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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000
size=5>Correspondencia de Prensa<BR></FONT>boletín informativo - 6 de abril
2014<BR></FONT></STRONG><A href="germain5@chasque.net"><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
title="mailto:germain5@chasque.net CTRL + clic para seguir el vínculo"
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></A><STRONG><FONT
color=#800000 size=5>A l'encontre - La Breche<BR></FONT></STRONG><A
title="http://www.alencontre.org CTRL + clic para seguir el vínculo"
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title="http://www.alencontre.org CTRL + clic para seguir el vínculo"
size=4>www.alencontre.org</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Uruguay<BR><BR>El gasto público en la
educación privada<BR><BR>La mano invisible<BR></FONT></STRONG> <BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Marcos Rey<BR>Brecha, Montevideo,
5/4/2014</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><A
title="http://brecha.com.uy/ CTRL + clic para seguir el vínculo"
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href="http://brecha.com.uy/">http://brecha.com.uy/</A><BR></A></STRONG><BR></DIV>
<DIV align=justify>Universidades y colegios privados uruguayos también se
financian -en parte- a través del gasto público. La subvención estatal a la
enseñanza privada es, como mínimo, más del doble de la que reciben los hogares
más vulnerables a través de la Tarjeta Uruguay Social. Además, a qué centros
privados se destinan algunos fondos públicos se decide, soberanamente, por las
empresas privadas.</FONT></DIV><FONT size=2 face=Arial>
<DIV align=justify><BR>Cuánto gasta el Estado uruguayo en la educación privada
no se sabe con exactitud. No hay estudios ni estimaciones oficiales que calculen
el monto total de la renuncia fiscal, esto es, del conjunto de las exoneraciones
tributarias que se aplican a los centros educativos (desde una academia de
inglés a un costosísimo colegio). Mucho menos se puede discriminar cuánto gasta
el Estado, por ejemplo, en el British Schools, la Universidad Católica o en una
guardería del Cerro, pues no hay datos desagregados ni estudios
sistematizados.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo que sí se sabe es que una parte del financiamiento de
estos centros educativos proviene de dineros que no ingresaron a las arcas
públicas. Las exoneraciones tributarias, de acuerdo a la definición de gasto
público que maneja la unesco, deberían incluirse, en tanto renuncia fiscal, como
gasto público en educación, pues implican una subvención de la educación privada
(véase Brecha, 7-II-14). </DIV>
<DIV align=justify><BR>A su vez estas exoneraciones tienen, según la dgi, un
carácter regresivo en la medida en que benefician a los hogares de mayores
ingresos. Averiguar cuánto gasta el Estado en la educación privada permitiría,
por ejemplo, debatir desde otras coordenadas el presupuesto global de la
educación, comparar lo que le cuesta a la sociedad un estudiante promedio de la
enseñanza privada frente a uno de la pública, (1) o tomar decisiones sobre cómo,
a dónde y por qué se deben direccionar los recursos públicos en materia
educativa.<BR> <BR><STRONG>Gasto invisible</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Los centros educativos privados están exonerados de iva e
irae, según el artículo 69 de la Constitución. Además, no pagan el impuesto al
patrimonio, no realizan aportes patronales (el sistema público, en cambio,
aporta 19,5 por ciento al bps y 5 por ciento al Fonasa), ni pagan tributos
municipales, amén de otros subsidios como el transporte. Calcular todas estas
renuncias fiscales, nada despreciables, es sin embargo una tarea pendiente en
Uruguay.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si sólo se considera lo que el Estado dejó de recaudar
por exoneración de impuestos a la educación privada (iva e irae) se llega, según
la dgi, a 3.221 millones de pesos en 2012 (0,32 por ciento del pib). Esto
equivale casi al gasto total de las Asignaciones Familiares del Plan de Equidad
(0,37 por ciento, según el mides). Y más del doble que el gasto en la Tarjeta
Uruguay Social (0,12 por ciento). Estas cifras interpelan el discurso -de clase-
que se ensaña en cuestionar el asistencialismo a los sectores más vulnerables,
pero rara vez dirige sus críticas a las subvenciones que benefician a los
hogares más ricos. </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3 face=Calibri></FONT><BR>Porque, además, habría
que sumar las exoneraciones de aportes patronales (los datos del bps no están
disponibles al público) y las exoneraciones tributarias a las donaciones de las
empresas privadas. Desde la reforma tributaria (ley 18.083, de 2007) las
empresas que realizan donaciones a instituciones públicas o privadas están
exoneradas del 75 por ciento del pago del impuesto a la renta (irae). Así, de
cada 100 pesos que una empresa dona, por ejemplo, a la Universidad de Montevideo
(um), 75 pesos los pone el Estado.<BR> <BR><STRONG>Donaciones
dirigidas</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Según este régimen las donaciones privadas terminan
direccionando los fondos públicos. Las empresas definen dónde se gasta parte del
presupuesto estatal. En 2012 las empresas resolvieron donar -según consta en la
rendición de cuentas- casi siete veces más a los liceos privados gratuitos
(Impulso y Jubilar) que a la anep, y más del doble a las universidades privadas
que a la Universidad de la República (Udelar). Esto a pesar de que el 84,8 por
ciento de los estudiantes uruguayos asistió, en 2011, a centros públicos
(preescolar a universitarios), y un 15,2 por ciento a privados.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El empresariado, asimismo, decide a qué instituciones
privadas destinar los recursos. A la Universidad Católica (ucudal), por ejemplo,
el Estado le inyectó 18 veces más dinero, guiado por las decisiones de las
empresas, que a la Universidad de la Empresa (ude).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las donaciones, además, se dispararon: pasaron de 1,8
millones de dólares en 2011 a más del triple, unos 6,3 millones, en 2012 (dólar
a 20 pesos). Del porcentaje que le tocó gastar al Estado en 2012 por decisión
del empresariado, 974 mil dólares fueron a parar a cuatro universidades privadas
(ort, um, ude, ucudal) y 427 mil dólares, menos de la mitad, a la Udelar.
Incluso si se sumaran las donaciones destinadas a las fundaciones que apoyan a
la Udelar (422 mil dólares para las fundaciones Ricaldoni, Manuel Pérez y Manuel
Quintela), las privadas igualmente recibieron más dinero.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En 2011 el 95,3 por ciento de las donaciones fue a parar
a la enseñanza privada. No hubo donaciones a la Udelar. De modo que el Estado
gastó 893 mil dólares en las universidades privadas (47,3 por ciento del total),
904 mil en los liceos privados (47,9 por ciento) y 90 mil en otras instituciones
(Pasteur, Caldeyro Barcia, Etchepare e Instituto Psicopedagógico).</DIV>
<DIV align=justify><BR>En 2012, sólo a través de este régimen, el Estado destinó
411 mil dólares en la ucudal, 313 mil en la ort, 227 mil en la um y 23 mil en la
ude. Aportó, guiado por las empresas, 179 mil dólares adicionales en la
educación pública, frente a los 895 mil que inyectó, sólo en un año, en el
Impulso. Es que la anep recibió 239 mil dólares en donaciones, mientras el
Impulso 1,1 millones (el doble que la Udelar, ocho veces más que Aldeas
Infantiles y 120 veces más que el inau; incluso más que la Teletón, la favorita
de los donantes).</DIV>
<DIV align=justify><BR>No obstante, gracias a este régimen el Plan Juntos, por
ejemplo, recibió 121 mil dólares de las empresas en 2012, cifra no despreciable
si se considera la emergencia habitacional (aun cuando 91 mil dólares fueron a
cuenta de las arcas públicas). De no mediar este régimen, podría argumentarse,
ese dinero no hubiera sido inyectado ni por las empresas ni por el Estado. Sin
embargo, argumentaron diversos economistas a Brecha, es el Estado quien debe
resolver cuánto, cómo, por qué y a dónde orientar sus recursos. Una decisión
que, en parte, hoy está en manos de las empresas privadas, aun cuando utilicen
para ello la mano invisible, un poco atrofiada, del
Estado.<BR> <BR> <BR><STRONG><U>Nota</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>1) En la nota "La tentación del voucher" (Brecha, 14-II-14)
se sugirió que la renuncia fiscal en educación privada era del orden del 1,2 por
ciento del pbi, cuando esa cifra correspondería a lo que gastan las familias y
no el Estado. Por tanto, el gasto público promedio por alumno en la enseñanza
privada no sería, como se afirmó, de 3.800 dólares anuales.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>