Gaza/ una agresión para quebrar los cuerpos y las almas del pueblo palestino [Movimiento Por el Socialismo]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Ago 4 12:44:36 UYT 2014


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 4 de agosto 2014

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A l’encontre – La Breche

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Gaza

Una agresión para quebrar los cuerpos y las almas del pueblo palestino

Movimiento Por el Socialismo (MPS) *

A l’encontre-La Breche

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1° Desde el 8 de julio de 2014, la agresión israelí contra el pueblo
palestino –primero en la franja de Gaza, después de Cisjordania– se ha
vuelto cada vez más brutal, mortífera y destructiva. Esto representa un
episodio más en el desarrollo de una política sionista exacerbada del
gobierno del Estado de Israel y de las fuerzas armadas de este Estado,
calificadas de “ejército de defensa”.

Este calificativo reciclado con cinismo pretende obtener una legitimidad,
actualmente, en una historia dramática: la historia de un antisemitismo que
se desencadenó en los siglos XIX y XX en diversos países, entre ellos varias
potencias imperialistas occidentales. Su manifestación extrema fue la
“destrucción de los judíos” por el régimen imperialista alemán de Hitler.
Las empresas industriales y financieras que le prestaron entonces su apoyo
hacen hoy todo lo posible por conseguir que su papel en esta historia caiga
en el olvido. Así, las burguesías imperialistas actuales creen “redimirse”
apoyando al Estado sionista o presentando sus crímenes y sus guerras como
“espiral de violencia entre un Estado en situación de legítima defensa y
unos terroristas”. 

2° Hoy, en una inversión trágica, quienes dominan el Estado de Israel han
puesto en práctica, en el fondo, una política de cerco y expulsión del
pueblo palestino. Durante décadas se ha tejido un estrecho vínculo entre el
imperialismo de EEUU y el Estado de Israel. Para Washington, tanto si
gobiernan los demócratas como los republicanos, disponer del Estado colonial
israelí –que recibe un flujo incesante de medios financieros y militares
procedentes de estructuras estatales y redes privadas– aseguraba la
presencia de un instrumento suplementario en los proyectos estadounidenses
de control de Oriente Medio. 

Desde hace varios años, la influencia regional de EEUU se ha debilitado. A
ello han contribuido varios factores, entre los que aquí podemos señalar los
siguientes:

• El fracaso de la invasión de Irak en 2003, que ha dado lugar al
establecimiento de un gobierno de gánsters, simbolizado en estos momentos
por Nuri al Maliki y el surgimiento de una fuerza yihadista: el pretendido
califato del criminal Abu Bakr al Baghdadi, aliado militarmente con
estructuras surgidas del ejército de Sadam Husein y con diversos jefes
tribales. 

• El fracaso del proyecto de mantenimiento de un Estado dictatorial baasista
en Siria sin la presencia incómoda de Bachar al-Assad. De ahí la negativa
del imperialismo a prestar ayuda militar, en el segundo trimestre de 2011,
al ESL (Ejército Sirio Libre). A resultas de ello, el dictador Bachar
al-Assad –apoyado por la Rusia de Putin, el Irán de Jamenei, el Irak de Al
Maliki y el Hizbolá libanés– ha exterminado a más de 170.000 hombres y
mujeres sirias, condenado al exilio interior y exterior más precario a
millones de habitantes y destruido sistemáticamente ciudades enteras. Bachar
y sus aliados han llevado a cabo numerosas Gazas, cosa que olvidan, bien por
necedad, bien por ceguera sectaria –o bien por una combinación de ambas– las
fuerzas que reclaman su apoyo a “la causa palestina”, cuando el dictador de
Damasco ha matado y condenado al hambre a miles de palestinos del campo de
refugiados de Yarmuk, a las afueras de Damasco. 

• El debilitamiento de la presencia imperialista estadounidense ha
facilitado iniciativas centrífugas de países del Golfo (de Qatar, por
ejemplo) y de Arabia Saudita, uno de cuyos enemigos y rivales no es otro que
Irán. Un Irán con el que, en vista del lugar estratégico que ocupa y del
mercado que representa, el imperialismo negocia bajo el paraguas de las
amenazas contra su potencial armamento nuclear. Un tema que cultiva el
Estado sionista para consolidar un complejo militar-industrial estrechamente
ligado al de EEUU. Y también para cultivar una amenaza calificada de
“enorme” con el fin de que su población cierre fijas en torno a “su
ejército”. 

Los países petroleros, forrados como están de dólares, ya no obedecen
ciegamente a la Casa Blanca, lo que obliga al secretario John Kerry a
multiplicar las idas y venidas en avión, una especie de símbolo de la
coyuntura militar, política y diplomática. Y el Egipto de Sissi, que condena
a muerte a cientos de Hermanos Musulmanes, se convierte en aliado de
Netanyahu y se propone como mediador entre el Estado sionista, las
“fracciones políticas del pueblo palestino”, acompañado por los EEUU de
Obama, que se encargan de las relaciones con Qatar y Turquía. Se trata de
convertir a Gaza en una “franja” todavía más controlada. Ya que su
proclamada reconstrucción deberá situarse bajo el mando de Mahmud Abás y de
sus diversos amos, entre ellos el gobierno israelí. 

• Las revoluciones árabes, con sus trayectorias particulares, han modificado
la relación de sectores enteros de la población con el poder. La
depauperación extrema y las políticas de austeridad en este contexto, la
polarización social cada vez mayor, los enfrentamientos militares, la
represión y la corrupción de los regímenes dictatoriales, la afirmación y
los fracasos de las fuerzas islámicas reaccionarias (Morsi en Egipto), la
falta de credibilidad de las fuerzas nacionalistas tradicionales, la
esperanza del cambio y el desespero que nutre la emigración, todo esto
genera un torbellino que alimenta en su interior el posible resurgir de la
perspectiva: el pueblo quiere otra cosa. Se vio en Gaza antes de la
operación ”Borde protector”: el temor compartido del poder sionista y de la
Autoridad Palestina ante una posible “tercera intifada”. 

3° El gobierno del Estado de Israel pretende en esta situación acentuar una
política encaminada a “exterminar toda resistencia” por parte de la
población palestina. La extrema violencia mortífera de los bombardeos es una
consecuencia de ello, junto con la destrucción por la “cúpula de hierro” de
los misiles lanzados por las estructuras militares de Hamás. Esta
destrucción de los misiles ha de demostrar a la población civil del Estado
de Israel hasta qué punto “los terroristas son impotentes”, mientras que los
misiles, y después los túneles, y mañana alguna otra cosa, deben justificar,
a ojos de la “comunidad internacional”, que el ejército israelí “termine el
trabajo”. Ese “trabajo” camina sobre los rastros de la colonización
permanente de Cisjordania. Este “trabajo” ha allanado el camino a un ascenso
racista no disimulado en Israel. El ministro Avigdor Liberman llama al
boicot contra los comercios árabes israelíes. El periodista israelí Zvi
Schuldiner informa de “mensajes racistas, incluso de tono neonazi, en las
redes sociales de Israel”, así como de ataques físicos de grupos fascistas
israelíes contra los y las militantes del “campo de la paz”. 

“Destruir la resistencia palestina” conduce a la destrucción sistemática de
las infraestructuras, de las escuelas, de las mezquitas (88), de las
explotaciones agrícolas en esta minifranja de Gaza. La imposibilidad de los
barcos de pesca de salir a faenar, la devastación de miles de pequeñas
fábricas y de talleres artesanos son otra de las consecuencias. 

Los obuses de mortero que caen en hospitales, clínicas y centros sanitarios
son la manifestación de esas decisiones encaminadas a mortificar en lo más
profundo al pueblo palestino. Ahora bien, esos obuses siguen, si se puede
decir así, las restricciones organizadas de equipos médicos, de
medicamentos, de sistemas de atención. Asistentes palestinos de Médicos Sin
Fronteras (MSF) ven todos los días a mujeres embarazadas recorrer este
“gueto” bombardeado so riesgo de perder a sus hijos, es decir, el futuro de
un pueblo, mientras que cientos de jóvenes caen muertos y miles resultan
heridos. Las autoridades médicas cifran en 180.000 el número de niños
palestinos que requieren urgentemente medicamentos y cuidados a raíz de los
traumas inimaginables de las guerras repetidas, de los encarcelamientos, de
los lutos repetidos. Este drama ha sido descrito con todo su horror por las
decenas de personalidades del mundo de la medicina que el 23 de julio de
2014 publicaron una emotiva carta abierta en la revista médica de referencia
The Lancet. 

Quebrar la resistencia equivale a quebrar los cuerpos y las almas. El
rechazo de esta destrucción de un pueblo equivale por tanto a la defensa de
valores universales, del mismo modo que el apoyo al insurgente pueblo sirio
que la autocracia de Bachar trata de quebrar. Para quienes están
comprometidos con los derechos del pueblo palestino –tanto si vive en la
llamada Palestina histórica como en los campos de refugiados o en el
exilio–, no hay excepciones en la lucha por garantizar los derechos humanos
fundamentales. Las causas universales excluyen los silencios selectivos. Es
preciso reforzar la campaña BDS (boicot, desinversión y sanciones). Puede
existir con formas distintas frente al régimen del autócrata “elegido” como
todos los dictadores: Bachar el-Assad. 

* Nota de Correspondencia de Prensa: el MPS integra el colectivo que edita A
l’encontre-La Breche. El pronunciamiento que publicamos fue distribuido por
sus militantes en la manifestación de solidaridad con el pueblo palestino,
realizada el 2 de agosto en Berna (Suiza).

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