Venezuela/ alta tensión [Pablo Pérez]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Oct 5 12:54:52 UYT 2012


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boletín solidario de información
Correspondencia de Prensa
5 de octubre 2012
Colectivo Militante - Agenda Radical
Montevideo - Uruguay
redacción y suscripciones: germain5 en chasque.net

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Venezuela

Alta tensión 


Como originado en un "cuentecillo de brujas" define el diccionario de la Real Academia Española al famoso dicho de "salirse con un domingo 7". Ese es uno de los escenarios que puede presentarse en dos días en Venezuela, donde por primera vez en 14 años el presidente Hugo Chávez, que va por su cuarto mandato al hilo, tiene enfrente a un opositor que amenaza con destronarlo. 


Pablo Pérez 
Brecha, Montevideo, 5-10-2012
http://www.brecha.com.uy/

 
Cambiando la estrategia de los anteriores, y fracasados, contendores del comandante, Henrique Capriles, un abogado de 40 años, adinerado empresario de origen socialcristiano, líder de una alianza de 30 partidos a la que une más el espanto que las coincidencias de fondo, se presentó con un perfil casi que conciliador, dispuesto incluso a rescatar "lo bueno" del chavismo, en especial las políticas de inclusión social. No hay que creer al lobo que se esconde bajo una piel de cordero, ha respondido el oficialismo, que extremó la movilización de los suyos en pos de una victoria que hace algunas semanas aparecía segura y que los últimos sondeos ponen en entredicho. "En Venezuela se juega mucho del futuro de América Latina", ha insistido Chávez.
 
Hugo Chávez atrae a decenas de miles de seguidores enfervorizados en cada acto al que acude desde que el 1 de julio pasado comenzó la campaña para las elecciones presidenciales del domingo. Vestidos con camisetas rojas, el color de la "revolución bolivariana", sus partidarios se lanzan contra el cordón de seguridad que rodea la camioneta descubierta en la que se abre paso el mandatario entre la gente. Algunos gritan su nombre, otros lloran. Muchos le lanzan desde la distancia notas con peticiones personales: necesita un trabajo, una casa, un crédito.

La diferencia con anteriores campañas presidenciales es que el rival de Chávez, Henrique Capriles Radonsky, elegido en unas inéditas primarias por todos los partidos de la oposición reunidos en la llamada Mesa de la Unidad Democrática, despierta un entusiasmo similar entre sus simpatizantes.

Salvo los seguidores de uno y de otro, que se creen (o dicen creer) en ambos casos seguros de su triunfo, la mayoría de los analistas piensan que va a ser una elección cerrada. Es además lo que parecen reflejar las últimas convocatorias de uno y otro en sus actos, que fueron masivas hasta el mismo cierre de la campaña.

Chávez ha centrado su prédica en la necesidad de "seguir profundizando la revolución bolivariana" y "el camino hacia el socialismo del siglo xxi", y en recordar en qué condiciones de desigualdad social estaba el país cuando él asumió el gobierno, hace 14 años; Capriles enfocó su discurso en los problemas cotidianos de los venezolanos y en criticar las "ineficiencias" del gobierno. El sentimiento de inseguridad (la tasa de homicidios se ha elevado a más de 50 por cada 100 mil habitantes), el aumento de la inflación (27,6 por ciento en 2011), los constantes cortes de electricidad, el creciente déficit de vivienda y el desempleo fueron algunas de las críticas constantes en su campaña. Capriles también arremetió contra "el carácter polarizador" de Chávez. "Aquí no hay espacio ni para la división ni para la fractura, ni para el rencor. La época del odio a partir del 7 de octubre queda enterrada en Venezuela", repitió.

Otro punto destacado del programa del candidato opositor fue su promesa de "no regalar ni una gota de petróleo mientras un venezolano se vaya a la cama con hambre". "Que cada país se ocupe de resolver sus problemas", dijo, apuntando fundamentalmente a Cuba, pero también a otros países que reciben crudo caribeño a precio barato, Uruguay entre ellos. "Sería el fin del internacionalismo, de la solidaridad con otras naciones de la gran patria latinoamericana", le respondieron desde el oficialismo.

Autodefinido como "el candidato del progreso", Capriles, un abogado de 40 años, ha sido diputado, alcalde del distrito caraqueño de Baruta y gobernador del estado de Miranda, vecino a la capital y el segundo más poblado del país. Hace seis años estuvo encarcelado durante cuatro meses acusado de haber permitido -cuando era alcalde de Baruta- el asedio de manifestantes contra la embajada cubana durante el golpe de Estado que intentó derrocar a Chávez en 2002, pero fue absuelto. En febrero pasado ganó con holgura unas primarias entre todos los partidos de la oposición, y hoy es apoyado por una treintena de partidos que van desde ex guerrilleros de izquierda hasta la derecha extrema. En 2010, en las legislativas, esa alianza forzó la primera derrota electoral del chavismo.

"A Capriles hay que darle la oportunidad para que haya un cambio. Yo veo el ambiente distinto a anteriores elecciones. Hay más alegría. La gente está con ganas de votar", dice a Brecha Yuraima Nieves, un ama de casa de 38 años, al acudir con su hija pequeña a ver al candidato opositor en Los Teques, capital del estado de Miranda.

"Cambio" es la palabra que más usan los simpatizantes del aspirante opositor, que en estos últimos meses se ha prodigado en las calles para acortar distancias con un Chávez que hasta agosto lo aventajaba en al menos diez puntos en todas las encuestas. Capriles ha llevado a cabo una campaña "a la antigua", con una actividad frenética y de contacto directo con los votantes. En los últimos tres meses asegura haber visitado casi 300 localidades, un promedio de tres al día. Realiza caravanas como las de Chávez, y al igual que éste es recibido como una estrella de rock más que como un político. 

La actividad proselitista de Chávez, de 58 años, ha sido mucho menos intensa y apenas ha entrado en contacto directo con la gente, marcando una enorme diferencia con campañas anteriores. Operado en dos ocasiones en Cuba de un cáncer que le fue detectado el año pasado y del que asegura haberse recuperado completamente -aunque ha mantenido su ubicación y gravedad en completo secreto-, el presidente ha estado relativamente ausente de la campaña, con discursos más breves de lo habitual que han mantenido vivos los rumores sobre su estado real de salud. Sobre el final, sí, revivió aquellos mitines épicos del pasado.

Pese a todo, Chávez conserva un amplio apoyo social, con el que cuenta lograr su tercera reelección consecutiva. Su popularidad debe mucho a las llamadas "misiones", los programas sociales gubernamentales financiados con las divisas provenientes de las exportaciones petroleras y que permiten ofrecer desde servicios de salud hasta becas, pasando por libros escolares, alimentos a precios subsidiados, viviendas de protección oficial y ayudas a la población más pobre, que sigue siendo mucha.

"Las misiones han dado satisfacción y alegría a la gente y han cubierto muchas de las necesidades del pueblo venezolano. Yo tenía cataratas. Hice la consulta en varias clínicas y me cobraban 23 mil bolívares. Si no fuera por las misiones ahora estaría ciego. Aquí pasarán años y seguiremos con Chávez", dice a Brecha en Caracas Omar Rangel, un obrero de 59 años.

Sabedor del arraigo de las misiones, el oficialismo hace hincapié en los planes de la oposición para desmantelarlas en el marco de una agenda oculta de corte neoliberal que incluiría privatizaciones, sobre todo en el sector petrolero (la vaca sagrada de la economía nacional), y el despido de miles de funcionarios. Capriles, que se dice "cómodo" si se lo ubica en una "centroizquierda" tipo Lula (el propio ex presidente brasileño, que ha dado su apoyo explícito a Chávez, lo desmiente), niega esas intenciones e insiste en que las misiones no serán tocadas, aunque sí "reequilibradas" y "despartidizadas". El líder opositor asegura que globalmente las políticas sociales serán mantenidas ("El Estado está para eso", dijo) pero que al mismo tiempo le "devolverá al sector privado" el papel central en "la generación de riqueza" del que el chavismo lo habría "despojado". Los partidarios de Chávez no creen en las intenciones de la oposición de preservar las políticas sociales (según ellos sólo forman parte del camuflaje progresista de que se ha revestido una oposición que no ha perdido su profunda raíz reaccionaria) e insisten en que tras Capriles están los grandes empresarios, los grandes bancos, las petroleras, cuyos intereses fueron afectados en estos últimos 14 años. Un mes atrás el oficialismo exhibió un video en el que se veía a uno de los políticos opositores recibir un abultado fajo de billetes de un empresario. Capriles debió expulsarlo de su campaña.

Encuestas y desgaste 

El presidente venezolano se ha mantenido estable en las encuestas, mientras que su rival ha ido creciendo. Aunque la mayoría de los sondeos de intención de voto dan una victoria a Chávez, sólo algunos lo hacen por una amplia diferencia. En ellos se refleja además un número todavía alto de indecisos o de consultados que omiten sus preferencias, mientras que en otros el margen de diferencia es muy estrecho, tanto a favor de uno como de otro candidato. Por primera vez desde que Chávez -aspirante a un cuarto mandato que duraría hasta 2019- llegó al poder en 1999 aupado por el desprestigio de una dirigencia política ineficiente y corrupta, la oposición cree tener posibilidades reales de derrotar al gobernante actualmente con más años en el poder en América Latina.

El politólogo Ángel Álvarez, profesor de la Universidad Central de Venezuela, piensa que 14 años de gobierno son muchos como para que no exista un desgaste. Él lo atribuye principalmente a dos factores. Por un lado, al equipo de gobierno. A lo largo de los tres períodos no ha habido recambio en la dirigencia del chavismo, "se han repetido exactamente las mismas caras. Los altos niveles de popularidad que el presidente Chávez todavía tiene no se corresponden con los de sus ministros, cuya evaluación es muy mala", dice.

Según Álvarez inciden también en el desgaste "las promesas incumplidas", por ejemplo en materia de obras públicas o de vivienda (véase recuadro), e "ineficacias" manifiestas que han ido erosionando la base de apoyo popular del Ejecutivo. Tras la subida de Capriles en las encuestas, Chávez debió admitir la existencia de "fallas" en la gestión del gobierno, y prometió una "mayor eficiencia" a futuro. "Es comprensible que haya gente inconforme por fallas de nuestro gobierno", dijo, y corregirlas será su prioridad desde el 10 de enero, cuando comience el nuevo sexenio. "Pero el 7 de octubre lo primordial no es que no arreglaron una calle, no llegó la luz, se fue el agua, no conseguí empleo, no me dieron mi casa. Lo que está en juego es mucho más. Nos estamos jugando la vida de la patria y de la justicia social, que no se dará sin revolución." Chávez también llamó a sus seguidores a "no caer en triunfalismos" y a movilizarse el domingo. "Nada está ganado de antemano", insistió.

Cierres

Los mitines de campaña de Chávez son trasmitidos por la televisión pública; los de Capriles, in extenso, por la privada Globovisión, que sólo se ve por cable, aunque en ocasiones han sido interrumpidos por las cadenas nacionales. Chávez ha estado presente en los hogares de los venezolanos casi diariamente con una infinidad de inauguraciones de carreteras, hospitales y fábricas, entregas de viviendas a familias damnificadas, firmas de acuerdos, e incluso la celebración con bombos y platillos del lanzamiento de un satélite nacional (el segundo de Venezuela) desde China.

Los actos de cierre de campaña fueron masivos. En especial el de Chávez, ayer jueves. Decenas de miles de personas vistieron de rojo a Caracas durante todo el día, esperando la aparición del comandante, que debía producirse en la noche. Chávez se mostró mucho más activo en los últimos días que en las semanas anteriores. 

Algunos episodios de violencia se registraron. El más grave de ellos, todavía muy confuso, fue el asesinato a tiros de dos opositores en un altercado en Barinas, estado del oeste del país. Algunos supermercados de la capital vaciaron sus góndolas en los días previos a la elección, previendo algún incidente poselectoral, y varias organizaciones internacionales autorizaron a sus empleados extranjeros a abandonar el país por una temporada. Chávez y Capriles se han acusado mutuamente de "preparar" asonadas y acciones violentas en caso de derrota. El presidente denunció un "plan desestabilizador" de la oposición para desconocer su triunfo, "cantar fraude y llamar a su gente a la calle a la violencia". La oposición respondió con la divulgación de otra hipotética estrategia del gobierno para dar un golpe de mano mediante civiles armados si el 7 de octubre perdiera en las urnas. Pero hay quienes recuerdan que aun con todo lo que se está jugando ahora, hubo campañas electorales en las que la violencia explícita era mayor y la sangre finalmente no llegó al río. Lo que no quita que la del domingo sea una de las consultas de más trascendencia en la historia política reciente de Venezuela. 
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Visto desde Cuba


San Hugo

Si hay un país extranjero para el cual el resultado de la elección del domingo en Venezuela aparece como vital, ese es Cuba. Venezuela no es sólo el principal aliado político del gobierno de la isla, sino también, y de lejos, su principal socio comercial. En 2010, según los últimos datos disponibles, el comercio bilateral superó los 6.000 millones de dólares. Aunque la balanza comercial resultó ampliamente favorable a Caracas (las exportaciones cubanas a Venezuela alcanzaron los 1.600 millones de dólares, las venezolanas a Cuba los 4.300 millones), La Habana obtuvo ventajas considerables en el acceso a un petróleo barato (a Cuba llegan unos 100 mil barriles diarios de crudo venezolano, que cubren el déficit nacional en combustible) y la colocación de productos que a otros países no hubieran podido llegar. Uno y otro gobierno manejan la relación bilateral como "ejemplar de un modelo de cooperación e integración internacionalista". Este 2012 ambos países firmaron una cincuentena de proyectos de cooperación por casi 2.000 millones de dólares, en áreas que van desde la educación hasta la agricultura, y hay en funcionamiento varias empresas binacionales. Una vía de ingresos para Cuba ha sido la cooperación con Venezuela, con unos 40 mil médicos y educadores, en las "misiones" que el gobierno de Chávez ha multiplicado en los barrios pobres de las principales ciudades venezolanas. 

Venezuela es el país al que Cuba vende más "servicios profesionales", un rubro que se ha convertido en el principal generador de divisas: en 2011 la isla captó por esa vía unos 6.000 millones de dólares, contra 2.000 millones por concepto de turismo y 1.100 millones por exportaciones de níquel.

Casi todas esas ventajas -no sólo las petroleras- caerían en caso de una victoria de Henrique Capriles el domingo, una perspectiva de la que en el gobierno cubano no quieren ni oír hablar. Pero tampoco sectores de la disidencia local se inclinarían por una derrota del chavismo. "Habría que prepararse a vivir momentos casi tan difíciles como los que siguieron a la caída de la Unión Soviética hace más de veinte años", comentó a la agencia IPS un redactor de la revista Claridad, ligada a la Iglesia.

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