Haití/ la ayuda tarda, feroz lucha por agua y comida [Eleonora Gosman]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Ene 17 07:34:04 UYST 2010


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boletín solidario de información
Correspondencia de Prensa 
17 de enero 2009
Colectivo Militante - Agenda Radical
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Haití

La ayuda tarda y es feroz la lucha por agua y comida

Los víveres enviados desde el exterior se amontonan en el aeropuerto, mientras los haitianos desesperan de hambre. Hay saqueos en la capital y peleas en la calles por alimentos. Afirman que la coordinación internacional está desbordada. 

 
Eleonora Gosman, Puerto Príncipe, enviada especial
Clarín, Buenos Aires, 17-1-09
http://www.clarin.com/


Ayer por la mañana se veían columnas de humo que surgían de huecos profundos dejados por el sismo. Prendían fuego a basura mezclada con cuerpos y restos de ellos. No hay tiempo ya para identificar a las víctimas ni para tratar de rescatar gente con vida. Pasadas 96 horas, las expectativas se reducen a cero, salvo que los sobrevivientes se encuentren prácticamente en la superficie. Y nadie puede prever qué va a pasar los próximos días, cuando la exasperación llegue a un grado extremo, por la increíble ineficacia de coordinación entre los países comprometidos con la ayuda a las víctimas del terremoto del martes.

Ayer, cuarto día de la tragedia que dejó según algunos cálculos más de 140.000 muertos, 250.000 heridos, un millón y medio sin hogar, los alimentos y bebidas continuaban estacionados en los hangares del aeropuerto de esta ciudad, ahora controlado por las fuerzas armadas de EE. UU. En las calles se ve el desamparo: los haitianos tratan de reorganizar sus vidas por sus propios medios y buscan evitar grandes epidemias. La lucha por comer se volvió feroz.

La parálisis de las Naciones Unidas, que debería ejercer un papel de coordinación, explica esto. "Es que estamos en un país decapitado, sin estructuras políticas o gubernamentales en las que nos podamos apoyar para llevar adelante los trabajos de rescate y ayuda", justificó un vocero de la ONU. Ayer llegó Hillary Clinton, la jefa de la diplomacia de EE. UU., y aseguró que no abandonará al país. 

Sin casas y sin alojamientos provisorios que puedan recogerlos, los haitianos que han quedado sin techo y sin familia se juntan en grandes espacios libres para plantar tiendas improvisadas con palos y con sábanas viejas. Se alumbran, como lo han hecho siempre, con velas. Y tratan de cocinar para grupos los alimentos que les restan. La búsqueda de comida se ha vuelto absolutamente prioritaria. Conseguir una latita de Coca cola o una botella de agua mineral es sólo para los ricos o para quienes trabajan para Naciones Unidas y para la Minustah, la misión militar multinacional instalada en 2004. 

Lo que comenzó como un fenómeno de saqueo nocturno, sobre las ruinas de casas y edificios, ayer se convirtió en una batalla campal muy peligrosa encima de las ruinas de un enorme súper que queda en la principal vía. 

Cientos de personas apartaban piedras y hierros a la luz del día para rescatar cajas de alimentos. En ese frenesí por llenar el estómago vacío, varios hombres con grandes machetes trataban de llevarse lo que otros habían encontrado. Hubo algunos policías haitianos que intentaron controlar la situación, pero fueron absolutamente desbordados y se retiraron prudentemente del escenario. 

Entre tanto, cerca del lugar de esas riñas dramáticas, estaba apostado un vehículo blindado estadounidense, con un soldado que dormía en su interior ajeno a los peligros que lo rodeaban. Eso lo vio esta enviada.

A pesar de su poderoso equipamiento, las fuerzas norteamericanas demostraron desconocimiento del terreno. Los militares de la Minustah les habían advertido que no debían arrojarse alimentos desde helicópteros. Esto ya se sabía desde el jueves pasado, cuando desde el Departamento de Defensa insinuaron esa posibilidad. Sin embargo, ayer un helicóptero militar no hizo caso de las advertencias y descargó paquetes desde el aire. Y se produjo un tumulto gigantesco de gente que corría y se pisaba con tal de agarrar algo. Esto ocurrió en un estadio de Puerto Príncipe también destruido por el terremoto pero donde los haitianos emplazaron sus carpas provisionales para poder vivir lejos de las paredes que los pueden aplastar si la Tierra vuelve a temblar. 

Como si fuera poco, ayer se sintió un temible temblor. Esta enviada acababa de llegar al hospital argentino (un verdadero refugio) cuando vio salir corriendo a varios militares con los rostros demudados. "¿Qué sucede?", les preguntó Clarín. "¿Pero no sintió el temblor?", preguntaron asombrados. A ellos se les había desplazado el escritorio y las máquinas saltaron de su lugar. "Fue así como empezó el del martes", explicaron después. Tenían razón: el temblor fue de 4,5 grados de la escala Richter, la réplica más fuerte que se ha sentido desde la tragedia.

El miedo es que estos movimientos de las placas terrestres provoquen nuevas caídas de casas que quedaron parcialmente dañadas o con rajaduras. La Cruz Roja Internacional no duda: "Esto es un gran caos. En todos los barrios hay destrucción, personas errantes que buscan alimentos y ayudas. No hay tiendas organizadas ni lugar donde cocinar con un mínimo de higiene. Ni pensar en encontrar letrinas. Todo es a campo abierto" dijo uno de los responsables de la organización. A cuatro días del terromoto, que mató y destruyó a Haití, el caos sigue. 
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