Uruguay/ no se avanzó en una alternativa al sindicalismo de negociación [Isabel Koifmann - entrevista]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Lun Oct 7 18:59:03 UYST 2013
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boletín solidario de información
Correspondencia de Prensa
7 de octubre 2013
Colectivo Militante - Agenda Radical
Montevideo - Uruguay
redacción y suscripciones: germain5 en chasque.net
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Uruguay
Entrevista a Isabel Koifmann, del sindicato Ecos (Cooperativa Magisterial), militante de la Tendencia Clasista y Combativa
"No se avanzó en la construcción de una alternativa"
Ernesto Herrera
En Lucha Nº 10, agosto/setiembre 2013
periodicoenlucha.enlucha en gmail.com
- En los últimos meses aumentó el volumen de luchas sindicales. Según el índice que elabora la Universidad Católica, la "conflictividad laboral" fue 66% superior con respecto a 2012. ¿Se trata de un momento -ligado a la Rendición de Cuentas y a los Consejos de Salarios-, o de un ciclo de ascenso en las luchas?
- Creo que no es sumando el número de paros, huelgas, ocupaciones y marchas, que podemos hablar de un ciclo de ascenso. Entiendo por ascenso un proceso de acumulación de fuerzas que, incluso en forma incipiente, va más allá de las plataformas reivindicativas y cuestiona pilares de la dominación capitalista, por ejemplo, la "rentabilidad" empresarial y el rol del Estado. Las movilizaciones actuales, aún alcanzando niveles importantes de combatividad, no plantean eso: se encuadran en la disputa por la "distribución" del ingreso. Seguimos en un plano defensivo, donde el horizonte de "cambio social", emancipatorio, socialista, está ausente del imaginario de la clase trabajadora.
- No habría una dinámica de "radicalización" en un sentido de clase, anticapitalista.
- No. En este momento no hay un proceso de "radicalización de clase". Ni siquiera hubo una respuesta contundente al decreto de servicios esenciales en Salud Pública. Sobraron lo discursos "radicales" y faltó acción. Al otro día, los sindicalistas amigos del gobierno estaban negociando en el Ministerio de Trabajo. Pero la cuestión fundamental para definir la situación es otra. La lucha reivindicativa, con todo el valor que tiene, no pone en riesgo la dominación patronal; ni modifica la relación de fuerzas entre trabajo y capital. Los sindicatos son cada vez más incapaces de asegurar a los trabajadores influencia alguna sobre el proceso de producción; no tienen la capacidad de torcer las decisiones estratégicas en el campo económico, ni en la organización del trabajo. Es decir, los patrones y el gobierno continúan decidiendo cómo se "reparte la riqueza".
Por otra parte, están los factores que alimentan la fragmentación y el corporativismo. Que impiden el desarrollo de una identidad de clase, esa identidad que permite a los asalariados de distintas ramas de actividad decir "tenemos un interés común". La fragmentación, incluso, se promueve desde el PIT-CNT: los trabajadores de supermercados reclaman 15 mil pesos de salario mínimo, mientras que la central pide, de forma general, 10 mil pesos. Igual pasa con el corporativismo, porque favorece la idea del individualismo, que cada uno pelea por lo suyo, incluso si eso lesiona las necesidades y los derechos de otros trabajadores. Basta escuchar las declaraciones de Pablo Cabrera (COFE) cuando justifica el por qué las ambulancias no entran en las "zonas rojas" sin custodia policial. O ver como esta burocracia sindical manejó el conflicto en Salud Pública. Nunca se le ocurrió hacer una asamblea conjunta entre los funcionarios y los usuarios, que en su gran mayoría son personas muy pobres y trabajadores que sufren la precariedad laboral y salarial.
- Uno de los conflictos que marcaron este ciclo de movilizaciones fue el de la enseñanza, no solo por el contenido de su plataforma y la duración, sino por el impacto en la sociedad ¿Cuál es tu opinión del desarrollo y del resultado?
- Fue una lucha muy dura. Si le hacemos caso a las encuestas, las demandas de maestros y profesores contaban con un gran apoyo popular, más del 70%. Es decir, contaban con una legitimidad. Esto es decisivo para cualquier lucha. Pero cuando se hace el balance hay que incluir otros factores. No se obtuvieron las demandas principales de la plataforma; y las organizaciones sindicales no salieron fortalecidas. Por el contrario, durante los paros un porcentaje muy alto de profesores y maestros concurrían a trabajar. En las asambleas más numerosas participaban muy pocos de los trabajadores sindicalizados. En cuanto al impacto en la sociedad o en como las demandas sindicales se vinculan a las aspiraciones y necesidades más generales -en este caso la crisis en la educación-, el resultado tampoco fue favorable. Me acuerdo de la huelga del Magisterio en 1989, fue durísima también; no se consiguieron las reivindicaciones, pero hubo una solidaridad popular activa, apoyos materiales, reuniones con los padres en las escuelas, masivas asambleas barriales, jornadas en la ferias. Cuando se levantó la huelga, más de 50 mil personas acompañaron a la FUM y a ADEMU en una marcha por todo Montevideo. Ahora fue muy distinto. Por lo tanto, no se puede ocultar que fue una derrota gravísima, con derivaciones muy negativas, que afectan al conjunto de la clase trabajadora y, sobre todo, a los sectores con más voluntad de lucha.
- ¿Si tuvieras que definir este momento de las luchas sindicales?
- Que miles de trabajadores salieron a pelear por sus demandas. Que hay experiencias muy interesantes, como las de los trabajadores de tiendas y supermercados, porque vinculan la justicia de sus demandas a la denuncia de las ganancias patronales. Y se lo muestran al público, allí en los supermercados y shoppings. Es el dato más positivo.
Pero la intensidad de las luchas no genera de por sí la necesidad del "cambio social", mucho menos cuando la dirección de estas luchas continúa en manos de los aparatos del PIT-CNT. Que se alternen las figuras (pueden ser Abdala, Reed, Pereira, Olivera, Fuentes o Joselo López) no cambia mayormente la ecuación. El sindicalismo de negociación continúa hegemónico. La realidad muestra que no se fue construyendo una alternativa clasista, esto es, antigubernamental, antiburocrática, antipatronal. El sindicalismo revolucionario no avanzó en este ciclo de luchas, ni en términos de influencia, ni en aspectos básicos como propuestas programáticas y organizativas. Tampoco resolvió el drama de su endémica división.
- Pero en un sindicato de peso, como ADEOM, las corrientes identificadas con las posiciones más combativas son mayoría.
- Es cierto. Para los trabajadores municipales es muy importante. Y para otras luchas populares también, porque ADEOM es un sindicato muy solidario. No obstante, y es una opinión personal, no incide demasiado en la construcción de una alternativa al aparato del PIT-CNT.
- Entonces la situación de la TCC (Tendencia Clasista y Combativa) no se ha modificado pese a darse un aumento de las luchas.
- Evidentemente que no se modificó. La TCC pretende ser un espacio de reflexión y elaboración permanente, intentamos tener iniciativas, solidarizarnos con las luchas, apoyamos todas las movilizaciones; pero desde una situación de extrema debilidad, no solo organizativa, sino, fundamentalmente, estratégica. La fragilidad de los vínculos con ese amplio "mundo del trabajo" agrava las carencias. Por darte unos ejemplos: seguimos sin percibir (o sin entender) que la formación social es mucho más heterogénea; que tanto la pobreza como la precariedad laboral tienen una incidencia decisiva en la fractura de una conciencia de clase; o que hay "nuevos" movimientos sociales -como el que se opone a la megaminería y al puerto de aguas profundas en Rocha-, que expresan demandas, experiencias organizativas y componentes sociales diferentes a las del "movimiento sindical".
En la TCC se alude mucho al "movimiento obrero", pero la mayoría de la clase trabajadora está por fuera de ese "movimiento"; no está afiliada a ningún sindicato y no participa de ninguno de esos "paros generales" que convocan los aparatos burocráticos. No obstante, en este ciclo de luchas, las compañeras y los compañeros estuvieron junto a los trabajadores de base en sus sindicatos y agrupaciones; te diría que la seña combativa de la TCC se mantiene.
- Ecos integra un espacio de sindicatos que no están en el PIT-CNT, que rompieron -tu me corriges si me equivoco-, porque consideran que la central ya no es una herramienta útil para la lucha de la clase trabajadora. ¿Puedes explicar que es la Coordinación Sindical Alternativa (CSA)?
- Efectivamente el sindicato ECOS de la Cooperativa Magisterial, no considera al PIT-CNT una herramienta útil para la defensa de los derechos de los trabajadores. Por las razones que conversamos y por las que expuse en un artículo publicado en el Nº 8 de En Lucha. Aunque el origen de nuestra ruptura se debió a situaciones muy concretas vividas en el sindicato de base y en la federación, donde la dirección del PIT-CNT actuó corporativa y burocráticamente, boicoteando la auto-organización por la base. Hace 4 años que, efectivamente, rompimos con el PIT-CNT; funcionamos como sindicato independiente intentando siempre coordinar con otros núcleos de trabajadores que se encuentran en una situación parecida a la nuestra. Por eso, participamos de la CSA, junto a la Liga Sanitaria, maquinistas de AFE, empleados bancarios (del Banco República), y las cuidadoras del INAU de Fray Bentos que nunca lograron que el PIT-CNT las incluyera con sus reivindicaciones. Es un espacio muy pequeño, que no tiene la pretensión de constituir una estructura sindical orgánica al estilo tradicional. Intentamos socializar las diversas experiencias de lucha, avanzar en ciertas definiciones programáticas, y coordinar acciones con otras fuerzas del espacio clasista y combativo.
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