Brasil/ desafiando la hegemonía lulista [Ruy Braga]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Sep 12 09:26:18 UYT 2014


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 12 de setiembre 2014

germain5 en chasque.net

A l’encontre – La Breche

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Brasil

Desafiando la hegemonía

Ruy Braga *

Correio da Cidadania

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Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa

Si confiamos en las actuales encuestas, Marina Silva tiene buenas chances de
derrotar a Dilma Rousseff en un eventual segundo turno. Una giñada política
de esta magnitud en la escena política no se improvisa. ¿Pero cómo
interpretarla? Hace tiempo, vengo insistiendo que la hegemonía lulista
resulta de la convergencia entre dos formas distintas de consentimiento. Por
un lado, el consentimiento activo de las direcciones de los movimientos
sociales, teniendo a los sindicatos al frente, que se acomodaron al aparato
del Estado y a los fondos de pensión de las empresas estatales. Por otro, el
consentimiento pasivo de las clases subalternas que seducidas por las
políticas públicas redistributivas implementadas por el gobierno federal,
permanecían al lado del Partido de los Trabajadores (PT). Vale siempre
destacar que el adjetivo “pasivo” califica el sustantivo “consentimiento” y
no a los propios subalternos.

En tanto, la actual desaceleración económica, recurrente de la
profundización de la crisis internacional y de la disminución de las
inversiones domésticas, amenaza el régimen hegemónico lulista. Al final, una
economía en compás de espera castiga el mercado de trabajo. Además, el
aumento del endeudamiento de las familias trabajadoras combinado a la
profundización de la precarización del trabajo, amplifica el descontento
popular con el actual modelo de desarrollo. Percibiendo los riesgos
inherentes a la desaceleración de la economía, las clases subalternas
brasileras se colocan en alerta.

Mientras los sectores organizados protagonizan huelgas y el subproletariado
sigue firme con el gobierno, una masa de aproximadamente 45 millones de
ciudadanos formada por jóvenes entre 16 y 33 años y más escolarizada que la
generación anterior, percibiendo un ingreso individual semejante al de los
padres, se desprende de la hegemonía lulista, acercándose a Marina Silva.
Según datos divulgados recientemente por el Instituto Datapopular, siete de
cada diez jóvenes brasileros estudiaron más que su padres, 65% de ellos
trabajan y cuatro en diez trabajan y estudian. Además de eso, en los hogares
donde viven esos jóvenes trabajadores, de cada R$ 100,00 que un padre
inyecta en las finanzas familiares, el hijo pone R$ 96,00. Sin experiencia
política y sindicalmente desorganizados, no es de extrañar que 59% de ellos
crean que el país estaría mejor si no existiesen partidos políticos. (1)
Políticamente

A pesar de reconocer cierto progreso socio-ocupacional en la última década y
media, esa masa se hartó del modelo. Ni Aécio Neves, ni Eduardo Campos
lograron seducirla. En definitiva, ambos son políticos tradicionales, o sea,
totalmente identificados con el sistema partidario criticado por los
jóvenes. ¿Pero qué decir de la líder de una partido que es una “red”, una
mujer que no es “ni de izquierda, ni de derecha”, oriunda de un lugar
olvidado del país, cuya trayectoria de vida es ligada a la preservación
ambiental y que habla todo el tiempo de “nueva política”?.

Marina Silva surfea cómodamente en la onda “cambista”. De golpe, ella
absorbió parte del voto de las clases medias tradicionales animadas con la
posibilidad de derrotar a Dilma Rousseff. De hecho, la encuesta del
Instituto Datafolha que cruzó datos electorales con el perfil político de
los brasileros muestra que, en probable segundo turno contra Dilma, Marina
sería la elegida por los electores de derecha (49% contra 35% de Dilma) y de
centro-derecha (50% contra 38% de la actual presidenta). Según Datafolha,
parte importante de estos electores apoyan a Aécio Neves, el candidato más
asociado a las opiniones derechistas. (2)

A pesar que la presidenta vence a Marina Silva por un buen margen entre los
electores identificados con opiniones a la izquierda (50% a 43%), lo que
llama la atención en esta encuesta es la ventaja obtenida por la
ambientalista entre los electores de centro-izquierda (47% a 45%) y de
centro (48% a 43%). Se trata de prácticamente la mitad del electorado
brasilero (48%) y a pesar de que la encuesta no cruza datos relativos a la
edad, es razonable suponer que esta franja acoja parte considerable de los
45 millones de electores entre 16 y 33 años. En este sentido, al contrario
de lo que afirman los dirigentes petistas, simplemente no hay como concluir
que la mayoría de los jóvenes que simpatizan con Marina Silva voten a la
derecha. (3)

En realidad, aunque desfigurada por el rebajamiento general de un debate
político aprisionado por la polarización PT/PSDB, la aproximación entre la
juventud trabajadora y la candidata ambientalista manifiesta electoralmente
un deseo progresista de cambio social. Se trata de una ilusión, pues,
ciertamente, Marina Silva haría un gobierno más neoliberal que el de Dilma
Rousseff. Sin embargo, el deseo es legítimo y merece respeto. Los jóvenes
trabajadores que viven entre un empleo sin futuro y una facultad privada
nocturna de baja calidad, quieren aquello que el actual sistema político no
es capaz de garantir, esto es, la ampliación de sus derechos sociales.

Ellos presienten el riesgo de retroceso histórico en caso de victoria del
candidato tucano. ¿Al final, no fueron los gobiernos del Partido de la
Socialdemocracia Brasilera (PSDB) que produjeron el desempleo y deterioraron
los servicios públicos? ¿Pero qué decir de una ex militante del Partido
Comunista Revolucionario (PRC), compañera de Chico Mendes, senadora por el
PT, y disidente (recordemos) por la izquierda del lulismo? La ex ministra
del medio ambiente surgió a los ojos de la masa precarizada cómo una
confiable alternativa confiable a la fatiga del lulismo.

Personalmente, considero a Marina Silva como políticamente oportunista,
ideológicamente conservadora y económicamente neoliberal. En suma, una
pésima opción. No obstante, la imagen que estos jóvenes despolitizados -por
más de dos décadas de neoliberalismo y de lulismo-, parecen tener de la
candidata del Partido Socialista Brasilero (PSB) es bien diferente. Ella se
identificó con la pulsión plebeya que anima el ciclo de luchas sociales
inaugurado por las Jornadas de Julio, capitalizando el deseo de progreso
ocupacional enraizado en una ampliación de los derechos ciudadanos. Es una
estela viniendo directamente de la explosión en las calles el año pasado.

Evidentemente, Marina Silva jamás sería capaz de disputar la dirección de
los movimientos sociales con el PT. O sea, el consentimiento activo de las
direcciones permanece intocado. Esto garantiza al gobierno un enorme poder
de reacción. Además, el subproletariado no se apartó un mísero centímetro de
de Dilma Rousseff. O sea, la elección sigue indefinida. Mientras tanto,
Marina Silva diputa con el lulismo, esta es la gran novedad del momento
político actual, el consentimiento pasivo de los subalternos. Es el joven
precariado urbano, esto es, aquella masa precarizada de trabajadores del
sector de servicios acantonada en las periferias de las principales ciudades
brasileras, que puede garantir la victoria de la candidata pesebista.

Finalmente, no debemos olvidar que la amplia mayoría de los millones de
jóvenes que fueron incorporados al mercado de trabajo en la última década,
recibiendo poco más de un salario mínimo, es formada por mujeres no blancas.
La identificación con una candidata mujer, negra, pobre y trabajadora, no es
accidental. En verdad, Marina Silva es un tipo de liderazgo que encaja a la
perfección en los sueños de esta masa en busca de alternativas. Aunque la
frustración popular sea cierta, precisamos reconocer que su eventual
victoria emerge directamente de las contradicciones del actual régimen
hegemónico.

* Ruy Braga es profesor del Departamento de Sociología de la USP y director
del Centro de Estudios de los Derechos de la Ciudadanía (Cenedic) de la
misma institución. Es autor de “A política do precariado. Do populismo a
hegemonía lulista” (Boitempo, Sao Paulo, 2012)

Notas

1) Para más detalles sobre los datos de esta encuesta, ver Alan Rodrigues.
“O que os jovens pensam sobre a política”. Istoé, N° 2336, 3 de setiembre de
2014.

2) Para más detalles, ver Ricardo Mendonça. “Centro-direita sustenta
liderança de Marina no 2º. Turno, diz Datafolha”. Folha de Sao Paulo, 7 de
setiembre de 2014.

3) Ver Valter Pomar. “Quem não sabe contra quem luta não pode vencer”. Blog
de Valter Pomar. Setiembre de 2014.

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