Brasil/ señales de humo en el aire [María Orlanda Pinassi]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Abr 23 17:32:37 UYT 2015


  _____

Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 23 de abril 2015

germain5 en chasque.net

A l’encontre – La Breche

www.alencontre.org <http://www.alencontre.org/>

  _____

Brasil

¡Señales de humo en el aire de Brasil!

María Orlanda Pinassi *

Contrahegemoníaweb

http://contrahegemoniaweb.com.ar/

Traducción de Aldo Casas

En el reciente mes de marzo asistimos a dos manifestaciones correlativas
-una oficialista el día 13, la otra opositora el día 15-, revitalizando la
supuesta polarización de la campaña electoral en el 2014. Pero la
polarización es otra y remite al agotamiento del modelo de desarrollo
aplicado durante los últimos 13 años y cuya característica más destacable
fue la capacidad de legislar contra la clase trabajadora obteniendo,
mediante el ofrecimiento de políticas compensatorias, su adhesión. Todo
indica que este modelo tiene los días contados.

“En la era actual, bajo el capitalismo monopolista ya se aprendió “lo que
era útil del fascismo”, los riesgos que deben evitarse y cómo llevar
adelante una fascistización silenciosa y disimulada, pero altamente
“racional” y “eficaz”, y compatible además con la democracia fuerte”. Notas
sobre el fascismo en América Latina, Florestan Fernandes

Por un lado, sindicatos y movimientos sociales ligados umbilicalmente al PT
salieron a las calles con una misión como mínimo contradictoria: defender a
Dilma (de los rumores de impeachment), a Petrobrás (de los rumores de
privatización), a la reforma política (para combatir a la corrupción, con un
Congreso casi completamente implicado en algún negociado, además del
carácter abiertamente reaccionario de sus diputados y senadores). Pero,
además, protestar contra los golpes que el mismo Gobierno al que se defiende
lanza contra la clase trabajadora a título de un “necesario ajuste fiscal”.
Se puso énfasis en las MP’s 664/665, que redefinen las reglas del seguro de
desocupación en perjuicio de los trabajadores, y en el FIES, cuyo acceso
obstaculizado por el MEC puso a prueba la paciencia y credulidad de miles de
jóvenes de bajos ingresos queen años anteriores fueron ayudados a ingresar
en la enseñanza superior privadapor medio de un sistema de créditos.

Por otro lado, una manifestación convocada por la derecha
juvenil-oportunista de los “Vemprárua”, entre otros el Movimiento Brasil
Libre (MBL), y por una minoritaria pero ruidosa extrema derecha (5% de los
manifestantes del día 15). Exhibiendo los coloresverde/amarelo, juntos y
mezclados con otros muchos simplemente insatisfechos con las medidas
económicas y desilusionados con la crisis política abierta por las denuncias
del Mensalao y la Operaçao Lava Jato, gritaban consignas contra la
corrupción. Más o menos conscientes, más o menos rabiosos, racistas,
homofóbicos y machistas, el perfil exhibido por los manifestantes evidencia
que constituyen, en su mayoría, la flexible clase media brasileña, la misma
que, irónicamente, el PT se enorgulleció de inflar en los primeros 13 años
de gobernanza.

Desde junio 2013, la base aliada del gobierno federal llama a la formación
de un frente de “izquierda” como forma de detener las amenazas de golpe.
Forja con el miedo y los “riesgos” del aislamiento político  una
polarización ideológica. Esto ocurrió cuando la derecha tomó las calles por
asalto para despolitizar la lucha por el transporte libre. Surgía allí el
armado de la anticorrupción que hizo desabarrancar los índices de
popularidad hasta entonces confortables que Dilma heredó de Lula. En aquel
momento, la presidenta mostró su incapacidad política haciendo tabla rasa de
las reivindicaciones populares para atender precisamente a los
antipetistasprometiéndoles un artefacto moral: la reforma política.

Hace mucho tiempo, sin embargo, la “polarización” se concreta en una falsa
alternativa –o el PT o el PSDB-, que a mi juicio constituyen un mismo
partido neoliberal con dos alas de derecha. Pues ambos pusieron en marcha un
patrón de desarrollo nefasto desde el punto de vista social y ambiental. Por
los servicios prestados al capital, se disputan las suculentas propinas de
las empresas elegidas para realizar las obras faraónicas del PAC, de los
mega eventos deportivos, de la especulación inmobiliaria, etc. El PT  está
en su cuarto mandato porque fue bastante más eficiente con su política de
consenso (el lulismo), que consiguió garantizar ganancias astronómicas para
las burguesías internas y externas y, con una exitosa construcción de
ingeniería política, domesticó sindicatos y movimientos sindicales otrora
combativos.

La aparente novedad de los hechos es que la derecha salió de los cuarteles
para crear, con ayuda de los medios, un clima de fascistización similar alo
que se viera durante el régimen civil-militar. Sin pretender minimizar los
riesgos que de hecho corremos con toda esta siniestra movilización, recuerdo
que este proceso puede ser la cereza de una torta que hace ya tiempo se
cocina. Por ejemplo, para las poblaciones pobres y de mayoría negra en los
suburbios periferias de las ciudades brasileñas, que sufren cotidianamente
una fuerte criminalización acompañada por la dura militarización de sus
territorios,  esa novedad es ya una vieja conocida.

Por la marcha del vehículo, es de imaginar que el agravamiento social
provocado por el aumento de la inflación y de las tasas de desempleo
resultantes del endurecimiento de la nueva gestión, intensificará aún más la
necesidad de activos militarizados en el país. Un desplazamiento en este
sentido se viene dando en el Planalto, pues antes de fin de año Dilma debe
enviar al Congreso una Propuesta de Enmienda a la Constitución (PEC) para
que la Unión divida con los Estados la responsabilidad por las políticas de
seguridad, que es actualmente una atribución del Estado nacional.[2]

Sin embargo, nada de eso puede cambiar, si es que no lo agrava aún más, el
cuadro presentado por Amnistía Internacional: el Brasil mata 82 jóvenes por
día. “Ellos fueron víctimas de 30.000 asesinatos en 2012, y del total de
muertes, 77% eran negros, lo que denuncia un silenciado genocidios de
jóvenes negros”. Además, entre los años 2004 y 2007, “se mató más en Brasil
que en las doce principales zonas de guerra en el mundo (…) 192.000
brasileños fueron muertos, contra 170.000 repartidos en países como Irak,
Sudán y Afganistán”.

Un dato importante es que, buscando un asiento en el Consejo de Seguridad de
la ONU, el gobierno Lula, al igual que otros gobiernos “progresistas” de
América Latina, impulsa una ofensiva en Haití –la Minustah, una intervención
represiva denominada “ayuda humanitaria” por el gobierno petistapero
fuertemente rechazada por la población local.

En los últimos años la democracia brasileña también puede ser cuestionada
por su prolongado silencio con respecto a la reforma agraria y la ola de
violencia en el campo.  De acuerdo a la información del Centro de
Documentación de la Comisión Pastoral de la Tierra Dom Tomás Balduino, por
conflictos en el campo durante el 2014 fueron ya registrados 23 asesinatos y
otros tres están siendo investigados.

De igual modo puede ponerse como ejemplo el aumento de las denuncias de
trabajo esclavo en todo el país. Para que se tenga una idea, el interior de
San Pablo, el Estado más moderno, registra un aumento del 76% de casos en el
año 2014. Además ¿qué decir de las condiciones infra-humanas a que están
sometidos miles de indígenas de las más diversas etnias en todo Brasil?
Cuando no mueren abandonados en reservas favelizadas o en chozas armadas al
costado de las rutas, son asesinados por los jagunços del agronegocio, que
quiere sus tierras.En todos estos casos, el actual gobierno, al designar
como ministra de agricultura a Katia Abreu, un nombre que en lo referido a
truculencia, trabajo esclavo y devastación ambiental no requiere mayores
presentaciones, se constituye en agente inmediato del flagelo que castiga a
las poblaciones pobres y vulnerables del campo.

No, la polarización no se produjo los días 13 y 15 de marzo. La polarización
es otra y remite al agotamiento del modelo de desarrollo aplicado durante
los últimos 13 años y cuya característica más destacable fue la capacidad de
legislar contra la clase trabajadora obteniendo, mediante el ofrecimiento de
políticas compensatorias, su adhesión. Todo indica que este modelo tiene los
días contados.

Prueba de eso es el fortalecimiento de un país que no aparece en los medios
–y cuando lo hace, es bajo fuerte censura- y viene recomponiendo una ola
rebelde que incide en la lucha de clases. Es un país que también se muestra
en las calles, pero se revela sobre todo en los suburbios, en los obradores,
los patios de fábrica, las estaciones de ómnibus y ferrocarriles, como una
masa creciente de afectados por las políticas de desarrollo impulsadas por
el aliancismo petista. Esta masa se empeña en luchas populares contingentes,
sin protagonismos, en luchas en función de carencias sociales crecientes
hasta el límite y proclives al enfrentamiento directo con las mediaciones
burocratizadas de la democracia burguesa.

En este cuadro, predomina el rol de la actual explosión de huelgas
declaradas –de las 446 huelgas del 2010, se saltó a más de 900 en 2013 y a
1900 en 2014. En algunos casos, las huelgas se producen a despecho de los
sindicatos pelegos –protagonizadas por trabajadores de sectores públicos y
privados, muchos de ellos tercerizados, precarizados. Destaco el movimiento
organizado por los garis (recolectores de basura) y los profesores de la
enseñanza pública en Rio de Janeiro, Paraná y San Pablo, por los
trabajadores del subterráneo de San Pablo (organizados en un sindicato
combativo), por los choferes y guardas en varias ciudades brasileñas y por
los miles de trabajadores que frecuentemente paralizan las grandes obras
hidroeléctricas de Belo Monte (Porto Alegre) y de Jirau(R.O.), del complejo
Petroquímico de Rio de Janeiro –COMPERJ- y de las obras en construcción para
mega eventos deportivos y culturales.

Se hizo visible el Movimiento Pase Libre que lucha por “transporte
verdaderamente gratuito” y por la movilidad urbana. Solamente en los
primeros días de 2015 se logró realizar masivas movilizaciones en todo
Brasil, destacándose la de San Pablo con la participación de más de 10.000
personas. Se destacan los movimientos de lucha por la vivienda y las
ocupaciones en contra de los desalojos violentos y las enormes gastos
públicos funcionales a los intereses de las empresas privadas relacionadas
con el PAC, la COPA de la FIFA, las Olimpíadas y la especulación
inmobiliaria, entre las cuales descolló en el último período el Movimiento
de Trabajadores Sin Techo (MTST) y la Articulación Nacional de los Comités
Populares de la COPA (ANCOP). Tambiénse destacanlos movimiento denunciando
la violencia policial contra las poblaciones pobres de los suburbios,
especialmente las Madres de Mayo, el Tribunal Popular-el Estado en el Banco
de los Reos, el Movimiento Periferia Viva. Y, obviamente, las luchas que el
movimiento estudiantil  lleva adelante combatiendo la disimulada
privatización que corroe la autonomía de la universidad pública brasileña.

Localizados a veces fuera de la vista y el control del Estado, tales
movimientos, más o menos conscientemente, desencadenan un efectivo proceso
de politización de masas, algo que abandonaron hace ya tiempo las formas
tradicionales e institucionalizadas que adoptaron la línea de  menor
resistencia. En algunos casos, actúan sin las mediaciones controladas por el
capital y suelen dirigirse directamente a las razones causales (económicas)
de sus infortunios (salarios, así como las condiciones de trabajo, de los
servicios de transporte, salud, educación, vivienda y tierra son algunos de
sus blancos). Un caso emblemático de esta ofensiva es la lucha de los
indígenas por la autodemarcación de tierras.

La crisis del agua y la energía afecta, sobre todo, a la población de bajos
ingresos de las grandes y medianas ciudades de la región sudeste,
constituyendo una cuestión de enorme gravedad que motiva fuertes
manifestaciones contra el racionamiento, el suministro de agua de dudosa
calidad y los tarifazos practicados por los órganos (in)competentes. La
Revuelta de Itu, ciudad del interior del Estado de San Pablo, se produjo
exactamente por estos motivos.

Aunque no actúan como movimientos anticapitalistas, su gran triunfo es que
de manera poco ortodoxa desnudan los límites cada vez más estrechos del
capital que, en la problemática actualidad del gobierno de Dilma, no puede
ni quiere atender las más elementales reivindicaciones populares. Por lo
mismo, son movimientos que tienden a radicalizarse y convertirse en blancos
de ostensible represión policial y permanente criminalizacióny los
manifestantes sufren sumarias condenas. Sólo mediante la violencia la
democracia viene tratando de controlar las luchas. Y para esto,no parece ser
tan necesariauna dictadura del tipo del 64, pues para gran parte de la
población brasileña, sobre todo si es pobre, negra, trabajadora,
disconforme, la violencia del Estado, sea éste petista o peessedebista, no
es una amenaza sino una realidad.

Sí, Florestan, en el epígrafe que encabeza este análisis, tenía absoluta
razón.

* Profesora Departamento Sociología FCL/UNESP Araraquara. Miembro suplente
de ADUNESP Central.

Nota

[1]
http://agenciabrasil.ebc.com.br/politica/noticia/2014-11/dilma-enviara-pec-a
o-congresso-para-uniao-atuar-com-estados-na-seguranca

  _____







---
Este mensaje no contiene virus ni malware porque la protección de avast! Antivirus está activa.
http://www.avast.com


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20150423/e2b50e05/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa