Colombia/ las víctimas en el centro de la negociación [Katalina Vásquez Guzmán]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Ago 19 00:16:41 UYT 2014


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 19 de agosto 2014

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A l’encontre – La Breche

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Colombia

Las FARC y el gobierno continúan las conversaciones en torno del tema más
polémico

Las víctimas en el centro de la negociación

En La Habana, el rostro de las pérdidas que deja el paso de la guerra se
asoma en la foto de un niño ejecutado por militares y cuelga del cuello de
Luz Marina, su madre. Esta y otros sobrevivientes participan de las jornadas
de Diálogos de Paz.

Katalina Vásquez Guzmán, desde La Habana

Página/12, Buenos Aires, 18-8-2014 

http://www.pagina12.com.ar/

Por desiertos y selvas, capitales y pueblitos, llanuras y fronteras –sin
distinción y hace más de cincuenta años– ha corrido la sangre por la guerra
en Colombia. Los cuerpos del horror han emergido hasta de los ríos del
caluroso Magdalena como entes sin vida que navegan sin identidad ni rumbo;
las gentes aún de pie y respirando se vieron por última vez entre las llamas
del Palacio de Justicia en Bogotá, y las miradas resaltan ahora desesperadas
en las comunas de capitales como Buenaventura o Medellín, que viven todavía
la guerra narco-paramilitar. En La Habana, el rostro de las pérdidas que
deja el paso de la guerra se asoma en la foto de un niño ejecutado por
militares y cuelga del cuello de Luz Marina, la madre sobreviviente,
valiente y hoy amenazada de muerte, que llegó a Cuba como parte del primer
grupo de víctimas que participa de los Diálogos de Paz. Sobre ello –los más
de cinco millones de desplazados, los treinta mil desaparecidos, los
millones de despojados del campo y todos cuantos han sufrido lo peor de
medio siglo de conflicto–, es que se negocia esta semana en la capital de
Cuba.

Guerrilla y gobierno continúan hoy el ciclo 27º de esta negociación en,
quizás, el más tenso y doloroso tema: las víctimas. De cinco puntos, ya se
llegaron a acuerdos sobre tres: tierras, participación política y
narcotráfico. El cuarto toca la piel y el corazón, y cuestiona quiénes son
los responsables de la barbarie, además de los que están en La Habana y, más
allá, incluye las preguntas por quiénes han apoyado desde afuera de Colombia
y quiénes se han beneficiado con este largo conflicto en la puerta de
América latina que hoy se presenta al mundo como la economía emergente más
poderosa de la región.

Cómo hacer justicia con los huérfanos y viudas, cómo hallar a los
desaparecidos, cómo devolver la tierra por décadas arrebatadas a los
campesinos y hoy entregada a las multinacionales, o cómo esclarecer la
verdad de tantos años, tantos horrores y tantos responsables, son las
discusiones que centran esta semana la atención de un país que, como nunca
antes, evoca la paz. Uno de los retos para la mesa de conversación, además
del respeto y la inclusión por todo el universo de víctimas, no sólo las de
la guerrilla, es la puesta en marcha de la Comisión Histórica del conflicto
y sus víctimas, y la subcomisión de cese al fuego que pretende negociar que
se callen las armas para seguir hablando de paz.

Con doce representantes de las víctimas estuvieron reunidos tanto rebeldes
como funcionarios durante el fin de semana, en el primero de cinco
históricos encuentros entre víctimas y los victimarios, incluido el Estado,
que desde sus fuerzas militares y policiales así como entre sus
parlamentarios, ex presidentes y funcionarios de todo nivel, está
involucrado en las más graves violaciones de derechos humanos y nexos con
ejércitos paramilitares. De entre los grupos ilegales, en la mesa de
negociaciones está presente sólo la guerrilla de las FARC. Los paras
negociaron ya con Alvaro Uribe y lograron un máximo de ocho años de prisión
que se cumplen justo en 2014. El Estado, por su parte, es el que más goza de
impunidad. Los reflectores, sin embargo, están puestos en las FARC:
secuestros, extorsiones, masacres están en la mente de los colombianos. Para
esa guerrilla “las víctimas han sido esencialmente sujetos políticos,
militantes activos o simpatizantes, actuando en la política abierta o desde
la clandestinidad, que han buscado organizarse para cambiar el estado de
cosas existente, recurriendo incluso al alzamiento armado, todos ellos y
todas ellas portadores de programas políticos (...). El terror de Estado,
las maquinarias de la destrucción y las técnicas de la muerte, con evidentes
rasgos fascistas, en muchos casos inspirados en las enseñanzas de las
doctrinas contrainsurgentes de la ‘seguridad nacional’ y de combate al
‘enemigo interno’, se han puesto en movimiento para preservar el statu quo y
el régimen de privilegios del que han gozado las clases dominantes a lo
largo de la vida republicana”, según el comunicado leído por el canciller de
las FARC Rodrigo Granda.

Las víctimas de todos los actores, las fatales, suman ya 220 mil, y, en
total, contando desplazamiento, desaparición forzada, violencia sexual y
todas las formas de la crueldad del conflicto, más de seis millones de
personas han sido victimizadas. Así lo reseña la Unidad de Víctimas que hace
unos días señaló a las FARC de ser el mayor victimario. Otros informes
también financiados por el gobierno mismo, como Basta Ya, producido por el
Centro de Memoria Histórica, no arriesgan a estratificar quién ha producido
más o menos víctimas, pero sí quién tiene mayor responsabilidad: el Estado.

La cifra de las víctimas, lamentablemente, aún no se cierra: mientras el
gobierno y la guerrilla más antigua del mundo negocian la paz en La Habana,
cada día siguen muriendo los civiles inocentes en medio de la confrontación,
los mismos rebeldes de las FARC y del Ejército de Liberación Nacional, que
aspira a comenzar también a dialogar continúan su lucha armada con
dinamitación de petroleras, acueductos y ataques a convoyes militares o
puestos de policías. Así fue que murió en Toribío Cauca, por ejemplo,
Alfonso Rodríguez, el hijo de doña Nelly. La mujer y sus canas se asoman al
salón del protocolo de El Laguito empuñando flores blancas, mirando las
cámaras de frente, y es la primera en leer el comunicado en la conferencia
de prensa que ofrecieron las víctimas afirmando que “recibimos como un gesto
de reconocimiento a favor de la paz, la reconciliación y la garantía de los
derechos de las víctimas la invitación a participar de esta jornada
histórica”.

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