Venezuela/ una guerra civil de votos [Daniel Gatti]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Abr 13 07:42:30 UYT 2013


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boletín solidario de información
Correspondencia de Prensa
13 de abril 2013
Colectivo Militante - Agenda Radical
Montevideo - Uruguay
redacción y suscripciones: germain5 en chasque.net

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Venezuela

Una guerra civil de votos 
 


Daniel Gatti 
Brecha, Montevideo, 13-4-2013
http://www.brecha.com.uy/


A medida que han ido pasando las semanas y el impacto por la muerte de Hugo Chávez, la ventaja que el candidato oficialista Nicolás Maduro tuvo desde el principio sobre su rival opositor Henrique Capriles se fue reduciendo: llegó a ser de más del 16 por ciento, según el promedio entre los datos comunicados por las cuatro encuestadoras "serias" (las que se situaron dentro del margen de error en las últimas elecciones), y hoy andaría en 10 puntos, por debajo de la distancia que separó a Chávez de Capriles en octubre. De confirmarse el domingo, sería de todas maneras una brecha enorme en cualquier país. El último sondeo conocido hasta ayer jueves era uno de la consultora Datanálisis, cercana a la oposición pero de solvencia reconocida por el oficialismo, que daba al "presidente encargado" Maduro 9,7 puntos de ventaja sobre Capriles (54,8 a 45,1 por ciento respectivamente). El 18 de marzo la misma encuestadora situaba la ventaja del candidato del Partido Socialista Unificado de Venezuela en 14,4 puntos.

La única firma que ha pronosticado por el momento la victoria del líder de la oposición es una manejada por un empresario de origen argentino prácticamente desconocida del gran público. Su encuesta fue muy festejada en el último acto de campaña de Capriles en Caracas, el de mayor concurrencia realizado hasta ahora por la oposición desde el inicio de la era chavista. En el extremo contrario Hinterlaces, considerada cercana al gobierno, anunció dos semanas atrás una victoria de Maduro por 20 puntos de diferencia, y previamente había afirmado que menos de un venezolano sobre tres "tiene una opinión positiva de la oposición".
Así las cosas, los últimos tramos de la campaña han transcurrido en medio de acusaciones cruzadas de que el adversario desconocería el triunfo propio: Capriles dijo que en el cuartel general de "mentira fresca", como llama a Maduro, había preparativos de un fraude "mayúsculo" y de acarreo de votos, mientras que el sucesor designado de Chávez aseguró que personajes ligados a la extrema derecha salvadoreña y a Estados Unidos estaban preparando un escenario de provocaciones a varias bandas: ataques a actos públicos opositores para atribuirlos al oficialismo, manipulaciones del sistema electrónico de votación para sugerir la realización de fraudes, y atentados lisos y llanos antes y después de las elecciones a fin de desestabilizar el país. "Desde que el presidente Chávez llegó al poder no han parado de conspirar. ¿Por qué dejarían de hacerlo ahora? Su máxima conspiración fue cuando intentaron derrocarlo, en 2002. Hasta ahora han fracasado, pero sueñan con que algún día la tortilla se dé vuelta. Ganar en las urnas les resultará, eso sí, casi un imposible", comentó por estos días uno de los asesores de campaña de Maduro a una agencia de prensa. La mayor esperanza electoral de la oposición consiste en apostar a mantener el apoyo logrado en la elección de octubre (45 por ciento) y a que simultáneamente la base chavista no se movilice al grado en que lo hizo seis meses atrás. Capriles ha centrado todas sus baterías en mostrar la incompetencia de Maduro ( "el enchufado mayor", lo ha llamado también), el hecho de que no calza los zapatos de su mentor y que su único argumento de campaña es "invocar la memoria de alguien más grande que él al que necesita ver hasta en los pajaritos que lo rodean", según dijo un dirigente del partido líder de la Mesa de Unidad Democrática, Primero Justicia. Maduro, por su lado, ha insistido en presentar a Capriles como un lobo que se disfraza de cordero, un "fascista" que esconde bajo un discurso supuestamente de pacificación la "prepotencia de quien siempre tuvo el poder y la arrogancia de un burgués caprichosito". "No crean a Capriles cuando les dice que va a respetar las misiones sociales. Es una mentira más de un defensor del gran capital", dijo Adrián Chávez, uno de los hermanos del líder fallecido. 

Para Maduro, escribió esta semana Modesto Guerrero, ex diputado chavista y biógrafo del comandante, hoy residente en Buenos Aires (ver Correspondencia de Prensa del 19-3-2013), la elección del domingo puede significar "la puerta de entrada a dos grandes desafíos. El primero, completar la transición abierta hace casi dos años en paz social, y construir un nuevo sistema político-institucional que reemplace al que se construyó desde 1999 alrededor del líder bolivariano y expiró con él el 5 de marzo a las 4.20 de la tarde. El segundo desafío es completar el proceso revolucionario bolivariano, para blindarlo y convertirlo en irreductible". Óscar Schemel, el director de Hinterlaces, le agrega un tercer desafío: demostrar su propia capacidad de gestión y alejarse progresivamente de la figura del comandante. "Lo que viene después del 14 de abril es una acentuada fatiga por la polarización entre los venezolanos. Ya desde hace años hay cansancio, por los niveles acentuados de polarización y confrontación, pero el gran polarizador era Chávez, el que lograba confrontar, resignificar, recomponer la realidad." A la inflación, dijo el analista en una conferencia, Chávez "la convertía en especulación, a la crisis de la vivienda la convertía en estafa inmobiliaria, a la escasez la convertía en acaparamiento. Esa capacidad de resignificar no la tiene hoy ningún vocero del oficialismo. Es más, el culto a la personalidad, la concentración de la estrategia política y cultural se enfocó tanto en la figura del líder religioso que otro de los retos de la revolución bolivariana va a ser cómo reposicionar la ausencia del presidente Chávez, cómo utilizar la ausencia del presidente Chávez, cómo construir un nuevo liderazgo con atributos propios. En los estudios recientes lo que más se le critica a Nicolás Maduro es que tiende a imitar al presidente Chávez y eso debilita su liderazgo".

Para Capriles, considera por su lado Luis Vicente León, director de Datanálisis, es prácticamente la última oportunidad de jugar en la cancha grande de la política, más allá de su estado, el de Miranda, uno de los pocos que la oposición pudo salvar del tsunami chavista de octubre-diciembre. Capriles ya perdió en el enfrentamiento directo con el comandante; no puede volver a hacerlo con su sucesor, su liderazgo no lo soportaría, dice León.

"El 14 de abril veremos en Venezuela una suerte de 'guerra civil' de votos entre dos sectores sociales enfrentados", resumió a su vez Modesto Guerrero. 
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