Colombia: una nueva fase en la degradación de la guerra [León Valencia]

[Ernesto Herrera]

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correspondencia de prensa - boletín solidario  
Agenda Radical
Edición internacional del Colectivo Militante
18 de agosto 2008
Redacción y suscripciones: germain5 en chasque.net

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Colombia

Una nueva fase en la degradación de la guerra

Leon Valencia *


Corporación Nuevo Arco Iris
http://www.nuevoarcoiris.org.co/


Con la utilización del emblema de la Cruz Roja Internacional en la "Operación Jaque", la desaparición del cadáver de Raúl Reyes y el pago de recompensa por la ejecución de Iván Ríos, entramos en una nueva fase de la degradación del conflicto. Ahora el Estado hace estas cosas a la luz pública, las justifica abiertamente y un coro de aduladores del gobierno del presidente Uribe las aplaude. La ciudadanía silenciosa acepta. 

En nuestra patria se ha ensayado toda la barbarie de que es capaz la guerra. Ninguno de los actores armados ha ahorrado en desenfreno y atrocidad. No tengo la más mínima esperanza de que esto cambie. He llegado a la triste conclusión de que día tras día las partes del conflicto incurrieran en más y más actos crueles y degradantes y saltaran con mayor descaro sobre las normas del derecho internacional humanitario. Pero me siento en la obligación de señalar los nuevos pasos en el descenso hacia el abismo, así me lluevan insultos y amenazas de quienes sólo ven los horrores del lado de la insurgencia. 

Sé que es casi imposible obtener un mínimo de comprensión de los lectores sobre la barbarie del Estado. Ya las guerrillas con la atroz práctica del secuestro, con el ataque indiscriminado a la población civil y la ocupación violenta de territorios en todo el país, han creado un ambiente propicio para que el gobierno justifique sus acciones. 

No importa quién empezó. Lo cierto es que se ha confirmado la máxima de que la guerra es un doloroso y macabro juego de espejos donde los contendientes terminan pareciéndose el uno al otro, donde la atrocidad del uno autoriza la del otro y así hasta el infinito olvido de la condición humana. 

Leo a gente inteligente y bien informada señalando que la feliz liberación de Íngrid y sus compañeros de cautiverio validan la utilización de los símbolos de la centenaria institución que el mundo ha reservado para la neutralidad y la atención humanitaria de las víctimas de la guerra. 

Precisamente porque la guerra empuja al ser humano a las acciones más viles, el derecho universal se impuso la tarea de ponerle límites y los plasmó en el Derecho Internacional Humanitario. Por ello mismo forjó una organización equidistante de actores legales e ilegales para aliviar un poco el dolor de quienes sufrían en medio del horror. Es apenas una ventanita abierta en la oscuridad de la confrontación. Utilizar sus símbolos para engañar al enemigo es cerrar esa grieta de luz. Pero aquí les parece una audacia digna de aplauso. 

Como les pareció digno de admiración que el Estado no les entregara el cadáver de Raúl Reyes a sus familiares y que se atreviera enterrarlo a escondidas para ocultar las circunstancias reales de su muerte. O que el gobierno pagara una recompensa a un particular para asesinar a Iván Ríos y para que trajera como evidencia su mano cercenada. 

El argumento para justificar estas acciones no es banal. También estas personas han incurrido mil veces en la barbarie. Pero aún así, ni la comunidad internacional, ni la opinión pública, deberían pasar por alto estas cosas. A nadie, bajo ningún pretexto, le debiéramos permitir que impunemente realice actos bárbaros y menos al Estado. 
Mucha razón tienen los partidarios del gobierno cuando critican a la oposición o a las organizaciones de derechos humanos cuando callan ante las atrocidades de la guerrilla. Pero tendrían mayor autoridad moral para lanzar al aire estas impugnaciones, si alzaran su voz para llamar la atención sobre la utilización de un emblema humanitario, la desaparición de un cadáver o el pago de dinero a un particular por cometer un asesinato. Eso no ocurre y es el signo de que hemos entrado en otra fase de la degradación del conflicto.

* Miembro de la Corporación Arco Iris. 

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