Irak/ una pesadilla que ya dura demasiado [Wordpress]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Jul 6 22:16:33 UYT 2014


  _____

Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 6 de julio 2014

 <mailto:germain5 en chasque.net> germain5 en chasque.net

A l’encontre – La Breche

 <http://www.alencontre.org/> www.alencontre.org

  _____

Irak


Una pesadilla que ya dura demasiado


Wordpress.com

 <http://syriafreedomforever.wordpress.com/2014/>
http://syriafreedomforever.wordpress.com/2014/

Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur

Los acontecimientos de estas últimas semanas en Iraq con la toma de Mosul,
segunda ciudad del país, que ha provocado la salida de más de 500.000
personas, y de otras ciudades por una coalición heteróclita de grupos
reaccionarios compuesta principalmente por el Estado Islámico de Iraq y de
Levante (EIIL), exbaasistas y jefes de tribus, son la continuación de la
larga agonía del pueblo iraquí desde 2003 e incluso, desde muchos puntos de
vista, desde antes.

En efecto, hay que recordar que el país vivía bajo la sangrienta dictadura
del clan de Saddam Hussein que había causado la muerte, el exilio y el
encarcelamiento de varias decenas de miles de personas sin olvidar el gaseo
de los kurdos en 1988 en Halabja. Este régimen se erigió sobre un aparato
represivo totalitario, con bases clientelares, tribales y comunitarias, que
no aceptaba ninguna oposición política ni la independencia de los sindicatos
ni tenía nada de nacionalista como dicen algunos.

Sin embargo, la situación catastrófica actual en el país se debe
fundamentalmente a la invasión militar americana y británica de 2003, a sus
políticas hacia el país), a la intervención de los países regionales,
particularmente Irán y Arabia Saudita, que no han dejado de alimentar el
fuego del comunitarismo como medio para hacer avanzar sus intereses…, sin
olvidar las políticas comunitarias y represivas del gobierno Maliki.

Contrariamente a lo que afirman algunos medios y “analistas”, los
acontecimientos actuales en Iraq no son el fruto de un odio ancestral, que
dataría de hace más de 1000 años, entre sunitas y chiítas sino el resultado
evidente de las políticas actuales.

Además de la invasión militar que provocó la muerte de un millón de iraquíes
y el desplazamiento forzado de otros 4 millones, todo ello tras más de 10
años de sanciones inhumanas, en el origen de la debacle actual está la
política de ocupación de los Estados Unidos: represión feroz de toda
oposición política a la ocupación americana, aplicación forzosa de políticas
neoliberales y represión de movimientos sindicales independientes,
destrucción de las instituciones estatales (ejército, administración,
sistema universitario, etc.), puesta en pie, como en Líbano, de un sistema
político basado en el confesionalismo político como base de construcción de
las nuevas administraciones estatales, etc. Este último elemento dará pié
entre 2005 y 2008 a una terrible guerra confesional entre a grupos
extremistas chiítas y sunitas, provocando una media mensual de 3000 muertos.

Al mismo tiempo, Arabia Saudita e Irán apoyan grupos confesionales
extremistas y reaccionarios para favorecer sus propios intereses, de la
misma forma que lo hacen en otros países de la región como Líbano y Siria.

No obstante, el ascenso espectacular el EIIL y de sus aliados a lo largo de
estos últimos meses hay que situarlo en el marco de las políticas
autoritarias y comunitarias del gobierno de Maliki de estos últimos años.

En primer lugar, es necesario recordar las manifestaciones populares que
sacudieron el país a principios del año 2011 en la onda de los
levantamientos populares de la región: el 25 de febrero de 2011 se lanzó un
ciclo semanal -todos los viernes- de protestas bajo el lema de “El Día de la
cólera” en la mayor parte de las grandes ciudades del país. Las
reivindicaciones eran diversas: la lucha contra el paro, que sigue siendo
muy elevado, contra el deterioro o la ausencia de servicios básicoa como la
electricidad, la liberación de las y los presos políticos, la oposición al
conjunto del régimen comunitario instalado por la ocupación
estadounidense... El movimiento estaba compuesto de personalidades de la
sociedad civil, grupos feministas, sindicalistas, etc.

A veces, las concentraciones populares superaron las decenas de miles de
personas y en la ciudad de Mosul, por ejemplo, se convocó una huelga general
que empujó al gobernador local Atheel al-Nujaifi a apoyar las
manifestaciones y a apoyar también la violación del toque de queda impuesto
por el gobierno.

Las manifestaciones populares representaron un desafío serio al gobierno de
Maliki, dimitieron numerosos políticos locales (entre ellos dos en Basora) y
las plazas en las que se desarrollaban las protestas se convirtieron en
lugares de poesía politizada y de espectáculos culturales basados en el rico
patrimonio cultural de Irak.

El gobierno no tardó en reaccionar con una represión sistemática: desde
gases lacrimógenos a fuego real y la puesta en pie de numerosos check
points, forzando a la gente a andar durante horas bajo un sol abrasador para
ir a plazas públicas que normalmente son de fácil acceso. Las fuerzas de
seguridad prohibían igualmente que la gente llevara rotuladores, carteles y
botellas de agua cuando iba a las plazas a manifestarse.

La consolidación política en el seno de la élite dirigente de Irak permitió
sin embargo al primer ministro Nouri al-Maliki cooptar a los políticos
locales disidentes como en Basora a la vez que continuaba la represión del
movimiento popular.

Al mismo tiempo, el gobierno Maliki proseguía con una política cada vez más
comunitaria contra la población sunita. En concreto, se negó a integrar en
el ejército a los Consejos del “despertar sunita” que habían combatido a Al
Qaeda; mantuvo la ley antibaasista puesta en pie tras la invasión americana
contra los antiguos dirigentes cercanos a Saddam Hussein, pero utilizada
sobre todo por el primer ministro iraquí para reprimir a todas las fuerzas
políticas sunitas. Acusaba a importantes políticos de confesión sunita de
apoyar a los terroristas, en lo que constituye un uso habitual de los
regímenes represivos de la región para reprimir toda oposición, tal y como
como se ha podido ver actualmente en Egipto y en Siria. El gobierno de
Maliki ha discriminado también de forma sistemática a los sunitas en el seno
de la administración pública.

Durante el año 2013, el movimiento popular en las regiones de mayoría sunita
llevó a cabo una campaña masiva de resistencia no violenta contra el
gobierno de Maliki y particularmente contra las políticas comunitarias y
autoritarias. En ese período tuvieron lugar manifestaciones y
concentraciones populares de masas reivindicando la liberación de presas y
presos políticos, en particular las miles de mujeres detenidas, más empleos
y mejores servicios públicos y la anulación de la Constitución iraquí. Los y
las manifestantes se oponían sobre todo a las “leyes antiterroristas”
utilizadas por el gobierno iraquí para reprimir a los y las opositores bajo
la acusación de mantener lazos con Al Qaeda o el partido Baas de Saddam. En
esa época, dirigentes iraquíes chiítas del bloque del Consejo Supremo
Islámico de Irak y del bloque de Moqtada al-Sadr, que tenían sus propios
enfrentamientos contra el régimen de Maliki, expresaron su solidaridad con
esas manifestaciones, compuestas en su casi totalidad por iraquíes de
confesión sunita, y comenzaron a organizar sus propias manifestaciones.
Desgraciadamente no se materializó ninguna solidaridad transconfesional ni
interétnica, a pesar de las críticas y la oposición de los grupos kurdos
contra el gobierno de Maliki.

Esta ola de protestas populares fue ahogada en sangre por el gobierno de
Maliki, como lo había hecho con el movimiento del 25 de febrero de 2011
cuando Irak conoció manifestaciones populares por todo el país. Utilizó
también tácticas sacadas directamente de la ocupación americana: destrucción
entera o parcial de barrios, detenciones masivas y tortura. La
intensificación de la represión del gobierno Maliki llevó a una parte de los
y las manifestantes y a determinados grupos a aliarse con el EIIL, que se
opone al régimen iraquí por razones comunitarias, lo que le ha permitido
ganar una importancia creciente en las regiones de mayoría sunita. En las
regiones de mayoría sunita, la población percibe al ejército iraquí,
reconstruido sobre bases comunitarias por el gobierno Maliki y minado por la
corrupción, cada vez más como un ejército de ocupación y, por esta razón,
algunos han visto en su partida una liberación, pero sin considerar a los
recién llegados como liberadores. En efecto, las prácticas del EIIL
(imposición de leyes religiosas reaccionarias, que afectan en particular a
las mujeres, asesinatos comunitarios, autoritarismo, destrucción de objetos
arqueológicos preislámicos, etc.) serán, muy probablemente y en un plazo
corto, objeto de resistencia de las poblaciones locales, como ha ocurrido en
Siria.

Por su parte, Maliki ha utilizado la amenaza comunitaria del EIIL para
empujar a Sadr a organizar manifestaciones de apoyo al Estado iraquí y
solicitar el apoyo del gran ayatolá Sistani, la más alta autoridad religiosa
chiíta de Irak. Maliki ha movilizado igualmente milicias sectarias chiítas
para oponerse al EIIL.

La solución es por supuesto oponerse a las fuerzas reaccionarias yihadistas
del EIIL, aliadas a las exbaasistas, pero también al gobierno Maliki con sus
políticas comunitarias y autoritarias y a las fuerzas reaccionarias que le
sostienen. Esos dos actores se alimentan mutuamente y hay que derrotarles
para poder construir un movimiento popular social y progresista que se
oponga al comunitarismo y permita salir a Irak de una pesadilla que ya dura
demasiado.

  _____







---
Este mensaje no contiene virus ni malware porque la protección de avast! Antivirus está activa.
http://www.avast.com


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20140706/d4ea3264/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa