China en Africa/ ¿qué "cooperación Sur-Sur"? [André Brett]

ernesto herrera germain5 en chasque.net
Dom Nov 21 07:08:39 UYST 2010


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boletín solidario de información
Correspondencia de Prensa 
21 de noviembre 2010
Colectivo Militante - Agenda Radical
Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay
redacción y suscripciones: germain5 en chasque.net

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China en África


¿Qué "cooperación Sur-Sur"?


André Brett
La Breche
http://www.alencontre.org/ 
Traducción de Faustino Eguberri 
Viento Sur
http://www.vientosur.info/



Desde hace una cuarentena de años, la República Popular de China (RPC) está presente en el África subsahariana; y en cada vez más países. Esta "asistencia" ha estado marcada, en un primer momento, por la oferta de construcción de Palacios de congresos y de estadios en condiciones económicas muy favorables o bajo la forma de donaciones.

Además, la RPC manifestaba en los años 1960-1970, un apoyo a los Estados Unidos frente a la URSS en el continente africano, lo que será uno de los elementos que le permitirán recuperar el escaño permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU en 1971, escaño ocupado entonces por Taiwan.

Poco a poco, esta presencia china se ha reforzado. Las visitas recientes de Hu Jintao, el presidente de la RPC a África lo confirman, igual que las reuniones del Foro bilateral de discusión chino-africano (FOCSA).

Taiwan ha perdido en este lapso de tiempo aliados decisivos, como África del Sur (1998) y Senegal (2005). Entre los "socios" más importantes, hoy, de China en África se cuentan África del Sur, Angola, Nigeria, Sudán, Egipto y Argelia. Pero el avance en otros países prosigue, paso a paso.

Se concreta en todos los terrenos. La importación de productos chinos, importados o importados y luego montados en el país, incluso utilizando la falsificación. Invaden el mercado. A menudo escapan a las tasas aduaneras, lo que refuerza el dumping. Productos como ropa interior son importados y/o producidos (Costa de Marfil). Estas importaciones provocan la desaparición de numerosas actividades locales convertidas en "no competitivas",- peor aún, a veces los medicamentos están adulterados y son tóxicos.

Lo esencial de las relaciones comerciales concierne, ciertamente, a las exportaciones de materias primas de los países africanos hacia China. Lo que aumenta la dependencia de los estados africanos hacia la RPC. Esta dependencia está centrada en los hidrocarburos y las materias primas, lo que refuerza el perfil monoexportador de la economía de numerosos países del continente. 

Esta atracción por la tierra, el petróleo (hidrocarburos) o los productos mineros refuerza las iniciativas de las firmas de la RPC en las minas, los trabajos de infraestructuras (carreteras, pantanos, aeropuertos, fábricas diversas, prospección y refinerías, etc.).

Esta presencia china a todos los niveles se manifiesta también bajo la forma de un aumento exponencial de "expatriados chinos". Se habla actualmente de unos 500.000 chinos en África. Algunos autores enuncian la cifra de 750.000 (1). Mientras el número de ciudadanos franceses -recordad la Francia-África colonial- está estimado en unos ¡100.000! Lo que da una idea de las dimensiones. 

Este artículo -fruto de una experiencia personal sobre el terreno- intenta presentar, a partir de un ejemplo concreto, esta implantación de la RPC en un país de África Central. En efecto, he participado, como responsable de una misión de control, en los trabajos de construcción de una fábrica en África Central.

Ayuda o comercio 

El término "cooperación Sur-Sur" hace alusión en la percepción de la opinión pública a una "ayuda al desarrollo". Sin embargo la situación está lejos de corresponder a esta percepción.

En el ejemplo que nos concierne, la operación firmada para la construcción de la fábrica respondía a una demanda del Gobierno local para construir una fábrica; proyecto ya estudiado hace algunos años por una empresa europea. Esta última había concluido pensando que habría una rentabilidad insuficiente de una fábrica así.

La empresa china a cargo de la construcción ha firmado, por su parte, un contrato con el gobierno local para la construcción de dicha fábrica, sin otros motivos que comerciales y/o de implantación en el país, relativamente "nuevo" para la RPC, un país que dispone de ciertas reservas de hidrocarburos. 

Esta operación ha sido realizada si un estudio serio de la posibilidad de realización justificante de la rentabilidad de la inversión, ni estudio medioambiental mínimamente sólido. La operación, tal como concebida por la empresa, apoyada por la embajada de China, está concebida de tal forma que, en la práctica, no da ninguna garantía al gobierno del país. Pretendidamente establecida sobre la base de las condiciones en vigor a escala internacional, se han tomado el cuidado de suprimir todas las cláusulas obligatorias para la empresa china.

Las cláusulas de garantía, normales en tales inversiones, han sido suprimidas. Las normas formalmente en vigor en el país han sido reemplazadas por normas chinas, de las que nadie conoce su contenido exacto. En efecto, no están traducidas ni al francés, lengua oficial del país, ni al inglés. Estas normas son en general menos exigentes que las normas de origen europeo, que supuestamente se aplican en el país en cuestión. Prácticamente la empresa adjudicataria del mercado puede hacer lo que quiera, sin consecuencias molestas para ella en caso de fallo.

Además, la inversión está realizada sobre la base de un préstamo del China Eximbak (Export-Import Bank of China) a una tasa de interés del 8%.

A esto se añade el hecho de que la explotación de la fábrica, durante 5 años, se hará por un consorcio que liga al estado del país concernido con la empresa a cargo de la construcción. Siendo esta fábrica la primera del país en el terreno industrial de que se trata, China se encontrará en posición de fuerza. Lo que se traduce ya en los hechos, puesto que la empresa está negociando una segunda fábrica. 

En el marco de la pretendida "cooperación Sur-Sur", se podía esperar una "negociación honesta" de esta operación. Sin embargo, las prácticas de corrupción en vigor hacen que comisiones, estimadas en el 10% de la operación, alimentarán las cajas personales de los responsables del país, y esto al más alto nivel. Este tipo de operaciones no hace sino reforzar las élites corruptas actuales, objetivo principal de este tipo de inversión cuya utilidad no está demostrada. Y también endeudar al país, y por tanto a la población; a la vez que se aparenta una política eficaz de desarrollo. 

De hecho, para al poder de la RPC, el objetivo de este tipo de inversión, a cargo del estado local, además del pago de los intereses, le permite implantarse en todas las actividades locales y ocupar el terreno en condiciones que parecen mejores y menos restrictivas que las de sus competidores europeos. 

Esta inversión le garantiza rentas complementarias por el suministro de las piezas de recambio y de diferentes entrantes necesarios para el funcionamiento de la fábrica, etc. La presencia a medio plazo de técnicos chinos para la explotación de la fábrica permite además una presencia local perenne de técnicos, lo que consolida la implantación de la RPC y de sus firmas en el país. La figura de "predador" se consolida pues. Y no son las tentativas de países africanos de jugar la competencia entre China e India, en las adjudicaciones, las que van a cambiar esta situación cada vez más sentida; en el peor de los casos esta "figura" y la realidad a la que remite saldrán reforzadas. 

Prácticas "neocoloniales"

La práctica de la empresa, que he podido también constatar en otros trabajos de empresas chinas en otros países del continente, consiste en no emplear prácticamente más que mano de obra importada de China, incluso para ciertos empleos que podrían ser reservados, sin dificultades, a trabajadores de origen local.

Solo los obreros no cualificados son reclutados en el país, es decir alrededor del 25% del total del personal. La mano de obra china vive en la obra y no tiene prácticamente contacto con la población. Vive aislada. Está "gestionada" según las reglamentaciones en vigor en China, es decir: 7 días de trabajo de cada 7, sin vacaciones, a excepción de los cuadros.

La mano de obra local está en principio "gestionada" de conformidad con la reglamentación del trabajo del país huésped, que es raramente respetada en todos sus aspectos. El empleo de mano de obra temporal es sistemático. Esto permite evitar la legislación en beneficio de la empresa: obreros no asegurados, seguridad mal respetada o no respetada en absoluto, salario mínimo inexistente.

Esta práctica está muy mal percibida por la población local que tiene conciencia de que sus derechos están pisoteados y tiene conciencia de una vuelta a "condiciones de trabajo coloniales". Consecuencia: un comienzo de protesta. Es rápidamente anulada con la complicidad de las autoridades locales. Todo esto aumenta los mecanismos de corrupción de los funcionarios locales "útiles" a fin de resolver todos "los problemas" propios a la utilización de esta mano de obra.

En general, los contactos con las poblaciones locales son inexistentes y la empresa hace todo lo posible por prevenirlos. Las consecuencias para las poblaciones que viven en vecindad de la obra son muy reducidas. Se limitan a la compra de algunos productos frescos de subsistencia. Los demás productos -de todo tipo- son importados de China. Sería interesante conocer la parte de las importaciones de los países del continente africano que tiene que ver con el aprovisionamiento de las empresas chinas, bien ya implantadas, bien de las que están efectuando grandes trabajos, y sobre todo su crecimiento durante los últimos diez años. Sin embargo, la oscuridad contable de las operaciones hace que una estadística mínimamente fiable sea imposible.

Conclusión, la empresa china vive y trabaja aislada, las consecuencias positivas para la población local son mínimas, la formación profesional de los obreros locales,que se podría esperar de un proyecto que se supone de cooperación, es inexistente. 

Con estas prácticas, China se asegura con sus precios inferiores a sus concurrentes internacionales un lugar cada vez más importante en la economía del país huésped, y refuerza su posición respecto a las élites locales, únicas beneficiarias directas de este tipo de relaciones. 


Notas

1) Chaponnière J.R. « Un demi-siècle de relations Chine Afrique », in Afrique contemporaine, n° 228, 2009, p. 35-48.

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