[Laredviene] RE: Sociedad, emociones y educación universitaria

Celita Eccher celita en icae.org.uy
Vie Jul 23 07:51:49 UYT 2010


Gracias Patricia ;

Muy bueno y siempre es una buena noticia tener gente desde la Academia
trabajando en este tema porque es necesario insistir mucho con esto porque
tiene la etiqueta de poco serio o” boberías.”

Cuanto mas investigación tengamos  menos tiempo costara que esto llegue a
ser un tema tratado en todos lados .Y que necesario que es

Besos

Celita

 

  _____  

De: Patricia Stella Jaramillo Guerra [mailto:pasteja en gmail.com] 
Enviado el: Jueves, 22 de Julio de 2010 07:18 p.m.
Para: IMELDA ARANA SAENZ; Celita Eccher; marcela hernández; Fanny Gómez;
paulina triviño; Paulina Gonzalez; MALU; Malú Valenzuela; Claudia Ferreira;
María Elisa Díaz Díaz; Ana Cristina Pino Cabrera; Maria Isabel Martínez
Garzón
CC: Alicia Canapale Alpino; Hildezia Medeiros; Graciela Rodriguez; Norma
Maldonado; Norma Sanchís; Alma Espino; Nicole Bidegain Ponte; Veronica
Baracat; Hilda García; Florence Thomas; Juanita María Barreto Gama; Sofia
Diaz Jz; María Mercedes Tello Sánchez; Ana Mercedes; Judith Jiménez Rangel;
LAREDVA; null; Cecilia Fernández
Asunto: Fwd: Sociedad, emociones y educación universitaria

 

Queridas amigas todas:

Junto con la maravillosa noticia del logro de la educación no formal para
todos y todas, les comparto este logro de una Colombiana en su doctorado en
España, que significa el posicionamiento de postulados que tanto Imelda como
otras compañeras de REPEM e ICAE, han venido trabajando en los espacios de
educación no formal y que da mayores herramientas para nuevas propuestas.

Abrazos
Patricia

Sociedad, emociones y educación universitaria
Era una mañana lluviosa, con mucho viento, algo de frio y nada de sol que no
presagiaba nada bueno, pero pensar en que una colombiana defendía su tesis
de doctorado, que tenía la posibilidad de asistir a un acto académico poco
frecuente y oír de primera voz a quien investigó sobre la educación, los
educadores y los educandos universitarios en una universidad bogotana,
fueron razones suficientes para saltar de la cama, ponerme el disfraz propio
del acontecimiento y hacerme presente en la sede de San Sebastián de la
Universidad del País Vasco.
La investigadora es Stella Betancourt Guevara, una mujer dinámica y
plenamente comprometida con la docencia universitaria en Colombia, quien
hace ya algo más de cuatro años llegó a esta ciudad conocida por el turismo
y el festival de cine para formarse en el Doctorado de Psicopedagogía. Sus
permanentes ires y venires entre Colombia y España no lograron aminorarla,
como tampoco el frío invierno del norte. 
Afirma que se debe diferenciar entre competencias técnicas y sociales; que
las técnicas implican el dominio de los conocimientos y destrezas
específicos de un determinado campo profesional y que las competencias
sociales incluyen las motivaciones, los valores y la capacidad de relación
en un contexto social determinado. 
Ella en su tesis considera que formar desde las competencias es importante
porque ellas revelan la capacidad del ser humano para adaptarse a las
situaciones cambiantes que debe afrontar y que dicha adaptación se hace
desde diferentes dimensiones diferentes a lo intelectual, como por ejemplo,
lo social, filosófico, moral, emocional, entre otros. Propone que dichas
competencias son fundamentales en la educación porque si educadores y
alumnos las identifican, enriquecerán todos los procesos de relacionamiento
y que esto es indispensable porque el ser humano es un ser relacional. 
Betancourt investigó específicamente sobre las competencias socioemocionales
en la formación universitaria. Asevera que lo hizo porque la educación de
los sentimientos no ha sido tema preferente en la formación universitaria y
además que los maestros nos hemos centrado en las competencias intelectuales
y hemos dejado en un segundo plano la educación de las emociones, la
afectividad y los sentimientos, dando lugar a una desproporcionalidad en los
contenidos curriculares entre lo cognitivo y procedimental con lo emocional.

La doctora Betancourt considera que la educación de los sentimientos no sólo
es función propia de la familia ni una tarea que se añade al quehacer
docente, sino que por el contrario debe formar parte esencial e
insustituible de la formación integral en la universidad.
Una pregunta que cualquier lector se haría es que significa entonces ser
competente. Ella responde, significa actuar de manera resolutiva en ámbitos
generales del aprender. Se aprenden diversas competencias, por ejemplo la de
“El saber”, que se refiere a los conocimientos generales o específicos,
teóricos, especulativos o científico-técnicos; las competencias del “Saber
hacer” que se relaciona con el dominio de los métodos y procedimientos
específicos enlazados con determinados campos sociales y profesionales; las
competencias del “Saber aprender” que se refiere a la capacidad de reciclaje
y formación permanente de las personas, colectivos y organizaciones; y, por
último, las competencias del “Saber estar” que se encadena con las
actitudes, comportamientos y formas de actuar e interactuar en la sociedad. 
En resumen para ser competente es necesario poseer un saber, poder actuar en
consecuencia con este, conocer cómo ampliar dicho saber y saber actuar en la
sociedad desde dicho saber. Ello hace que muchos profesionales no sean
competentes, porque salen de la universidad con una formación, es decir con
un saber, pero no saben actuar a partir de dicho conocimiento y mucho menos
aun logran establecer relaciones afectivas, emocionales y sociales, debido a
que su saber es eminentemente teórico o practico y nada socioemocional.
A la doctora Betancourt le interesan las competencias socioemocionales de la
persona adulta en la universidad porque son pertinentes al desarrollo del
aprender del docente y el estudiante en su proceso de formación. La
importancia de estas competencias el que al poseerlas las personas aprenden
habilidades que los capacitan para entender a otros, comprender lo qué las
motiva para relacionarse entre ellos y comprenderse a sí mismos, pero
igualmente les permiten conocer como esas personas trabajan pero además
aprenden a trabajar cooperativamente en los diferentes ámbitos de dominio en
los que ellos se desenvuelven. 
Para esta investigadora, el hecho de que un maestro o un estudiante posean
estas competencias socioemocionales, les ayuda a aprender a ser, a vivir, a
convivir y a progresar, como también a aprender a aprender. Según ella, un
ser competente socioemocionalmente comprende la importancia de ser
ciudadano, solidario y a convivir en el respeto activo; y en consecuencia,
ese ser aprende, asume y vivencia la importancia del trabajo en equipo, de
la conciencia social, de la empatía primordial, de la negociación y de la
cognición social. 
Ella afirma que esto se logra por medio de estrategias de enseñanza y
aprendizaje entendidas estas como planes de acción que debe ser conscientes
y optimizan los procesos que el ser llevan a cabo para la realización de
actividades, no sólo formativas sino propias de la vida cotidiana. Un
ejemplo importante de aprender las competencias socioemocionales está en el
uso que puede dársele en la resolución de conflictos, la negociación, la
mediación y la diplomacia, entre otros. 
Quien aprende las competencias socioemocionales posee herramientas y
estrategias que una vez formadas se ponen al servicio del ser humano como
instrumentos que apoyan su rol de sujeto sociocultural y relacional propio
de un tiempo, un espacio, una sociedad y una cultura específica. 
La doctora Betancourt es clara en afirmar que la educación del ser humano
debe ser continua, es decir debe ser durante toda la vida debido a que los
seres humanos, la sociedad, la cultura y las relaciones que estos establecen
son cambiantes dado que estas son dinámicas.
Sería importante, opino yo, que en Colombia lográramos darnos cuenta que las
competencias socioemocionales en la formación universitaria son primordiales
si queremos formar jóvenes que sin restar importancia a su formación teórica
y a la experiencia, sean sensibles frente a las comunidades y los individuos
que las conforman y a sus necesidades y posibilidades; sin embargo, también
es importante recalcar que no es posible transformar la educación si no se
logra que las directivas universitarias y los/as docentes asuman un rol
mucho más activo en su formación socioemocional, porque esta es un elemento
primordial para lograr la transformación sociocultural del país.

Por Manuel Velandia
PUBLICADO 07/20/2010 




-- 
Patricia Jaramillo G.
Profesora Asociada
Universidad Nacional de Colombia
pasteja en gmail.com
psjaramillog en unal.edu.co
Fax: (571) 3165238





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