protagonismo militar del yihadismo, a veces tan
salvaje como el propio régimen, en el terreno militar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ha pasado que la oposición siria reconocida, controlada
por el exilio y por Arabia Saudí y Qatar (enfrentados entre sí), ha sido incapaz
de representar y unir el frente revolucionario del interior, contribuyendo al
retroceso de la sociedad civil y al crecimiento del "internacionalismo
yihadista", el único que desgraciadamente ha llegado al país.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ha pasado que, mientras Arabia Saudí, Qatar y Turquía
alimentaban con armas, hombres y dinero a los grupos yihadistas y Rusia, Irán,
Iraq y Hizbullah apoyaban con armas, hombres y dinero a la dictadura, las
fuerzas democráticas, laicas e islamistas moderadas no recibían ninguna clase de
ayuda solidaria, ni militar ni política, por parte de las presuntas democracias
occidentales ni por parte de la presunta izquierda mundial. Mientras el
imperialismo estadounidense amagaba una intervención -que muy pocos querían-
para acabar imponiendo el desarme químico de la dictadura -en favor de Israel- y
el desarme convencional de los rebeldes, legitimando así a la propia dictadura,
el anti-imperialismo "oficial" sostenía el gobierno de Al-Assad y se hacía
cómplice de sus crímenes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ha pasado que muchos intelectuales y partidos de
izquierda, de manera sabihonda y con escasa sensibilidad ética, han recomendado
a sus referentes en Siria, perseguidos durante años por la dinastía Al-Assad,
que aceptaran el "mal menor" de la dictadura y se sometieran al poder colonial
interno que los estaba matando (cuando no los bombardeaban virtualmente desde
Madrid, Caracas u Ottawa acusándolos de traidores, imperialistas o
mercenarios).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ha pasado que la derecha y la izquierda, a nivel de
gobierno, partidos y medios de comunicación, ha acabado convergiendo, salvo
excepciones, en el mito de la "lucha anti-terrorista" para abandonar o ignorar u
ocultar la resistencia heroica y el dolor inconmensurable de millones de sirios
que quieren paz, libertad y dignidad. Son los sirios los que están luchando
contra el terrorismo, el del régimen y el de Al-Qaeda, ante el silencio
estrepitoso, cuando no la complicidad expresa, de todas las fuerzas y todas las
potencias.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ha pasado, en fin, que, tres años después, dos evidencias
se imponen rotundamente: la de que las posibilidades de autodeterminación para
Siria han disminuido trágicamente en el avispero geopolítico inter-imperialista
y la de que, de todos modos, cualquier esperanza de construcción nacional
democrática, reconciliación y des-yihadización pasa hoy, como en marzo de 2011,
por el derrocamiento de Bachar Al-Assad y de su criminal régimen fascista.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sirvan estas líneas de solidaridad y homenaje a Yassin
Al-Hajj Saleh y a todos los que, como él, siguen luchando por una Siria
soberana, libre, justa, laica, democrática, social. Y a todos los que ya no
luchan porque los han matado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>* Santiago Alba Rico. Filósofo y periodista. Su último
libro publicado es ¿Podemos seguir siendo de izquierdas? (Panfleto en sí menor)
(Pol-len Edicions, Barcelona, 2014).
<HR>
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