Francia/ una crisis política abierta [Francois Sabado]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Sep 3 10:53:35 UYT 2014


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 3 de setiembre 2014

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A l’encontre – La Breche

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Francia

¡Es la crisis!

François Sabado *

Viento Sur

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En un contexto europeo de recesión, e incluso de deflación, con una guerra
al Este del continente y el ascenso de las fuerzas de derecha y de la
extrema derecha, Francia constituye un país singular: un país en el que se
combina el ascenso de la extrema derecha de origen fascista y una fuerte
crisis política gubernamental e institucional.

La dimisión del primer ministro Valls cuatro meses después de que formara su
primer gobierno y la formación de un segundo por el propio Valls es una
expresión más de esta crisis política que las instituciones de la V
República se muestran cada vez más incapaces de resolver. La respuesta del
nuevo equipo gubernamental a estas convulsiones es continuar profundizando
su política neoliberal y autoritaria. Se trata de que exista una coherencia
total entre una política de austeridad sin precedentes y la composición de
un equipo gubernamental totalmente liberal en el que destaca el nombramiento
de un dirigente de la banca Rotschild, Emmanuel Macron, como ministro de
economía. Un ministro que afirma, sin ningún complejo, que "la izquierda
clásica es un astro muerto" y que hay que destruir "el área pública"; es
decir, todas las conquistas sociales y servicios públicos que aún
constituyen una garantía para las y los trabajadores. Muchos observadores
políticos, e incluso las y los cargos electos del PS, consideran que el
nombramiento de este banquero como ministro es una provocación.

Un gobierno neoliberal 

Optar por este segundo gobierno Valls constituye una fuga hacia delante en
la aplicación de lo que actualmente se llama una política de "oferta", una
política al servicio de los beneficios capitalistas basada en otorgar cada
vez más ayudas a la patronal y de imponer más austeridad en la perspectiva
de la próxima aprobación de unos presupuestos que giran en torno a las
ayudas otorgadas a las empresas (40 millardos) y la reducción drástica de
los gastos sociales y de las inversiones en los servicios públicos. Medidas
coherentes con la política adoptada por Hollande y la dirección del partido
socialista de aceptar las exigencias de los mercados financieros y el pago
de la deuda y sus intereses. Esta política, que Valls hizo explícita en su
discurso en la Universidad de verano de Medef, fue aplaudida por la
patronal. El nuevo gobierno es la expresión política de la alianza directa
con la patronal en el marco del "pacto de responsabilidad".

Asistimos a una política de austeridad sin precedentes. A diferencia de las
políticas de austeridad implantadas a finales de los años 1970-1980, la
ofensiva neoliberal actual tiene como objetivo destruir lo que queda de las
conquistas sociales arrancadas tras la Segunda Guerra Mundial. En un
contexto de competencia mundial exacerbada ente Estados Unidos, países
emergentes como China y Europa, las clases dominantes europeas y la
burguesía francesa han decidido destruir el "modelo social europeo" o lo que
queda de él. Su objetivo es reducir los salarios entre un 20 y un 30% como
en España o Portugal, que pasa por la congelación o la reducción de salarios
y, también, por la prolongación de la jornada laboral. El actual
ministro-banquero ya ha declarado que se podrían anular los acuerdos que
existen en las empresas en torno a las 35 horas semanales. La agenda social
de la patronal y del gobierno contempla continuar desmantelando la Seguridad
Social, reducir los servicios públicos y cargarse los convenios colectivos y
el código laboral con el fin de priorizar los acuerdos a nivel de empresa.
Hasta ahora, si se compara con los países del sur de Europa, la realidad de
la economía y de la sociedad francesa -6ª potencia económica mundial- han
amortizado la dureza de las contrarreformas, pero las exigencias de la
patronal y la política gubernamental actual indican que se va a dar una
mayor aceleración en las mismas.

Una crisis política abierta

El origen de la crisis hay que situarlo en las modificaciones históricas que
han producido los sucesivos gobiernos a través de la destrucción brutal de
las condiciones de trabajo y de vida de millones de personas. Estas
políticas son ampliamente rechazadas y provocan una crisis de representación
debido a que los partidos tradicionales se han convertidos en la expresión
política de los mercados financieros y de las transnacionales capitalistas.
Aún cuando las instituciones de la V República le permitan seguir gobernando
a Hollande y Valls, éstas instituciones no pueden ocultar la relación de
fuerzas real en el país: la política de Hollande y Valls es minoritaria en
el país, es minoritaria en la izquierda e incluso en el partido socialista.
En estas condiciones, ¿hasta cuando podrá aguantar el presidente?

Recordemos que durante las primarias para las presidenciales de 2012 en el
PS, Valls sólo consiguió el apoyo del 5,63% de votantes. Con lo que siguen a
Hollande su apoyo puede alcanzar el 15 o el 20% en el partido socialista. El
gobierno puede disciplinar al grupo parlamentario echando mano del artículo
49.3 y exigiendo un voto de confianza a su política, pero ¿será suficiente?
Ya no se puede descastar la hipótesis de un gobierno minoritario en la
Asamblea Nacional. A partir de ahí, todas las hipótesis son posibles: desde
un nuevo gobierno socialista hasta la disolución de la Asamblea Nacional. La
amenaza de una disolución puede llevar a los diputados socialistas a
alinearse tras el gobierno, sobre todo teniendo en cuenta que en la
situación actual lo más probable es que unas nuevas elecciones consagren la
victoria de la derecha y de la extrema derecha y generen un proceso de
ruptura en partido socialista. Ahora bien, al mismo tiempo, las y los
electos socialistas saben que Hollande y Valls les llevan directos al
abismo.

La división de la derecha y la presión de la extrema derecha

Hoy en día lo que acecha al país es que el hundimiento del PS abra espacio
al crecimiento de la derecha y del Frente Nacional sobre el trasfondo de un
ascenso del racismo y de todo tipo de ideas reaccionarias. ¿Qué nivel de
votos podría alcanzar el Frente Nacional en unas elecciones anticipadas -que
le vendrían al dedo- o en las previstas para 2017? Es el problema que está
planteado, y que sobredetermina el resto, en el seno de la derecha. Al mismo
tiempo, ¿en qué situación se encontrará la UMP, a punto de estallar debido a
los casos de corrupción y la guerra de liderazgo? El conjunto de estas
cuestiones pueden derivar en reorganizaciones en la derecha, en la que
algunos pueden situarse en la órbita del Frente Nacional y de una derecha
populista y autoritaria y otros en torno a posiciones "centristas",
dispuestos a formar una coalición de unión nacional que vaya desde el PS y
los Verdes al centro derecha… bajo la batuta de la Unión Europea y del
gobierno de coalición alemán (CDU y SPD).

Ahora mismo no estamos en esa situación; fundamentalmente, porque las
instituciones y el modo de representación de la V República impiden la
formación de una coalición de Unión nacional. Además, hay que tener en
cuenta que todas las encuestas muestran que en unas previsibles elecciones
presidenciales no es seguro el candidato del PS logre pasar a la segunda
vuelta. Sólo una división profunda de la derecha podría darle alguna
posibilidad…

El fantasma del estallido y hundimiento del PS

La trayectoria "social-liberal" del partido socialista no es nueva. Su
integración en la cúpula del aparato Estatal y del capital financiero viene
de hace años. Incluso el calificativo "social" de "social liberal"
constituye una exageración. Su proceso de transformación de partido
social-demócrata en un partido "demócrata" a la americana está muy avanzado.
Incluso J-C Camabadélis, secretario del PS, reconoce, a su manera, que "la
identidad del PS se disuelve en la gestión". Pero el coste de estas
transformaciones estructurales en la actual coyuntura de crisis histórica es
tal que provoca tensiones, enfrentamientos, fisuras y fracturas. ¿Quién
puede decir cual será la situación del PS en las semanas o los meses que
vienen? Hasta ahora parecía descartado un proceso semejante al del PASOK,
pero ¿podrán las opciones de Hollande-Valls provocar ese hundimiento? 200
diputados socialistas han firmado un comunicado apoyando al gobierno, pero
son 300 los electos: ¿qué hará el resto?... Por el momento, estas divisiones
no cristalizan en corrientes de izquierda. Ante un posible fracaso de
Hollande-Valls, no se puede descartar que se de una reorganización del
aparato socialista en torno a Martine Aubry o de otros que se presentan como
"más a la izquierda" que la dirección actual. Sin embargo, hasta el
presente, todos ellos han aceptado las políticas de austeridad. Por otra
parte, todos los "contestatarios" que emergen actualmente han apoyado e
incluso participado en el gobierno que adoptó el "pacto de responsabilidad",
ese acuerdo infame con la patronal. Montebourg, exministro de desarrollo
productivo, estuvo a la cabeza de esa política, lo que no impide que ahora
piense que "se han pasado todos los límites". El Partido Socialista de
Cambadélis ha perdido más de 25 000 adherentes en estos dos últimos años. El
debilitamiento del partido constituye, en sí mismo, uno de los elementos de
la situación actual: ¿cuál será la dimensión de sus divisiones internas,
cuál la evolución de unos y otros? ¿Hasta qué punto la situación actual
puede abrir, en las filas de los militantes socialistas y más allá, espacios
de crítica, de debate y de posibilidades para la acción contra la política
de austeridad?

¿Y el Frente de Izquierda?

La actual crisis política gubernamental también corre el riesgo de acelerar
las tensiones y fracturas en el interior del Frente de Izquierda (FdG). La
fórmula inicial del FdG está "caduca". Durante las elecciones municipales
recibió un fuerte batacazo con la opción de los dirigentes del PCF de
aliarse con el PS en las ciudades más importantes. Un PCF que continúa
discutiendo con el PS de cara a posibles alianzas para las próximas
elecciones al Senado. Al PCF le gusta decir que los militantes socialistas
no siguen a su gobierno… al mismo tiempo que continúa discutiendo con la
dirección del PS, la misma que apoya al gobierno Hollande-Valls. En cuanto a
Jean-Luc Mèlenchon, que ha dimitido hace poco de la dirección del PG (Parti
de Gauche) para sentar las bases de un movimiento a favor de la VI
República… alrededor de su candidatura para las elecciones presidenciales de
2017… ¿Cómo pretender luchar por la democracia inspirándose en métodos de
tipo "bonapartista" que pasa de los partidos y rechaza la democracia real de
los de abajo? La crisis de representación política puede darnos sorpresas,
pero aún cuando Chavez jugara un papel progresista contra el imperialismo
americano en condiciones históricas específicas propias de América Latina,
¿puede un proyecto chavista constituir en Europa del siglo XXI una respuesta
a la crisis?

Elementos de una respuesta anticapitalista

En esta brecha abierta entre la realidad del poder y el de las relaciones de
las fuerzas sociales en presencia, las tensiones sociales y políticas se
exacerban y la explosión social y democrática puede darse en no importa qué
momento y sobre cualquier cuestión. Tampoco se pueden descartar
manifestaciones racistas o reaccionarias. Cuando las clases dominantes y los
aparatos tradicionales no pueden resolver los problemas más candentes de la
situación a través de la vía parlamentaria, entonces, es la irrupción de la
juventud, de las clases populares la que está al orden del día. Las
polarizaciones sociales y políticas entre una derecha ultra del tipo "Tea
Party" a la americana y de los movimientos sociales radicales también pueden
constituir uno de los elementos de la situación. ¿Cuáles son, en ese
contexto, las pistas de una respuesta democrática, radical y anticapitalista
a la crisis?

-La cuestión social está en el centro de la situación política. Toda la
política económica y social del gobierno debe ser rechazada, empezando por
el "pacto de responsabilidad" y el presupuesto que pone en marcha los
regalos a la patronal y los ataques contra los servicios públicos y la
Seguridad Social. La crisis es tal (con un paro -más de 5 millones de
personas- y una pobreza que explotan), que lo que está al orden del día no
es un apaño del pacto de solidaridad con el Medef sino un programa de
urgencia al servicio de los trabajadores y trabajadoras y de la mayoría
social: prohibir los despidos, aumentar el SMIC y los salarios, creación
masiva de empleos públicos, defensa de las 35h y reducción del tiempo de
trabajo, defensa de la Seguridad Social, nacionalización de sectores clave
de la economía bajo control de las y los trabajadores, planificación
ecológica, anulación de la deuda ilegítima, ruptura con los tratados
europeos. La crisis es tan profunda que las medidas de medio pelo no pueden
constituir una respuesta duradera. Las exigencias de las clases dominantes
son tan fuertes que la satisfacción de las necesidades sociales elementales
no puede evitar la confrontación con los mercados financieros, la gran
patronal y la Unión Europea y la necesidad de emprender una reorganización
anticapitalista de la economía.

-La crisis política exige también repuestas democráticas radicales. Una vez
más, las instituciones de la V República muestran su carácter
antidemocrático: mientras que la política del gobiernos es minoritaria en el
país, Hollande y el gobierno, concentrando todos los poderes, continúan
imponiéndose. Para desatascar esta crisis política es preciso dar la voz al
pueblo. Ahora bien, la cuestión no está en reemplazar una mayoría por otra
en el marco de las mismas instituciones y continuar con las mismas políticas
de austeridad emprendidas por la derecha o la izquierda tradicional. Por
otra parte, ¿qué sentido tiene la reivindicación de la VI República si se
conservan, como defienden Mèlanchon y los responsables del FdG, la clave de
bóveda de la V República; es decir, la elección del presidente de la
república mediante el sufragio universal? Es necesario un descalabro
institucional, un desmantelamiento de las instituciones de la V República:
acabar con la elección presidencial y con el actual escrutinio mayoritario a
dos vueltas. Más en general, la crisis actual de representación política
exige la ruptura con las actuales instituciones y la apertura de un proceso
constituyente que sitúe en el centro la "democracia real": asambleas
nacional de electos mediante el sufragio universal a nivel comunal, que
decidan todas las cuestiones políticas, sociales y económicas. Los mercados
capitalistas no deben primar más sobre la democracia. Las decisiones han de
ser adoptados por el pueblo y sus representantes, no por los banqueros y los
capitanes de la industria. Es lo que defenderemos los anticapitalistas en
este proceso. Esta nueva democracia también debe estar acompañada de una
representación proporcional de todas las corrientes y posiciones políticas.
Se debe poner en pie un proceso de desprofesionalización de la política. Los
salarios de los electos no deben estar por encima del salario medio del
país. La acumulación de mandatos debe estar excluida. Las y los ciudadanos
deben ser consultados regularmente al nivel al que afecten las decisiones
que se tomen, a través de asambleas o referéndum. En resumen, una democracia
del pueblo, para el pueblo y por el pueblo.

El bloqueo político actual exige que los trabajadores y las clases populares
irrumpan en la escena social y política. Es verdad que los objetivos
sociales y democráticos que defendemos los anticapitalistas exigen otra
relación de fuerzas sociales y políticas, pero se esperan cambios bruscos.
No se debe dejar que la "crítica" de las políticas actuales se circunscriba
a las diversas maniobras parlamentarias o a la derecha y la extrema derecha.
Se debe de expresar en la calle. Nuevas generaciones, como las que surgieron
durante la huelga de la SNCF, muestran que las y los asalariados, cuando se
reúnen las condiciones para luchar, resisten a los ataques gubernamentales y
patronales, aún cuando pueda darse un desfase importante entre la
combatividad y la conciencia política anticapitalista. Las manifestaciones
contra la agresión israelí en Gaza también dan testimonio de la movilización
de un sector de la población de los barrios populares. El último 12 de
abril, una coalición de sindicatos, asociaciones y partidos logró movilizar
decenas de millares de manifestantes contra las políticas de austeridad. Es
preciso señalar que en estas movilizaciones el NPA, junto a otros, jugó un
papel positivo. Ahora es necesario redoblar el esfuerzo en esta vía unitaria
y juntar a todos y todas que quieran oponerse, desde la izquierda, a la
política gubernamental, en base a objetivos y reivindicaciones concretas,
como el rechazado de los presupuestos de Hollande-Valls. Es necesario apoyar
cualquier iniciativa de movilización popular. Pero, una vez más, no se puede
caer en la rutina de buscar combinaciones "más a la izquierda" en el marco
de las políticas de austeridad y de las instituciones actuales. Frente a la
crisis política que desorienta y desmoviliza al pueblo de izquierdas, es
precisa la acción y la discusión común, pero no para situarse al remolque de
ex-ministros que hasta hace poco apoyaban el pacto de responsabilidad. La
eficacia frente a la patronal, la derecha y la extrema derecha se sitúa en
la ruptura con todas las políticas de austeridad y la independencia neta
ante el partido socialista y de todas las fuerzas que se alíen con él.

Es en este marco que se pueden construir los elementos de una alternativa y
de una convergencia anticapitalista. 

* Miembro de la dirección del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA)

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