Venezuela/ el ocaso de los 韉olos [Pablo Stefanoni]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Dic 8 18:00:49 UYT 2015


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Correspondencia de Prensa

8 de diciembre 2015

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Venezuela

El ocaso de los 铆dolos

Pablo Stefanoni *

Panam谩 revista, 7-12-2015

http://panamarevista.com/

El tono entrecortado con el que la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, anunci贸 los resultados pasada la medianoche del domingo no era m谩s que una expresi贸n corporal de lo que significaban esos n煤meros. Aunque ya se descontaba un triunfo de la oposici贸n agrupada en la Mesa de Unidad Democr谩tica (MUD), los guarismos superaron cualquier pron贸stico previo sobre un posible 鈥損ero al fin m谩s estrecho鈥 triunfo de la oposici贸n que quiz谩s no se tradujera en una mayor铆a significativa en la Asamblea Nacional, que el chavismo ven铆a controlando c贸modamente. Ignacio Ramonet, de hecho, dec铆a desde el plat贸 de Telesur que una cosa eran los votos y otra la cantidad de diputados. Pero todo eso estall贸 por los aires cuando Tibisay resumi贸 la nueva composici贸n parlamentaria: la MUD 99 diputados, y el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) 46 (a煤n falta asignar 22 esca帽os). Eso es lo que el bloque oficialista ten铆a hasta ahora.

Maduro apareci贸 sombr铆o en la pantalla de televisi贸n, los aplausos a sus intentos de reafirmar la moral se vieron bastante forzados y su discurso tuvo un n煤cleo contradictorio que posiblemente 茅l mismo no lleg贸 a percibir: a la vez que mencionaba que 鈥渢riunf贸 la democracia鈥 鈥揺n efecto, vot贸 un impresionante 74,25% en un pa铆s marcado por la abstenci贸n鈥 se帽alaba que los resultados evidenciaban el 茅xito de la 鈥済uerra econ贸mica鈥 y de la contrarrevoluci贸n y llamaba a resistir desde las catacumbas (como si ya estuviera fuera del Palacio de Miraflores).

Frente a esto surgen varias lecturas: desde los sectores nacional-populares se suele achacar (casi) todo al enemigo externo, sin poder explicar por qu茅, por ejemplo, Evo Morales tiene una econom铆a estable desde hace diez a帽os 鈥揷on el mismo ministro de econom铆a desde que puso un pie en el Palacio Quemado鈥 y Venezuela tiene una econom铆a en crisis permanente: desabastecimiento, tipos de cambio que van desde los 7 a los 700 Bol铆vares, corrupci贸n masiva y descontrol inflacionario. Si el t茅rmino 鈥渢ecnopopulismo鈥 鈥搎ue usa Carlos de la Torre para el caso ecuatoriano鈥 es v谩lido para describir los esfuerzos meritocr谩ticos de Rafael Correa, en Venezuela hay una suerte de 鈥渃aos-populismo鈥, en el que la guerra econ贸mica es solo una variable 鈥揺n parte derivada de los propios incentivos de econom铆a pol铆tica a la especulaci贸n鈥 de la que participan tambi茅n los militares y la boliburgues铆a, adem谩s de infinidad de 鈥渂achaqueros鈥 pertenecientes a los sectores populares.

La columna de Ronald Denis en Aporrea el 28/9/2015 (鈥淎dios al chavismo鈥), m谩s all谩 de que las posiciones de este ex ministro de Ch谩vez sean a veces pol铆ticamente algo ingenuas, introduce un elemento fundamental: adem谩s del an谩lisis ideol贸gico sobre el car谩cter de la revoluci贸n de viejo cu帽o, es necesario introducir las tonalidades gangsteriles de una gran parte de la direcci贸n chavista. El oscuro y aun poco claro affaire de los 鈥渘arcosobrinos鈥 (sobrinos de la Primera Dama, llamada Primera Combatiente) es la 煤ltima expresi贸n de la opacidad de la elite bolivariana.

Desde los sectores nacional-populares situados m谩s a la izquierda, la lectura es algo diferente: el problema ser铆a que no se profundiz贸 en la revoluci贸n y no se cre贸 m谩s 鈥減oder popular鈥 contra la 鈥渄erecha end贸gena鈥. Pero a menudo estos an谩lisis pecan de voluntarismo y carecen de las dimensiones de sociolog铆a (y econom铆a) pol铆tica que permitan discutir su viabilidad y las razones por las que no se produjo esa profundizaci贸n de la revoluci贸n bolivariana, predomin贸 siempre el voluntarismo de Hugo Ch谩vez y dejan en segundo plano los obst谩culos severos que la construcci贸n de un 鈥渉ombre nuevo鈥 -imagen poco feliz del guevarismo- enfrenta en estas tierras de mega-shoppings, consumismo real o aspiracional e imaginarios que combinan bolivarianismo con fuertes sinton铆as culturales con Miami. Es esta izquierda la que criticaba al kirchnerismo por ser demasiado poco chavista.

Finalmente, desde la izquierda trotskista, se apela a la infalible receta tradicional: como el chavismo no hizo una verdadera revoluci贸n, y se qued贸 en un tibio nacionalismo burgu茅s, es responsable de 鈥渉aber entregado el poder a la derecha鈥 y cosas por el estilo. Como habr铆a ocurrido con el kirchnerismo con Macri.

Se podr铆a decir, como dice un rumano en la excelente pel铆cula Bucarest 12.08, respecto a la ca铆da de la dictadura de Ceau葯escu, que 鈥渟e hace la revoluci贸n que se puede鈥 y posiblemente los venezolanos hicieron la que pudieron en un pa铆s petrolero y rentista, donde 鈥渟embrar petr贸leo鈥 es la utop铆a permanente 鈥搚 como tal inalcanzable鈥 desde que apareciera el oro negro. Pero en todo caso, el tema es c贸mo (re)pensar la experiencia chavista de manera honesta, sin negacionismo ni evasi贸n, sin hacer le帽a (hoy) del 谩rbol ca铆do y con una perspectiva productiva hacia el futuro de la regi贸n.

Uno de los problemas a enfrentar es que en el giro a la izquierda se incrust贸 demasiada cultura nacional-stalinista extempor谩nea: una suerte de mezcla de populismo sentimental y marcos interpretativos de la vieja izquierda antipluralista: a menudo el adjetivo 鈥渂urgu茅s鈥 colocado junto a la palabra democracia suele servir para caer en visiones plebiscitarias y 茅pico/emotivas de la pol铆tica que desprecian las formas institucionales 鈥搃ncluso, hay que insistir, las creadas bajo este ciclo pol铆tico, por ejemplo mediante reformas constitucionales鈥 y habilitan cierto infantilismo que recrea con cierto tono de red social las luchas de los 70. Precisamente, para evitar triunfos de la derecha parece m谩s necesario que nunca poder expresar los proyectos de cambio en una clave que los vuelva compatibles con la democracia 鈥搑adicalizada pero no debilitada鈥. No es menor que hoy muchos de los discursos nacional-populares declinados en terminolog铆as setentistas y playagironescas suenen algo rid铆culos y puedan ser crecientemente 鈥渞efutados鈥 por los nuevos discursos pot-ideol贸gicos y post-pol铆ticos de las nuevas derechas, que m谩s que restaurar a secas el viejo orden son tambi茅n actoras de una disputa por el devenir latinoamericano.

Hasta ahora, pese a esta situaci贸n, entre el 鈥減ueblo chavista鈥 y la oposici贸n de la MUD exist铆a una fuerte barrera de clase. Los chavistas, m谩s all谩 de sus cr铆ticas, no votaban por los 鈥渆nemigos鈥, pero todo tiene un l铆mite. Y eso se quebr贸 por varias razones: la crisis lleg贸 a niveles excepcionales (a la econom铆a se suma la inseguridad que altera cualquier vida normal en Caracas, adem谩s de la corrupci贸n impune y generalizada) y la oposici贸n ha ido sabiendo debilitar sus aristas m谩s clasistas y derechistas (en l铆nea con la 鈥渘ueva derecha鈥 regional, como el macrismo argentino ). La MUD, que articula de manera no muy ordenada a una treintena de partidos no se cansa de repetir que su proyecto es 鈥渟ocialdem贸crata鈥. Freddy Guevara, 29 a帽os, parte de la generaci贸n de estudiantes que se movilizaron en 2007 y uno de los l铆deres del partido Voluntad Popular de Leopoldo L贸pez, lleg贸 a ubicar entre sus influencias 鈥渓a socialdemocracia, el socialismo liberal, el anarquismo de Kropotkin y la democracia liberal鈥. Todo eso puede convivir con v铆nculos con el uribismo o el Partido Popular espa帽ol.

Por otro lado, la condena a L贸pez a trece a帽os de prisi贸n, en un proceso dif铆cil de defender como tal, volvi贸 a ese 鈥渘i帽o rico鈥, ex alcalde del Chacao y carilindo, un m谩rtir preso en una c谩rcel militar en condiciones mucho m谩s duras que el propio Hugo Ch谩vez tras el golpe de 1992. Sin duda, L贸pez lider贸 la llamada 鈥淟a Salida鈥 en 2014, que deriv贸 en unos 40 muertos en diferentes contextos, pero no obstante, eso no excluye el car谩cter pol铆tico de su condena. Uno de los problemas de los gobiernos nacional-populares es que mientras consideran que sus procesos revolucionarios pueden tensar las instituciones heredadas (e incluso las nuevas) por su car谩cter conservador, exigen a los opositores un respeto sueco a la legalidad, y en ese hiato se cocinan diversas tensiones entre democracia y revoluci贸n, que en el caso venezolano se agravan por el car谩cter militar y militarizado del socialismo bolivariano (que Ch谩vez recordara con admiraci贸n al dictador P茅rez Jim茅nez no asimila al chavismo a una dictadura pero pone de relieve algunas de sus aristas ideol贸gicas).

Por otro lado, que socialismo vuelva a rimar con mercado negro, colas, autoritarismo, desorden econ贸mico, 鈥渋nventos鈥 de diversa naturaleza para sobrevivir (鈥渕atar tigritos鈥) reactualiza los problemas del Estado, la gesti贸n de la econom铆a y la burocracia cuando se busca sustituir al mercado. El propio Ch谩vez defini贸 al modelo como un 鈥渟ocialismo petrolero muy diferente del que imagin贸 Marx鈥  y ese socialismo hereda y potencia diversos problemas del rentismo, del 鈥淓stado m谩gico鈥 (F. Coronil) y de la incapacidad para producir (驴acaso la 鈥済uerra econ贸mica鈥 y el desabastecimiento no est谩n asociados a la importaci贸n de casi todo lo que se consume en el pa铆s?).

El cierre de la frontera con Colombia en el estado de T谩chira se vincula con el mismo problema: la corrupci贸n y el contrabando, sobre todo de combustible, que en Venezuela es casi gratis (corrupci贸n en la que est谩n tambi茅n involucrados los funcionarios de oposici贸n que gobiernan estados fronterizos). Llenar un tanque de un autom贸vil promedio cuesta unos 4 bol铆vares, mientras que una cajita de chicles llega a 60. Pero a esto se suman los cuatro tipos de cambio, que van desde 6,30 (el que se usa para importar medicinas y alimentos) hasta 700 bol铆vares (el d贸lar paralelo), pasando por uno de 13,50 (que se utiliza para bolivarizar los gastos de los viajeros que consiguen permisos) y otro de unos 200 bol铆vares.

En este marco, que la dirigente chavista Jacqueline Far铆a haya dicho en una jornada de reparto de alimentos que las colas le parec铆an 鈥渟abrosas鈥 y llamara a disfrutar de ellas, puede ser le铆do como un ejemplo de la desconexi贸n entre la elite y el pueblo bolivariano, adem谩s de una provocaci贸n bastante infame. Y su visi贸n de la revoluci贸n tambi茅n resulta significativa: 鈥渟alen de su casa, vienen con su bolsita, compran y se van para su casa鈥 eso es la revoluci贸n, lo que nuestro presidente Maduro ha ordenado, as铆 que vamos a disfrutar de estas colas sabrosas para el vivir viviendo鈥 (al menos Per贸n dec铆a del trabajo a casa y de casa al trabajo, no de la cola).

Mientras estaba Ch谩vez, su carisma irrefrenable pod铆a domar en parte al le贸n, pero eso ya no es posible con el liderazgo mediocre de Maduro y su doble comando con Diosdado Cabello, representante de sectores militares y boligurgueses. Maduro intent贸, durante la campa帽a, resucitar a Ch谩vez, pero claramente eso ya no fue suficiente. M谩s grave que la propia crisis, es la incapacidad de la direcci贸n bolivariana de mostrar alguna luz al final del t煤nel . Si la pol铆tica, como dijo una vez N茅stor Kirchner, es 鈥渃ash m谩s expectativas鈥, el madurismo no tiene suficiente cash, debido a la baja de los precios petroleros, y ya es incapaz de generar expectativas de un futuro diferente. Y como ocurre en otros pa铆ses, 鈥渓o conseguido鈥 no puede ser una bandera eterna para conquistar el voto, especialmente cuando 鈥渓o ganado鈥 ya es puesto en riesgo por la propia realidad.

M谩s que al Chile del 73, la situaci贸n venezolana tiene aires de familia con la derrota sandinista de 1990, en medio de una crisis moral del proyecto, que sucedi贸 a una (en ese cas铆 s铆) guerra sin cuartel del reaganismo imperial. Que Maduro haya 鈥渞econocido鈥 los resultados y abandonado la resistencia anunciada al triunfo de la derecha posiblemente fuera la 煤nica opci贸n en la noche del domingo pero no deja de ser un sano reflejo hacia cierta normalidad.

Pero es la dimensi贸n de la derrota la que la vuelve cualitativa y pone en cuesti贸n la propia supervivencia del chavismo tal como lo conocemos y sus posibles rconfiguraciones. Tambi茅n la mayor铆a opositora obligar谩 a la MUD a pensar salidas  pactadas a la crisis. Con 100 diputados se posee mayor铆a de 3/5 para, por ejemplo, imponer voto de censura y destituci贸n contra vicepresidente y ministros. Con 111 diputados se cuenta con mayor铆a calificada de 2/3 y se puede convocar a una Asamblea Constituyente (golpe parlamentario) que obliga a elecciones generales para renovar a los representantes m谩ximos de los 5 poderes p煤blicos- recuerda un art铆culo de Jes煤s Silva 鈥搎ue se define como un 鈥渃havista sin enchufe鈥濃 en la p谩gina Aporrea. Por ahora la MUD tiene 99 pero faltan asignar varios curules.

En este marco, hablar de 鈥渇in de ciclo鈥 no parece aportar nada significativo, el problema ya no es el 鈥渃iclo鈥 sino c贸mo se posicionan y reposicionan las fuerzas favorables al cambio social progresista frente a una multiplicidad de problemas pol铆ticos, econ贸micos e ideol贸gicos en los que se est谩 disputando el devenir de la regi贸n. De hecho, el nuevo 鈥渃iclo鈥 venezolano ser谩 un espacio de disputa entre un chavismo debilitado 鈥搚 quiz谩s a partir de ahora m谩s dividido鈥 y una oposici贸n que deber谩 unificar criterios entre las m煤ltiples fuerzas. Posiblemente ni el Ej茅rcito Blanco a las puertas de Miraflores, ni la Liberaci贸n del yugo chavista que Vargas Llosa o el lobbysta Felipe Gonz谩lez ya est谩n barruntando.

La amnist铆a de L贸pez y otros presos ser谩 posiblemente una de las primeras batallas. Sin duda, comenzar谩 una etapa en la que el chavismo, por primera vez, deber谩 compartir el poder. Y la oposici贸n, con poder parlamentario, comenzar a actuar, tambi茅n en el terreno institucional que algunos de sus miembros m谩s radicales hab铆an desahuciado. El desaf铆o, entonces, para las izquierdas es poder pasar a dar la pelea en escenarios menos 茅picos y m谩s normales, con menos certezas de victorias finales y m谩s energ铆as puestas en el 鈥渕ovimiento鈥 (me tomo esta licencia bernsteinana entre tanta ret贸rica 茅pica descontrolada y a menudo desconectada de la realidad real de parte de la izquierda latinoamericana; quiz谩s en ese movimiento m谩s all谩 de las intenciones del socialdem贸crata alem谩n encontremos algunas claves para un reformismo radical capaz de interactuar con la democracia y la 鈥減osmodernidad鈥, en un mundo 鈥渉ostil鈥 que suele torturar demasiado las almas de las izquierdas, a veces m谩s cat谩rticas que propositivas).  As铆 evitamos un tipo de populismo que sostiene que el pueblo siempre tiene raz贸n, salvo cuando vota contra nosotros. 

* Jefe de Redacci贸n de la revista Nueva Sociedad.

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