Argentina/ el kirchnerismo y la represión a la protesta social [Fernando Rosso]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Jul 11 18:55:33 UYT 2014


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 11 de julio 2014

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A l’encontre – La Breche

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Argentina

El kirchnerismo y la protesta social

Fernando Rosso

Alfil, Buenos Aires, 11-7-2014

http://diarioalfil.com.ar/

A veces, una imagen vale más que mil relatos. En la foto están Carlos
Platkowski, abogado de los derechos humanos, y María Victoria Moyano, hija
de desaparecidos y nieta restituida. Frente a ellos, la Gendarmería Nacional
– que responde al mando del Secretario de Seguridad Sergio Berni- dispuesta
a encarar una dura represión. A su espalda, mujeres de trabajadores de Lear
Corporation, miembros de organizaciones sociales y políticas solidarias con
los obreros que reclaman una sola cuestión: no ser dejados en la calle por
la multinacional autopartista que despidió a más de cien empleados, mantiene
suspendidos a otros cientos e impide el ingreso a la fábrica de sus
representantes gremiales elegidos legítimamente. El escenario es la
autopista Panamericana, en la zona norte del Gran Buenos Aires, en la mañana
fría del mismo día en que Alemania trituraba al local en las semifinales de
Brasil 2014.

Dos banderas pretendían ser sostenidos en el corazón triste del kirchnerismo
“puro” o progresista: la bandera del empleo y la no represión a la protesta
social.

El gobierno está cruzando descarada y abiertamente (antes trataba de hacerlo
de manera simulada o “terciarizada”) esos dos límites que se había
autoimpuesto -siempre en términos relativos-, como gobierno de contención y
desvío, nacido de la crisis política y social de principios de la década. La
foto de este martes en la Panamericana (y la de un día antes en la General
Paz, por el conflicto de otras dos empresas en las que se denuncia
vaciamiento: Emfer y Tatsa), combinó en un mismo acto el cruce del su propio
imaginario “Rubicón”: represión a trabajadores que reclaman por sus puestos
de trabajo. Y esto llevado delante de la mano de los peores rostros del
personal de su coalición: la burocracia sindical del gremio mecánico (SMATA)
y su máximo exponente, Ricardo Pignanelli, y la Gendarmería a las órdenes
del inefable Sergio Berni.

Un verdadero trabajo de equipo -con la complicidad del Ministerio de Trabajo
(Carlos Tomada) y la Secretaría de Industria (Débora Giorgi) para garantizar
la violación de todos los derechos laborales y sindicales (con despidos
masivos y ataque a la comisión interna) por parte de una multinacional
norteamericana. Justo en el mismo momento cuando se “enfrenta” retóricamente
a los llamados fondos buitre, mientras se negocia un pago jugosamente
prometedor (para los demandantes) para “normalizar” la relación del país con
el sistema financiero internacional, eufemismo políticamente correcto para
denominar un nuevo ciclo de hipoteca nacional.

El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) emitió un comunicado, luego
de estos actos represivos, donde alertaba sobre un “preocupante
desplazamiento en la política de no represión de la protesta social” y otros
referentes del kirchnerismo bregaron por el “abordaje no violento” de la
misma, entre ellos, algunos medios hasta hoy más que oficialistas (Tiempo
Argentino, 10/07). Ninguno, excepto los “halcones” del propio kirchnerismo,
pudo defender a las fuerzas de seguridad y las escandalosas actuaciones de
estos días.

El gobierno se erige en el “partido del orden” y comienza a tomar fisonomía
concreta el famoso país normal, quiénes deben ser sus beneficiarios y
quiénes los “normalizados”… a palos, balas de goma y gases.

Hay una discordancia de los tiempos entre la apuesta a solucionar la
cuestión de los “fondos buitre” que abra la posibilidad de un nuevo ciclo de
endeudamiento (y una sobrevida más “tranquila” hacia la transición al 2015)
y las necesidades de la hora de una economía en retroceso, que la salida
devaluatoria de enero y el paquete que la acompañó empujó hacia mayores
tendencias recesivas, pérdida de puestos de trabajo y del poder adquisitivo
del salario. Hoy vuelve a la agenda la cuestión del impuesto a las
ganancias, porque la no actualización del mínimo no imponible (y de las
escalas) empieza a afectar otra vez a sectores masivos de los trabajadores.
Porque pese a los “precios cuidados”, tanto en éstos que tienen autorizados
aumentos regulares, como en los otros “descuidados”, la inflación no cede,
aunque no se dispare.

El dilema para el gobierno es que la resolución de lo “macro” (la
posibilidad de nueva deuda) presupone mantener los lineamiento de este
ajuste, y pese a eso no está garantizado que pueda solucionarse en el tiempo
necesario. Dicho en otros términos, el “nuevo orden” es una de las
condiciones de los “inversores”; el método para ponerlo en práctica liquida
los restos del relato y deja por el suelo las dos últimas deshilachadas
banderas que ilusamente algunos se creían “inviolables”.

Lo destacado de la coyuntura es que pese al mundial y la histórica llegada a
la final (después de 24 años), la protesta ocupa la escena y la agenda
pública, hecho que evidencia que el “nacionalismo mundialista” y su
espectáculo encuentra los límites en un malestar general.

“Yo sé que no puedo darte algo más que un par de promesas, no: ticks de la
revolución (…)” afirma el Indio en otro tramo de “Juguetes perdidos”, un
tema que fue apropiado como parte de cierta liturgia del kirchnerismo
progresista. Y las banderas, si quedan, estarán en tu corazón; porque en la
calle están Berni y el teatro anti-disturbio de sus perros dinamita.

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