Bosnia/ ahora habla el pueblo [Tijana Okic - entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Sep 26 11:58:41 UYT 2014


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 26 de setiembre 2014

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A l’encontre – La Breche

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Bosnia

Entrevista a Tijana Okic, militante del movimiento social y de la izquierda
bosnia, profesora de la facultad de filosofía de Sarajevo

Ahora habla el pueblo

Henri Wilno

Nuevo Partido Anticapitalista (NPA), Francia

http://www.npa2009.org/

Traducción de Viento Sur

-Los medios occidentales no suelen describir la realidad de la situación en
tu país. ¿Cómo la definirías a grandes rasgos?

Bosnia-Herzegovina es en el fondo un protectorado de la comunidad
internacional, uno de los países más pobres de Europa y de los Balcanes. La
tasa de paro es superior al 40% desde hace 20 años, con una proporción
todavía mayor de “economía sumergida”. La situación social y económica es
resultado de varios factores. En primer lugar, de la devastación y de la
división total causadas por la guerra. En segundo lugar, la
desindustrialización del país, la destrucción del sistema económico,
educativo y sanitario y, sobre todo, la consecuencia de las privatizaciones
ilegales amparadas en el cambio del régimen de propiedad tras la disolución
de Yugoslavia Bosnia-Herzegovina. Finalmente, los gobiernos corruptos que
han sido patrocinados y apoyados sistemáticamente por las políticas y los
portavoces europeos. El país quedó dividido en función de las demarcaciones
étnicas.

Estos factores son sistémicos y no deben considerarse problemas o procesos
diferenciados, debido a que Bosnia-Herzegovina, al igual que la periferia
capitalista, es un ejemplo perfecto de la dominación neocolonial y de las
políticas occidentales neoimperiales. Esto nos muestra una vez más cómo las
reformas y la intrusión del mercado neoliberal destruyen sistemáticamente un
país y una sociedad. El país depende absolutamente de los capitales
extranjeros, de los préstamos y créditos del FMI y del Banco Mundial. Los
ciudadanos de Bosnia-Herzegovina son esclavos contemporáneos de esas
instituciones y de las políticas que imponen, de las que se deriva una deuda
ilegítima.

-¿Qué se puede decir de las instituciones políticas?

Bosnia-Herzegovina se halla en un “estado de crisis permanente” desde hace
veinte años. Las políticas nacionalistas de Croacia y Serbia, que pretendían
dividir el territorio de Bosnia-Herzegovina en beneficio propio durante la
guerra, siguen teniendo repercusiones institucionales hoy en día. La crisis
de legitimidad y de la representación política no es nueva. En el contexto
específico de Bosnia-Herzegovina, esto significa que las instituciones
políticas están sometidas a las reglas, leyes y restricciones impuestas por
el acuerdo de paz de Dayton/1. Este acuerdo dio lugar a la constitución de
un aparato burocrático y administrativo enorme, creado para dividir el país.
También es preciso seguir estando “bien vistos” por las instituciones
internacionales y las grandes potencias, de manera que se mantenga el flujo
de capitales (préstamos, ayuda, inversiones). Para ello hay que sostener a
los gobiernos de los partidos nacionalistas, de una burguesía compradora y
de las “elites” de nueva creación en este marco.

Asistimos por tanto a una deslegitimación total de la representación
política y de una seudodemocracia en que los ciudadanos y sus opiniones y
necesidades han sido ninguneadas sistemáticamente y reducidas al silencio
con el fin de restaurar el capitalismo y sus relaciones de producción.

-La guerra tuvo consecuencias que siguen pesando. Hoy en día, los distintos
pueblos de Bosnia se enfrentan a las políticas neoliberales. ¿Acaso las
cuestiones nacionales condicionan todavía todo lo demás o existen ciertas
formas de acción comunes, aunque sea de manera muy limitada?

Por desgracia, las cuestiones nacionales siguen siendo centrales en la
Bosnia-Herzegovina actual, dividida desde la “paz de Dayton” con todas sus
normas y leyes impuestas. Lo mismo sucedió cuando se produjo el fin de
Yugoslavia (con las respectivas diferencias, desde luego). Sin embargo, tras
la gran oleada de manifestaciones de febrero de este año se han puesto en
marcha cambios significativos, lo que viene a confirmar que las elites
etnonacionalistas ya no tienen el poder que tenían antes. La retórica
nacionalista está perdiendo poco a poco su posición privilegiada en la
sociedad. Han aparecido ciertas formas de solidaridad y de lucha común. Como
decía Mao, “por fin hay algo bajo el cielo”... Es crucial escuchar las voces
del pueblo después de más de dos décadas de divisiones étnicas impuestas, y
este es sin duda uno de los acontecimientos más importantes de la historia
de la Bosnia-Herzegovina de posguerra.

Una cosa está clara: aunque los acontecimientos de febrero no hayan cambiado
mucho la política oficial, la gente, el pueblo, ha empezado a organizarse en
torno a ideas y cuestiones comunes. Han aparecido nuevas iniciativas,
tendencias y movimientos y ya veremos adónde nos lleva todo esto, porque en
Bosnia-Herzegovina también tenemos un año de elecciones. Creo que vamos a
asistir a una nueva oleada de protestas y a la aparición de nuevos
movimientos y corrientes en la acción, pero es imposible prever el futuro.
La lucha continuará hasta que todo el mundo se dé cuenta de que los partidos
políticos que nos gobiernan ahora no son nuestros representantes legítimos,
hasta que lleguemos a comprender la política como un esfuerzo colectivo por
tomar decisiones comunes.

-Tú participas en el intento de construcción de una verdadera organización
de izquierda en Bosnia. ¿Cuáles crees que son los principales obstáculos?
¿Qué perspectivas hay?

En lo que se refiere a la construcción de una organización de izquierda
importante, el problema principal radica en la falta de educación política,
de personas dispuestas a comprometerse y sin duda en el hecho de que los
últimos veinte años han venido marcados por la designación de todo lo
relacionado con la izquierda como “restos” del socialismo... El socialismo
se concibe como algo tenebroso, algo que forma parte de nuestro pasado
remoto y que hay que olvidar y rechazar como si jamás hubiera ocurrido. La
política oficial, es decir, las elites nacionalistas, han llevado a cabo un
enorme trabajo de revisión de nuestra historia y de supresión de nuestro
pasado común socialista. Por tanto, es necesario romper con ese revisionismo
histórico.

También haría falta que la izquierda se librara de su posición defensiva
frente a la intrusión de las políticas neoliberales, a las reformas de
mercado y a la reforma del mercado de trabajo. Hay que reunir al máximo
número de personas en torno a las ideas comunes y a la lucha; una lucha que
se enfrente tanto a las tendencias imperialistas (USA, Rusia, UE) como a la
intrusión de capitales árabes y turcos y a la imposición de las reformas
neoliberales, que no son sino las consecuencias directas de este proyecto
capitalista. Los problemas a que nos enfrentamos remiten a varias
cuestiones: ¿cómo reconstruir el tejido social? ¿Cómo organizarse para la
lucha con ciertos procedimientos de democracia directa en la toma de
decisiones políticas? Para ser capaces de organizar la izquierda de un modo
significativo habremos de abordar resueltamente la cuestión de nuestro
pasado socialista y común y examinar los buenos ejemplos que pueda
ofrecernos.

Hace falta elevar nuestra conciencia común, abrir el espacio de la esperanza
y cerrar el del desespero que hemos tenido a lo largo de los últimos veinte
años. Hay que abrir el espacio público abordando los problemas locales, las
iniciativas locales, trabajando en la comunidad y con la comunidad, en todas
las formas de organización conjunta, y organizando luchas que permitan
reforzar la conciencia de que todos compartimos los mismos problemas, las
mismas condiciones materiales de la vida. Que somos la única fuerza capaz de
actuar directamente y de comenzar a hacer “nuestra propia historia”.

Nota

1/ Los acuerdos de Dayton, suscritos el 14 de diciembre de 1995, pusieron
fin a los combates en Bosnia-Herzegovina. Establecen una partición casi
igual entre una Federación de Bosnia y Herzegovina (croato-bosniaca) y una
República Serbia de Bosnia. El sistema de gobierno instaurado otorga de
hecho el poder a los tres partidos nacionalistas y somete el país a la
tutela internacional.

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