Cuba: fuerzas armadas, poder económico y poder militar [Gustavo Sierra]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Mar 13 05:26:48 GMT+3 2007


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boletín informativo - red solidaria de revistas
Correspondencia de Prensa
Año IV - 13 de marzo 2007 - Redacción: germain5 en chasque.net

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Cuba

El corazón de la economía cubana, en manos de las Fuerzas Armadas 

El níquel y el turismo son la locomotora

El poder militar, un cuerpo monolítico sin fisuras visibles 

Los generales manejan el 30% de las empresas. Y producen más del 60% de las divisas que entran al país. Los empresarios extranjeros aseguran que los militares son muy serios para hacer negocios. Las Fuerzas Armadas Cubanas tienen una gran experiencia de combate. Ahora, sus oficiales se entrenan para administrar empresas.
 
Gustavo Sierra, enviado especial a La Habana
Clarín, Buenos Aires, 12-3-07



Decenas de cubanos y venezolanos juntos en la enorme sala del Palacio de las Convenciones de La Habana pueden producir un griterío que aturde. Pero en el momento en que se vio un movimiento de agentes de seguridad, el lugar quedó abruptamente en silencio. Se produjo una tensión inusual en esta parte del Caribe. Entró Raúl Castro, algo pequeño, con su uniforme marrón militar repleto de insignias y estrellas, y el salón volvió a ser una fiesta. Aplausos, risas, comentarios. Nadie quería perderse la tercera aparición pública del nuevo hombre fuerte de Cuba desde que se anunció la enfermedad de Fidel y menos en una ceremonia con tanto significado político. Se firmaban acuerdos con Venezuela por 1.500 millones de dólares.

Al lado de Raúl, el ministro de Energía venezolano, Rafael Ramírez, y el virtual vicepresidente, Carlos Lage. Luego, todos los otros funcionarios. Como en el Kremlin, aquí los asientos, las posturas y los estados de ánimo se pueden leer como hojas de té en el fondo de la taza. La relación política y económica con Venezuela es de máxima prioridad para Cuba. La isla depende del petróleo de Caracas como por dos décadas dependió del soviético. Esta vez fue un convenio de 355 proyectos y la instalación de once plantas de etanol en Venezuela para las que se va a destinar toda la zafra azucarera. "Sin la ayuda venezolana la economía cubana ya se hubiera caído", dice un economista independiente. El otro punto clave es que de la ceremonia participa el hombre que ha sido ministro de Defensa desde la Revolución de 1959 y decenas de altos oficiales que manejan las empresas del Estado. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) hoy controlan el 30% de las compañías cubanas y producen el 64% de las divisas que entran al país.

Los generales en actividad y algunos retirados dirigen 844 empresas que van desde ingenios azucareros hasta hoteles y de gasolineras hasta acerías. Y se forman en el denominado Grupo de Administración Empresarial que dirige el general Julio Casas Regueiro, el segundo oficial en jerarquía detrás de Raúl Castro. Allí se enseña lo que denominan un sis tema que combina "la organización capitalista con los principios socialistas". Y en el fondo se trata de un sistema de organización basado en los estímulos materiales. Se premian la productividad, la efectividad y el racionalismo. De acuerdo con el coronel Armando Pérez Betancourt, director del Sistema de Perfeccionamiento Empresarial (SPE), que maneja buena parte de las empresas, citado por la prensa cubana, "el principal objetivo es elevar la eficiencia y que ésta se refleje en un crecimiento permanente de las utilidades y los aportes en divisas al Estado".

Y los militares apuntan orgullosos a una estadística oficial recientemente publicada: de las 844 compañías de su sistema apenas el 7% registró pérdidas comparado con el 38% del resto de las empresas estatales. "La verdad es que son los más eficientes. Da gusto hacer tratos con ellos porque lo que prometen lo cumplen. Y si lo comparamos con el resto de las empresas, particularmente en el turismo, son una verdadera maravilla", comenta un empresario español mientras se toma un mojito en el bar del hotel Meliá Cohíba.

No es nueva la participación de los militares en la economía cubana: viene desde el momento de la gran crisis de los años noventa, cuando la Unión Soviética dejó de proveer a la isla con 4.600 millones de dólares al año. En ese momento, el PBI se redujo en más de un 35% al tiempo que el producto básico de exportación cubano que era el azúcar cayó abruptamente en todos los mercados. En 1997 se hizo cargo del Ministerio del Azúcar el general Ulises del Toro, un veterano de la lucha contra la dictadura de Batista y de la guerra de Angola. Se necesitaba disciplina para poner en orden un sector de la economía que dejó sin trabajo a 650.000 personas. 

Todo esto en el contexto de un crecimiento espectacular de la economía. De acuerdo con las cifras oficiales, en 2005 se registró un aumento del 11,8% del PBI y en el 2006, un 12,5%. "Este es un logro aún más sorprendente por alcanzarse en un país que está sometido injustamente desde hace medio siglo al criminal bloqueo de Estados Unidos", asegura el ministro de Economía, José Luis Rodríguez. Pero los técnicos independientes aseguran que esas cifras que suponen el mayor crecimiento económico de América latina, por encima de Argentina y Venezuela, se deben a que se sumaron los servicios médicos y educativos que los cubanos dan dentro y fuera del país a niveles de precios internacionales, cuando en realidad los profesionales los reciben en el devaluado peso cubano. "El crecimiento de Cuba no es nada inventado, no es nada que alguien decretó. Hoy en día no se podría explicar el comportamiento económico del país, como no se pueden explicar los ingresos a la balanza de pagos si no se tienen en cuenta los servicios", explica Alfredo Jam Masso, director de Macroeconomía del Ministerio de Economía y Planificación.

Ese crecimiento tampoco se puede entender sin las 72.000 toneladas al año que se extraen de níquel en Cuba. El valor internacional de este mineral es de 43.000 dólares la tonelada. Como tampoco se pueden comprender sin las inversiones chinas en petróleo y minería. O el turismo, que logró generar las mismas ganancias que alguna vez tuvo el azúcar pero con apenas una tercera parte de empleados. 

Y los trabajadores de estas industrias son los privilegiados de Cuba. Son los que tienen mayor acceso al CUC, la moneda convertible, que los transforma en "los nuevos ricos" cubanos.

La mayor distorsión de la economía está en las dos monedas que circulan en Cuba, la del peso cubano que se cotiza a 25 unidades por dólar, y que es en lo que se pagan todos los salarios y con lo que se pueden comprar los productos básicos; y el peso convertible, que es con lo que se compra todo lo demás y que se cambia a 1,20 dólar por unidad. Es decir que el CUC está al nivel del euro y pone los precios de los servicios cubanos entre los más caros del continente. 

"La única manera de sobrevivir es teniendo un familiar afuera que te envíe dólares (1.200 dólares al año es lo máximo que permite el gobierno de Estados Unidos al medio millón de cubanos residentes en ese país), recibiendo propinas o incentivos en CUC o robando al Estado para venderlo en CUCs", me explica Oscar Espinosa Chepe, un economista independiente. "Y el 60% de la población tiene acceso de una u otra manera a la moneda convertible. El problema lo tiene el otro 40%. Esto ha creado prácticamente dos clases sociales en Cuba", agrega.

Regresando al recinto de las convenciones, ya con Raúl fuera de la sala y los militares más relajados, me pongo a conversar con un oficial. Es un hombre de mediana edad y un rango alto. Asegura que no le disgusta para nada dirigir una empresa. "Ya se acabó lo de la guerra en Angola y esas cosas. Ahora tenemos esta otra tarea que es tan dura como la guerra, pero me siento a gusto. Y te quiero aclarar que no nos estamos haciendo ricos con todo esto, como cree el imperialismo. Ganamos unos 30 dólares (unos 680 pesos) y podrás ver que para irnos a casa tendremos que hacer botella (dedo, autostop)". Pero Orlando, un empleado del lugar que escuchó la conversación, me dijo después que "es verdad que los militares no roban, pero tienen muchos privilegios a los que todos los otros no podemos acceder", y enseguida me ofreció una caja de habanos Cohiba: "Es de los buenos, los consigue un amigo directamente en la fábrica (lo dice con una media sonrisa mentirosa) y se lo puedo dejar muy barato. Cómpreme que necesito unos CUC para mandarle a mi mamá en el campo." 

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El níquel y el turismo son la locomotora

Las exportaciones de níquel y la recepción de turistas arrastraron hacia arriba la economía cubana en los últimos dos años. El mineral aporta cerca de dos millones de dólares por día a los flacos bolsillos de la Revolución. Y si bien no se alcanzó la cifra prevista de 2.500.000 turistas el año pasado, se llegó bastante cerca y entraron 3.000 millones de dólares a las arcas estatales.

El alto precio del níquel, de 43.000 dólares la tonelada, hizo que varias empresas internacionales se interesaran en invertir en esa actividad en la isla. Desde el 2000, el mineral se había convertido en el principal rubro de exportación y en 2006 generó divisas por 2.500 millones de dólares. 

En el 2006 llegaron a la isla 2.200.000 turistas. La mayoría provino de Canadá (604.000 visitantes), luego el Reino Unido y España, y más atrás los de Rusia, México y Argentina. De acuerdo con el Ministerio de Turismo, la actividad emplea directamente a 105.000 personas e indirectamente a otras 210.000. 

El desafío es atraer a al menos el 30 por ciento del total de los 12 millones de turistas que llegan al Caribe cada año. "De los 12 millones, ocho son estadounidenses y tienen dificultades para llegar a Cuba. Nosotros aspiramos a atraer a los otros cuatro millones", explica un funcionario de turismo. 

"Los promotores turísticos nos aconsejan que promocionemos el turismo sexual para aumentar el número de viajeros a nuestro país. Pero eso es lo único que no haremos jamás", dice un operador de una empresa cubano-española de La Habana. 

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El poder militar, un cuerpo monolítico sin fisuras visibles 


Las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) cubanas son un cuerpo monolítico al que no se le ven por ahora fisuras. "Algunos quieren ver una especie de 'golpe militar democrático' que cambie el régimen, pero no entienden que los militares son la esencia del régimen", explica un diplomático con años de experiencia en el laberinto político de la isla.

El poder de los uniformados proviene directamente del Politburó del Partido Comunista. Cinco de sus 19 miembros son generales: Leopoldo Cinras, Ramón Espinosa, Abelardo Colomé, Julio Casas y Ulises Rosales del Toro. Otro general poderoso es Abelardo Colomé Ibarra, el ministro del Interior. Pero el oficial de mayor rango tras los hermanos Castro es el general Alvaro López Miera, un hombre de 62 años (relativamente joven para la nomenclatura cubana) y ocupa el cargo de jefe del Estado Mayor de las FAR. 

Estos hombres tienen bajo su mando trescientos mil soldados profesionales más un millón de hombres y mujeres de las denominadas Milicias de Tropas Territoriales. Y otros 3,5 millones de trabajadores de las Brigadas de Producción y Defensa también reciben entrenamiento militar. Una cifra impresionante para un país que cuenta con 11,3 millones de habitantes.

Las Fuerzas Armadas cubanas son las únicas con experiencia de combate de guerra fuera de su territorio en América Latina y las únicas que salieron victoriosas de dos conflictos: los de Angola y Etiopía. 

"Tienen un armamento un poco obsoleto, pero están muy bien entrenadas, mucho mejor que cualquier ejército del continente, exceptuando Estados Unidos", se explaya el diplomático.

Hasta ahora no han tenido grandes deserciones. La más sonada fue la del general Rafael del Pino, en 1997, que se fue con un avión de combate a Estados Unidos. Era un héroe de la invasión de Bahía de Cochinos en 1961. Y el momento de mayor zozobra lo vivieron los militares en 1989, cuando Fidel Castro mandó fusilar al general Arnaldo Ochoa y a otros dos altos oficiales acusados de corrupción. Ochoa era un muy popular general que había comandado a las tropas cubanas en las guerras africanas. 

El momento más difícil de la Revolución se registró entre 1993 y 1994, cuando la población, ya cansada de las necesidades económicas producidas por la desaparición de la Unión Soviética, se lanzó a protestar en las calles. En agosto del 94 se produjeron los disturbios más violentos, cuando un grupo de jóvenes se congregó espontáneamente en el Malecón de La Habana gritando "libertad" y "abajo Fidel". En ningún momento actuaron las Fuerzas Armadas. Fue el propio Fidel Castro que salió a la calle para enfrentar a los manifestantes y el "trabajo sucio" lo hicieron unas "brigadas de acción rápida" de militantes del partido.

"La represión destruiría la mitología popular que mantiene el sistema; es por esa razón que los militares no van a salir a reprimir", explica un veterano periodista extranjero con más de 30 años de trabajo en la isla. 

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