Brasil/ los flancos abiertos de Marina, blancos móviles para las baterias lulistas [Bruno Lima Rocha]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Vie Sep 26 11:59:44 UYT 2014
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Correspondencia de Prensa
boletín informativo – 26 de setiembre 2014
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A l’encontre – La Breche
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Brasil
Los flancos abiertos de Marina Silva son blancos móviles para las baterías
del lulismo original
Bruno Lima Rocha *
Barómetro Internacional
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En la recta final de la primera vuelta de las elecciones presidenciales
brasileñas, faltando menos de veinte días para el pleito, parece que
finalmente hubo un ajuste en la estrategia de campaña del partido de
gobierno (PT) y en la defensa del mandato de la presidente Dilma Rousseff.
Como habíamos dicho anteriormente, el peor de los mundos para la situación
sería una versión del lulismo más potable para los operadores mediáticos y
con libre tráfico para los agentes con poder de veto. Tal producto del
marketing político es la ex-ministra del Medioambiente, Marina Silva. Y su
mayor virtud publicitaria termina por volverse el blanco visible y concreto
de los ex-correligionarios petistas.
No se puede hacer un análisis serio teniendo en cuenta los índices de
campaña electoral; pero, como los staffs de los candidatos así lo hacen,
estamos obligados a reconocer esta variable. El PT comenzó a combatir a su
ex correligionaria exponiendo sus contradicciones y su doble discurso. Este
mismo partido, ungido por Lula en la época que estaba bajo la dirección
política de José Dirceu y José Genoino (los dos están presos por corrupción
activa), operó alianzas heterodoxas para formar mayoría en el Congreso y
asegurar la gobernabilidad por dentro y por fuera. Si Marina tampoco tuviera
alianzas heterodoxas en su proyección de imagen pública, podría explorar tal
hecho por la coligación liderada por Dilma y Michel Tema (PMDB), pero no lo
hace. Al afirmar que “va a gobernar con los mejores” y “no tiene lados”,
sólo el “bien común de todos los brasileños” independiente de sus posiciones
en la pirámide social Marina ejecuta un discurso vacío, con fuerte
llamamiento publicitario, pero con posibilidades de vuelo limitado.
Bastó que sus aliados electorales salieran al campo, como el pastor Silas
Malafaia para que Marina aumentara el rechazo y la inseguridad del
electorado. El tele-evangelista, líder nacional de la Iglesia Neopentecostal
Asamblea de Dios, es portavoz de un capitalismo de tipo neoliberal, con
discursos micropolíticos conservadores y puede ser tachado fácilmente de
incitar al odio homofóbico y de ese modo reforzar la violencia contra toda
la población LGBT. Estos sermones se enfrentan a la estructura mediática que
apoya a Marina, como por ejemplo se ve en los enredos de las telenovelas de
Rede Globo TV. Aunque de forma estereotipada, las presencia de relaciones
homoafectivas es constante en las tramas de Globo y son un lugar común en su
emisora líder.
Otro flanco abierto por Marina es la exposición de Neca Setúbal (asesora
especial de Marina, una de las principales financiadoras de su campaña y
donadora del partido embrionario Rede) y una supuesta posibilidad de ajuste
fiscal de 15 millardos de Reales a ser realizado a través de recursos
judiciales del grupo Itaiú (el mayor grupo financiero y bancario del país
del cual ella es heredera de la cuota mayoritaria). La ex senadora por el
Estado de Acre (Región Amazónica) a través de sus relaciones con las elites
económicas no difiere de la política de los campeones nacionales del BNDES
(Banco de Fomento del gobierno nacional de Brasil) de Lula y Dilma y la
relación umbilical con los grandes capitales aquí presentes. La diferencia
está en el tipo de relación, pues los seguidos paquetes sociales de Lula y
Dilma aseguran el empleo directo como factor de estabilidad en el
capitalismo brasileño. Las opciones del equipo económico de Marina, liderado
por Eduardo Gianetti de Fonseca se acercan con el fantasma de la Era de
Fernando Henrique Cardoso (FHC, presidente de 1995 a 2002) y sus terribles
consecuencias para la sociedad brasileña concreta. El tema de la Pre-Sal, de
entre otros, caracteriza este flanco abierto.
Así, permitiéndonos una comparación forzosa, a pesar de no tener
candidaturas reformistas (de izquierda electoral auténtica) con
oportunidades de victoria, el PT se ve obligado a posicionarse
publicitariamente más a la izquierda para diferenciarse de su escisión que
apunta al centro y centro-derecha del espectro. Tal fractura, antes
comandada por el finado Eduardo Campos (PSB), abre una alianza con el
capital financiero, ya señalada con la infeliz idea de asegurar
“independencia” para el Banco Central. Esto en la práctica implica entregar
100% de la autoridad monetaria a las manos de banqueros, especuladores y
economistas-consultores vinculados al sector financiero. Envuelta en
obscuras “reglas técnicas” que oscilan entre mediciones econométricas y
delirios de filosofía de la economía liberal, la poca soberanía restante del
Estado sobre el poder de los rentistas se iría por la cloaca. Al propagar
tamaño absurdo en la campaña, Marina, Beto Albuquerque (su candidato a
vicepresidente) y el bloque de afiliados históricos y nuevos arribistas,
abren un flanco para golpear y la duda no es porque el PT golpee, sino que
como se tardó tampoco golpea.
Una Operación de la Policía Federal en medio del camino de las urnas:
Operación “Lava Jato” y más de lo mismo en el patrón de la política
brasileña
Una vez más la Policía Federal ofrece combustible para los hechos políticos
a partir de una investigación federal que ha generado centenares de
titulares de prensa y hechos mediáticos. Este analista tiene por costumbre
perseguir los patrones de permanencia del hacer político, específicamente
del Juego Real, que es el conjunto de reglas concretas (legales o no),
moralmente defendibles o no, formando partes constitutivas de las disputas
electorales y de la gestión del Estado capitalista. Infelizmente, parece que
es el destino manifiesto de la izquierda electoral hacerse la fuerza
renovadora de la política tradicional. Así los discursos se van lavando y de
programa mínimo en programa mínimo, el pragmatismo político es transformado
en hacer lo mínimo y arreglar todo que se pueda.
La última bomba de la política brasileña habla a través de la delación
premiada –o combinada– según el candidato a vicepresidente por el PSB, el
diputado federal gaúcho Beto Albuquerque. En consonancia con información de
la Folha de São Paulo, el ex-director de Petrobras Paulo Roberto Costa
habría afirmado que la caja de dos de obras con presupuestos agrandados para
fines de coima y corrupción y de contratos engordados de la estatal de
petróleo y derivados, venían alimentando presupuestos desviados a 12
senadores, 49 diputados federales y de uno a tres gobernadores.
Uno de estos gobernadores (ex-gobernador o ex-gobernadora, o ambos) podría
haber sido el fallecido Eduardo Campos (gobernador del estado de
Pernambuco), cuyo avión cayó en desastre aéreo en la ciudad paulista de
Santos el 13 de agosto de 2014. En el esquema revelado por la Policía
Federal a través de la Operación “Lava Jato”, entre 2004 y 2012, Paulo
Roberto Costa garantizaba un porcentaje a políticos con cargos e influencia
durante los gobiernos de Lula y Dilma. Estos, operadores del PMDB, PP y PT,
se quedarían con el 3% del valor de los contratos de la Petrobras en el
periodo en que el informante fue director de la estatal, entre los años de
2004 y 2012. Vale acordarse que el ex-director fue nominado al cargo a
través de cuota del PP, y más tarde recibió el respaldo de los partidos de
la presidente (PT) y del vice (Tema).
Si fuéramos comparar los resultados de la investigación de la PF, no hay
diferencia sustantiva entre lo que fue filtrado en las operaciones Lava
Jato, Monte Carlo, Castillo de Arena, Satiagraha, Gautama y Chacal, de entre
decenas de otras de menor envergadura. Tampoco hay diferencia sustantiva
entre estas operaciones y el cartel del Metro de São Paulo. O sea, los
agentes económicos nacionales y transnacionales operando en Brasil son
blancos permanentes de la policía de élite federal y dan pruebas de operar
como corruptores del Estado brasileño, siendo socios ilegales de agentes
públicos, con o sin mandato.
En otra punta de la misma cuerda podrida, la formación de mayoría
parlamentaria a través de remuneración regular sin rúbrica o enmiendas es la
unidad táctica observada en los pagos mensuales a los parlamentarios
estadales de Minas Gerais, durante el gobierno de Eduardo Azeredo (del
partido PSDB, el mismo arreglo de pago mensual para congresistas fue
organizado por el PT durante el primer gobierno de Lula (federal) y lo mismo
ocurrió durante el gobierno del Distrito Federal (Brasilia y sus
alrededores) durante el gobierno local del exsenador José Roberto Arruda, en
el periodo siendo afiliado al partido DEM. Así, entiendo que tenemos las
siguientes caracterizaciones.
Sería una irresponsabilidad afirmar que las candidaturas de Dilma Rousseff
(PT-PMDB-PP-PC do B), Aécio Nieves (PSDB-DEM) y Marina Silva (PSB-PPS) son
absolutamente idénticas. En la última década, aunque con tímida distribución
de renta, implicando en presupuesto a un punto de la Tasa Básica de
Ganancias (llamada de Selicen Brasil) al equivalente a todo un año de Bolsa
Familia (el mayor programa de renta mínima de América Latina), tuvimos
considerables mejorías en las condiciones materiales de vida. El año de 2013
demostró que la política de acomodación social ya no basta para captar a una
nueva generación sin experiencia política previa y rechazando frontalmente
el gobierno de coalición.
Así como es absurdo comparar la era FHC (Fernando Henrique Cardoso) con los
efectos societarios del Lulismo, también sería irresponsable con cualquier
postura más a la izquierda clasificar cualquiera de estas propuestas como
siendo de “izquierda”. El modus operandi de la tal gobernabilidad aproxima
al entonces mayor partido de masas y reformista de América Latina (PT) a sus
antiguos adversarios, tanto apoyadores de la dictadura (ex miembros del
partido ARENA, sigla de apoyo al régimen militar) como fisiológicos de la
oposición consentida (el PMDB, un partido gigantesco que en la práctica
opera como una federación de oligarquías estadales). La mayor victoria de la
derecha política en Brasil y de los grandes capitales que aquí operan fue
haberse acomodado al choque de capitalismo promovido por Lula, sus aliados y
compañeros de partido.
No quiero con eso decir que los hechos singulares –los hechos concretos– no
tengan importancia. Si lo hiciera, abriría la mano al análisis de coyuntura,
restando sólo la predicción estructural, lo que en términos prácticos
implica todo o nada todo el tiempo. El singular importa y así como el
desastre aéreo generó la ocasión para catapultar Marina Silva, las denuncias
de Paulo Roberto Costa pueden garantizar algún respiro para un segundo turno
que se acerca entre el lulismo y su defección. Marina es sí un fruto amargo
de la herencia política de Lula. Ya su equipo económico es un hijo no tan
bastardo de lo peor del PSDB y del poder del capital financiero. Si quedara
evidente alguna implicación de la figura hoy inmaculada de Eduardo Campos,
bien demostrado por el palpable lenguaje publicitario que el avión que cayó
era financiado a través de empresas fantasmas, lo que evidencia cajas
negras; desde ahí el juego se puede volcar a favor de Dilma aún en
septiembre.
En esta etapa final de campaña, el aislamiento del proceso electoral para la
dimensión política –y su alianza tan nefasta como subordinada a las
estructuras de dominación– abren la cancha para cualquier posibilidad. Los
tres posibles mandatarios de la 7ª economía del mundo y la 79ª sociedad en
ranking de Índice de Desarrollo Humano de la ONU dependen, y mucho, del
talento de sus publicistas para transformar un hecho policial y de crimen de
Estado, en hecho político y publicidad electoral. Es más que preferible la
confusión y la desobediencia de las calles en 2013, que este tipo de juego
viciado en 2014.
Apuntando conclusiones antes de la primera vuelta
Si hay aún alguna oportunidad de victoria electoral del lulismo, esta se
materializa con la presencia del propio Lula en campaña. Desautorizando
Marina y reivindicando a su criatura política (Dilma, la ex-Primera
Ministra, titular de la Casa Civil que asume el puesto en medio al
pandemonio de la crisis del Mensalão), el LechWalesa brasileño puede volcar
el juego publicitario. La “madre del Programa de Aceleración del
Crecimiento” cuenta de nuevo con el “padre de los pobres” para derrotar a
los dos proyectos neoliberales en nombre de un desarrollo policlasista. El
lulismo, traducido en bismarckismo tropical con rasgos de keynesianismo
tardío, convive bien con la estructura de clases y alguna desigualdad. Si la
derecha política brasileña no fuera tan loca en términos ideológicos y
exclusión post-colonial, seguiría los pasos de los agentes económicos
líderes y apoyaría a Lula, Dilma y compañía.
La elección brasileña es un juego disputado en dos turnos y que en su
primera vuelta llevará a la victoria parcial al equipo que ataque más los
flancos abiertos de sus adversarios. El PT asumió el *paradigma de Adhemar”,
y lo está haciendo. Los demás necesitan derrumbar este prisma y afirmar que
van a distribuir renta y asegurar las ganancias de acumulación de los
capitales aquí presentes, generadores de empleo directo. De lo contrario,
las oportunidades de victoria son más pequeñas.
* Bruno Lima Rocha es docente de ciencias políticas y de relaciones
internacionales.
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